Soy de Veracruz, desde pequeña he tenido una afición extraña por las letras, mismas que me han servido de salvavidas en trances duros de mi existencia, mis ojos en vez de derramar lágrimas se conectan con mis manos que manchadas de tintan gritan al mundo su desesperación e impotencia.

No soy buena escritora, por eso les pido perdón a algunas incoherencias que pudieran quedar plasmadas como testigos de mi ignorancia, pero mis manos son tan expresivas que quieren dejar un legado al mundo de sus sentimientos... En ocasiones me pregunto si en realidad lo que ellas escriben son producto de mi alma, mi cerebro o simple y sencillamente son pensamientos que lanzan al mundo en oraciones, porque carecen de voz y mi corazón se niega a escucharlas.

Son tal vez exiliadas del resto de mis miembros, relegadas a pesar de la importancia que tienen, las que noche a noche inventan caricias para un amante que las dejó y lloran asperamente la ausencia del cuerpo amado.


¿Cambiar? Cuando lo hagan las colinas,
¿Dudar? Cuando el sol dude
de su Gloria perfecta.

¿Saciarme? Cuando el narciso
se sacie de rocío
¡Ahhh, Como él yo te anhelo,
Amor mío!

EMILY DICKINSON