Inicio / Cuenteros Locales / felisa gontar (efelisa) - [U:efelisa]
Me estoy matando.
Para cerrar los ojos y quedarse quieto,
para romper la noche con gritos de dolor,
para morir sonriendo esquizofrénico beso,
para vivir sintiendo que no hay explicación.
Para mojar la cama y sentir te vuelves niño,
deletrear las palabras, incoherencias de ayer,
llorar por lo que callas, reír por lo que hablas,
hundirte en la demencia de ya no querer ser.
Para bailar el aire y abrazarte a los árboles,
sentir que es primavera al calor infernal,
penetrar la mirada de todos los desaires,
llorar a carcajadas la imprudencia letal.
Para entender el rito de la soga al cuello,
el cuerpo y la promesa de ansiada libertad,
Para apretar el nudo y que todo lo que has hecho
se apague con el tiempo, se vaya con tu mal.
( le voy a preguntar si me deja ponerlo aqui)
Con la aprobacion de
RHCastro.-
tantos si mìsmos (tantos demonios y dioses
cada mas àvido que todo) es un hombre
tan fàcilmente uno se oculta en otros,
aunque el hombre puede, siendo todos,
escaparse de ninguno
tan vasto es el tumulto es el mas simple deseo: tan despiadada masacre la mas inocente
esperanza( tan inocente es el espìritu de la carne
y tan despierto lo que el despertar llama dormido)
tan nunca està solo el hombre mas solitario
(su respiraciòn màs breve vive el año de algùn planeta)
su vida mas larga es un latido de cierto sol,
su mínima inmovilidad recorre la estrella màs joven)
-¿como puede un tonto que lo llama "YO"
suponer que aprehende el innumerable quien?
E.E. CummingsSaber que no se escribe para el otro,
Saber que esas cosas que voy a escribir,
no me harán jamás amar por quien amo,
saber que la escritura no compensa nada,
no sublima nada, que ella es precisamente
ahí donde no estás:
tal es el comienzo de la escritura.
Roland Barthes
Fragmentos de un discurso amoroso
Gracias Sagitarion
EMBRIÁGUENSE
Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!"
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Charles Baudelaire
**de Paul Bowles**
El cielo protector
(fragmento)
" Creo que los dos tenemos miedo de lo mismo. Y por una misma razón. Nunca hemos conseguido, ninguno de los dos, entrar en la vida. Estamos colgando del lado de afuera, por mucho que hagamos, convencidos de que nos vamos a caer en el próximo tumbo.
(...)
Estaba en algún lugar; para regresar de la nada había atravesado vastas regiones. En el centro de su conciencia había la certidumbre de una infinita tristeza, pero esa tristeza lo reconfortaba porque era lo único que le resultaba familiar. "
***************************************
Texto elegido autoría :ZEPOL
Doña Guadalupe era una mujer de edad madura que desde el año nuevo se había vuelto loca. Esta anciana no era como esas personas que de vez en cuando tienen sus momentos de lucidez, sus relámpagos de formalidad, sus períodos en los que traban sus razonamientos con una concatenación tan perfecta y tan ajustada a los cánones de la escolástica que sus parientes acaban más confundidos que antes y se cuestionan si aquel hablar con tanta propiedad no sería un síntoma más de la enfermedad.
No. Doña Guadalupe era loca a tiempo completo. Loca profesional. Loca consecuente con su compromiso de mantener una férrea, prolongada, sistemática y total oposición a la razón.
Y aun dormida era loca, pues según cuentan sus vecinas, sus sueños e incluso sus pesadillas eran insanos, es decir cuerdos, porque todo el mundo sabe que los locos sueñan al revés, tienen sueños correctos, no disparatados, fragmentados o surrealistas como los que tenemos la gente que presumimos de juiciosos y reflexivos.
Los locos ¿quién ignora esto? sueñan historias con principio, nudo y desenlace como debe ser una historia bien contada. La única anomalía que un purista del inconsciente podría encontrar en el sueño de los orates es que se desarrollan hacia atrás, comenzando por el desenlace, finalizando en el preámbulo y en colores complementarios. Donde debería aparecer un azul se ve un rojo, y los verdes de las colinas están teñidos de un anaranjado eléctrico sin que nadie sepa quién les ha enseñado la rueda cromática con tanta precisión.
Doña Guadalupe no siempre fue así, ni su locura fue progresiva, como es lo usual en casi todos lo casos en que se comienza por ligeros deslices del pensamiento hacia un lado de la calzada y se termina por una franca carrera a campo traviesa por el ancho mundo de la sinrazón y la evasión total. No. La anciana se volvió loca de golpe y porrazo como si una mano inmisericorde le hubiera accionado el interruptor del entendimiento y apagado la luz de la inteligencia por falta de pago y sin previo aviso.
Aquel fatídico día se levantó a las cinco y media, malhumorada y quejumbrosa como todos los días, encendió la radio y desplazó la aguja del dial hasta la estación de las rancheras madrugadoras.
Acababa de entonarse escuchando a Los Tacuacines del Norte y con ese fondo musical rural y campirano murmuraba sus oraciones de costumbre, tan aceleradas y automatizadas que se habían vuelto ininteligibles, aún para ella misma, y se disponía a bregar con los quehaceres de otro día más.
La cosa pasó a media tarde, mientras escuchaba las noticias y fue algo repentino como cuando a uno le da un piquetazo en las costillas y no le dio tiempo ni siquiera de recoger la ropa tendida ante la inminencia de la tormenta. Simplemente a Doña Lupe se le disparó el fusible de la cordura y se cortocircuitó de por vida.
Su capacidad, de la que presumía más o menos abiertamente, de mantener una actualizada información sobre los asuntos sociales y los movimientos de la izquierda se esfumó, se declaró subversiva de la lógica y se fugó ilegal y sin documentos al país del nunca jamás. No escucharía más los anuncios gritados por locutores fingidamente entusiasmados. No habría más radionovelas con actrices lloronas entrampadas en dramas de emociones primitivas y sin control, no más preocupaciones por el costo de la vida ni por el resultado de las campañas electorales.
Esas cosas, como las oscuras golondrinas que aprendieron nuestros nombres, ya no volverían. Quizá porque ella no tenía balcón, ni enredaderas, ni cristales en la ventana, sino simplemente un cuadrado de luz menguado al mediodía por una cortina de tela para mantel.
A partir de aquel día se graduó de incoherente, fue vecina del disparate y confidente de lo absurdo. Y por qué no decirlo, aparentemente también fue feliz en ese mundo misterioso y desconocido a donde ingresó sin bombos, platillos, alfombra roja ni papeles.
Según cuentan aquellos que especulando aciertan con más tino que los científicos que presumen de pronosticar si lloverá hoy por la tarde, la causa de su locura fue la noticia de la muerte de su único hijo, abatido por los caza inmigrantes mientras trataba de ingresar clandestinamente al país de los que se autodenominan dueños del sueño americano. Como si del río Bravo para abajo no fuéramos americanos –más que los importados de Irlanda – y no tuviéramos sueños, más lúcidos y fulgurantes que las luces de Las Vegas.
No me costó dar con su dirección. Encontré a la anciana sentada en medio de su pieza con la mirada fija en el piso, ocupada en descifrar con tozuda concentración el misterio de aquel cuadrado de sol que se había resbalado desde la ventana. No se volvió para mirarme cuando entré ni dio muestras de curiosidad o de temor cuando arrimé la única otra silla.
Contra toda opinión especializada, algo me decía que aquella anciana me entendería, y que mis palabras descenderían fluidas y luminosas hasta los recodos de su mente. O quizá más bien ese era mi deseo.
Loco yo por intentarlo, loca ella por definición, lo peor que podría suceder era que perdiera una tarde, lo cual, después de todo, no sería una pérdida teniendo en cuenta que estaba cumpliendo la voluntad de un moribundo. Y aunque mi sentido común me tildaba de inconsecuente, igual comencé a hilvanar mi historia como comienzan casi todos los que no saben por donde empezar, con una excusa, que si bien no es creíble para nadie, al menos nos da pié y entrada en la conversación.
-Bueno... Verá Doña Guadalupe... en realidad yo debería haber venido hace algunos meses. Pero usted sabe, el trabajo, las diligencias, en fin, una cosa fue tirando a la otra y las semanas fueron pasando...
Vacilante me detuve esperando encontrar en aquel rostro saturado de indiferencia alguna señal de entendimiento que nunca vino.
- Lo importante es que ya estoy aquí, no es cierto? Verá, yo soy reportero. Si, persigo noticias. Donde hay un barullo, ahí estoy yo con mi cámara y mi libretita - Sonreí de lo que yo consideré un chiste, y acerqué más la silla - El caso es que hace seis meses me encontraba haciendo un reportaje sobre los peligros que corren los que atraviesan la frontera ilegalmente, cuando a eso de las tres y media de la tarde fui testigo del asesinato de un joven que infructuosamente trató de... Bueno, usted sabe, de cruzar al otro lado.
Moribundo, sacó de su bolsillo esta carta dirigida a usted y me hizo prometer que la entregaría personalmente. Lamento no haber venido antes, pero… bueno, aquí la tiene.
La anciana, como llegando de una tierra fantástica poblada de duendes, mágica, lejana, gris y escondida entornó los ojos. Una estrella fugaz de inteligencia cruzó el firmamento oscuro de sus pupilas y se perdió en el horizonte de su indiferencia.
Sin prisa, tomó el sobre, lo rasgó, sacó la carta y la leyó.
Contrariamente a lo que cualquiera esperaría, Doña Guadalupe sonrió y mirándome con ternura como si estuviera viendo a su propio hijo, preguntó:
-Dice usted que mi hijo murió a las tres y media de la tarde?
-Si… El sol todavía estaba muy alto…
-Bien, me alegro por mi Juancito. El cielo cierra a las cuatro.
"Nunca vi gentes tan alegres
cantaban levantando el vino
por la salud y por la muerte"
Pablo Neruda.
( con la anuencia de Gsap y Pablo Neruda)
Alguien me dijo hace algún tiempo:
"En la vida sólo hay dos trabajos realmente imprescindibles que necesitamos que alguien haga por nosotros. Todo se reduce a eso. Que te enseñen a leer, pues eso te abre las puertas del mundo; y que te ayuden a morir. Todo es cuestión de fondo y forma. Que te enseñen a leer tiene un fondo, una finalidad preciosa, pero la forma es un asco. Que te ayuden a morir con dignidad tiene un fondo terrible, pero la forma... la forma es preciosa. Cada cual que elija su profesión."
Extraido de la biografia de Nayru
De Pedro Lemebel
No soy Passolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como el barco del General Ibañez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
no recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿Existe aún el tren siberiano
de la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce
¿Y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeandonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿El futuro será en blanco y negro?
¿El tiempo en noche y día laboral
sin ambigüedades?
¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿Acaso las tetas de una mujer
no lo hacen bajar la vista?
¿No cree usted
que solos en la sierra
algo se nos iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice :
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Super-buena onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrilazo de la CNI
lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseño la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se la metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría no la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: Y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y esa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subersvo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero esa parte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alita rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.
[Este texto fue leído como intervención en un acto político de la izquierda en Septiembre de 1986, en Santiago de Chile.]
De la Biografia de MujerDiosa
Las brujas sabias son capaces de mirar hacia atrás sin rencor ni
dolor. Son atrevidas, confían en los presentimientos, meditan a su
manera, defienden con firmeza lo que más les importa, deciden su
camino con el corazón, escuchan su cuerpo, improvisan, no imploran,
ríen y tienen los pulgares verdes.
|
Bibliografía:
|
invasion (Cuento, 413 palabras) |
fugaz (Reflexión, 133 palabras) |
juntos (Poema, 59 palabras) |
ardor (Poema, 101 palabras) |
no (Poema, 46 palabras) |
soledad (Poema, 58 palabras) |
rutina (Narración, 193 palabras) |
ensueño (Poema, 145 palabras) |
viraje (Poema, 134 palabras) |
interpretación (Narración, 61 palabras) |
paciente (Cuento, 781 palabras) |
el sueño (Poema, 33 palabras) |
olvido (Reflexión, 71 palabras) |
recuerdo (Narración, 78 palabras) |
me pregunto (Narración, 158 palabras) |
fuiste (Narración, 95 palabras) |
tienes frio? (Cuento, 108 palabras) |
gato (Narración, 125 palabras) |
eres (Narración, 116 palabras) |
angelica (Narración, 521 palabras) |
pedido (Narración, 117 palabras) |
tarea milagrosa (Cuento, 510 palabras) |
confianza ciega (Cuento, 664 palabras) |
El encuentro (Cuento, 370 palabras) |
piélago (Narración, 100 palabras) |
mi placer preferido, el estar contigo (Narración, 363 palabras) |
zozobra (Narración, 482 palabras) |
la Coca (Narración, 557 palabras) |
La que sigue (Cuento, 325 palabras) |
tiempo (Poema, 112 palabras) |
licor (Poema, 45 palabras) |
rabia (Poema, 54 palabras) |
crisol de razas (Cuento, 609 palabras) |
placidez (Narración, 200 palabras) |
Sobreviviré... (Narración, 233 palabras) |
cita (Cuento, 302 palabras) |
mirada (Reflexión, 115 palabras) |
Pueblo chico, infierno ... (Narración, 330 palabras) |
Y acuso ciento... (Narración, 299 palabras) |
Sobrevivire 2 (Narración, 204 palabras) |
el entomólogo (Cuento, 122 palabras) |
exhalación (Narración, 243 palabras) |
clepsidra (Narración, 417 palabras) |
Lucía (Narración, 101 palabras) |
Aborrecible (Narración, 80 palabras) |
piedad (Narración, 421 palabras) |
ocaso (Narración, 25 palabras) |
herraduras (Narración, 52 palabras) |
mi ex (Narración, 184 palabras) |
la polaca (Narración, 236 palabras) |
preguntas (Narración, 122 palabras) |
humillacion humana (Reflexión, 81 palabras) |
Lucia (Narración, 93 palabras) |
tierra (Narración, 52 palabras) |
ojos verdes (Narración, 312 palabras) |
ojos (Narración, 289 palabras) |
mis queridos (Reflexión, 252 palabras) |
Veleidad (Narración, 445 palabras) |
dos (Poema, 45 palabras) |
ahora (Narración, 79 palabras) |
relato triste (Narración, 199 palabras) |
Rosa (Narración, 383 palabras) |
Ahora (Poema, 65 palabras) |
insignificancia (Reflexión, 66 palabras) |
Noche (Reflexión, 71 palabras) |
MI Casa (Narración, 339 palabras) |
Nacimiento (Reflexión, 275 palabras) |
Olvido (Reflexión, 86 palabras) |
Inocencia (Reflexión, 50 palabras) |
Compañero (Reflexión, 92 palabras) |
Vanidad (Poema, 105 palabras) |
mariposa (Reflexión, 88 palabras) |
opalo nocturno (Reflexión, 86 palabras) |
Abri la Boca... (Narración, 241 palabras) |
ser (Reflexión, 51 palabras) |
El reloj (Narración, 235 palabras) |
tiempo de deseo (Poema, 63 palabras) |
Anecdotario (Narración, 999 palabras) |
Ausencia (Poema, 111 palabras) |
Anabella (Narración, 469 palabras) |
Reportaje (Reflexión, 259 palabras) |
Melancolia (Poema, 78 palabras) |
Aquelarre (Reflexión, 192 palabras) |
Ya vendras (Poema, 94 palabras) |
Presagio (Poema, 98 palabras) |
Amanecer (Poema, 30 palabras) |
El espejo (Poema, 131 palabras) |
Lo unico permanente es el cambio (Narración, 410 palabras) |
¿Vida? (Reflexión, 91 palabras) |
Ayer (Reflexión, 88 palabras) |
Hebe (Cuento, 431 palabras) |
Al final... (Cuento, 875 palabras) |
El Rulo (Cuento, 643 palabras) |
Ese día (Reflexión, 204 palabras) |
Ella (Reflexión, 144 palabras) |
Mi abuela (Reflexión, 420 palabras) |
Dimensiones (Reflexión, 90 palabras) |
Melina (Narración, 504 palabras) |
La bolsa de caramelos (Narración, 502 palabras) |
La Lada (Cuento, 626 palabras) |
Armando (Cuento, 722 palabras) |
Ataduras (Reflexión, 429 palabras) |
Helios (Cuento, 293 palabras) |
El regalo (Cuento, 368 palabras) |
Partir (Cuento, 448 palabras) |
Fina (Cuento, 262 palabras) |
Desde adentro (Poema, 60 palabras) |
Contigo (Poema, 59 palabras) |
¿Quien lo diria? (Narración, 189 palabras) |
Magdalena ( Retos y Concursos) (Narración, 302 palabras) |
Ella (Narración, 303 palabras) |
Margarita y Oscar (Narración, 373 palabras) |
Eva (Narración, 472 palabras) |
Alicia (Cuento, 467 palabras) |
el otro (Poema, 71 palabras) |
Lola (Reflexión, 121 palabras) |
LUcia (Reflexión, 272 palabras) |
Mandatos (Narración, 390 palabras) |
Sospecho (Narración, 142 palabras) |
El caso unico del doctor Heriberto Gonzalo Alvarez Gil de Cuarta (Cuento, 278 palabras) |
La vida dura (Narración, 598 palabras) |
Victor (Narración, 318 palabras) |
El placer de leer (Narración, 123 palabras) |
Desamparo (Reflexión, 111 palabras) |
Tu (Poema, 84 palabras) |
Huelo (Poema, 60 palabras) |
Ayer (Poema, 28 palabras) |
Rossy (Narración, 144 palabras) |
Regalo (Reflexión, 294 palabras) |
Sentar cabeza (Reflexión, 486 palabras) |
Te extraño (Poema, 46 palabras) |
Alas (Poema, 45 palabras) |
Hojas (Narración, 382 palabras) |
Prestamo (Cuento, 367 palabras) |
Deseo (Poema, 42 palabras) |
Pasado (Reflexión, 121 palabras) |
Residuos (Reflexión, 53 palabras) |
Hilachas (Reflexión, 76 palabras) |
Olvido (Reflexión, 60 palabras) |
Urgencia (Narración, 231 palabras) |
Origen (Narración, 346 palabras) |
LOla (Reflexión, 172 palabras) |
Elipsis (Poema, 38 palabras) |
|