Mi nombre es Sheila Linnette Ramos. Tengo algunos veinte años rondando las calles de mi patria y me enorgullezco de cada boquete y cada sonrisa por los que he pasado. Puerto Rico es, despúes de todo, una Isla del Encanto y me infla el pecho saber que vivo en el mismo corazón de ella. Tengo una familia muy grande, hermanos, padres, madres, madrinas, y un sin fin de títulos de los cuales la mayor parte se pierden en mi memoria. Tengo recuerdos vivos y añoranzas secretas que moldean mi vida con cada paso de mi cuerpo, cada poema que declamo los miércoles en el Boricua, cada lágrima por aquel que salió caminando... Creo que la vida es... bueno, simplemente creo que ES. Es sentarme tranquilamente en los arcos de mi facultad, entre el paisaje vegetal y el humano. Ver caminar gente de diferentes nacionalidades, razas, preferencias, gustos, deseos, esperanzas y saber que formo parte de eso. Saber que mis cabellos y mis ojos no tienen tanta importancia como mis libros, mis ideas. Escuchar mis amigos entre acordes de guitarra y citas trascendentes de Pedro Juan Gutierrez, Gabriel García Marquez, Jorge Franco, Luis Rafael Sanchez y Rousseau. No creo tener una meta precisa al tomar el lápiz y escribir... Escribo porque la necesidad de resguardar las emociones no me permite expresarme de otra manera. Escribo porque mis recuerdos son la llave a la inmortalidad. La inmortalidad no física, sino mental de aquellos que lean alguna frase, recuerden algún suceso y me consideren, como yo he considerado a tantos que no conozco, una amiga inseparable. Al final de todo este parlamento me siguen preguntando: ¿qué espero? ¿Mi respuesta? Una sonrisa callada y un secreto.



© 2006 Puerto Rico. Departamento de Cultura. Derechos de autor: Sheila L. Ramos. Reservados todos los derechos.



"Cada palabra es una herida mortal,
Debo tener cuidado".
Jorge Díaz