Yo he concentrado mis esfuerzos en hacer más hermoso mi universo. Este espacio tan chiquito en el que se desarrolla una historia en un camino violento y lleno de escollos. Porque no hay nada más violento que un pensamiento solitario. Que se ausenta del resto. Que busca su camino a bruces. Y que se encuentra así mismo hermoso en un degenerado parámetro de belleza. El peligro de la soledad no es la tristeza, ni la corrupción de lo noble, de lo bueno, de lo puro... es más bien el gusto por lo extraño, lo inadaptado, lo despreciado, lo olvidado. Porque la soledad es refugio, no exilio. Y si es refugio, rara vez se está sólo. Ya que todos necesitamos de ese espacio donde nos curen el alma, donde descansar. Porque después de todo, todos necesitamos de palabras para untarnos en el pecho.

¡Felices Letras!