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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Talleres / Rincón de correcciones de nínive (3) - [F:9:12636]


ninive,21.10.2013
A quien interese una crítica estilística y gramatical Aquí estoy con deseos de ayudar en lo que pueda.
y a quien lo pida.NINIVE




1) Deja aquí el nombre del texto( el texto debe figurar en la página en MIS CUENTOS)Sólo el texto.
2) PROSA que no supere las 1000 palabras!!!!
3) Mi comentario figurará aquí en el foro
4) Si necesitas aclaraciones a la corrección, por favor solicítalas en mi libro de visitas
 
ninive,21.10.2013

sullivan074,16.10.2013 [k=0] [Borrar] [Karma-]
Le apetecería leer y corregir este texto?

Muachas gracias!
El payaso taquero (parte 1 de 2)
 
ninive,21.10.2013
julianga,29.09.2013 [k=0] [Borrar] [Karma-]
……………..MALOS“AIRES”

He tomado mi abrigo
para protegerme del frío
Y un aguardiente doble que hará
Lo propio con la vergüenza,
He salido como siempre a medir
Calles
Sin barba, sin gafitas redondas
me deslizo sigilosamente por los rellanos
consciente del riesgo
de ser confundido con algún poeta.
La niebla abre un gran espacio
para las máscaras y las cavilaciones,
entre ellas espero los fantasmas,
se que no van a venir.
Desde los suburbios asciende
un espeso aroma de tango,
desde las tabernas un tufo
que huele a fantasmas
Y a Jorge Luis Borges.
Como en las novelas de Machen
una que otra mujer me mira,
comprendo que
a manera de malformaciones
unos libros de versos te delatan.
En la acera de enfrente
los estudiantes caminan lentamente
hacia los precipicios.
Las calles, pienso,
de tanto asfalto y tanta línea quebrada
nos han hecho olvidar
que el mundo es femenino
“En los miradores hemos industrializado
Los sueños”.
Al fondo de un pasadizo si salida
los poetas hacen huelga
En “la fabrica de crepúsculos con
Arreboles”
Sigo hacia el sur de esta ciudad
Y me encuentro otro Bajo y Boca, otro
Barracas, no faltan las canchas en las esquinas
Y dos vientres bailando candombe.
Sin un rio con nombre de mujer
donde el tango es un mal pensamiento
en el proveedor de la pistola
de un buen policía.
Malas mujeres recogen noche a noche la niebla
para confeccionar pañuelos blancos, siempre vivas y veraneras.
El sur de la ciudad es un recuerdo intacto de Stampone,
puramente bailable.
La calle al sur es difícil de recordar
a no ser, como una turbulenta pieza para música de cámara
a no ser, como
Una ulcera en el estomago de la ciudad.



 
ninive,21.10.2013
MALOS“AIRES”

He tomado mi abrigo
para protegerme del frío
Y un aguardiente doble que hará
Lo propio con la vergüenza,AQUÍ PUNTO

He salido como siempre a medir
Calles
Sin barba, sin gafitas redondas
me deslizo sigilosamente por los rellanos
consciente del riesgo
de ser confundido con algún poeta.
La niebla abre un gran espacio
para las máscaras y las cavilaciones,PONDRÍA PUNTO AQUÍ

entre ellas espero A los fantasmas,
seÉ que no van a venir.
Desde los suburbios asciende
un espeso aroma de tango,
desde las tabernas un tufo
que huele a fantasmas
Y a Jorge Luis Borges.
Como en las novelas de Machen
una que otra mujer me mira,
comprendo que
a manera de malformaciones ¿¿¿¿NO ENTENDÍ MALFORMACIONES

unos libros de versos te delatan.
En la acera de *enfrente
los estudiantes caminan *lentamente MEJOR SUSTITUIR EL ADVERBIO TERMINADO EN MENTE. NO ES ERROR PERO SUENA MAL POR LA RIMA *EN FRENTE--LENTAMENTE

hacia los precipicios.
Las calles, pienso,
de tanto asfalto y tanta línea quebrada
nos han hecho olvidar
que el mundo es femenino
“En los miradores hemos industrializado
Los sueños”.¿QUÉ SON LOS MIRADORES?

Al fondo de un pasadizo NO ES MEJOR CALLEJÓN sin salida
los poetas hacen huelga
En “la fabrica de crepúsculos con
Arreboles”
Sigo hacia el sur de esta ciudad
Y me encuentro otro Bajo y Boca, otro
Barracas, no faltan las canchas en las esquinas
Y dos vientres bailando UN candombe.
Sin un rio con nombre de mujer
donde el tango es un mal pensamiento
en el proveedor de la pistola
de un buen policía.
Malas mujeres recogen noche a noche la niebla
para confeccionar pañuelos blancos, siempre vivas y veraneras.¿¿¿NO COMPRENDO LA PALABRA

El sur de la ciudad es un recuerdo intacto de Stampone,
puramente bailable.
La calle al sur es difícil de recordar
a no ser, como una turbulenta pieza para música de cámara
a no ser, como
Una ulcera en el estomago de la ciudad.


ME GUSTÓ LA ESTAMPA PORTEÑA. ME VI EN LA BOCA
EVITA LAS MAYÚSCULAS SUPERFLUAS HAY MUCHAS Y NO LAS CORREGÍ.GRACIAS POR ACUDIR AL TALLER

 
ninive,21.10.2013
El Payaso taquero

Gildardo iba en su camioneta por el boulevard, conducía rápido pero sin sobrepasar el límite de velocidad permitido, esa tarde era UN viernes casi fin del mes de febrero, eran días en que la tristeza subía a la cabeza y se apoltronaba reclamando como suya esa propiedad. Pasaba por un sector del camino donde iniciaba una de esas colonias populares que se establecen en las periferias de las grandes ciudades, a los lados del boulevard por el carril de baja velocidad se amontonaban puestos y más puestos de comerciantes informales que ofrecían los más diversos productos, desde comida, artesanías, mascotas, discos, artículos de electrónica; para no seguir nombrando se podría decir que en esos mercados se conseguiría de todo.
Gil, como le decían sus amigos, se dirigía a su departamento después de una jornada de trabajo en la agencia de comercio aduanal en que laboraba desde hacía 10 años; había quedado en salir con una compañera de trabajo que le presentaría a su prima recién llegada a la ciudad y que según ella; estaba ansiosa por conocerle.
-La gran frontera te recibe- decían entre bromas cuando hablaban por teléfono, y ese era el día en que habían quedado en salir a cenar los cuatro: su amiga, el novio de ella, la prima y el.ÉL
Iba pensativo tratando de poner orden sus pensamientos, sintiendo dentro de su corazón como el pesar y la pena se hacían los dueños y señores, siempre, recrudecía en esas fechas, iniciando en noviembre y aunque realmente no se le quitaba del todo,( si) sentía un ALIVIO (relajamiento) durante el verano.
–Es la nostalgia de los días de N navidad- le decía Gladys su amiga, pero Gil sabía que era algo más que eso; era algo que lo perseguía desde que era un chaval, un pecado del pasado que no lo dejaba tranquilo.
Cuando pasoÓ por uno de los puestos que estaban a la orilla de la vía, le pareció percibir una figura rechoncha con una gran peluca ROJA (en color rojo) y el cabello enchinado, LLEVABA (utilizaba) unos enormes pantalones verdes abombachados, sostenidos por unos tirantes MARRONES (de color marrón) que se cruzaban sobre un pecho cubierto por una camisa amarilla con enormes botones rojos. Con un sobresalto en su pecho volteo para enfocar aquella silueta que tanto lo había alterado , para confirmar que su visión era en realidad un enorme ‘trompo’ de carne DE (en) color amarillento con una pina en la parte superior, hacia contraste con una pantalla verde que anunciaba “Tacos, pase a los ricos tacos” .
– cielos- pensó, mientras retomaba la vista sobre el camino
– no puede ser que aun lleve este remordimiento- y recordó ….
–Han pasado más de 20 años-
Ω

SEGUIRÉ CON LA CORRECCIÓN


 
york,27.10.2013
Querida Nínive.
Dejo sobre la mesa REGRESO A CASA.
Hágale la autopsia con toda confianza, sin timidez.
Gracias por el tiempo que nos dedicas para enseñar.
Un abrazo

 
ninive,27.10.2013
(Solo) había salido para divertirse un rato, RECORRIENDO (recorrer) el pueblo, un paseo corto sin mayor importancia; pero quizás su excesiva juventud, o su espíritu curioso y distraído, tejieron las invisibles redes de su demora. La noche se desplomó de improviso, y la muchacha comprendió (de golpe) que se le había hecho demasiado tarde. Regresó jadeante y presurosa, hasta que girando en la última esquina, vio que el único farol que siempre iluminaba la calle, estaba apagado. Una oleada de pavor la paralizó, y se llevó las manos a la boca como para ahogar un grito, gesto (inocuo e) innecesario, ya que TENÍA LA GARGANTA SECA (su garganta se había secado). Quedó con LOS ( sus) ojos asustados pegados en la negrura, sin saber qué hacer, AQUÍ PUNTO

(mientras) LA la luna menguante ECCONDIDA (dubitaba) entre las (espesas) nubes ERA casi invisible. Las gotas de claridad que se colaban desde las ventanas de las humildes casas, pintaban vacilantes líneas de luz en las aristas del (enrejado )portón ENREJADO del cementerio, (justo al) frente AL (del) poblado. La joven TRATÓ DE TRANQUILIZARSE(se movió ansiosa en la esquina, intentando tranquilizarse,) pero las sombras de los árboles, que se entrelazaban en (confusas) diagonales sobre los adoquines, distorsionaban el callejón y le impedían ordenar sus pensamientos; EL MIEDO A LA OSCURIDAD (La oscuridad) la envolvió (con un miedo profundo e indefinido,) haciéndola temblar, como una gacela solitaria en la espesura. Escuchó con atención el silencio sobrepuesto al murmullo del viento, y sintió la protección del alto muro en que apoyó su espalda,ESTO ( lo que) le infundió un poco de confianza. Repasó en su mente lo que le faltaba recorrer y la escena que no podía ver: La gran puerta enrejada del cementerio en el centro del muro, y el manchón de casas frente a ella. Estimó que LA DISTANCIA ERA DE( serían) apenas treinta metros. Cuando las primeras lenguas de bruma se arrastraron hasta confundirse con su vestido blanco, decidió que no podía seguir esperando, que debía regresar. Reunió todo su valor y comenzó a caminar lentamente, como en un sueño, orientándose por las escasas luces que tiritaban MEJOR TITILABAN en las ventanas, PUNTO.
A(y luego a)celeró el paso, hasta que le pareció que algo SE MOVÍA ENTRE LAS SOMBRAS( cambió entre las sombras, que hubo un movimiento o)Y SINTIÓ COMO un roce a su derecha. Las compuertas del terror se abrieron en su alma i(nocente), E INUNDÁNDOSE DE PÁNICO (ndó de pánico y) no pudo contenerse. Corrió, corrió gritando un alarido silencioso, hasta que atravesó, ETÉREA LOS (difuminándose a través de) los barrotes, hasta ENCONTRAR la dulce seguridad de su tumba.

dA MIEDO REALMENTE BRRRRRRU !!!

Para lograr esa emoción debes usar menos adjetivos y elegir los que más reflejan el momento . Es bueno. Merece una segunda revisión después de la primera y me lo mandas . Tuviste suerte ya que siendo Breve preferí corregir el tuyo porque no tenía tiempo para más.
FUI CON MANO PESADA PERO LO MERECÍA YA QUE PUEDES RESCATAR UNCUENTO IMPACTANTE
 
york,29.10.2013
Querida Nínive

Gracias por tu tiempo. Creo que en la mayoría de tus indicaciones, (si es que las entiendo bien), el cuento sale ganando. (entre paréntesis es dudoso o descartable por lo que queda en mayúsculas??)Te encontré la mano livianita. Corregiré el fin de semana y te pediré que lo repases. Un abrazo.
PD: tiritar y dubitar fueron puestos a propósito. lo meditaré.
 
york,01.11.2013
Estimada Nínive. Envío texto corregido, aunque mantuve algunas formas que creo más adecuadas. Te ruego repasar la crítica. Un abrazo agradecido por tu tiempo:

Había salido para divertirse un rato recorriendo el pueblo, un paseo corto sin mayor importancia; pero quizás su excesiva juventud, o su espíritu curioso y distraído, tejieron las invisibles redes de su demora. La noche se desplomó de improviso, y la muchacha comprendió que se le había hecho demasiado tarde. Regresó jadeante y presurosa, hasta que girando en la última esquina, vio que el único farol que siempre iluminaba la calle, estaba apagado. Una oleada de pavor la paralizó, y se llevó las manos a la boca como para ahogar un grito, gesto innecesario, ya que tenía la garganta seca. Quedó con los ojos asustados pegados en la negrura, sin saber qué hacer.
La luna menguante, escondida entre las nubes, era casi invisible. Las gotas de claridad que se colaban desde las ventanas de las humildes casas, pintaban vacilantes líneas de luz en las aristas del enrejado portón del cementerio, frente al poblado. La joven trató de tranquilizarse, pero las sombras de los árboles, que se entrelazaban en confusas diagonales sobre los adoquines, distorsionaban el callejón y le impedían ordenar sus pensamientos; el miedo a la oscuridad la envolvió haciéndola temblar, como una gacela solitaria en la espesura. Escuchó con atención el silencio sobrepuesto al murmullo del viento, y sintió la protección del alto muro en que apoyó su espalda. Esto le infundió un poco de confianza. Repasó en su mente lo que le faltaba recorrer y la escena que no podía ver: La gran puerta enrejada del cementerio en el centro del muro, y el manchón de casas frente a ella. Estimó que la distancia era de apenas treinta metros. Cuando las primeras lenguas de bruma se arrastraron hasta confundirse con su vestido blanco, decidió que no podía seguir esperando, que debía regresar. Reunió todo su valor y comenzó a caminar lentamente, como en un sueño, orientándose por las escasas luces que titilaban en las ventanas.
Aceleró el paso, hasta que le pareció que algo se movía entre las sombras, y sintió como un roce a su derecha. Las compuertas del terror se abrieron en su alma, e inundándose de pánico, no pudo contenerse. Corrió, corrió gritando un alarido silencioso, hasta que atravesó, difuminándose a través de los barrotes, hasta la dulce seguridad de su tumba.
 
Yvette27,01.12.2013
Había salido para divertirse un rato recorriendo el pueblo, un paseo corto sin mayor importancia; pero quizás su excesiva juventud, o su espíritu curioso y distraído, tejieron las invisibles redes de su demora. La noche se desplomó de improviso y (la muchacha )

COMPRENDEMOS que se trata de una mujer ya en la próxima FRASE.

comprendió que se le había hecho demasiado tarde. Regresó jadeante y presurosa, hasta que AL GIRAR (girando en )la última esquina, vio que el único farol que siempre iluminaba la calle, estaba apagado. Una oleada de pavor la paralizó, y se llevó las manos a la boca como para ahogar un grito, gesto innecesario, (ya que) tenía la garganta seca. Quedó con los ojos asustados pegados en la negrura, sin saber qué hacer.
La luna menguante, escondida entre las nubes, era casi invisible. Las gotas de claridad que se colaban desde las ventanas de las humildes casas, pintaban vacilantes líneas de luz en las aristas del PORTÓN enrejado (portón) del cementerio, frente al poblado. La joven trató de tranquilizarse, pero las sombras de los árboles, que se entrelazaban en confusas diagonales sobre los adoquines, distorsionaban el callejón y le impedían ordenar sus pensamientos; el miedo a la oscuridad la envolvió haciéndola temblar, como una gacela PERDIDA (solitaria) en la espesura. Escuchó con atención el silencio sobrepuesto NO ME GUSTA EL **SOBREPUESTO** PERO NO SÉ QUÉ ACONSEJARTE

al murmullo del viento, y sintió la protección del alto muro en que apoyó su espalda. Esto le infundió un poco de confianza. Repasó en su mente lo que le faltaba recorrer y la escena que no podía ver: La gran puerta enrejada del cementerio en el centro del muro, y el manchón de casas frente a ella. Estimó que la distancia era de apenas treinta metros. Cuando las primeras lenguas de bruma se arrastraron hasta confundirse con su vestido blanco, decidió que no podía seguir esperando, que debía regresar. Reunió todo su valor y comenzó a caminar lentamente, como en un sueño, orientándose por las escasas luces que titilaban en las ventanas.
Aceleró el paso, hasta que le pareció que algo se movía entre las sombras, y sintió como un roce a su derecha. Las compuertas del terror se abrieron en su alma, e inundándose de pánico, no pudo contenerse. Corrió, corrió gritando un alarido silencioso, hasta que atravesó, difuminándose a través de los barrotes, hasta la dulce seguridad de su tumba.

SEGUNDA CORRECCIÓN . mMEJORÓ MUCHO.
 
esclavo_moderno,09.12.2013
Ninive gusto en saludarle. Si su tiempo se lo permite le agradeceria que le de una ojeada a este mi escrito. Gracias. Esclavo_moderno.

La decisión
La mujer divisó la bandada de aves negras volando en círculo. El sol se inclinaba hacia el oeste y las nubes esparcidas manchaban el azulejo del firmamento.
—¡Los zopilotes son horribles! —dijo ella.
—Siempre andan en busca de carroña. —contestó el hombre
—¿A qué hora llegaremos?
—En una hora. ¿Te encuentras bien?
—Me duele la cabeza y me siento algo cansada.
—¿Te tomaste las pastillas?
Ella suspiró. Apagó el radio y se hizo la dormida. Entre curvas, pendientes y subidas, el carro siguió avanzando. Se habían escapado del bullicio y la rutina de la ciudad, iban a pasar una noche en un hotel entre las montañas.
Llegaron e inspeccionaron la habitación. Decidieron sentarse en el balcón del restaurante para disfrutar de la brisa de otoño y ser testigos de la desnudez de los árboles que en inquieta espera presienten la llegada del invierno. Al lado opuesto yacían los sembradíos marchitos y en el centro, a la distancia, la montaña. El mesero les preguntó:
—¿Qué van a tomar?
—Yo, un café.
—También para mí. Acentuó el hombre.
—¿Y de comer?
—El especial del día. —respondió la mujer
—A mí tráigame un pescado al mojo de ajo.
El muchacho se marchó y regresó con una jarrilla y dos tazas. Colocó el azúcar y la leche sobre la mesa.
—Sabes que es una locura lo que haremos. —dijo la mujer
—Errar es de humanos.
—A eso voy. ¿Por qué alguien tiene que pagar por nuestros errores?
—Por la felicidad.
El mutismo ahuyentó el palabrerío y se sumergieron en sus propias contradicciones. El aleteó de un canario interrumpió los disconformes pensamientos. Las miradas se desconocieron, a pesar de estar viviendo juntas por una década. Él reinició la conversación interrumpida:
—No trató de convencerte, piensa que en este mundo, somos felices o infelices al costo de los demás. Suena mal, suena cruel, pero es la realidad.
—Quiere decir que para que tú y yo seamos felices alguien tiene que pagar el precio. —dijo ella, y preguntó: — ¿No es eso ser egoísta? —.
—¿Crees que ser egoísta es prevenir el sufrimiento?
—Son riesgos de la vida… la verdad estoy confundida, y es que no se…
—Que no sabes ¿Qué? Nada cambiara.
—¡Qué tan seguro estas! ¿Después de lo que haremos?
—Por lo mismo. Yo no quiero sufrir el día de mañana y culparme que le pase una desgracia.
—Pero lo dices como que si fuese a suceder.
—Son muchas las probabilidades, o no. ¿Acaso no ves los noticieros?
—Pero también pueda ser un premio Nobel, alguien que encuentre la cura para las enfermedades incurables o ser feliz, un ser común y corriente como nosotros. ¿Quienes somos para negarle ese derecho?
El hombre calló, el mesero había iniciado a retirar los platos vacios.
La mujer miró el sol adormilarse. El firmamento había empezado a tornarse gris. Algunas rayas rojizas sesgaban lo anaranjado del horizonte. Él se limitó a observar los surcos tendidos de maíz. Examinándolo de soslayo la muchacha cortó el silencio:
—¿Me seguirás amando como hasta ahora, pase lo que pase?
—Sí. La vida seguirá igual para nosotros, nada tiene porque cambiar.
—Todo seguirá igual. Me gusta cuando lo dices, me hace sentir fuerte y segura. Te confieso que tengo miedo, mucho, mucho miedo.
En silencio unas lágrimas cayeron en el mantel.
—¡Te amo y tú lo sabes! Pero es más, si piensas que te hará infeliz esta decisión… —él no terminó de hablar cuando ella lo interrumpió.
—Ya es muy tarde para dar marcha atrás, anoche tomé las píldoras ¿Crees que estaré bien?
—Sí, estaré a tú lado hasta el final. Tómate el café que se enfría.
La oscuridad se cobijó entre la flama de las candelas y antorchas que el muchacho había empezado a encender, mientras las luces del tractor ondeaban con un sube y baja entre la negrura de la plantación. Ellos continuaban en silencio sepulcral.
Llegó el nuevo día. El automóvil de la pareja se encuentra en medio del tráfico, ya han entrado a la ciudad.
Allá, en el plantío, los zopilotes divisaron un bulto en el maizal, pero las moscas verdes habían llegado primero a investigar lo que había en la frazada de figura infantil, metida en una bolsa plástica.

 
ninive,18.12.2013
La decisión
La mujer divisó la bandada de aves negras QUE VOLABAN (volando)en círculo. El sol se inclinaba hacia el oeste y las nubes esparcidas manchaban el azulejo del firmamento.
—¡Los zopilotes son horribles! —dijo ella.
—Siempre andan en busca de carroña. —contestó el hombre
—¿A qué hora llegaremos?
—En una hora. ¿Te encuentras bien?
—Me duele la cabeza y me siento algo cansada.
—¿(Te) tomaste las pastillas?
Ella suspiró. Apagó el radio y se hizo la dormida. Entre curvas, pendientes y subidas, el carro siguió avanzando. Se habían escapado del bullicio y la rutina de la ciudad, iban a pasar una noche en un hotel entre las montañas.
AL LLEGAR (Llegaron e) inspeccionaron la habitación. Decidieron sentarse en el balcón del restaurante para disfrutar de la brisa de otoño y ser testigos de la desnudez de los árboles que en inquieta espera presienten la llegada del invierno. Al lado opuesto yacían los sembradíos marchitos y en el centro, a la distancia, la montaña. El mesero les preguntó:
—¿Qué van a tomar?
—Yo, un café.
—También para mí. Acentuó el hombre.
—¿Y de comer?
—El especial del día. —respondió la mujer
—A mí tráigame un pescado al mojo de ajo.
El muchacho se marchó y regresó con una jarrilla y dos tazas. Colocó el azúcar y la leche sobre la mesa.
—Sabes que es una locura lo que haremos. —dijo la mujer
—Errar es de humanos.
—A eso voy. ¿Por qué alguien tiene que pagar por nuestros errores?
—Por la felicidad.
El mutismo ahuyentó el palabrerío y se sumergieron en sus propias contradicciones. El aleteó O SIN ACENTO de un canario interrumpió los disconformes pensamientos. Las miradas se desconocieron, a pesar de estar viviendo juntas por una década. Él reinició la conversación interrumpida:
—No trató O SIN ACENTOde convencerte, piensa que en este mundo, somos felices o infelices al costo de los demás. Suena mal, suena cruel, pero es la realidad.
—Quiere decir que para que tú y yo seamos felices alguien tiene que pagar el precio. —dijo ella, y preguntó: — ¿No es eso ser egoísta? —.
—¿Crees que ser egoísta es prevenir el sufrimiento?
—Son riesgos de la vida… la verdad estoy confundida, y es que no se…
—Que no sabes ¿Qué? Nada cambiara.
—¡Qué tan seguro estas! ¿Después de lo que haremos?
—Por lo mismo. Yo no quiero sufrir el día de mañana y culparme que le pase una desgracia.
—Pero lo dices como que si fuese a suceder.
—Son muchas las probabilidades, o no. ¿Acaso no ves los noticieros?
—Pero también pueda ser un premio Nobel, alguien que encuentre la cura para las enfermedades incurables o ser feliz, un ser común y corriente como nosotros. ¿Quienes somos para negarle ese derecho?
El hombre calló, el mesero había iniciado a retirar los platos vacios.
La mujer miró el sol adormilarse. El firmamento había empezado a tornarse gris. Algunas rayas rojizas sesgaban lo anaranjado del horizonte. Él se limitó a observar los surcos tendidos de maíz. Examinándolo de soslayo la muchacha cortó el silencio:
—¿Me seguirás amando como hasta ahora, pase lo que pase?
—Sí. La vida seguirá igual para nosotros, nada tiene porque cambiar.
—Todo seguirá igual. Me gusta cuando lo dices, me hace sentir fuerte y segura. Te confieso que tengo miedo, mucho, mucho miedo.
En silencio unas lágrimas cayeron en el mantel.
—¡Te amo y tú lo sabes! Pero es más, si piensas que te hará infeliz esta decisión… —él no terminó de hablar cuando ella lo interrumpió.
—Ya es muy tarde para dar marcha atrás, anoche tomé las píldoras ¿Crees que estaré bien?
—Sí, estaré a tú lado hasta el final. Tómate el café que se enfría.
La oscuridad se cobijó entre la flama de las candelas y antorchas que el muchacho había empezado a encender, mientras las luces del tractor ondeaban con un sube y baja entre la negrura de la plantación. Ellos continuaban en silencio sepulcral.
Llegó el nuevo día. El automóvil de la pareja se encuentra en medio del tráfico, ya han entrado a la ciudad.
Allá, en el plantío, los zopilotes divisaron un bulto en el maizal, pero las moscas verdes habían llegado primero a investigar lo que había en la frazada de figura infantil, metida en una bolsa plástica.

EL TEMA NO ES DE MI GUSTO PERO ESO NO IMPORTA. lA REDACCIÓN ES BUENA Y VEO UN GRAN PROGRESO DESDE LA ÚLTIMA VEZ QUE TE CORREGÍ.
 
esclavo_moderno,18.12.2013
Gracias NINIVE, es un elogio de mí progreso viniendo de usted. Sobre el tema, usted sabe que es una triste realidad en este bello e incomprensible mundo en que vivimos. Espero tocar de nuevo a su puerta para escuchar sus consejos, observaciones sobre este hermoso y tortuoso vicio de escribir. Le reitero mis agradecimientos y reciba un fuerte abrazo de Navidad.
 
angelador,27.12.2013
La primera visión
(nombres provisionales)

El día en que Ymir descubrió en las aguas del tiempo, a través de los ojos de un niño, el destino del ser humano convertido en amasijos de carne sin huesos, sin vida y sin alma, engullidos en un maremágnum de una extraña luz que se le antojó casi divina, aquel día Ymir se había despertado con la certeza de que algo grande iba a sucederle, algo inabarcable que incluso sobrepasaba los mismísimos límites de su propia existencia. Ioro quizás no era consciente en aquel momento, a miles de años de distancia, que vislumbraba las mismas aguas del ocaso que antaño un desconocido influyó de manera casi imperceptible con su visión, por lo que el matiz que sobrevino en su espíritu le era casi ajeno cuando decidió, en un acto de fe en el destino, lanzarse al abismo donde aquellos cadáveres se fundían con la energía del cosmos para convertirse en olvido; no comprendió, por tanto, como si viviera su vida siendo un mero observador que juzgase los hechos, por qué todos aquellos niños, olvidados por la evolución como él, apartados como productos fallidos que no merecían el progreso, se lanzaron tras su estela movidos por aquel mismo ímpetu y decisión. Momentos antes, Ioro había despertado de un sueño aterrador al colapsar de información la cápsula de su inmortalidad, que no pudo soportar la abrumadora cantidad de información que recibía de la mente y el alma de su huésped, y resolvió con complejas ecuaciones insertas en su matriz artificial detener el proceso de desarrollo del ser que lo habitaba. Así se fraguó el comienzo del fin del Universo conocido, cuando aquella insignificante anomalía plegó las dimensiones del espacio y del tiempo, fundiendo dos actos lejanos en un mismo instante: el comienzo de una profecía que no debía cumplirse jamás.

Me gustaría una corrección estilística y formal, para evitar poner puntos pero que resulte un texto fluido sin ser demasiado engorroso. Muchas gracias por su ayuda (inspirado en el comienzo de "Cien años de Soledad", por si le sirve de referencia).
Otro punto interesante sería que me diera su opinión en cuanto al significado, es decir, si se entiende lo que sucede o es demasiado difuso.
Gracias.
 
ninive,28.12.2013
La primera visión
(nombres provisionales)

El día en que Ymir descubrió en las aguas del tiempo, a través de los ojos de un niño, el destino del ser humano convertido en amasijos de carne sin huesos, sin vida y sin alma, engullidos en un maremágnum de una extraña luz que se le antojó casi divina,( aquel día Ymir) se había despertado con la certeza de que algo grande iba a sucederle, algo inabarcable que incluso sobrepasaba los (mismísimos) límites de su (propia) existencia.

Ioro quizás no era consciente en aquel momento, a miles de años de distancia, que vislumbraba las mismas aguas del ocaso (que antaño un desconocido influyó de manera casi imperceptible con su visión,) por lo que el matiz que sobrevino en su espíritu le era casi ajeno cuando decidió, en un acto de fe en el destino, lanzarse al abismo donde aquellos cadáveres se fundían con la energía del cosmos para convertirse en olvido; no comprendió, por tanto, como si viviera su vida siendo un mero observador que juzgase los hechos, por qué todos aquellos niños, olvidados por la evolución como él, apartados como productos fallidos que no merecían el progreso, se lanzaron tras su estela movidos por aquel mismo ímpetu y decisión. Momentos antes, Ioro había despertado de un sueño aterrador EN EL QUE COLAPSABA (al colapsar de información) la cápsula de su inmortalidad, POR que no PODÍA (pudo) soportar la abrumadora cantidad de información que recibía de la mente y el alma de su huésped. AQUÍ PUNTO

IORO( y) resolvió ACTIVANDO con complejas ecuaciones insertas en su matriz artificial detener el proceso de desarrollo del ser que lo habitaba. Así se fraguó el comienzo del fin del Universo conocido, cuando aquella insignificante anomalía plegó las dimensiones del espacio y del tiempo, fundiendo EN UN MISMO INSTANTE dos actos ALEJADOS UNO DE OTRO AQUUÍ PUNNTO Y COMA ( lejanos en un mismo instante:FUE el comienzo de una profecía que no debía cumplirse jamás.




Me gustaría una corrección estilística y formal, para evitar poner puntos pero que resulte un texto fluido sin ser demasiado engorroso. Muchas gracias por su ayuda (inspirado en el comienzo de "Cien años de Soledad", por si le sirve de referencia).
Otro punto interesante sería que me diera su opinión en cuanto al significado, es decir, si se entiende lo que sucede o es demasiado difuso.
Gracias.

dIFÍCIL PERO no imposible. A pesar de tu deseo de mantener el texto privo de puntos frecuentes tuve que sugerir un más para facilitar la comprensión.
Supongo que siguiendo el relato se comprende lo que queda aún en nubulosa pero es bastante comprensible.

Si voy a decirte mi sincera opinión es que creo que el tema se presenta ya bastante difícil como para querer encerrarlo en un estilo muy complicado. Prescinde de los adjetivos superfuos. Desarrolla algo más esta introducción. Si quieres no puntees frecuentemente pero da más espacio al desarrollo de las ideas.

Quisiera seguir poco a poco el desarrollo de este texto.
Un gusto ayudarte, si en algo te ayudo.
 
esclavo_moderno,07.01.2014
Nínive reciba un fuerte abrazo esperando que el 2014 le traiga bendiciones, salud y éxitos. Aquí de nuevo frente a la puerta de su taller para hacer entrega de un escrito y me dé su comentario y correcciones. Gracias.

Inocente justicia.
—¡Aquí mandó yo! No me vas a decir lo que tenga o deje de hacer: ¡escuchaste! Las mujeres, deben servirle al hombre.
Los bramidos provenían de la casa de Fabián Armendáriz, que borracho golpeaba a Refugia, su mujer; mientras, escondidos debajo de la cama, Carmelito con miedo cubría los oídos a Javier, su hermano pequeño.
Se casaron en la aldea Mogollón, para después emigrar a la capital, donde, según él, existía más oportunidad de superación, se había cansado de ser un jornalero.
Refugia recordaba a ‘ma pancha que solía decirle:
“M’hija la mujer es para servirle al marido, obedecer y criar los hijos. El hombre va a la calle a trabajar.” Esas palabras le acorralaban entre mundos paralelos sin entender cuál de los dos era el mejor a seguir: si el sometimiento o rebelarse.
Sentía nostalgia por su terruño. Esas remembranzas agonizantes hacían imaginar el canto de los gallos de un nuevo amanecer y verse con candil en mano ordeñando las vacas. Soñaba con la choza de tejas en lo alto de la loma y desde ahí contemplaba las estrías titiritando entre los árboles prediciendo que el sol se asomaría detrás de las colinas. En el corredor, sentíase en la hamaca viendo los sembradíos azuzados por la lluvia. Evocaba a sus enamorados con sombrero y machete al cinto. Así conoció a Fabián. Para ella, era solo un bonito recuerdo, dentro de la convivencia infernal junto a su marido.
Él estaba empecinado en vivir en la ciudad. Fabián se hizo agente de la policía nacional sin finalizar la primaria. No extrañaba el lugar de origen como Refugia. Él odiaba ser un peón de aldea. Esa contradicción se desvanecía cuando se uniformaba de ley, sentíase respetado.
La vida les cambió para bien con el nuevo trabajo, alquilaron una casa grande. Pasado un buen tiempo, Fabián cambio de actitud. Empezó a beber en exceso y se entregó a los brazos de otras mujeres.
El dinero escaseo y Refugia con dignidad soportaba el acoso sexual de el dueño de la vivienda, amenazándola, que si no pagaba el alquiler la echaría a la calle. Carmelito a sus ocho y Javier a sus seis años fueron testigos del llanto de su madre, y en su distorsionado mundo infantil hizo que el vínculo de sufrimiento los uniera aún más. Desconsolada, ella llamó a su hermana en los Estados Unidos contándole sus penurias.
—Hermana, voy ayudarte a vos, pero a ese maldito mal nacido, ¡no!
Refugia le argumentó que era el padre de sus hijos y lo amaba. Su hermana le insistió:
—Lo que va pasar es que un día te va matar y a los patojos también. Así que vos decides.
Fabián seguía llegando borracho. Una noche intento apalear a sus hijos; la madre hecha una fiera se interpuso. Él la golpeó hasta dejarla moribunda. Al salir del hospital, él la esperaba, arrepentido; le prometió no volverle a pegar ni a insultarla. Ella volvió a confiar en él y la promesa se ahogó nuevamente en la bebida. Refugia decidida le avisó a su hermana del divorcio. Esta le proporcionó un número telefónico de un amigo en caso de cualquier complicación. Ese mismo día Refugia se presentó a la comisaría pidiéndole a Fabián la separación.
—De mi no te divorcias maldita perdida. ¿Qué te has creído? Yo tomaré la decisión cuándo terminemos vos y yo.
Esa noche, vestido de policía, Fabián entró trastrabillando a la casa.
—¿Dónde estás puta del infierno? No te escondas porque voy a matarte por traidora. ¿Querer abandonarme? ¿Qué te has creído perra desagradecida?
De un solo jirón la luz interrumpió a la oscuridad. Él con la mirada rabiosa la buscó hasta encontrarla en una esquina cubriendo a sus hijos. Fabián la agarro por el pelo. Refugia forcejea con el hombre. Carmelito se une a la lucha y de un manotazo los dos van a dar al suelo… una, dos, tres, cuatro detonaciones sonaron… Fabián quiso empuñar el arma para repeler el ataque, pero uno bala le había traspasado el antebrazo. Una debilidad traidora empezó atacar sus piernas y las rodillas se fueron doblegando. Antes de tocar el piso, los ojos turbios forrados de muerte descubrieron unos ojitos llorosos y su pistola que traía al cinto estaba en las manitas de Javier.
Esa misma madrugada, una balsa cruzó el río entre la frontera de Guatemala y México, llevando a Refugia, Carmelito y a Javier con dirección al Norte.
 
romeo8,08.01.2014
Muy bueno lo que haces Ninive, encomiable
 
yvette27,09.01.2014

CORRECCIÓN DEL TEXTO DE ESCLAVO MODERNO

Inocente justicia.

—¡Aquí mandó yo! No me vas a decir lo que tenga o deje de hacer: ¡escuchaste! Las mujeres, deben servirle al hombre.
Los bramidos provenían de la casa de Fabián Armendáriz, que borracho golpeaba a Refugia, su mujer; mientras, escondidos debajo de la cama, Carmelito con miedo cubría los oídos a Javier, su hermano pequeño.
Se HABÍAN CASADO (casaron) en la aldea Mogollón, para después,CANSADO DE SER UN JORNALERO, emigrar a la capital, donde, según él, existía más oportunidad de superación. (, se había cansado de ser un jornalero.)
Refugia recordaba a ‘ma Ppancha que solía decirle:
“M’hija la mujer es para servirle al marido, obedecer y criar los hijos. El hombre va a la calle a trabajar.” Esas palabras LA (le) acorralaban entre mundos paralelos sin entender cuál de los dos era el mejor a seguir: si el sometimiento o LA REBELIÓN (rebelarse.)
REFUGIA sentía nostalgia DE (por) su terruño. Esas remembranzas (agonizantes) LE hacían imaginar el canto de los gallos AL (de un nuevo) amanecer y verse (con) candil en mano ordeñando las vacas. Soñaba con la choza de tejas en lo alto de la loma y desde ahí contemplaba las estrías QUE TIRITABAN (titiritando) entre los árboles prediciendo EL SURGIR DEL SOL(que el sol se asomaría) detrás de las colinas. En el corredor, sentíase en la hamaca viendo los sembradíos azuzados por la lluvia. Evocaba a sus enamorados con sombrero y machete al cinto. Así conoció a Fabián. Para ella, era solo un bonito recuerdo, dentro de la convivencia infernal junto a su marido.
FABIÁN (Él )estaba empecinado en vivir en la ciudad.COMA, (Fabián) se hizo agente de la policía nacional sin finalizar la primaria. No extrañaba el lugar de origen como Refugia. COMA (Él) odiaba ser un peón de aldea. Esa contradicción se desvanecía cuando VESTÍA EL UNIFORME QUE REPRESENTABA LA LEY (se uniformaba de ley)Y SE SENTÍA (, sentíase) respetado.
La vida les cambió para bien con el nuevo trabajo Y PUDIERON ALQUILAR ( alquilaron) una casa grande. Pasado CIERTO TIEMPO (un buen tiempo), Fabián cambio de COSTUMBRES (actitud). Empezó a beber en exceso y se entregó a los brazos de otras mujeres.
El dinero COMENZÓ A ESCASEAR (escaseo) y Refugia (con dignidad )soportaba el acoso sexual de el dueño de la vivienda, amenazándola, que si no pagaba el alquiler la echaría a la calle. Carmelito a sus ocho y Javier a sus seis años fueron testigos del llanto de su madre, y (en su distorsionado mundo infantil hizo que) el vínculo de sufrimiento los UNIÓ (uniera aún) más. REFUGIA, Desconsolada, (ella) llamó a su hermana en los Estados Unidos Y LE CONFIÓ (contándole) sus penurias.
—Hermana, voy ayudarte a vos, pero a ese maldito mal nacido, ¡no!
Refugia le argumentó que era el padre de sus hijos y lo amaba. Su hermana le insistió:
—Lo que va pasar es que un día te va matar y a los patojos también. Así que vos decides.
Fabián seguía llegando borracho A LA CASA. Una noche QUE intentoÓ apalear a sus hijos; (la madre hecha una fiera) se interpusoENTRE ÉL Y LOS NIÑOS Y LO ENFRENTÓ COMO UNA FIERA. Él la golpeó hasta dejarla moribunda. Al salir del hospital, él la esperaba, SACAR COMA arrepentido; le prometió no volverle a pegar ni a insultarla. Ella volvió a confiar en él PERO AL POCO TIEMPO (y) la promesa se ahogó OTRA VEZ (nuevamente) en la bebida. Refugia decidida le avisó a su hermana del divorcio. Esta le proporcionó un número telefónico de un amigo en caso de cualquier complicación. Ese mismo día Refugia se presentó a la comisaría pidiéndole a Fabián la separación.
—De mi no te divorcias maldita perdida. ¿Qué te has creído? Yo tomaré la decisión cuándo terminemos vos y yo.
Esa noche, vestido de policía, Fabián entró trastrabillando a la casa.
—¿Dónde estás puta del infierno? No te escondas porque voy a matarte por traidora. ¿Querer abandonarme? ¿Qué te has creído perra desagradecida?
De un solo jirón la luz IRRUMPIÓ EN LA (interrumpió a la) oscuridad. Él con la mirada rabiosa la buscó hasta encontrarla PUNTO Y COMA ; ESTABA en UN RINCÓN (una esquina) cubriendo a sus hijos. Fabián la agarroÓ por el pelo. Refugia forcejea con el hombre. Carmelito se une a la lucha y de un manotazo los dos van a dar al suelo… una, dos, tres... SONARON cuatro detonaciones (sonaron…) Fabián quiso empuñar el arma (para repeler el ataque,) pero unoA bala le había traspasado el antebrazo.*SACAR PUNTO* Y Una debilidad traidora empezó atacar sus piernas y las rodillas se fueron doblegando. Antes de tocar el piso, los ojos turbios forrados de muerte VISLUMBRARON (descubrieron) unos ojitos llorosos y su pistola que traía al cinto (estaba) en las manitas de Javier.


Esa misma madrugada, una balsa cruzó el río entre la frontera de Guatemala y México, llevando a Refugia, Carmelito y a Javier con dirección al Norte.
 
ninive,09.01.2014
SEPARÉ LA ÚLTIMA FRASE PORQUE COMO TÚ MISMO DIJID+}STE RESULTA SUPERFLUA Y QUITA EFECTO AL IMPACTO DE LA FRASE ANTERIOR.

SI NOE STÁS DE ACUERDO CON ALGUNAS CORRECCIONES ,SIGUE TU CRITERIO . sUPONGO QUE ALGUNAS COSAS QUE CORRIJO SON MODISMOS DE TU ZONA QUE EN REALIDAD NO SÉ DE DONDE ERES,

eL NOMBRE DE LA PROTAGONISTA ME PARECE HORRIBLE. (PERDÓN POR LA FRANQUEZA)
 
yvette27,13.01.2014
orrección oirtográfica del texto ACROSTICO de alfin

Siempre agradezco a D dios; me permitiera conocerte.
¡A tu lado mi vida cambio!Ó
No puedo, ni quiero imaginar, lo que seria de mi sin ti.
Dudas; tenia al principio, mas nunca pude alejarme.
Recogiste pacientemente trozos de mi existencia.
Asi, asi con amor y pacienca, los uniste.

NO CORRIJO MÁS LOS ACENTOS FALTANTES, CREO QUE NO SON ERRORES SINO UNA DIFICULTAD TÉCNICA.

A veces, muchas veces, mi desden te hizo sufrir,
¡Loco!, ¡orate!, cuan estupido que fui.
Ignoraste mis desplantes y orientaste mi vivvir. SOBRA UNA V
Como nunca nadie; haces que me sienta,
¡Importante!, ¡importante!; grito mi alma al fin,
¡Ah! ¡Dios mio! ¿Como hiciste, que un angel, se fijara en mi?

Cuantas cosas te agadezco. Mujer...
¡Oh!, primero fuiste pasion; consentiste mis sentidos,
ROZABA (Rosaba) el cielo contigo, en carnales desvarios.
¡Otra vez hoy mi amor...! yo siempre quiero contigo,
Ni siquiera se imaginan, lo audaces que hemos sido.
¡Ah! ya no hablare de esas cosas; por que PORQUE TODO JUNTO mi amor se sonroja.

Solos... ante el juez, hace veinte años, recuerdo,
Aceptamos marido y mujer ser...
Nunca mas nos separamos.
¡Como anhelabas ser madre!; recuerdo...
Hasta que un dia, Dios te bendijo;
El regalo mas hermoso, ¡ser madre!.
Zapatitos, ropita, juguetitos; un hogar para el angelito.

Juntos ahora los tres, formamos una familia.
¡Oh Dios! que anhelo sanaste.
Respondiste a las plegarias...
Gatitos, perritos, pericos; animalitos de todo tipo.
En ese paquete mandaste... EN ESTA FRASE HAY DEMASIADOS DIMINUTIVOS

Mas gatitos que otra cosa, mas en fin...
¡Inigualable! lo que este querubin, a ambos nos hizo sentir.
Ganando hemos salido todos...
Un angel; trajiste aqui.
El mas bendecido, presumo que soy,
La vida disfruto, dos angeles hoy.

¡Cuan orgulloso hijo! me haces sentir...
¡Oh es el niño dios que esta en la iglesia!
Recuerdo exclamo, una tierna niña,
De tu angel se prendaban todos.
Ojos en que se atisba el espiritu del creador,
Ventanas al cielo, por donde nos mira Dios.
Agraciados somos desde que llegaste.

Mi hijo, mi orgullo, mi fuerza, mi impulso, mi todo y mi siempre,
Un brillo en mi espiritu.
Relajas mi alma,
Ungido he sido.
Este niño es mio;
Todo se congracia,
Al verte; hijo mio.

¡Te quiero mi amor!!... tu nunca lo dudes.
¡Has sido mi luna!, ¡mi estrella!, ¡mi sol!...
A travez de nubes,
Los rayos de Dios;
Irradias amor... me siento mejor.
Asi me mantuve...

Kilates de oro, llevaron¿ LLEGARON¿¿ a mi...
Aquel dia que naciste.
Rubios tus cabellos, brillaban al sol.
Increibles destellos. Eeras un primor.
Nunca fue lo mismo; mi vida cambio.
Ahora y siempre... ¡¡ TE AMO MI AMOR!!

Estos acrosticos intentan ilustrar lo que siento por mis tres amores: Mi dulce esposa Sandra Alicia, mi amada hija Thalia Karina, y mi hijo varon Jorge Miguel, Feliz Navidad 2013.

COMO VES POCOS ERRORES, EN LA PRIMERA LECTURA ME PARECIÓ QUE HABÍA MUCHOS MÁS PERO AHORA VEO QUE SE DEBIÓ A LA FALTA DE ACENTOS.TRATA DE SOLUCIONAR EL PROBLEMA .LA FALTA DE ACENTOS DAÑA EL TEXTO.
 
esclavo_moderno,20.01.2014
Querida Nínive, reciba un fuerte abrazo. Le dejo un nuevo escrito, esperando su comentario y corrección. Cuando lo lea, hágamelo saber para preguntarle algo que me tiene en duda con este cuento. Gracias.

El triste destino de Flor.
La emoción se hizo visible en una casa del Barrio Santa Teresa cuando la comadrona anunció el nacimiento de Flor Arteaga; ahora, eran ocho por todos y ella, la única mujer.
Creció entre la pobreza soñando con una vida mejor. Fue tiempo de ir a la escuela, que no terminó, ya que su padre decía: “Las mujeres no necesitan educarse, que aprenden los oficios domésticos, para no sufrir con el marido; si no después, terminan en las cantinas”.
A Flor se le alborotaron las hormonas y a los dieciséis tuvo su primer novio. El centellar de los cohetes en la medianoche de Navidad iluminó a ella y a su pretendiente desnudos en el riachuelo Hidalgo, debajo de las matas de chichicaste.
Días después se sintió diferente; en los pechos le aparecieron unos granos; culpó a las plantas del arroyuelo. A la semana siguiente, al levantarse, se asustó cuando en el calzón le apareció un leve sangrado de color café. Nerviosa y con miedo fue a invitar a su mejor amiga que le acompañara a la clínica del pueblo, donde le confirmaron su embarazo. Paso a contárselo a su enamorado, “Yo no soy el padre”, le respondió.
La alegría del noviazgo se convirtió en pesadilla. Al llegar a casa y confesar que estaba encinta. El padre la apaleó dejándola en cama durante varios días. Él convenció a la madre para que la echara de casa ya que era una deshonra para la familia. Sus hermanos, entristecidos, la vieron marcharse de la Nueva Concepción sin poder oponerse a tan cruel castigo.
Pidiendo posada entre la gente del pueblo cercano, logró encontrar un lugar donde la aceptaron. Nadie la empleó debido a su preñez, así que, lavando y planchando para otros se ganó el sustento diario.
A los seis meses de embarazo trató de rehacer su vida sentimental. Encontró un amante borracho que la golpeaba. Un día hastiada del mal trato, le pegó un garrotazo en la cabeza. Él fue a parar al hospital y a ella la metieron en la cárcel, lugar, en que, un lunes por la madrugada, escuchó el llanto de su recién nacida.
Al salir de la prisión, gracias a una amiga encontró empleo.
Flor se fue adaptando a su nueva vida. La soledad, el recuerdo de su familia no le permitía ser feliz. Lloraba por las noches y muchas veces le dieron ganas de dar a su hija en adopción y acabar con todo, y reflexionaba, retractándose: “Ella no me pidió venir al mundo”.
Deseaba una nueva oportunidad en la vida, pero con su pobre educación las opciones eran limitadas. No quería volver al mundo del hambre. Tenia que seguir vendiendo la piel, aunque su dignidad humana fuese pisoteada.
Una mañana la niñera se enfermó. Trató de encontrar quién la reemplazara. Le resulto imposible, así que se fue al trabajo con la niña.
—¿Cómo chingados se te ocurre traerla? ¿Estás loca?— Le reclamó la amiga.
—No encontré con quién dejarla.
—Te van a correr por sonsa.
—No lo creo.
Flor habló con la dueña y como respuesta recibió un sí, siempre y cuando no molestara con su llorar a los clientes. Llevándola en los brazos se dirigió a la habitación. La acostó. Embelesada, la observó con ternura. Quería quedarse para siempre y cuidar el profundo sueño, le acarició las manitas y el cabello. En ella se reflejó el inmenso amor por ese ser nacido de sus entrañas. Con ternura le habló:
—Le doy Dios gracias a Dios por haberme escogido como tu madre. Eres lo único que tengo en este mundo. Lucharé para darte una vida digna y con futuro. Aún no sé cuál es el camino para ser feliz. Esa felicidad de la que todos hablan y me ha sido negada. —la besó en la frente y empezó a tararear una canción de cuna.
Su madrota entró, y se conmovió al ver a la madre e hija. Haciendo un esfuerzo le dijo en voz baja:
—Flor, tienes un cliente y ya pagó los servicios por una hora.
Se retocó la cabellera y el maquillaje. La puerta estaba semiabierta, el hombre ya la esperaba en la cama sin ropas. Su cara se descompuso, no esperaba encontrarlo a él ahí, y en su interior se formó una mezcla de dolor y asco, y con los ojos llorosos le gritó con rabia:
—¡Aquí está tu puta, papá!.

 
ninive,21.01.2014
ESTE TEXTO FUE ENVIADO POR
[u:juanloma]

1
Cuenta la oscuridad que desde su gran negrura
se escucha un triste penar, una voz de quebranto,
en noches sin luna, y el oído a baja altura
podrás oír este gemir, remedo de llanto
2
desde ese borde que pende de los imposibles
donde se incumple de la física, su armadura
donde el viento de la nada apila lo increíble,
donde habita lo enfermo, techo de la amargura
3
de la nada al humo, del humo a la oscuridad
bajo un extraño azar, un soez cruce de vientos
de la mano del presagio, con falsa piedad
un espectro inerte cobra voz, de ruego lento
4
reverso del parir, por placenta un testamento
cual flotara una extinta tráquea en expectación
como si ávido esperase un pulmón polvoriento
de insuflar un sollozo de dolor sin perdón.
5
¿hay nostalgia mayor si todo quedó distante?
cual se alegran los ojos al vislumbrar las costas
se huele de la existencia su hermosura fragante
a cuya dulzura apenas di mirada angosta
6
que es ese acontecer y que esas espesas sombras
acaso el devenir puede restaurar martirio
es que acaso se advierte de la vida su cimbra
o también le es dado a la muerte traer delirio
7
¿o es que ya me alcanzan de mi cosecha las púas?
¿con mi vara me han de medir?, ¿traerán martillo?
¿hasta la arcana oscuridad abren sus ganzúas?
raudo tápame muerte, ya traen mi banquillo

8
¿quién es el que de mi muerte hace girar la llave?
atravesando lo negro fuera de lo vivo
el otrora adverso acontecer me fue más suave
muerte, tu sello esperé, mas tenías postigos
9
Infame cautivo del mayor de los conjuros
ni arriba ni abajo, ni ancho ni fondo, tocar
como un juez oye ruegos, son severos mis muros
mas clemente sería si tuviese pasar
13
y fueron los serviles halagos los primeros,
traían los “a su orden” de boato investidas
con banquetes llenos de los vacíos sombreros
el dulce vicio por las miradas recibidas
15
¿acaso hay alguien que no conozca tu dulzura?
¿quien no ha caído dichoso en tus mullidos brazos?
¿quien no ha esperado de tu boca toda cura?
¿quién la verdad burlando no busca tu regazo?
16
de su proscripción quién ignorarla podrá decir
de su traición, dulce en la boca amarga en el vientre
que con sucio puñal tu espalda ya corre a herir
tapas que de la palabra su virtud adentre






 
ninive,21.01.2014
El triste destino de Flor.

La emoción se hizo visible en una casa del Barrio Santa Teresa cuando la comadrona anunció el nacimiento de Flor Arteaga; ahora, eran ocho por todos y ella, la única mujer


CUANDO LA COMADRONA ANUNCIÓ EL NACIMIENTO DE FLOR ,LA EMOCIÓN EMBARGÓ A TODOS EN LA MODESTA CASA DEL BARRIO DE SANTA TERESA; ERA LA PRIMERA MUJER DESPUÉS DE OCHO VARONES .

***ESCLAVO-MODERNO
DISCULPA TUVE QUE REHACER TODA LA FRASE . NO SE ENTENDÍA MI CORRECCIÓN. LE SAQUÉ EL APELLIDO A LA NIÑA, NO ES MUY COMÚN DAR YA EL NOMBRE Y APELLIDO A UNA RECIÉN NACIDA.***

Creció entre la pobreza soñando con una vida mejor. Fue tiempo de ir a la escuela, PERO NO LA TERMINÓ (que no terminó,) ya que su padre decía: “Las mujeres no necesitan educarse, (que aprenden los oficios domésticos, para no sufrir con el marido; si no después, terminan en las cantinas”.)


ES SUFICIENTE QUE APRENDAN LOS TRABAJOS DE LA CASA PARA QUE LOS MARIDOS NO TERMINEN FRECUENTANDO LAS CANTINAS.

****OTRAVEZ NO PUDE CORREGIR ERA DEMASIADO COMPLICADO. aQUÍ PUEDE SER QUE YO NO HAYA ENTENDIDO. yO CREO QUE ENTENDÍ QUE LOS MARIDOS IRÍAN A LAS CANTINAS SI NO ERAN BUENAS ESPOSAS. ********



TUVO SU PRIMER NOVIO CUANDO A LOS DIECISEÍS AÑOS (A Flor se le alborotaron las hormonas y a los dieciséis tuvo su primer novio). El centellar de los cohetes en la medianoche de Navidad iluminó a ella y a su pretendiente desnudos en el riachuelo Hidalgo, debajo de las matas de chichicaste.
Días después FLOR se sintió diferente; en los pechos le aparecieron unos granos; culpó a las plantas del arroyuelo. A laS TRES SEMANAS CUANDO DEBÍA RECIBIR SUS MENSTRUACIONES SE ASUSTÓ POR EL DESEO DE VOMITAR POR LAS MAÑANAS ( semana siguiente, al levantarse, se asustó cuando en el calzón le apareció un leve sangrado de color café.)
*********** ESCLAVO.MODERNO *** ESOS SÍNTOMAS DE EMBARAZO SON POCO COMUNES


LE PIDIÓ A SU MEJOR AMIGA QUE LA ACOMPAÑARA A LA CLÍNICA DEL PUEBLO Y ALLÍ LE CONIRMARON LA SOSPECHA DE EMBARAZO
Nerviosa y con miedo (fue a invitar a su mejor amiga que le acompañara a la clínica del pueblo, donde le confirmaron su embarazo.) Paso a contárselo a su enamorado, “Yo no soy el padre”, le respondió CON CRUELDAD.
La alegría del noviazgo se convirtió en pesadilla. Al llegar a casa y confesar que estaba encinta.AQUÍ COMA

El padre la apaleó dejándola en cama durante varios días. Él convenció a la madre para que la echara de casa ya que era una deshonra para la familia. Sus hermanos, entristecidos, la vieron marcharse de la **Nueva Concepción *sin poder oponerse a tan cruel castigo.

ESCLAVO -MODERNO**** COMPRUEBA EL NOMBRE DEL PUEBLO, ANTES FIGURA SANTA MARÍA
Pidiendo posada entre la gente del pueblo cercano, logró encontrar un lugar donde la aceptaron. Nadie la empleó debido a su preñez PERO( a su preñez, así que,)lavando y planchando para otros se PUDO GANAR (ganó el sustento diario.
A los seis meses de embarazo trató de rehacer su vida sentimental. Encontró un amante borracho que la golpeaba. Un día hastiada del mal trato, le pegó un garrotazo en la cabeza. Él fue a parar al hospital y a ella la metieron en la cárcel, lugar, en que, un lunes por la madrugada, escuchó el llanto de su recién nacida.
Al salir de la prisión, gracias a una amiga encontró empleo.
Flor se fue adaptando a su nueva vida. La soledad, el recuerdo de su familia no le permitía ser feliz. Lloraba por las noches y muchas veces le dieron ganas de dar a su hija en adopción y acabar con todo, y reflexionaba,( retractándose “Ella no me pidió venir al mundo”.
Deseaba una nueva oportunidad en la vida, pero con su pobre educación las opciones eran limitadas. No quería volver al mundo del hambre. Tenia que seguir vendiendo la piel, aunque su dignidad humana fuese pisoteada.
Una mañana la niñera se enfermó. Trató de encontrar quién la reemplazara. Le resulto imposible, así que se fue al trabajo con la niña.
—¿Cómo chingados se te ocurre traerla? ¿Estás loca?— Le reclamó la amiga.
—No encontré con quién dejarla.
—Te van a correr por sonsa.
—No lo creo.
Flor habló con la dueña y como respuesta recibió un sí, siempre y cuando no molestara con su llorar a los clientes. Llevándola en los brazos se dirigió a la habitación. La acostó. Embelesada, la observó con ternura. Quería quedarse para siempre y cuidar el profundo sueño, le acarició las manitas y el cabello. En ella se reflejó el inmenso amor por ese ser nacido de sus entrañas. Con ternura le habló:
—Le doy Dios gracias a Dios por haberme escogido como tu madre. Eres lo único que tengo en este mundo. Lucharé para darte una vida digna y con futuro. Aún no sé cuál es el camino para ser feliz. Esa felicidad de la que todos hablan y me ha sido negada. —la besó en la frente y empezó a tararear una canción de cuna.
Su madrota entró, y CONMOVIDA AL VER A MADRE E HIJA Y( se conmovió al ver a (la) madre e hija.) Haciendo un esfuerzo le dijo en voz baja:
—Flor, tienes un cliente y ya pagó los servicios por una hora.
LA JOVEN Se retocó la cabellera y el maquillaje. La puerta estaba semiabierta, el hombre ya la esperaba en la cama sin ropas. aL VERLO Su cara se descompuso, (no esperaba encontrarlo a él ahí ), y en su interior se formó una mezcla de dolor y asco, y con los ojos llorosos le gritó con rabia:
—¡Aquí TIENES A (está )tu puta, papá!

sÉ QUE HE CORREGIDO DEMASIADO PERO NO PUDE SALIR DEL ATOLLADERO. eN ESTE TXTO LAS FRASES ESTÁN CASI TODAS DADAS VUELTA.

NO ME GUSTA MUCHO LA CRUDEZA DE LA ÚLTIMA FRASE.sI QUIERES HABLAMOS, DE ESTO

TE FELICITO POR EL ÉXITO QUE ME CUENTAS.
 
esclavo_moderno,30.01.2014
Querida señora, aquí estoy visitándola nuevamente y le dejo un nuevo cuento. Esperando sus observaciones, comentarios y corrección. Reciba un fuerte abrazo.

Amor Eterno

Mencha se asomó al callejón y descubrió un cielo anubarrado y el vientecillo le caló hasta los huesos. Se dijo: “lloverá por la noche otra vez”.
Antes de cerrar el portón, exclamó:

—¡Ya voy a regresar!

Al bajar la cuestecilla se detuvo un momento. Difusa pensó: “Que chocante que las mujeres sigan lavando ropa en esta pila colorada… Bueno, ¿empieza aquí la calle Real de El Tejar?… ¡Qué raro está todo esto! la hilera de las casas del pueblo aún siguen con los mismos colores... Sus cavilaciones fueron interrumpidas por el tañido de las campanas y apresuró el paso; detestaba llegar tarde a misa. Al entrar, con actitud huraña y humilde la hizo buscar un lugar apartado de todos y estar lo más cerca de Dios.
El cura les dio la bendición para ir en santa paz y los feligreses se fueron retirando. En el momento Ella percibió las miradas de algunos parroquianos y escuchó su nombre entre el cuchicheo de algunas señoras santurronas. Cuando salió del templo, el encenizado firmamento le seguía ganando el pulso al sol. Se detuvo en el mercado para comprar los víveres de la semana.

—¿Cómo estás, Mencha?
—Más o menos, Loida
—¿Alguna noticia de tu marido, vos?
—Nada.
—¡Ese se fue con otra mujer y vos aquí de babosa sufriendo!
—La mera verdad no sé, usted conoce cómo son los hombres.
—Tienes razón, el burro del Tulio no deja el maldito guaro y anda saltando como gato caliente entre las queridas. A veces se desaparece por días y yo con la pena de que algún día le vaya a pasar una desgracia.
— Loida, ya me voy, se hace tarde y pronto lloverá.
—Estas en lo cierto, creo que tendremos de nuevo otro temporal.

El camino que va en dirección de su vivienda algunas amistades la detuvieron para saludarla. Al entrar Mencha en casa y guardar lo comprado hizo el café y sirvió dos tazas exclamando:
—El café ya está listo y odio cuando se enfría sobre la mesa.
La respuesta fue el silencio. Siguió sentada en espera del invitado que nunca llegó. Se dirigió al baño y salió hecha una fiera vociferando:

—Volviste a dejar la tapa del inodoro levantada. ¡Chingar con vos! ¿Cuántas veces te he dicho que cuando uses el baño la pongas de nuevo en su lugar? Si no te has dado cuenta tenemos genitales diferentes. Y súbitamente se detuvo ¿Quién es la del espejo? ¿Se parece a mí? ¿Dónde está el sartén quemado? Lo sé, no creas que soy tan bruta, la otra tarde encontré los vasos quebrados en el basurero. ¿Escondiste algo más? —Cantando dice— Lo voy a encontrar, ya lo veras… ¿Sabes quién preguntó por vos? Don Meme, tan linda persona. Me enseñó los nuevos diseños de los manteles típicos. Ese señor sí vale la pena, hombre honesto y trabajador. Buen esposo y padre responsable. Ahora, recordando, vos zángano del diablo trabajaste para él y querías joderlo en el juzgado para quitarle uno de sus telares después de que el pobre hombre te dio de hartar… maldito desagradecido… La Loida preguntó si tengo noticias tuyas, yo me hice la desentendida —río burlonamente— Don Mauro, el de la funeraria está atrasado con tanto muerto. Ya le dije que lo ayudaría por las mañanas, no quiero dejarte solo mucho tiempo ahora que eres mío, mío, solo mío. —Empieza a bailar abrazada de alguien invisible. De repente se detiene y su mirada turbia escudriña los rincones de la vivienda y dice: — A la que me gustaría hacerla picadillo es a la enjuta tiendera enclenque de la Maruca; sigue insistiendo que papá y mamá no son mis papás…

Lo grisáceo de la atmósfera se ennegreció y la lluvia empezó a repiquetear en las láminas. La luz artificial se ausentó. Mencha, escondida bajo la mesa está aterrorizada. Echa a correr hacia la alcoba cerrando la puerta de golpe. Se mete a la cama alocadamente cubriéndose con las sábanas. Afuera los flashes relampagueantes traspasan los vidrios de las ventanas proyectando sombras deformadas en la habitación.

Dice ella:

—No puedo vivir sin ti; a pesar de las golpizas y abortos provocados por tus borracheras. La cuchillada en mi espalda. Intentaste machetearme más de una vez y nunca olvido el día que fui a dar al hospital por culpa del veneno de ratas que me obligaste a tomar. ¿Crees en el amor eterno? Yo no tengo ninguna duda. Por eso no te dejé marchar con esa chucha callejera. ¿Abandonarme? ¡Oh no! Después del sufrimiento vivido, ¡no! Acuérdate, estamos unidos bajo la ley de Dios y de los hombres. ¿Qué te pasa? La cara la tienes deteriorada, se está despellejando la piel y empiezas a oler mal. Mañana iré a cremar esos cadáveres. ¡Aja! ya me lo figuraba. Esto fue lo que se desapareció de mi cocina… pícaro, siempre dándome sorpresas, aquí traes escondido el cuchillo, ¿Por qué lo tienes clavado en el pecho?
 
ninive,05.02.2014
Amor Eterno

al asomarse al callejón Mencha (se asomó al callejón y) descubrió un cielo anubarrado y el viento (vientecillo) le caló hasta los huesos. Se dijo: “lloverá por la noche otra vez”.
Antes de cerrar el portón, exclamó:

—¡Ya voy a regresar!

Al bajar la cuestecilla se detuvo un momento. Difusa pensó: “Que chocante que las mujeres sigan lavando ropa en esta pila colorada… Bueno, ¿empieza aquí la calle Real de El Tejar?… ¡Qué raro está todo esto! la hilera de las casas del pueblo aún siguen con los mismos colores... Sus cavilaciones fueron interrumpidas por el tañido de las campanas y apresuró el paso; detestaba llegar tarde a misa. Al entrar, con actitud huraña y humilde( la hizo buscar)BUSCÓ un lugar apartado de todos PARA (y )estar lo más cerca de Dios.
EN EL MOMENTO EN EL QUE El cura (les dio) la bendición para ir en santa paz y los feligreses se fueron retirando. (En el momento )Ella percibió las miradas de algunos parroquianos y escuchó su nombre entre el cuchicheo de algunas señoras santurronas. Cuando salió del templo, el encenizado firmamento le seguía ganando el pulso al sol. Se detuvo en el mercado para comprar los víveres de la semana.

—¿Cómo estás, Mencha?
—Más o menos, Loida
—¿Alguna noticia de tu marido, vos?
—Nada.
—¡Ese se fue con otra mujer y vos aquí de babosa sufriendo!
—La mera verdad no sé, usted conoce cómo son los hombres.
—Tienes razón, el burro del Tulio no deja el maldito guaro y anda saltando como gato caliente entre las queridas. A veces se desaparece por días y yo con la pena de que algún día le vaya a pasar una desgracia.
— Loida, ya me voy, se hace tarde y pronto lloverá.
—(Estas en lo cierto,) creo que tendremos de nuevo otro temporal.

EN El camino (que va) en dirección de su CASA(vivienda )algunas amistades la detuvieron para saludarla. Al entrarCOMA GUARDÓ LAS COMPRAS PREPARÓ (Mencha en casa y guardar lo comprado hizo) el café y sirvió dos tazas exclamando:
—El café ya está listo y SABES QUE odio cuando se enfría sobre la mesa.
La respuesta fue el silencio. Siguió sentada en espera del invitado que nunca llegó. FUE (Se dirigió al baño y salió hecha una fiera vociferando:

—Volviste a dejar la tapa del inodoro levantada. ¡Chingar con vos! ¿Cuántas veces te he dicho que cuando uses el baño la pongas de nuevo en su lugar? Si no te has dado cuenta tenemos genitales diferentes. Y súbitamente se detuvo ¿Quién es la del espejo? ¿Se parece a mí? ¿Dónde está el sartén quemado? Lo sé, no creas que soy tan bruta, la otra tarde encontré los vasos quebrados en el basurero. ¿Escondiste algo más? —Cantando dice— Lo voy a encontrar, ya lo veras… ¿Sabes quién preguntó por vos? Don Meme, tan linda persona. Me enseñó los nuevos diseños de los manteles típicos. Ese señor sí vale la pena, hombre honesto y trabajador. NO PUNTO MEJOR COMA Buen esposo y padre responsable. Ahora, QUE ME ACUERDO (recordando), vos zángano del diablo trabajaste para él y querías joderlo en el juzgado para quitarle uno de sus telares después de que el pobre hombre te dio de hartar… maldito desagradecido… La Loida preguntó si tengo noticias tuyas, yo me hice la desentendida —río burlonamente— Don Mauro, el de la funeraria está atrasado con tanto muerto. Ya le dije que lo ayudaría por las mañanas, no quiero dejarte solo mucho tiempo ahora que eres mío, mío, solo mío. —Empieza a bailar abrazada A (de )alguien invisible. De repente se detiene y su mirada turbia escudriña los rincones de la vivienda y dice: — A la que me gustaría hacerla picadillo es a la enjuta tiendera enclenque de la Maruca; sigue insistiendo que papá y mamá no son mis papás…

Lo grisáceo de la atmósfera se SE TORNÓ MÁS OSCURO (ennegreció y la lluvia empezó a repiquetear en las láminas DEL TECHO. La luz artificial se CORTÓ (ausentó. Mencha, escondida bajo la mesa está aterrorizada.COMA, LUEGO Echa a correr hacia la alcoba Y CIERRA(cerrando)la puerta de golpe. Se mete a la cama alocadamente cubriéndose con las sábanas. Afuera los flashes relampagueantes traspasan los vidrios de las ventanas proyectando sombras deformadas en la habitación.

Dice ella: (NO VEO QUE DEBAS APUNTAR ESTA FRASE DESDE SIEMPRE DICE ELLA , NADA CAMBIA)

—No puedo vivir sin ti; a pesar de las golpizas y abortos provocados por tus borracheras.PUNTOS SUSPENSIVOS... La cuchillada en mi espalda. PUNTOS SUSPENSIVOS...Intentaste machetearme más de una vez y nunca OLVIDARÉ(olvido) el día que fui a dar al hospital por culpa del veneno de ratas que me obligaste a tomar. ¿Crees en el amor eterno? Yo no tengo ninguna duda. Por eso no te dejé marchar con esa chucha callejera. ¿Abandonarme? ¡Oh no! Después del sufrimiento vivido, ¡no! Acuérdate, estamos unidos bajo la ley de Dios y de los hombres. ¿Qué te pasa? La cara la tienes deteriorada, se está despellejando la piel y empiezas a oler mal. Mañana iré a cremar esos cadáveres. ¡Aja! ya me lo figuraba. Esto fue lo que se desapareció de mi cocina… pícaro, siempre dándome sorpresas, aquí traes escondido el cuchillo, ¿Por qué lo tienes clavado en el pecho?


ESTA MENCHA ESTÁ MÁS LOCA QUE UNA CABRA. EN FIN .
EL FINAL SE PREVEE .
ESPERO HABERTE AYUDADO ¿DE DONDE SACAS ESOS NOMBRE? EL DEL CUENTO ANTERIOR TAMBIÉN ME SORPRENDIÓ.

Sé que esperas una crítica y puedo darte una sola pero importante. Cuando tengas un tema, todo vale, depende de como lo presentarás. En este caso faltó pulido y profundidad .Mi corrección va a lo general. Aquí tienes que hacer con una mujer desequilibrada y no has sabido profundizar. Vale más alargar un cuento si eso irá en favor del estudio del protagonista. Este cuento es más bien un monólogo, un flash sobre una pobre desquiciada. Puede dar más. pARA LOGRARLO SERÍA MEJOR USAR EL NARRADOR OMNISCIENTE, ese narrador que puede saber todo lo que hace y piensa y siente la protagonista. Hasta otra

 
sullivan074,11.02.2014
Querida Ninive.
Gracias por su corrección atendere con gusto sus sugerencias.

Saludos!
 
ninive,19.02.2014
la busqueda de esclavo -moderno


Sugerencias

¿Era o no era?
La vio entrar entre rechiflas y gritos, ya casi desnuda. Ella TOMA (agarra) el tubo de metal cromado y se impulsa hacia arriba abriendo las piernas. Él ve cómo aplauden aquellos estúpidos desde las mesas, y otros le tiran billetes.
¿Era o no era Araceli?
Se mordió los nudillos sin dejar de mirar a esa mujer Y sin dejar de preguntarse.
Tambaleándose en un vértigo de tequila, se acercó al escenario. Las miradas se tantearon en la distancia, y recordó el idilio en Nueva Concepción.

Nunca fue del agrado de doña Joaquina, quien le estudiaba de pies a cabeza al igual que a un insecto.
Cristian y Araceli se conocieron en la iglesia, y se volvieron inseparables. El inocente y tembloroso beso no tardó en llegar.
La escuela cerró, y a través de escritos dejados en lugares secretos y LA ayuda de amigos LOGRARON COMUNICARSE DURANTE LAS (se comunicaron en las) vacaciones. En la secundaria soñaron: él quería ser ingeniero, y ella bailarina.
Doña Joaquina falleció. Araceli no tenía más parientes QUE ELLA, así que la posibilidad de quedarse EN EL PUEBLO era improbable; la familia residía en la ciudad, y (allá )tendría que ir (ella) a vivir ALLÁ. Después del funeral, se quedó POR un tiempo.
LA MAÑANA ANTERIOR A LA PARTIDA (Esa mañana) salieron a estudiar… y el atardecer los sorprendió DESNUDOS EN LA HAMACA en una covacha con rumores del campo, (desnudos en la hamaca.)
(Un nuevo día despuntó.) aL DIA SIGUIENTE Las promesas se unieron a la triste despedida: el bus arrancó, y él guardó el rostro de ella como si fuese una fotografía.

Cristian EMPEZÓ LA UNIVERSIDAD EN OTRA CIUDAD (emigró para empezar la universidad )y se reencontró con Araceli VARIAS VECES (En los moteles) se refugiaron REFUGIABAN EN LOS MOTELES y se juraron amor eterno.
Una tarde de abril EN LA QUE fue a proponerle que vivieran juntos NO LA ENCONTRÓ .

ENTRE ESTA FRASE Y LA PRÓXIMA ESTÁ EL MAYOR PROBLEMA


LOS AFLIGIDOS PARIENTES LE CUENTAN QUE ARACELI HABÍA ADOPTADO UNA ACTITUD MISTERIOSA ANTES DE DESAPARECER
(La actitud misteriosa de Araceli antes de su desaparición le cuentan los afligidos parientes.)
Uno (de la familia piensa)PENSÁBA que se DEBÍA A LA EDUCACIÓN QUE RECIBIÓ DE LA (bió al trato que le dio la )bruja de doña Joaquina.



NO SE SABE QUIEN ERA JOAQUINA¿UNA ABUELA?


Entre argumentos a favor y en contra DE LA VIEJA, alguien le pregunta si HABÍAN (han= reñido.
—Hacíamos planes para casarnos cuando me graduara.
Otro familiar agregó:
—Pues ya preguntamos con sus amistades, y no saben nada. Por un momento pensamos que se había ido a vivir con vos.
—¡Conmigo no está! La última vez que conversamos, me despedí de ella en esta misma puerta.
Apesadumbrado, Cristian visitó hospitales y departamentos de Policía. Nunca se rindió.
Y ahora, pasados cincuenta meses y una noche, allí está ella frente a él.
ESTO DE CINCUENTA MESES PODÉS REDUCIRLO EN AÑOS RESULTA MEDIO RARO
Cristian se encamina a la salida. La luz de la calle lo recibe .(llorando)ESTÁ LLORANDO

SI DEJARAMOS EL GERUNDIO LLORANDO DE TU FRASE ORIGINAL SE COMPRENDE QUE LA LUZ ESTABA LLORANDO

EL GERUNDIO ES EL SEGUNDO VERBO DEL MISMO SUJETO. TE LO ACLARO CON UN EJEMPLO MÁS EVIDENTE

"LA MUJER RECIBIÓ AL PERRO LADRANDO
DEBE SER LA MUJER RECIBIÓ AL PERRO QUE LADRABA.

MEJOR QUE REPASES EN UNA GRAMÁTICA EL USO DEL GERUNDIO

. Enciende un cigarrillo bajo el rótulo club de bailarinas del barón azul.
La infatigable búsqueda ha concluido.



A LO MEJOR EXAGERO . TOMA O DEJA . ESTE CUENTO MERECÍA . TE FELICITO
 
ninive,28.02.2014
de Sullivan 074 para corregir
 
ninive,28.02.2014
de sULLIVAN 074 para corregir
El tendajo
Es difícil de creer, si alguien te lo cuenta, no son cosas que uno pueda asimilar fácilmente, aun a pesar de haberlo vivido, se me hace difícil creer que fue real, y que no fue un sueño o producto de mi imaginación, a veces me pregunto si habrá sido una ilusión producto de mis delirios por la falta de la ´medicina´.

El hecho es que a pesar de haber pasado solo dos meses de que esto termino, me parece que haya pasado muchos años.

Comenzare por contarles un poco de mí.

Nací en el año de 1965, sonaban en la radio los que ahora son viejos éxitos de aquel cuarteto inglés, mi madre sostenía la familia tras haber sido abandonada por un esposo que abrumado por las deudas, los hijos y al no tener forma de salir al paso decidió que lo mejor sería irse de bracero, y nadie supo más de él.

Mi infancia fue relativamente feliz, si se le puede llamar felicidad al hecho de pasar el tiempo solo sin nadie que te diga que debes levantarte para ir a la escuela, sin nadie que te diga que debas lavarte o ir a la cama antes de que den las doce de la medianoche.

Así de esta forma crecí con la compañía de otros niños que se daban cita en la esquina del barrio las amapolas. Nombre que le dieron por las señoras que se reunían las noches en la esquina siguiente donde el tráfico de autos era mayor.

En 1980 tuve mi primer conflicto con la sociedad, uno de los señores que se llevaban a la mama del `gancho´ (un compañero de barrio) al parecer no quería dejar ir a la señora y le propino una bofetada, entonces sin decirnos nada y sin que nadie se pusiera de acuerdo nos lanzamos a la carga contra el señor y su auto dejándolo a él malherido y al auto poco menos que convertido en chatarra. La policía nos detuvo pero al cabo nos dejaron ir por ser menores de edad.

Ese fue el inicio de una carrera larga que aunque ahora en retrospectiva puedo decir que hubiera preferido otra vida, ya no es posible echarse atrás.

En mi vida he pasado por muchas experiencias, he visto casi de todo y aún con eso no estaba preparado para lo que tendría que afrontar.

A ella la conocí una tarde que salíamos de atracar una tienda de esas que no cierran en toda la noche, eran las 10:00 de la noche y los camaradas, la estaban chanceando, yo me acerque y quedé sorprendido por su mirada, era su rostro como una representación de lo divino, me miro y no vi en ella temor alguno más bien como si mis compañeros y yo fuéramos polillas a las que ella con su luz estuviera acostumbrada. Intervine y demande que la dejaran en paz, me obedecieron y nos fuimos de ahí.
Después la volví a ver y le hable salimos juntos y me enamore de ella, al principio pensé que todo iba bien pero un día me dijo que ya no la buscara más, que ella no podría ser para mí, además no estaba dispuesta a seguir con alguien que no tenía claro su futuro, alguien que ni siquiera sabía que es lo que quería en la vida, no podría ofrecer la seguridad de una familia.

Claro que me quebró el corazón, y a partir de ahí me hice más a la vida del delito.

En el año de 2010 trabajaba para un reconocido empresario de la localidad, mis funciones eran de chofer, seguridad personal, asignado a tareas que no aparecían en el decálogo del buen empleado, más que decir, que mi sueldo por mucho más alto que el ejecutivo de más nivel; ni siquiera aparecía en la nómina.

Estaba ahí con tal señor para cumplir las tareas y el trabajo sucio de debía hacerse. Ese día me habían solicitado que llevara unas chicas a una casa que estaba por el boulevard San Ángel a un costado del Rio grande.
Por un lado del boulevard, los cañaverales y bambúes casi invadían la cinta asfáltica, por la acera contraria se reunían muchos jovencitos y sus parejas a embriagarse con los sonidos de sus autos a todo el volumen posible. La casa en que se efectuaba la reunión era propiedad del patrón y solo la empleaba para reunirse con sus amigos, políticos y empresarios. Donde se daban cita como si fuesen vampiros, al amparo de la noche, aparecían en sus grandes carros con sus agentes de seguridad escoltándolos y por un portón vigilado con cámaras de seguridad, entraban a la propiedad.

Ese día llegué con las chicas a la casa, ellas corrieron adentro para prepararse y estar presentables cuando la fiesta iniciara. El sonido de mi teléfono celular me hizo apartar la vista del pequeño pero bien formado trasero de la chica más nueva, a ella la había reclutado Sonia, la más veterana de las muchachas que formaban la corte de mi patrón. -Si señor dígame, Claro señor aquí estaré, si señor las chicas están dentro sin problemas. Así será señor. - con estas palabras respondí a los requerimientos del dueño de la casa, que me pedía que estuviera al pendiente y no me separara por nada del cuarto de las chicas, hasta que llegara él, entonces me debería dirigir a conseguir algo para que la fiesta se `animara´.

Cuando la hora llego me dirigí al auto y salí por la puerta trasera de la propiedad, un camino empedrado me condujo hasta la intersección con el boulevard de ahí me dirigí a la ciudad, pasaría a la casa de Pedro el antiguo camarada de andanzas, él tenía el contacto con los surtidores de todo lo que para esas fiestas se ocupaba. pasaba por la avenida reforma justo al terminar el campus de la universidad del Valle, hay un gran terreno baldío casi como dos hectáreas de matorrales, a espaldas de un gran centro comercial, he pasado infinidad de veces por ahí y nunca me había pasado por la mente el voltear hacia esa parte del terreno , justo casi en medio a unos 20 metros de la barda que delimita el súper, una pequeña casucha de madera con aspecto de tener cien años, con un faldón con letras casi borradas por el sol y la lluvia. Un foco rojo que colgaba de dos alambres, era lo único que anunciaba que había alguien ahí para atender.
Hablando para mi dije: Si claro a quien se le podrá ocurrir comprar algo ahí seguramente han de tener latas de hace mil años. Aun si saber porque me encontré dando vuelta al auto y encaminándome hacia el tendajo, pase el camino de terracería con matorrales a ambos lados del auto, casi lamentaba el haberme decidido a ir ahí porque si la pintura del auto se dañaba tendría que pasarle el pulidor y encerarlo de nuevo.

Llegue al puesto y el foco, que desde la avenida parecía alumbrar el tendajo entero, aquí no parecía alumbrar más que una cerilla. Sin embargo extrañamente no dejaba nada en la completa oscuridad, era como si esa pequeña y débil luz alumbrara solo lo que querías o debería decir lo que tenías que ver. Atendía el puesto un anciano que miraba con ojos sin ver, como si no estuvieras ahí y él te mirara desde una distancia de mil metros y cientos de años en el tiempo. Su voz en contrapunto con su imagen sonó fuerte y clara:
- Buenas noches tenga usted!-
- Buenas Don, -conteste- Sabe ando llevando ....... y no sabía que debía pedir ya que solo la curiosidad me había llevado hasta ahí. -Se lo que deseas- me dijo el viejo, y enseguida saco una pequeña bolsa, con la otra mano saco un refresco de sabor toronja y una cajetilla de cigarros blancos mentolados de la marca que fumo.

Como acto final saco una cajita de gomas de mascar y añadió: son 10,042 pesos. Primero fue el desconcierto al haber visto que el decrepito viejo sacaba un refresco el mismo que tenía en mente, aun sin que yo supiera que lo deseaba sabía que inevitablemente compraría una cajetilla de cigarros y las gomas de mascar, me extraño que fuesen de las marcas que yo consumo pero lo más raro y que me hizo sonreír mientras le decía
- Oiga Don no se le hace un poco caro para el refresco y los cigarros?¨- No olvides la bolsa hijo- me contestó, abrí la bolsa de papel que me tendió sobre el mostrador y encontré otras pequeñas bolsitas abrí una y probé; la mejor medicina para fiestas que había probado, quise preguntar cómo y de dónde pero el viejo solo sonrió y me dijo : Sin preguntas, tú compras yo vendo lo que necesites, todo lo que necesites. - -Regresaras pronto- agrego y tendió la mano. Sin palabras saque el fajo de billetes que llevaba y que eran 10, 000 pesos exactos y se los di al anciano.
- Falta lo del refresco y los cigarros- mecánicamente saque de mi bolsillo otro billete de 50 pesos y se lo di agregando - Así está bien con el cambio señor, gracias.-

Subí al auto y entregue lo comprado, después de un par de horas recibí una llamada de mi patrón, me pidió que me presentara al pequeño despacho que tenía en esa casa. Pensé que quizá estuviera molesto por el producto que lleve, después de todo solo había abierto una de las bolsitas.
- Pinche viejo jijo de su madre- murmure por lo bajo y nervioso me acerque con el jefe.
-Flaco- me dijo, - Quiero que me consigas más de lo mismo pero que sea de la que trajiste hace rato, dile a tus amigos que así deberían vender siempre no el pinche mugrero que regularmente traes. - Sonriendo saco un fajo de billetes y agrego
-Quizá más tarde te toque alguna de las chicas, uno de los politiquillos no llego y anda solita- con una sonrisa guiño un ojo y salió de la sala.

Después que salió de la habitación me quedé atónito, no podía pensar claramente en lo que me había dicho el jefe, resulta que entonces la mercancía que aquel viejo me vendió era de lo mejor, eso sí que estaba de verse. Rápidamente me encamine hacia el tendajo, cuando llegue había dos o tres carros por delante de mí, pude notar que las personas que llegaban hacían pocos ademanes y después sacaban el dinero para tomar lo que aquel anciano les ofrecía.

Cuando me llegó el turno apenas me había bajado del carro cuando el anciano puso sobre el mostrador una bolsa similar a la que me dio más temprano. Antes de pronunciar cualquier palabra me dijo: son 20,000 pesos hijo - ¿Cómo supo que vendría por más? – Replique -No lo sabía cuándo viniste por primera vez hijo, pero ahora sí sé que regresaras.- una sonrisa que más bien parecía una mueca retorció el rostro de aquel viejo. Y sin que me dejara pronunciar palabra me dijo – -Son 20,000 pesos hijo, tengo trabajo-.

Los días pasaron y habitualmente seguí yendo al puesto de aquel viejo, poco a poco me deje de sorprender cuando el decrepito anciano me ofrecía exactamente el producto que deseaba. Sin saber me había acostumbrado al hecho de que siempre tuviera lo que deseaba, a veces llevaba unas latas de atún, otras veces solicitaba artículos de limpieza, munición para mis armas, café, cargadores de batería, y un montón de cosas que ya ni recuerdo.

Un día el jefe me pregunto qué de donde obtenía el producto para las fiestas, ya que él no había probado tal mercancía antes de que se la llevara yo. Le comente que de aquella tienda e intrigado me pidió que lo llevara allá, por el camino le comente que tenían bien surtido y que todo lo que pidiera ahí lo podría encontrar, él se rió y dijo que si existiera tal lugar donde él podría encontrar todo lo que quisiera, tendría que visitarlo. (Al escucharme hablándole al patrón de lo bien surtida que estaba la tienda, recordé una cosa curiosa: jamás había visto en aquel tendajo, ningún producto en exhibición, nada que estuviera sobre anaqueles y todo lo que yo hubiera querido pedir parecía que siempre estaba a la mano de aquel extraño viejo.)

Llegamos y como de costumbre el viejo me dijo que mi pedido estaba listo y pidió el dinero, ya por costumbre tome la bolsa y pague, subí al carro y le comente al patrón si se le ofrecía algo, él sonrió y dijo: espera aquí ya vuelvo- al poco rato regreso y se le veía el rostro como entre complacido y contrariado, me dijo –Flaco, rápido vamos a mi oficina, pero de verdad aprisa- sin decir palabra salí por la avenida y me encamine hacia el edificio que era la base de operaciones del patrón.

Durante el trayecto el casi no dijo nada pero casi al llegar me dijo: Flaco ¿Cómo supo el anciano ese lo que le pediría?, es exactamente lo que he estado buscando por años y ahí lo tiene en un tendajo miserable. - no lo sé jefe- no había pensado en eso antes.- te daré 80,000 pesos e iras por el encargo me lo traes inmediatamente, yo no quiero regresar ahí.

Después de ese episodio me dio por pedir cosas que sabía eran muy difíciles de conseguir, casi raye en lo imposible pero si el objeto existía ahí lo encontraría, cabe decir que cuanto más exótico o difícil de conseguir, el precio iba acorde con lo raro del objeto. Esta manía de conseguir cosas me hizo que mi rendimiento en el trabajo fuera mermando, tuve que aceptar otras actividades fuera del horario de mi patrón, y como dice el dicho quien a dos amos sirve…. A los pocos meses fui despedido y por regla de mi patrón, no podía dejarme ir así solamente, no con todo lo que yo sabía, pero mis sentidos aun no estaban embotados y por eso pude hacerle frente al mensajero, me defendí y ciego de ira fui a buscar a mi ex jefe, tuvimos una plática interesante y al final me retire de ahí dejándole a modo de renuncia un pequeño pero efectivo agujero en medio de los ojos.

Seguí cayendo cada vez más bajo aceptando encargos por unos pocos pesos, y todo se me iba en la mercancía de aquel tendajo, cuando las noches me atrapaban, me quedaba solo mirando las estrellas y entonces lloraba, lloraba porque la recordé de pronto, llego a mí un día después de tantos años llego a mi mente como un huracán, con todo el poder de su encanto y con el aroma de su cabello perfumado me golpeo casi dejándome sin sentido. Ese día la había visto a la salida de un banco, estaba en mi auto en labor de vigilancia para un pequeñito trabajo que tenía, y entonces la vi... los recuerdos acudieron en tropel y por la noche se desbordaron. Las lágrimas no pudieron contener la impotencia que sentía, el llanto no lograba sacar el rencor ni la amargura, tome mi medicina, y agotado dormí…

Aún era de madrugada cuando desperté y casi en modo automático me dirigí al puesto.

El anciano me vio y con cara de siempre me dijo: Solo Lo que puedas pagar con efectivo hijo- aun con los ojos hinchados y enrojecidos por el llanto le dije- no me importa cuánto cueste, la quiero a ella!!!- el anciano meneo la cabeza y me volvió a decir
- Hay cosas que no se pueden comprar hijo, y aun cuando sepas que es solo ilusión lo que compras, el precio es muy caro, demasiado caro….-
-¿Cuánto??- reclame casi gritando -¿Cuánto quiere? Maldito viejo!!- lo tome por la camisa y lo estruje, al contacto con él me pareció sacudir un saco vacío , una pequeña nube de polvo se soltó de aquel arcaico viejo y a pesar de haberlo sacudido violentamente, el no dio muestras de haber sido agredido, con una sonrisa que casi me dio escalofríos me dijo:

- Mañana tendrás lo que deseas, pero deberás pagar un precio muy alto….-
- No me importa, lo pagare, lo aseguro.-
- Bien, está hecho tendrás lo tuyo y mañana a medianoche me darás lo mío, aquí mismo. - Dicho esto bajo la madera que le servía de faldón y cerro el tendajo, apago el foco y quede sumergido en la absoluta oscuridad.

A la mañana siguiente desperté en mi habitación, el mareo acostumbrado me lo pase con una cerveza que saque del refrigerador, el sabor amargo pero reconfortante de la bebida me aclaro un poco la mente y recordé la noche anterior.
Pensé que había soñado pero en mi mano tenía el sello de compra - ahora sí que vamos a ver cómo le haces viejo- pensé, mientras me bañaba y me preparaba para salir con el encargo, ese día era el día elegido para cumplir con el trabajo, tenía que despachar a un estiradillo de una oficina que había incomodado a alguien, no sé si serian negocios chuecos, líos de faldas o lo que fuera, me habían dado anticipo y al terminar el trabajo tendría el resto.

Salí y llegue a la esquina del banco donde el día anterior la había visto a ella. Me baje del auto, y en ese momento la vi, y ella me vio, me reconoció y me hablo: me dijo – Eres tú? ¿De verdad eres tú?- Yo sonreí y tendí mis brazos, el viejo había cumplido….

Fue el día más feliz de mi vida, ahora en retrospectiva puedo decir que quizá valió la pena, aunque como dijo el viejo, el precio fue muy alto.

Cuando acudí pasada la medianoche al tendajo, estaba oscuro como la noche anterior. Encendí una linterna que tenía y llame. No hubo respuesta, toque sobre la madera que servía de tapa, llamé
- Viejo!, Don!, aquí estoy abra!! - nadie respondió, levante la tapa y coloque el palo que servía para detenerla, brinque al otro lado del mostrador, se encendió el foco rojo, y pude ver que no había nadie más en el pequeño cuarto de solo 2 metros por 1.5 metros. Un pequeño banco y un estante vacío, así como una caja con bolsas y un bote donde recuerdo, el viejo echaba el efectivo. De pronto unas luces iluminaron el camino, -ahí viene el viejo- pensé. Se bajó un joven de veintitantos años y me dijo -Que tal viejo, quiero 100 dólares de ya sabes qué. - Casi mecánicamente baje la mano hacia la caja de bolsas y la coloque sobre el mostrador, en ese momento vi mi propio brazo y mi mano parecía haber envejecido mil años de pronto tuve conciencia que había pagado el precio…


 
NINIVE,03.03.2014
De Sullivan 074 para corregir

El tendajo
Es difícil de creer,SACAR COMA si alguien te lo cuenta, no son cosas que SE uno puedaN asimilar fácilmente, aun AÚN a pesar de haberlo vivido, se me hace difícil creer que fue real,SACAR COMA y que no fue un sueño o **producto de mi imaginación, a veces me pregunto si habrá sido una ilusión producto de mis delirios por la falta de la ´medicina´.
**EN ESTAS ÚLTIMAS LÍNEAS REPITES DOS VECES “PRODUCTO” Y NO QUEDAN BIEN ESAS RIMAS INTERNAS “IMAGINACIÓN-ILUSIÓN”

(El hecho es que) a pesar de QUE PASARON (haber pasado) solo dos meses (de) DESDE que esto termino Ó, me parece que hayaN TRASCURRIDO (pasado) muchos años.
CORRIJO DOS **PASADO** ATENCIÓN A LAS REPETICIONES!!!

ComenzareÉ por contarles un poco de mí.

Nací en (el año de) 1965, ENTONCES TRANSMITÍAN POR ( sonaban en )la radio los que ahora son viejos éxitos de aquel cuarteto inglés,
AQUÍ PUNTO
Mmi madre sostenía la familia tras haber sido abandonada por MI PADRE QUIEN (un esposo que) abrumado por las deudas(, los hijos y) al no tener forma de salir al paso decidió que lo mejor ERA (sería )irse de bracero,PUNTO DESDE ENTONCES ( y )nadie supo más de él.

Mi infancia fue relativamente feliz, si se le puede llamar felicidad al hecho de pasar el tiempo solo sin nadie que te diga que debes levantarte para ir a la escuela, sin nadie que te diga que debas lavarte o ir a la cama antes de que den las doce de la medianoche.

Así de esta forma crecí EN (con la) compañía de otros niños que se daban cita en la esquina del barrio las amapolas.LE DIERON ESE NOMBRE A LA CALLE POR (L nombre que le dieron por) las señoras que se reunían ´POR LAS noches en la esquina siguiente donde el tráfico de autos era mayor.

En 1980 tuve mi primer conflicto con la sociedad, uno de los señores que se llevaban a la mama del `gancho´ (un compañero de barrio) al parecer no quería dejar ir a la señora y le propino una bofetada, entonces sin decirnos nada y sin que nadie se pusiera de acuerdo nos lanzamos a la carga contra el señor y su auto dejándolo a él malherido y al auto poco menos que convertido en chatarra. La policía nos detuvo pero al cabo nos dejaron ir por QUE ÉRAMOS (ser) menores de edad.

Ese fue el inicio de una carrera larga que aunque ahora en retrospectiva puedo decir que hubiera preferido otra vida, ya no es posible echarse atrás.

En mi vida he pasado por muchas experiencias, he visto casi de todo y aún con eso no estaba preparado para lo que tendría que afrontar.

A ella la conocí una tarde que salíamos de ATRACO A(atracar)una tienda de esas que no cierran en toda la noche, eran las 10:00 (de la noche) y los camaradas, SACAR COMA la estaban chanceando, yo me acerque y quedé sorprendido por su mirada, era su rostro como una representación de lo divino, me miroÓ y no vi en ella temor alguno más bien como si mis compañeros y** yo fuéramos polillas a las que ella con su luz ESTABA (estuviera) acostumbrada.

**FRASE QUE NO SÉ CORREGIR MEJOR PERO DEJA MUCHO QUE DESEAR.

Intervine y demandeÉ que la dejaran en paz, me obedecieron y nos fuimos de ahí.
Después la volví a ver y le hableÉ salimos juntos y me enamoreÉ de ella, al principio pensé que todo iba bien pero un día me dijo que ya no la buscara más, que ella no podría ser para mí, además no estaba dispuesta a seguir con alguien que no tenía claro su futuro, alguien que ni siquiera sabía que es lo que quería en la vida, Y QUE no podría ofrecer la seguridad de una familia.

Claro que me quebró el corazón, y a partir de ahí me hice más a la vida del delito.

En (el año de) 2010 trabajaba para un ( re)conocido empresario de la localidad, mis funciones eran de chofer, seguridad personal, asignado a tareas que no aparecían en el decálogo del buen empleado, más que decir, que mi sueldo por mucho más alto que el DEL ejecutivo de más nivel; ni siquiera aparecía en la nómina.

Estaba ahí con EL tal señor para cumplir las tareas y el trabajo sucio (de debía hacerse.) Ese día me habían PEDIDO ORDENADO(solicitado) que llevara unas chicas a una casa que estaba por el boulevard San Ángel a un costado del Rio grande.
Por un lado del boulevard, los cañaverales y bambúes casi invadían la cinta asfáltica, por la acera contraria se reunían muchos jovencitos y sus parejas a embriagarse con los sonidos de sus autos a todo el volumen posible. La casa en que se efectuaba la reunión era propiedad del patrón y solo la empleaba para reunirse con sus amigos, políticos y empresarios. Donde se daban cita como si fuesen vampiros, al amparo de la noche, aparecían en sus grandes carros con sus agentes de seguridad escoltándolos y por un portón vigilado con cámaras de seguridad, entraban a la propiedad.

Ese día llegué con las chicas a la casa, ellas corrieron adentro para prepararse y estar presentables cuando la fiesta iniciara. El sonido de mi teléfono celular me hizo apartar la vista del pequeño pero bien formado trasero de la chica más nueva, a ella la había reclutado Sonia, la más veterana de las muchachas que formaban la corte de mi patrón. -Si señor dígame, Claro señor aquí estaré, si señor las chicas están dentro sin problemas. Así será señor. - con estas palabras respondí a los requerimientos del dueño de la casa, que me pedía que estuviera al pendiente y no me separara por nada del cuarto de las chicas, hasta que llegara él, entonces me debería dirigir a conseguir algo para que la fiesta se `animara´.

Cuando la hora llego me dirigí al auto y salí por la puerta trasera de la propiedad, un camino empedrado me condujo hasta la intersección con el boulevard de ahí me dirigí a la ciudad, pasaría a la casa de Pedro el antiguo camarada de andanzas, él tenía el contacto con los surtidores de todo lo que para esas fiestas se ocupaba. pasaba por la avenida reforma justo al terminar el campus de la universidad del Valle, hay un gran terreno baldío casi como dos hectáreas de matorrales, a espaldas de un gran centro comercial, he pasado infinidad de veces por ahí y nunca me había pasado por la mente el voltear hacia esa parte del terreno , (Justo casi) en medio a unos 20 metros de la barda que delimita el súper,HABÍA una pequeña casucha de madera con aspecto de tener cien años, con un faldón con letras casi borradas por el sol y la lluvia. Un foco rojo que colgaba de dos alambres, era lo único que anunciaba que ALLÍ había alguien ahí para atender.
Hablando para mi dije: Si claro a quien se le podrá ocurrir comprar algo ahí seguramente han de tener latas de hace mil años. Aun si saber porque me encontré dando vuelta al auto y encaminándome hacia el tendajo, pase el camino de terracería con matorrales a ambos lados del auto, casi lamentaba el haberme decidido a ir ahí porque si la pintura del auto se dañaba tendría que pasarle el pulidor y encerarlo de nuevo.

Llegue al puesto y el foco, que desde la avenida parecía alumbrar el tendajo entero, aquí no parecía alumbrar más que una cerilla. Sin embargo extrañamente no dejaba nada en la completa oscuridad, era como si esa pequeña y débil luz alumbrara solo lo que querías o debería decir lo que tenías que ver. Atendía el puesto un anciano que miraba con ojos sin ver, como si no estuvieras ahí y él te mirara desde una distancia de mil metros y cientos de años en el tiempo. Su voz en contrapunto con su imagen sonó fuerte y clara:
- Buenas noches tenga usted!-
- Buenas Don, -conteste- Sabe ando llevando ....... y no sabía que debía pedir ya que solo la curiosidad me había llevado hasta ahí. -Se lo que deseas- me dijo el viejo, y enseguida saco una pequeña bolsa, con la otra mano saco un refresco de sabor toronja y una cajetilla de cigarros blancos mentolados de la marca que fumo.

Como acto final saco una cajita de gomas de mascar y añadió: son 10,042 pesos. Primero fue el desconcierto al haber visto que el decrepito viejo sacaba un refresco el mismo que tenía en mente, aun sin que yo supiera que lo deseaba sabía que inevitablemente compraría una cajetilla de cigarros y las gomas de mascar, me extraño que fuesen de las marcas que yo consumo pero lo más raro y que me hizo sonreír mientras le decía
- Oiga Don no se le hace un poco caro para el refresco y los cigarros?¨- No olvides la bolsa hijo- me contestó, abrí la bolsa de papel que me tendió sobre el mostrador y encontré otras pequeñas bolsitas abrí una y probé; la mejor medicina para fiestas que había probado, quise preguntar cómo y de dónde pero el viejo solo sonrió y me dijo : Sin preguntas, tú compras yo vendo lo que necesites, todo lo que necesites. - -Regresaras pronto- agrego y tendió la mano. Sin palabras saque el fajo de billetes que llevaba y que eran 10, 000 pesos exactos y se los di al anciano.
- Falta lo del refresco y los cigarros- mecánicamente saque de mi bolsillo otro billete de 50 pesos y se lo di agregando - Así está bien con el cambio señor, gracias.-

Subí al auto y entregueÉ lo comprado, después de un par de horas recibí una llamada de mi patrón, me pidió que me presentara al pequeño despacho que tenía en esa casa. Pensé que quizá estuviera molesto por el producto que lleveÉ, después de todo AQUÍ COMA solo había abierto una de las bolsitas.
- Pinche viejo jijo de su madre- murmureÉ por lo bajo y nervioso me acerqueÉ AL (con) el jefe.
-Flaco- me dijo, - Quiero que me consigas más de lo mismo pero que sea de la que trajiste hace rato, dile a tus amigos que así deberían vender siempre no el pinche mugrero que regularmente traes. - Sonriendo saco un fajo de billetes y agrego
-Quizá más tarde te toque alguna de las chicas, uno de los politiquillos no llego y anda solita- con una sonrisa guiño un ojo y salió de la sala.

Después que salió de la habitación me quedé atónito, no podía pensar claramente en lo que me había dicho el jefe, resulta que entonces la mercancía que aquel viejo me vendió era de lo mejor, eso sí que estaba de verse. Rápidamente me encamine hacia el tendajo, cuando llegue había dos o tres carros por delante (de mí,) NOTÉ pude notar) que las personas que llegaban hacían pocos ademanes y después sacaban el dinero para tomar lo que aquel anciano les ofrecía.

Cuando me llegó el turno apenas me había bajado del carro cuando el anciano puso sobre el mostrador una bolsa similar a la que me HABÍA DADO ANTES( dio más temprano. )Antes de pronunciar cualquier palabra me dijo: son 20,000 pesos hijo - ¿Cómo supo que vendría por más? – Replique -No lo sabía cuándo viniste por primera vez hijo, pero ahora sí sé que regresaras.- una sonrisa que más bien parecía una mueca retorció el rostro de aquel viejo. Y sin que me dejara pronunciar palabra me dijo – -Son 20,000 pesos hijo, tengo trabajo-.

Los días pasaron y habitualmente seguí yendo al puesto de aquel viejo, poco a poco me deje de sorprender cuando el decrepito anciano me ofrecía exactamente el producto que deseaba. Sin saber me había acostumbrado al hecho de que siempre tuviera lo que deseaba, a veces llevaba unas latas de atún, otras veces solicitaba artículos de limpieza, munición para mis armas, café, cargadores de batería, y un montón de cosas que ya ni recuerdo.

Un día el jefe me pregunto qué de donde obtenía el producto para las fiestas, ya que él no había probado tal mercancía antes (de que se la llevara yo.) Le comente que de aquella tienda e intrigado me pidió que lo llevara allá, por el camino le comente que tenían bien surtido y que todo lo que pidiera ahí lo podría encontrar, él se rió y dijo que si existiera tal lugar donde él podría encontrar todo lo que quisiera, tendría que visitarlo. (Al escucharme hablándole al patrón de lo bien surtida que estaba la tienda, recordé una cosa curiosa: jamás había visto en aquel tendajo, ningún producto en exhibición, nada que estuviera sobre anaqueles y todo lo que yo hubiera querido pedir parecía que siempre estaba a la mano de aquel extraño viejo.)

Llegamos y como de costumbre el viejo me dijo que mi pedido estaba listo y pidió el dinero, ya por costumbre tome la bolsa y pague, subí al carro y le comente al patrón si se le ofrecía algo, él sonrió y dijo: espera aquí ya vuelvo- al poco rato regreso y se le veía el rostro como entre complacido y contrariado, me dijo –Flaco, rápido vamos a mi oficina, pero de verdad aprisa- sin decir palabra salí por la avenida y me encamine hacia el edificio que era la base de operaciones del patrón.

Durante el trayecto el casi no dijo nada pero casi al llegar me dijo: Flaco ¿Cómo supo el anciano ese lo que le pediría?, es exactamente lo que he estado buscando por años y ahí lo tiene en un tendajo miserable. - no lo sé jefe- no había pensado en eso antes.- te daré 80,000 pesos e iras por el encargo me lo traes inmediatamente, yo no quiero regresar ahí.

Después de ese episodio me dio por pedir cosas que sabía eran muy difíciles de conseguir, casi raye en lo imposible pero si el objeto existía ahí lo encontraría, cabe decir que cuanto más exótico o difícil de conseguir, el precio iba acorde con lo raro del objeto. Esta manía de conseguir cosas me hizo que mi rendimiento en el trabajo fuera mermando, tuve que aceptar otras actividades fuera del horario de mi patrón, y como dice el dicho quien a dos amos sirve…. A los pocos meses fui despedido y por regla de mi patrón, no podía dejarme ir así solamente, no con todo lo que yo sabía, pero mis sentidos aun no estaban embotados y por eso pude hacerle frente al mensajero, me defendí y ciego de ira fui a buscar a mi ex jefe, tuvimos una plática interesante y al final me retire de ahí dejándole a modo de renuncia un pequeño pero efectivo agujero en medio de los ojos.

Seguí cayendo cada vez más bajo aceptando encargos por unos pocos pesos, y todo se me iba en la mercancía de aquel tendajo, cuando las noches me atrapaban, me quedaba solo mirando las estrellas y entonces lloraba, lloraba porque la recordé de pronto, llego a mí un día después de tantos años llego a mi mente como un huracán, con todo el poder de su encanto y con el aroma de su cabello perfumado me golpeo casi dejándome sin sentido. Ese día la había visto a la salida de un banco, estaba en mi auto en labor de vigilancia para un pequeñito trabajo que tenía, y entonces la vi... los recuerdos acudieron en tropel y por la noche se desbordaron. Las lágrimas no pudieron contener la impotencia que sentía, el llanto no lograba sacar el rencor ni la amargura, tome mi medicina, y agotado dormí…

Aún era de madrugada cuando desperté y casi en modo automático me dirigí al puesto.

El anciano me vio y con cara de siempre me dijo: Solo Lo que puedas pagar con efectivo hijo- aun con los ojos hinchados y enrojecidos por el llanto le dije- no me importa cuánto cueste, la quiero a ella!!!- el anciano meneo la cabeza y me volvió a decir
- Hay cosas que no se pueden comprar hijo, y aun cuando sepas que es solo ilusión lo que compras, el precio es muy caro, demasiado caro….-
-¿Cuánto??- reclame casi gritando -¿Cuánto quiere? Maldito viejo!!- lo tome por la camisa y lo estruje, al contacto con él me pareció sacudir un saco vacío , una pequeña nube de polvo se soltó de aquel arcaico viejo y a pesar de haberlo sacudido violentamente, el no dio muestras de haber sido agredido, con una sonrisa que casi me dio escalofríos me dijo:

- Mañana tendrás lo que deseas, pero deberás pagar un precio muy alto….-
- No me importa, lo pagare, lo aseguro.-
- Bien, está hecho tendrás lo tuyo y mañana a medianoche me darás lo mío, aquí mismo. - Dicho esto bajo la madera que le servía de faldón y cerro el tendajo, apago el foco y quede sumergido en la absoluta oscuridad.

A la mañana siguiente desperté en mi habitación, el mareo acostumbrado me lo pase con una cerveza que saque del refrigerador, el sabor amargo pero reconfortante de la bebida me aclaro un poco la mente y recordé la noche anterior.
Pensé que había soñado pero en mi mano tenía el sello de compra - ahora sí que vamos a ver cómo le haces viejo- pensé, mientras me bañaba y me preparaba para salir con el encargo, ese día era el día elegido para cumplir con el trabajo, tenía que despachar a un estiradillo de una oficina que había incomodado a alguien, no sé si serian negocios chuecos, líos de faldas o lo que fuera, me habían dado anticipo y al terminar el trabajo tendría el resto.

Salí y llegue a la esquina del banco donde el día anterior la había visto a ella. Me baje del auto, y en ese momento la vi, y ella me vio, me reconoció y me hablo: me dijo – Eres tú? ¿De verdad eres tú?- Yo sonreí y tendí mis brazos, el viejo había cumplido….

Fue el día más feliz de mi vida, ahora en retrospectiva puedo decir que quizá valió la pena, aunque como dijo el viejo, el precio fue muy alto.

Cuando acudí pasada la medianoche al tendajo, estaba oscuro como la noche anterior. Encendí MI linterna (que tenía) y llameÉ. No hubo respuesta, toqueÉ sobre la madera que servía de tapa, llamé
- Viejo!, Don!, aquí estoy abra!! - nadie respondió, levante la tapa y coloque el palo que servía para detenerla, brinque al otro lado del mostrador, se encendió el foco rojo, y pude ver que no había nadie más en el pequeño cuarto de solo 2 metros por 1.5 metros. Un pequeño banco y un estante vacío, así como una caja con bolsas y un bote donde recuerdo, el viejo echaba el efectivo. De pronto unas luces iluminaron el camino, -ahí viene el viejo- pensé. Se bajó un joven de veintitantos años y me dijo -Que tal viejo, quiero 100 dólares de ya sabes qué. - Casi mecánicamente baje la mano hacia la caja de bolsas y la coloque sobre el mostrador, en ese momento vi mi propio brazo y mi mano parecía haber envejecido mil años de pronto tuve conciencia que había pagado el precio…

MUY BUENO, BIEN CONTADO NOTÉ MUCHA DIFICULTAD PARA PONERTE EN MARCHA, HAY MUCHAS COSAS SUPERFLUAS EN LA PRIMERA PARTE QUE NO HACEN AL CUENTO. Déjate de preámbulos, del pade que se escapa etc. Va al grano. Desde allí la escritura fluye y logras llegar a un final inesperadocon habilidad. Espero haberte ayudado. Toma lo que te sirva PARA el resto sigue tu inspiracióN.
ATENCIÓN A LOS ACENTOS QUE FALTAN
ATENCIÓN A LAS REPETICIONES.
ATENCIÓN A LAS PALABRAS. USAS LAS PALABRAS APROPIADAS PERO que a veces DADA LA SITUACIÓN NO CONVIENE usar. Es el caso de “solicitó” que sería major “ordenó”…………….

Un placer ayudarte YVETTE (NINIVE)

 
sullivan074,03.03.2014
Ninive muchas gracias por su tiempo para corregir y estimular a quienes estamos aprendiendo a ser contadores de cuentos . Un saludo grande desde Nuevo Laredo Tam.
 
sabiel,04.03.2014
Hola Ivette, agradezco tu invitacion, y acogiendome a ella traigo mi cuento a servicio técnico para reparación. ..
Aquí va:


Arma secreta

El último hombre sobre la Tierra estaba solo en una habitación. De repente, sonó una llamada a la puerta...
Abrió, y lo que pudo contemplar fue verdaderamente un cuadro apocalíptico. La ciudad completa se hayaba en llamas, y lejos hacia el horizonte del anochecer se apreciaban los resplandores de otras ciudades ardiendo, y sus columnas de humo se perdian en el negro cielo nocturno. A los pies de la puerta estaban los restos del último marine, recién muerto con fatales heridas, pero entero despues de todo.
-Por fin hemos conseguido la paz, pero... ¿a que precio?
Retrocedió sobre sus pasos dejando un rastro de sangre propia y ajena sobre cráneos y huesos pestilentes. Recogió con torpeza su maletín, junto a su lugar en la cabecera de la mesa y recordó de pronto que ya no le sería mas de utilidad. Todos los secretos en el guardados con tanto celo ya no servían, ya tampoco le interesarían a nadie pues no había ya nadie mas. Solo él.
Lo arrojó con furia contra los antiguos ventanales.
El dolor en la pierna era terrible. Encontró una camisa en el suelo, y quitandole los huesos del interior comenzó a hacerse un torniquete.
Pegado a un bolsillo, la prenda tenía una piocha metálica que rezaba "escolta". Se quedó mirandola un instante antes de arrojarla lejos, con la mente perdida en otro tiempo.
Al erguirse no pudo evitar emitir un grito de dolor.
Bajar las amplias escalinatas sin apollo fue un suplicio, pero por fin encontró un trozo de madera del tamaño adecuado para servirle de muleta, y se alejo lentamente de aquel lugar que fue durante casi cuatro años su hogar.
-Armas secretas... como no me informaron antes de esto... estupidos.... y todavía me dicen que tienen todo bajo control...
Ya faltaba poco para el amanecer. Comenzo a bajar las escalinatas de la casa blanca, cuando sintio un agudo dolor en el cuello, y luego otro y otro más.
- ¡Nooo!- gritó mientras trataba de desprenderse aquellos mortales parásitos, creados bajo su aprobación.
 
NINIVE,05.03.2014
CORRECCIÓN DEL Arma secreta DE SABIEL

El último hombre sobre la Tierra estaba *(solo= en una habitación.
COMENZAR DANDO EL FINAL DE LA SITUACIÓN NO ES BUENA TÉCNICA EN ESTE CASO DE TODAS MANERAS

* escribir “ solo” cuando ya dijiste que era el último hombre es redundante . SUPRIMIR

( De repente,)ESCUCHÓ QUE LLAMABAN (sonó una llamada) a la puerta Y AL ABRIR CONTEMPLÓ(Abrió, y lo que )pudo contemplar (fue verdaderamente )un cuadro VERDADERAMENTE apocalíptico. La ciudad ARDÍA (completa se hayaba en llamas), y lejos COMA hacia el horizonte del anochecer COMA se VEIAN (apreciaban) los resplandores de otras ciudades EN LLAMAS Y
(LAS CIUDADES ESTABAN ardiendo, y) LAS (sus) columnas de humo se perdian en el (negro) cielo nocturno. A los pies de la puerta estaban los restos del último marine, recién muerto con fatales heridas, pero ÍNTEGRO (entero despues de todo.)
-Por fin hemos conseguido la paz, pero... ¿a que precio?
Retrocedió sobre sus pasos dejando un rastro de sangre propia y ajena sobre cráneos y huesos pestilentes. Recogió con torpeza su maletín, (junto a su lugar en) DE la cabecera de la mesa y recordó de pronto que ya no le sería( mas) de utilidad. Todos los secretos en el ÉL ,guardados con tanto celo COMA ya no servían, (ya) tampoco le interesarían a nadie pues no había ya nadie mas QUE ÉL SOBRE LA TIERRA.
(Lo) arrojó EL MALETÍN con furia contra los antiguos ventanales.
El dolor QUE SENTÍA en la pierna era terrible. Encontró una camisa en el suelo, y quitÁndole los huesos del interior comenzó a hacerse un torniquete.
Pegado a un bolsillo, la prenda tenía una piocha metálica que rezaba "escolta". Se quedó mirÁndola un instante antes de arrojarla lejos, con la mente perdida en otro tiempo.
Al erguirse no pudo evitar emitir un grito de dolor.
Bajar las amplias escalinatas sin (Apollo) APOYO fue un suplicio, pero por fin encontró un trozo de madera del tamaño adecuado QUE LE SIRVIÓ (para servirle) de muleta, y se alejoÓ lentamente de aquel lugar que (fue) durante casi cuatro años HABÍA SIDO su hogar.
-Armas secretas... como no me informaron antes de esto... estupidos.... y todavía me DECÍAN(dicen) que (tienen) ESTABA todo bajo control...

Ya faltaba poco para el amanecer. Comenzo Ó a bajar las escalinatas de la casa blanca, cuando sintio un agudo dolor en el cuello, y luego otro y otro más.
- ¡Nooo!- gritó mientras trataba de desprenderse aquellos mortales parásitos, creados bajo su aprobación.

EL TEXTO DEBÍA HABER SIDO PULIDO ANTES DE EDITARLO. lA MAYORÍA SON FALTAS DE DISTRACIÓN. aCENTOS, COMAS ETC.
sIEMPRE A TU DISPOSICIÓN Yvette
 
sullivan074,06.03.2014
Buen día Ninive . aqui le muestro el texto de El tendajo con correcciones. Saludos.

El tendajo.
Lo que les contare es difícil de creer, no son cosas que se puedan asimilar fácilmente.
Aún a pesar de estar viviendo esto, se me hace difícil diferenciar la realidad y a veces creo que es un sueño o alucinaciones por la falta de la droga.
Han pasado solo dos meses desde que esto inicio, pero a mí me han parecido dos eternidades.
Nací en el año de 1965, en ese entonces transmitían por la radio los que ahora son viejos éxitos de aquel cuarteto inglés. Mi madre sostenía la familia tras haber sido abandonada por un esposo que abrumado por las deudas, los hijos y la falta de trabajo decidió que lo mejor era irse de bracero a los Estados Unidos. Desde entonces nadie supo más de él.
Mi infancia fue relativamente feliz, si se le puede llamar felicidad al hecho de pasar el tiempo solo, sin nadie que te diga que debes levantarte para ir a la escuela, sin nadie que te diga que debas lavarte o ir a la cama antes de que den las diez de la noche.
Así de esta forma crecí en compañía de otros niños que se daban cita en la esquina del barrio las amapolas. Le dieron ese nombre a la calle por las señoras que allí se reunían por las noches buscando clientes amables en los cruces donde el tráfico de autos era mayor.
En 1980 tuve mi primer conflicto con la sociedad, uno de los señores que frecuentaba a la mama del `gancho´, un compañero de barrio al parecer tuvo alguna diferencia con la señora y le propinó tremenda bofetada, entonces sin decirnos nada y sin que nadie se pusiera de acuerdo nos lanzamos a la carga contra el señor y su auto dejándolo a él malherido y al auto poco menos que convertido en chatarra. La policía nos detuvo pero al cabo nos dejaron ir porque éramos menores de edad.
Ese fue el inicio de una larga carrera delictiva. Quisiera decir que hubiese preferido otra vida, pero eso ya no es posible.
En mi vida he visto casi de todo y aún con todo eso nunca estuve preparado para lo que tendría que afrontar.
Al amor de mi vida la conocí una tarde que salíamos de asaltar una tienda de esas que están abiertas las 24 horas, eran las 10:00 de la noche y mis cómplices la estaban molestando, yo me acerque a ellos y quedé sorprendido por la mirada en su rostro, era como una representación de lo divino, me miró y en ella no vi temor alguno, más bien como si mis compañeros y yo solo fuéramos polillas que revoloteábamos a su alrededor y que ella acostumbrada a brillar estuviera resignada a soportar.
Intervine y ordené que la dejaran en paz, me obedecieron y nos fuimos de ahí.
Días después la volví a ver y le hablé, salimos juntos y me enamoré rápidamente de ella, al principio pensé que todo iba bien pero un día me dijo que ya no la buscara más, que ella no podría ser para mí, y que además no estaba dispuesta a seguir con alguien como yo que no tenía claro su futuro, alguien que ni siquiera sabía que es lo que quería en la vida, y que no podría ofrecer la seguridad de una familia.
Claro que me quebró el corazón, y a partir de ahí me hice más a la vida del delito.
En el año de 2010 trabajaba para un reconocido empresario de la localidad, mis funciones eran de chofer, seguridad personal, asignado a tareas que no aparecían en el decálogo del buen empleado, más que decir, que mi sueldo por mucho más alto que el del ejecutivo de más nivel; ni siquiera aparecía en la nómina.
Estaba ahí con el tal señor para cumplir las tareas y el trabajo sucio que debía hacerse. Ese día me habían ordenado que llevara unas chicas a una casa que estaba por el boulevard San Ángel a un costado del Rio grande.
Por un lado del boulevard, los cañaverales y bambúes casi invadían la cinta asfáltica, por la acera contraria se reunían muchos jovencitos y sus parejas a embriagarse con cerveza y con los sonidos de sus autos a todo el volumen posible. La casa en que se efectuaba la reunión era propiedad del patrón y solo la empleaba para reunirse con sus amigos, políticos y empresarios entraban a la propiedad por un portón vigilado con cámaras de seguridad.
Ahí se daban cita para sus desenfrenos como si fuesen vampiros, al amparo de la noche, aparecían en sus grandes carros con sus agentes de seguridad escoltándolos.
Ese día llegué con las chicas a la casa, ellas corrieron adentro para prepararse y estar presentables cuando la fiesta iniciara. El sonido de mi teléfono celular me hizo apartar la vista del pequeño pero bien formado trasero de la chica más nueva, que había reclutado la más veterana de las muchachas que formaban la corte de mi patrón. -Si señor dígame, claro señor aquí estaré, si señor las chicas están dentro sin problemas. Así será señor. - con estas palabras respondí a los requerimientos del dueño de la casa, que me pedía que estuviera al pendiente y no me separara por nada del cuarto de las chicas, hasta que llegara él, hasta entonces me debería dirigir a conseguir algo para que la fiesta se animara.
Cuando llegó la hora me dirigí al auto y salí por la puerta trasera de la propiedad, un camino empedrado me condujo hasta la intersección con el boulevard de ahí me dirigí a la ciudad, pasaría a la casa de Pedro un antiguo camarada que tenía el contacto con los surtidores de todo lo que para esas fiestas se ocupaba. Pasaba por la avenida Reforma, justo al terminar el campus de la universidad del Valle, hay un gran terreno baldío a espaldas de un gran centro comercial; casi como dos hectáreas de matorrales. He pasado infinidad de veces por ahí y nunca me había pasado por la mente el voltear hacia esa parte del terreno. En medio, a unos 20 metros de la barda que delimita el súper, había una pequeña casucha de madera con aspecto de tener cien años, tenía un viejo cartel con letras casi borradas por el sol y la lluvia donde aún se podía leer “El tendajo”. Un foco rojo que colgaba de dos alambres, era lo único que anunciaba que ahí había alguien para atender.
Hablando para mi dije:- Si claro a quien se le podrá ocurrir comprar algo, seguramente han de tener latas de hace mil años. - Aun si saber por qué me encontré dando vuelta al auto y encaminándome hacia el tendajo, pasé el camino de terracería con matorrales a ambos lados del auto, casi lamentaba el haberme decidido a ir, porque si la pintura del auto se dañaba tendría que pasarle el pulidor y encerarlo de nuevo.
Llegue al puesto y el foco, que desde la avenida parecía alumbrar el puesto entero, aquí no parecía alumbrar más que una cerilla. Sin embargo extrañamente no dejaba nada en la completa oscuridad, era como si esa pequeña y débil luz alumbrara solo lo que querías o más bien debería decir lo que tenías que ver. Atendía el mostrador un anciano que tenía una mirada perdida, como si no estuvieras ahí enfrente y él te mirara desde una distancia de mil metros y cientos de años en el tiempo. Su voz en contrapunto con su imagen sonó fuerte y clara:
- Buenas noches tenga usted joven!-
- Buenas Don- conteste - Sabe ando llevando .......- .
Caí en la cuenta de que no sabía que debía pedir ya que solo la curiosidad me había llevado hasta ese lugar.
-Se lo que deseas- me dijo el viejo y enseguida saco una pequeña bolsa, con la otra mano saco un refresco de sabor toronja y una cajetilla de cigarros blancos mentolados de la marca que fumo.

Como acto final saco una cajita de gomas de mascar y añadió: - son 10,042 pesos.- Primero fue el desconcierto al haber visto que el decrepito viejo sacaba un refresco el mismo que tenía en mente, aun sin que yo supiera que lo deseaba sabía que inevitablemente compraría una cajetilla de cigarros y las gomas de mascar, me extraño que fuesen de las marcas que yo consumo, pero lo más raro y que me hizo sonreír mientras le decía:
- Oiga Don no se le hace un poco caro para el refresco y los cigarros?¨-
- No olvides la bolsa hijo- me contestó, abrí la bolsa de papel que me tendió sobre el mostrador y encontré otras pequeñas bolsitas con un polvo blanco y fino, abrí una y probé; la mejor mercancía para fiestas que había probado, quise preguntar cómo y de dónde pero el viejo solo sonrió y me dijo
- Sin preguntas, tú compras yo vendo lo que necesites, todo lo que necesites. Regresaras pronto- agrego y tendió la mano. Sin palabras saque el fajo de billetes que llevaba y que eran 10, 000 pesos exactos y se los di al anciano.
- Falta lo del refresco y los cigarros- mecánicamente saque de mi bolsillo otro billete de 50 pesos y se lo di agregando
- Así está bien con el cambio señor, gracias.-
Subí al auto y entregué lo comprado, después de un par de horas recibí una llamada de mi patrón, me pidió que me presentara urgente al pequeño despacho que tenía en esa casa. Pensé que quizá estuviera molesto por el producto que llevé, después de todo, solo había abierto una de las bolsitas.
- Pinche viejo jijo de su madre- murmuré por lo bajo y nervioso me acerqué al jefe.
-Flaco- me dijo, - Quiero que me consigas más de lo mismo pero que sea de la que trajiste hace rato, dile a tus amigos que así deberían vender siempre no el pinche mugrero que regularmente traes. –
sonriendo saco un fajo de billetes y agrego:
-Quizá más tarde te toque alguna de las viejas, uno de los politiquillos no llegó y anda solita- con una sonrisa guiño un ojo y salió de la sala.
Después que salió de la habitación me quedé atónito, no podía pensar claramente en lo que me había dicho el jefe, resultaba entonces que la mercancía de aquel viejo era de lo mejor. Eso sí que estaba de verse. Rápidamente me encamine hacia el tendajo, cuando llegué había dos o tres carros por delante, note que las personas que llegaban hacían pocos ademanes y después sacaban el dinero para tomar lo que aquel anciano les entregaba.
Cuando me llegó el turno apenas me había bajado del carro cuando el anciano puso sobre el mostrador una bolsa similar a la que me habia dado antes. Sin dejarme pronunciar ni una palabra me dijo:
-son 20,000 pesos hijo –
-¿Cómo supo que vendría por más? – Replique.
-No lo sabía cuándo viniste por primera vez hijo, pero ahora sí sé que regresaras.- una sonrisa que más bien parecía una mueca retorció el rostro de aquel viejo. Y de nuevo repitió :
–Son 20,000 pesos hijo, tengo trabajo-.
Los días pasaron y habitualmente seguí yendo al puesto de aquel viejo, poco a poco me dejé de sorprender cuando el decrepito anciano me ofrecía exactamente el producto que deseaba. Sin saber me había acostumbrado al hecho de que siempre tuviera lo que deseaba, a veces llevaba unas latas de atún, otras veces solicitaba artículos de limpieza, munición para mis armas, café, cargadores de batería, y un montón de cosas que ya ni recuerdo.
Un día el jefe me pregunto qué de donde obtenía el producto para las fiestas, ya que él no había probado tal mercancía antes. Le comenté de aquella tienda e intrigado me pidió que lo llevara allá, por el camino le hablaba al jefe de lo bien surtido que estaba ese lugar y que todo lo que pidiera ahí lo podría encontrar, él se sonrió y dijo que si existiera tal lugar donde él pudiera encontrar todo lo que quisiera, tendría que visitarlo. Al escucharme hablándole al patrón de lo bien surtida que estaba la tienda, tome nota de una cosa curiosa: jamás había visto en aquel tendajo, ningún producto en exhibición, nada que estuviera sobre anaqueles y todo lo que yo pidiera parecía estar siempre a la mano de aquel extraño viejo.
Llegamos al lugar y como de costumbre el viejo me dijo que mi pedido estaba listo y pidió el dinero, tome la bolsa y pague, subí al carro y le pregunté al patrón si se le ofrecía algo. Con una leve sonrisa impregnada de escepticismo me ordenó - espera aquí ya vuelvo- al poco rato regreso y se le veía el rostro como entre complacido y contrariado.
–Flaco, rápido vamos a mi oficina, pero de verdad aprisa- obedeciendo el requerimiento del señor salí por la avenida y me encamine hacia el edificio que era la base de operaciones.
Durante el trayecto él casi no dijo nada pero casi al llegar me preguntó.
- Flaco, ¿Cómo supo ese anciano lo que le pediría?, es exactamente lo que he estado buscando por años y ahí lo tiene en un tendajo miserable. –
-No lo sé jefe, no había pensado en eso antes.-
-Te daré 80,000 pesos e iras por el encargo me lo traes inmediatamente, yo no quiero regresar ahí.-
Después de ese episodio me dio por pedir cosas que sabía eran muy difíciles de conseguir, casi rayé en lo imposible pero si el objeto existía ahí lo encontraría, cabe decir que cuanto más exótico o difícil de conseguir, mas alto era el costo. Esta manía de conseguir cosas hizo que mi rendimiento en el trabajo fuera mermando, tuve que aceptar otras actividades fuera del horario de mi patrón, y como dice el dicho: quien a dos amos sirve…. A los pocos meses fui despedido y por regla de mi expatrón, no podía dejarme ir así solamente, no con todo lo que yo sabía, solo que mis sentidos aun no estaban embotados y por eso pude recibir al mensajero que me envió, me defendí y ciego de ira fui a buscar a mi ex jefe, tuvimos una plática interesante y al final me retire de ahí dejándole a modo de renuncia un pequeño pero efectivo agujero en medio de los ojos.
Seguí cayendo cada vez más bajo aceptando encargos por unos pocos pesos, y todo se me iba en la mercancía de aquel tendajo, cuando las noches me atrapaban, me quedaba solo, mirando las estrellas y entonces lloraba, lloraba porque recordé a quien fué mi primer amor, llego a mi mente un día después de tantos años como un huracán, con todo el poder de su encanto y el aroma de su cabello perfumado me golpeo casi dejándome sin sentido. Ese día la había visto a la salida de un banco, estaba en mi auto en labor de vigilancia para un pequeñito trabajo que tenía, y entonces la vi... los recuerdos acudieron en tropel y por la noche se desbordaron. Las lágrimas no pudieron contener la impotencia que sentía, el llanto no lograba sacar el rencor ni la amargura, tome mi dosis de polvo y agotado dormí…
Aún era de madrugada cuando desperté y casi en modo automático me dirigí al puesto.
El anciano me vio y con cara de siempre me dijo.
- Solo Lo que puedas pagar con efectivo hijo- aun con los ojos hinchados y enrojecidos por el llanto le replique
-No me importa cuánto cueste, la quiero a ella!!!- el anciano meneo la cabeza y me volvió a decir
- Hay cosas que no se pueden comprar hijo, y aun cuando sepas que es solo ilusión, el precio es muy caro, demasiado caro….-
-¿Cuánto??- reclame casi gritando -¿Cuánto quiere? Maldito viejo!!- lo tome por la camisa y lo estruje, al contacto con él me pareció sacudir un saco vacío , una pequeña nube de polvo se soltó de aquel arcaico viejo y a pesar de haberlo sacudido violentamente, el no dio muestras de haber sido agredido, con una sonrisa que casi me dio escalofríos sentencio.
- Mañana tendrás lo que deseas, pero deberás pagar un precio muy alto….-
- No me importa, lo pagare, lo aseguro.-
- Está hecho, tendrás lo tuyo y mañana a medianoche me darás lo mío, aquí mismo. - Dicho esto bajó la madera que le servía de faldón y cerró el tendajo, apagó el foco y quedé sumergido en la absoluta oscuridad.
A la mañana siguiente desperté en mi habitación, el mareo acostumbrado me lo pase con una cerveza que saque del refrigerador, el sabor amargo pero reconfortante de la bebida me aclaró un poco la mente y recordé la noche anterior.
Creí que había soñado pero en mi mano tenía el sello de compra - ahora sí que vamos a ver cómo le haces viejo- pensé, mientras me bañaba y me preparaba para salir y cumplir con el encargo de ese día, tenía que despachar a un estiradillo de una oficina que había incomodado a alguien, no sé si serian negocios chuecos, líos de faldas o lo que fuera, me habían dado anticipo y al terminar el trabajo tendría el resto.
Salí y llegue a la esquina del banco donde el día anterior la había visto a ella. Me baje del auto, y en ese momento nos vimos, me reconoció y me hablo
– Eres tú? ¿De verdad eres tú?- Yo sonreí y tendí mis brazos, el viejo había cumplido….
Fue el día más feliz de mi vida, ahora en retrospectiva puedo decir que quizá valió la pena, aunque como dijo el viejo, el precio fue muy alto.
Cuando acudí pasada la medianoche al tendajo, estaba tan oscuro como la noche anterior. Encendí una linterna que tenía y llamé. No hubo respuesta, toqué sobre la madera que servía de tapa, seguí llamando.
- Viejo!, Don!, aquí estoy abra!! - nadie respondió, levante la tapa y coloque el palo que servía para detenerla, brinque al otro lado del mostrador, se encendió el foco rojo, y pude ver que no había nadie más en el pequeño cuarto de solo 2 metros por 1.5 metros. Un pequeño banco y un estante vacío, así como una caja con bolsas y un bote donde recuerdo, el viejo echaba el efectivo. De pronto unas luces iluminaron el camino, -ahí viene el viejo- pensé.
Del auto se bajó un joven de veintitantos años y me dijo:
-Que tal viejo, quiero 100 dólares de ya sabes qué. - Casi mecánicamente baje la mano hacia la caja de bolsas y la coloque sobre el mostrador, en ese momento vi mi propio brazo y mi mano parecía haber envejecido mil años, de pronto tuve conciencia que había pagado el precio.


 
rhcastro,18.03.2014
Solicito correccion a este texto:

ELFOS Y VAMPIROS



Emerge el vampiro, quien sabe escribir al otoño y para el otoño, contemplando el pasar de las hojas secas entre las sombras, quien en un principio fue hombre que amó y en un atardecer de rayos pálidos y cientos de oros por doquier, al tomar la pluma y contar al ya dicho otoño su triste historia del amor sepultado en el dolor, el que es vampiro poeta, del glacial río, en medio de árboles rodeando cuan pilares sin orden, sirviendo para dar cobijo a su intimidad. Emerge con los oscuros cabellos empapados escurriendo en su palidecido rostro; dejando ver su figura casi perfecta. Según la imagen y la semejanza del creador. Camina lentamente dejando atrás las aguas que le han limpiado y denota su elegancia al dar pasos lentos casi acercándose a la orilla. Dígase entonces; es como todo vampiro; níveo, esbelto, de largos cabellos, nariz afilada, labios amoratados y desde luego, los colmillos que salen a la existencia cuando se requiere de la defensa o para alimentarse según los evangelios. Cumpliendo con lo prometido por Caín, posee la gracia. Empero, se hace diferente este vampiro, éste sabe hablar del amor, con certeza se sabe que no lo siente, simplemente habla con el camelo de las palabras poéticas.


Ha consumado sus actos en ese río, su cuerpo sin vida, frío y sin sentir ha quedado limpio. Aguarda, mira, observa que los vientos no son normales. Queda a la orilla, se encuentra con una hilera de rocas, sube un pie a una de ellas, sin pudor, permanece desnudo, escuchando con atención para saber dónde se encuentra quien le provoca peligro, le incomoda. Sabe bien entonces que hay algo. Con certeza dice;


— ¡Sal pues a mi encuentro!— Sopla el viento dejando caer las trémulas hojas que se aferraban a su cuna. Sopla con tal fuerza provocando silbidos, dándole a entender el peligro acechándolo.
—Aquí estoy— Contestó una voz mujeril; desde luego denotaba dulzura, no daba rastros de la altanería que en verdad deseaba expresar. Una voz saliendo de un lugar pareciendo no estar ahí, pues, son los efectos del desconcierto.
—Mujer, ¿Qué buscas aquí?— El poeta se puso en alerta, recurre a sus sentidos, atiende bien el olfato; no le da pistas, atiende bien la vista, sólo mira la negrura de la noche, atiende bien el oído, pero sólo escucha el silbar del viento. Únicamente le queda confiar en la intuición. Libera con la mano derecha su rostro de los cabellos que escurrían en su rostro.
— ¡Siéntenos!— Se deja escuchar otra voz que parece estar más lejos, los vientos actúan con violencia elevando hasta a la misma agua en una altura que no corresponde a los ríos, se tambalean los árboles, dejan caer ramas enteras, hacen retroceder al poeta de la orilla pero sólo unos pasos, mas no por cobardía, sino por la fuerza del soplo.
— ¡Elfos! ¡Son elfos!— Da un salto, pisa las rocas ya pisadas, —¿Qué quieren?— pone atención en su búsqueda.
—A ti poeta— Una tercera voz amenazante que deja de ser incógnito su refugio, pues, aparece en lo alto de la copa de un árbol un elfo, blanco como la nieve que si hubiese luz dejaría ver sus ropas grises envueltas en una larga capa del mismo color, dando bien la combinación con los cabellos plateados y los ojos desde luego lánguidos.
—¡Poeta!— Aparece detrás de un árbol, quien posee la voz femenina— Recita tu muerte que esta misma noche has de perecer por la mano de los elfos que te han seguido para hacer justicia. Recita pues con prontitud que tiempo no tendrás.
— ¡Muera! ¡Siniestro! ¡Muera! — Lanzan sus alaridos tres pequeños elfos, atisban con desdén al poeta vampiro.
— ¿Cuántos son? — Se le acerca a la mujer elfo. Resuélvase; se ha confundido a los elfos con los gnomos o duendes; y es que en verdad los elfos son bellos como los ángeles. Existe gran diferencia en los colores de sus ojos y cabellos, como ya se ha dicho, también en sus ropas, llevan el color gris en todo ello, así mismo las túnicas han sido cambiadas por ropas que se ajustan a sus cuerpos que cubren con sus largas capas.
—Mira a tu derredor— No mira, pero sabe; hay muchos, un elfo es demasiado inferior a un vampiro, sería mortal para ellos hacerle frente de forma individual.
— ¿Por qué han de hacerlo así? ¿No saben que la muerte del muerto será vengada y serán manchadas sus ropas grises de sangre? Busca pues las palabras para recitar a la muerte de tu raza perdida entre las sombras. Séase pues la muerte del viento que hoy deja de ser un céfiro para convertirse en la verdad de la rebelión que nunca se dijo ante oídos de vampiro pudiera existir.
—Sabemos de la existencia del peligro, mas aún el dolor de la derrota, pero también sabemos, entendemos, comprendemos que su maldad no se detendrá a los limites; con la vida humana y mágica han de terminar. Esta no es la guerra del bien y el mal que se dice en labios de un lado y otro. Esta es como ya lo has dicho; la rebelión de los elfos quienes han muerto en su boca, en sus garras. He convocado a todos, sólo elfos a librar la guerra contra su raza, la de Caín, la del fiero Caín de maldiciones colosales, que aún ahora es y será por mucho —mira a los demás elfos— Soy yo la matriarca de la raza de los elfos. Ahora sé bien a dónde nos dirigimos.
— ¿Por qué me has elegido?— Intenta tomar sus ropas pero le son arrebatadas por otro más del conglomerado de elfos que se encuentra ahí reunido para terminar lo empezado y continuar su venganza.
—Porque eres el más apasionado entre los tuyos, dando palabras hermosas cuan poeta melancólico. Entre los fulgores y los abismos no hay distinción para la fastuosidad de tus palabras, sin embargo, posees la más negra de las maldades, pues, es bien sabido tu deleite al ver el sufrir, la agonía, la muerte de millones. Tu morbo no tiene límites. Te digo entonces; eres uno de los más apreciados de tu raza. Tu musa no es una amada, no es el dolor propio; es el ajeno. Te hemos visto cómo recorres los escenarios de la desgracia. Viste el miedo de los sacrificios humanos, pues, no hay valeroso por completo que se ofrenda a los dioses en duda. Háblese pues de muchos pueblos; bebes la sangre de infantes, ya ríes con desprecio ante sus sollozos. ¡Ay! Eres malvado, ya odiado. Vimos como te alimentabas de los conquistados mexicas, de estas tierras en las que por hoy has venido en busca del dolor de los otros y otros ingenuos más. Vimos cómo te alimentabas en las filas del Corso, cómo bebías la sangre de los temerosos conquistados y conquistadores después. ¡Ay! En verdad que caminaste entre los muertos por voz del poseedor del hierro. Hemos de regresar en la historia para verte en la inquisición, en cada hecho de dolor, de muerte, de sangre. ¡Te hemos visto!
— Ese es el orden— sonríe, deja ver sus colmillos— Y te digo entonces; he visto morir elfos, y elfos también dan a gozar.
— Tu maldad se ha de terminar.
—No tengo salida, además en tus ojos miro odio. Odio que han fraguado en este río para ser mi sepulcro. ¡Pues hágase la muerte del muerto, no sin antes haber bebido la ultima magna gota escarlata del saber! ¡Sí! El saber de la rebelión de los elfos. Que se diga que esto inició por la mano del vampiro, el poeta.


¡Ay de aquella mujer elfo! Que sin prevenir provocó su muerte, al enardecer la ira del poeta, el vampiro, el más valioso para los de Caín y más odiado para todo otro ser, el soberbio, el inteligente, el despreciado, reafírmese bien claro, el poeta vampiro, que con ágil garra corto la cabeza de la matriarca compadecida, hija del infortunio de los elfos. La hizo rodar a sus pies, cobrando entonces los graves insultos por voz de éstos que son desdichados. Con tristeza avanzan a la futura guerra contra lo superior, los de Caín.


Gritan los elfos, su angustia se eclipsa, ya sienten cómo va naciendo la ira en ellos, sienten sus rostros enardecer, iluminándose por la sangre, sienten el dolor, sus sendos latigazos. Su vista se nubla parcialmente para entrar en razón, para saber actuar en contra del poeta que ha asesinado, frente a sus ojos, a su madre, la bella, la de los elfos.


De inmediato corre el poeta hacia lo alto del árbol en donde se encuentran los pequeños elfos. Da un gran salto, toma a uno de ellos por los cabellos y lo deja azotar contra las rocas sin lastimarlo de muerte, pues, ni los azotes más poderosos son suficientes para acabarlo. Así ha sido para gozar de la sangre del agonizante elfo, de diminutos dedos, de ojos recordando haber jugado con el viento, haciendo volar los centenos, ojos que miraron la risa de los suyos y ahora miran con terror, al contemplar los colmillos del poeta que le ha dejado perturbado por el golpe proporcionado con las rocas. Ojos ya cerrándose para no abrir más, sólo sentir el dolor al perforarle la carne, dejándolo sin las fuerzas necesarias para tener conciencia, a saber; por su mente sólo pasó la imagen de una rebelión mas no sabrá cual será el final, por ahora él deja lo iniciado en el abismo de lo incierto.


Así ha firmado el poeta, cae al río por la fuerza del viento provocado por los elfos. Salta otro más del conglomerado, sin vacilar, clava un largo estilete en su entre pierna haciéndolo rugir de ira, mas ahora sépase; su orgullo zaherido se retuerce en lo profundo de su saber. Ya bajó otro a toda velocidad y clava su arma en el vientre, brota aún más sangre que en la primera herida Se acumulan las ya enumeradas lesiones en una y otra más con autores diferentes, pues ya bajan los elfos, clavan con furia sobre el cuerpo del poeta quien sabe que ni el número de puñaladas recibidas por Cesar son suficientes para acabar con su cuerpo ya se tiñéndose con su sangre. Por tanto ha de decirse; lo han sacado del río para ejecutar mejor su tarea.


Se levanta el poeta ya débil, ya condenado, ya en el pie de su sepulcro. Dirige su rostro hacia el firmamento, lanza un alarido de dolor, de ira, aquel rugir será escuchado por todos los suyos, pues ya han perforado su pecho para penetrar en su corazón, como debe de ser el asesinato de un muerto.


Cae pues inerte en esa orilla, de ese río, donde se ha limpiado y que de ahora en adelante siguiendo las reglas del tiempo; será eterna su permanencia. Los elfos toman el cuerpo de su madre, su señora, la envuelven con las capas de unos que ya le lloran con dolor y las de otros ya jurando será vengada. Por el contrario, toman de los cabellos el cuerpo del poeta, lo arrastran de vuelta a las glaciales aguas, buscan lo más profundo, cortan su cabeza, se dicen así mismo que él no será el único que quedará así. Toman grandes rocas, las dejan caer sobre ese que fue malvado y poeta. Caminan ya los elfos con lágrimas en los ojos.




* * * *



Es en el palacio de las bellas artes de la ciudad que contempla una de las historias más glorificas del tiempo, en una ciudad que es el corazón de su republica, donde que ya es el escenario de la rebelión y más distancia de tierra, del sepulcro del poeta. Es allí, en el magnífico palacio donde está el sucesor de Caín quien sabe con certeza la extinción del poeta, su muerto. Toma su abrigo, sale de inmediato a toda prisa, pasa por el vestíbulo, deteniéndose para reflexionar qué es lo que hará, a dónde habrá de dirigirse. Sigue su camino, al salir mira el tumulto de gente pasando de un lado a otro sin advertir que algo le pasa a ese hombre. Se dirige a la avenida. Sólo ve las luces artificiales de los automóviles, de edificios. Se lanza a toda prisa hacia la alameda del diamante, sin rumbo fijo a saber nuestro, pero aquel enfurecido ser sabe ya a dónde irá y más con certeza qué hará, pues la muerte del poeta dice mucho.


Es entre las montañas, en su cúspide, donde se tienden las largas sábanas blancas de nieve, y el gélido viento da testimonio. Donde se congregan los vampiros para escuchar por voz del sucesor de Caín.


— ¡Hágase pues la venganza del poeta, el vampiro, el nuestro!— Eleva los brazos, mira a todos los vampiros; ya van saboreando la ira invadiéndoles cuan lento veneno.
— ¡Mueran los elfos! ¡Mueran, pues, sabida es su rebelión!— Sabido es que su mano acabó con su poeta, y es alardeado por una bella y elegante mujer con los colmillos destellantes.
— ¡Dígase entonces; no quedará ningún elfo y el mismo viento tomará su libertad, quedando a la deriva una brisa o la destrucción de los torbellinos!— decreta el vampiro.
— ¡Mueran! — Se escuchó un fiero rugido de entre los congregados. Su estruendo fue la señal. Así se dispersaron en busca de los ya preparados elfos, entre los montes, los ríos, las ciudades.


Suenan los alaridos de los primeros elfos; saben están perdiendo. Suenan los sollozos de los niños, suenan los rugidos de los vampiros atacando con implacable ira. Es esta la guerra donde no se conoció la misericordia, pues aun cuando los elfos perdían, la valentía les daba más fuerzas. Caían unos y otros, se bebía la sangre de elfos y se perforaban los corazones de los vampiros. ¡Ay de esa noche de dolor!


Sépase de los infantes elfos. Mostraron suprema bravura, pues, se enfrentaban a todo vampiro sin intimidación. Los tomaban de uno en uno, con su incipiente saber del manejo del viento, los elevaban, los dejaban caer una y otra vez hasta estrellar sus cráneos contra las rocas, los árboles, el concreto. Empero, ya conocen cómo se ejecuta. Quien poseía más fuerza, tomaba su estilete; terminaba con el muerto.


Sufriendo, muriendo, entre rugidos, también sollozos, escúchense también alaridos y gritos que llaman a la guerra . Ya nace el escenario donde se llama a la inexistencia, para hacerse cumplir juramentos, mientras que otros sólo se intentan. Caen brazos, caen cabezas, caen pies, cae la sangre. En verdad los elfos están siendo derrotados, en verdad su dolor es grande, aun más el saber que su madre no fue ni será vengada, Dígase; no volarán sus gritos de victoria, ni menos conquistarán su felicidad. ¡Ay de esos infelices que son humillados, desgarrados! Escúchense ahora las voces ya suplicantes, ya implorando, ya llorando, pero que están conscientes de la inexistencia de la tan deseada misericordia, de la añorada piedad.


Es el amanecer, aún quedan con vida muchos elfos, pues los caídos intentan levantarse, juran jamás ser vencidos. Caminan unos con otros, sueñan, persisten, se preparan para seguir en su batalla. Recorren los bosques y levantan a sus muertos. Miran con atención el bello amanecer del sol saliente, promete nunca abandonarlos, pero saben; el astro no podrá cumplir. Dejan seguir el curso de la brisa, requieren los acaricie, más por las heridas que no sanan. Está en claro, es la hora de despedirse, de saberse perdido, mas ya no velarán por el viento ni mirarán su fuerza. Este es el extremo final del devenir.


Cae el atardecer, un elfo levanta la voz, ¡Sueñen pequeños, hermanos! Digan con gloriosa voz; la noche no nos aterra, por la madre y los otros, los que son de sangre humana; pelearemos con el último momento que tengamos de vida, ofrendaremos nuestro último soplo de coraje. Se levantaron los gritos de los elfos enardeciendo su corazón con las palabras alentándoles a seguir en la guerra, que ciertamente ya se sabe, está perdida, regada su sangre sin honor, con dolor.


Pasaron las horas, la noche llegó a su esplendor, con la frialdad proclamando la muerte, pues, ya están los vampiros de un lado a otro, sin dar tregua, con el mismo odio con el que pelearon desde el inicio. Ya empieza la matanza, pero es de ellos, de los elfos ha surgido vengarse de la misma forma, de acabar con el heredero de Caín, aquel quien nació antes del verbo y va en contra de él, jurando a su estirpe llevarlos hasta donde le fue profetizado sin detenerlo el soplo de Dios. Ya se ven los elfos mayores sacrificándose para dar paso a las mujeres. Se acercan con pleno orden, dejando a los valientes infantes, sean quienes acaben con lo ya dispuesto. Empero, sólo uno es quien se acerca, apuñala con fuerza, mas ya es tarde y le han arañado su espalda, provocando que la puñalada quede en el lado contrario de donde está el deseado corazón a morir.


Ha terminado la muerte del último elfo, éste miró al heredero y su último soplo quedó entre las garras de aquel, retando al verbo por la eternidad. Quedó el último soplo de esperanza. Sucedió en otro otoño más, el que es, y será testigo de una guerra con poca divulgación, entre elfos y vampiros. Quedó el sueño esfumado, el bao emergido de un elfo cuan valiente como los suyos, así también queda el viento sin madre ni padre, huérfano es la palabra, pero sépase por esta razón, sólo uno toma las riendas y déjese a la imaginación de quien las ha de tomar, pues, el viento encontrará nuevo refugio.


Ya se elevan las alas de las gárgolas, van a toda prisa a decir al tetragrámaton lo ocurrido en la tierra. Quedando establecido entonces; éste no quería otra guerra en el cielo. Dijo entonces, Todo quedará entre los elfos del viento y los vampiros de hondo cielo negro, elfos que ya mueren al alba y vampiros leyéndose en sus labios el clamor de la victoria. Ya es el dolor de Dios, ya sabe que ha desamparado a los elfos, ya sufre, y también llora.



Carlos Figueroa.
Autor en los cuentos net
 
sabiel,19.03.2014
Hola Ivette, gracias por corregir mi cuento, en realidad no me daba ni cuenta donde estaban los errores...

Aqui está como quedó:

El último hombre sobre la Tierra estaba en una habitación.
Escuchó que llamaban a la puerta, y al abrir contempló un cuadro verdaderamente apocalíptico. La ciudad ardía, y lejos, hacia el horizonte del anochecer, se VEIAN los resplandores de otras ciudades en llamas, y las columnas de humo se perdian en el cielo nocturno. A los pies de la puerta estaban los restos del último marine, recién muerto con terribles heridas, pero íntegro.
-Por fin hemos conseguido la paz, pero... ¿a que precio?
Retrocedió sobre sus pasos dejando un rastro de sangre propia y ajena sobre cráneos y huesos pestilentes. Recogió con torpeza su maletín, de la cabecera de la mesa y recordó de pronto que ya no le sería de utilidad. Todos los secretos en él ,guardados con tanto celo, ya no servían, tampoco le interesarían a nadie pues no quedaba nadie mas que él sobre la Tierra.
Arrojó el maletín con furia contra los antiguos ventanales.
El dolor que sentía en la pierna era terrible. Encontró una camisa en el suelo, y quitándole los huesos del interior comenzó a hacerse un torniquete.
Pegado a un bolsillo, la prenda tenía una piocha metálica que rezaba "escolta". Se quedó mirándola un instante antes de arrojarla lejos, con la mente perdida en otro tiempo.
Al erguirse no pudo evitar emitir un grito de dolor.
Bajar las amplias escalinatas sin apoyo fue un suplicio, pero por fin encontró un trozo de madera del tamaño adecuado que le sirvió de muleta, y se alejó lentamente de aquel lugar que durante casi cuatro años habia sido su hogar.
-Armas secretas... como no me informaron antes de esto... estupidos.... y todavía me decían que estaba todo bajo control...

Ya faltaba poco para el amanecer. Comenzó a bajar las escalinatas de la Casa Blanca, cuando sintio un agudo dolor en el cuello, y luego otro y otro más.
- ¡Nooo!- gritó mientras trataba de desprenderse aquellos mortales parásitos, creados bajo su aprobación.
 
yvette27,27.03.2014
El texto de Carlos figueroa es muy extenso. Lo corregiré por partes.

ELFOS Y VAMPIROS



Emerge el vampiro, quien sabe escribir al otoño y para el otoño, contemplando el pasar de las hojas secas entre las sombras, quien en un principio fue hombre que amó y en un atardecer de rayos pálidos y cientos de oros por doquier, al tomar la pluma y contar al ya dicho otoño su triste historia del amor sepultado en el dolor, el que es vampiro poeta, del glacial río, en medio de árboles rodeando cuan pilares sin orden, sirviendo para dar cobijo a su intimidad. Emerge con los oscuros cabellos empapados escurriendo en su EMpalidecido rostro; dejando ver su figura casi perfecta. Según la imagen y la semejanza del creador. Camina lentamente dejando atrás las aguas que le han limpiado y denota su elegancia al dar pasos lentos )(casi) acercándose a la orilla. Dígase entonces; es como todo vampiro; níveo, esbelto, de largos cabellos, nariz afilada, labios amoratados y desde luego, los colmillos que salen a la existencia cuando se requiere de la defensa o para alimentarse según los evangelios. Cumpliendo con lo prometido por Caín, posee la gracia. Empero, se hace diferente este vampiro, éste sabe hablar del amor, con certeza se sabe que no lo siente, simplemente habla con el camelo de las palabras poéticas.


Ha consumado sus actos en ese río, su cuerpo sin vida, frío y sin sentir ha quedado limpio. Aguarda, mira, observa que los vientos no son normales. Queda a la orilla, se encuentra con una hilera de rocas, sube un pie a una de ellas, sin pudor, permanece desnudo, escuchando con atención para saber dónde se encuentra quien le provoca peligro, le incomoda. Sabe bien entonces que hay algo. Con certeza dice;


— ¡Sal pues a mi encuentro!— Sopla el viento dejando caer las trémulas hojas que se aferraban a su cuna. Sopla con tal fuerza provocando silbidos, dándole a entender el peligro (acechándolo.)
—Aquí estoy— Contestó una voz mujeril; desde luego denotaba dulzura, no daba rastros de la altanería que en verdad deseaba expresar. Una voz saliendo de un lugar pareciendo no estar ahí, pues, son los efectos del desconcierto.
—Mujer, ¿Qué buscas aquí?— El poeta se puso en alerta, recurre a sus sentidos, atiende bien el olfato; no le da pistas, atiende bien la vista, sólo mira la negrura de la noche, atiende bien el oído, pero sólo escucha el silbar del viento. Únicamente le queda confiar en la intuición. Libera con la mano derecha su rostro de los cabellos que escurrían en su rostro.
— ¡Siéntenos!— Se deja escuchar otra voz que parece estar más lejos, los vientos actúan con violencia elevando hasta a la misma agua en una altura que no corresponde a los ríos, se tambalean los árboles, dejan caer ramas enteras, hacen retroceder al poeta de la orilla pero sólo unos pasos, mas no por cobardía, sino por la fuerza del soplo.
— ¡Elfos! ¡Son elfos!— Da un salto, pisa las rocas ya pisadas, —¿Qué quieren?— pone atención en su búsqueda.
—A ti poeta— Una tercera voz amenazante que deja de ser incógnito su refugio, pues, aparece en lo alto de la copa de un árbol un elfo, blanco como la nieve que si hubiese luz dejaría ver sus ropas grises envueltas en una larga capa del mismo color, dando bien la combinación con los cabellos plateados y los ojos desde luego lánguidos.
—¡Poeta!— Aparece detrás de un árbol, quien posee la voz femenina— Recita tu muerte que esta misma noche has de perecer por la mano de los elfos que te han seguido para hacer justicia. Recita pues con prontitud que tiempo no tendrás.
— ¡Muera! ¡Siniestro! ¡Muera! — Lanzan sus alaridos tres pequeños elfos, atisban con desdén al poeta vampiro.


pOCAS CORRECCIONES
 
efelisa,28.03.2014
Las Lomas
 
efelisa,30.03.2014
La vida dura
 
rhcastro,30.03.2014
Gracias ninive. No creo que Carlos tenga problema con tus tiempos. Abrazo.
 
esclavo_moderno,15.08.2014
Querida Nínive, reciba un fuerte abrazo.
Tocando a su puerta para cuando su tiempo se lo permita de leer, comentar, corregir y sugerencias para este escrito que le estoy enviando. Gracias por el tiempo. Sus aportaciones son valiosas para seguir creciendo en la escritura. Gracias.
Esclavo_moderno

La raya cincuenta y cuatro.

La bombilla seguía encendida cuando el hombre despertó. Restregó la mirada en los bloques grises y roñosos del cuartucho y miró las cincuenta y tres rayas. La mesa vieja y rustica yacía en la esquina y encima unos cables con alambres despeinados. El sol cuajó su luz en la ventanilla de barrotes. Probó sentarse en el camastro y una tos de alce le sacudió los pulmones. Le ardía el pecho y constató que los navajazos se hallaban vivos. Escupió la saliva sanguinolenta.
El chasquido de la cerradura anunció que habían llegado de nuevo. Tres hombres se asomaron. Uno llevaba el café y un pedazo de pan y frijoles en un plato azul y lo abandonó en el húmedo suelo. El flaco de piel palúdica encargado de las llaves lo ignoró y el de espalda de ropero y ojillos de tacuacín le dijo:
—Disfruta el almuerzo que al rato regresamos. —estiró los labios y los dientes de oro brillaron.
Locamente se enamoró de la libertad en ese lugar después que rayo su primera raya. La llegó amar como la vida nace atornillada a la muerte y la muerte va aflojando poco, a poco los tornillos oxidados de la vida. Siempre era lo mismo, le rondaba coqueta en la alborada. Lo supo a través de los cables de voltios atados a los huevos (bolas). El olor a limón abanicó la bolsa plástica de gamezan y esa fetidez en las fosas nasales lo embriagó. El dolor de los testículos ya no lo sintió. Lo que sintió fue el restregón de algo sobrehumano en la piel y esa sensación sembró su monarquía en la vivienda temporal. Él lo sabía. Anteriormente le había olido y visto. Fue la madrugada que su hombría se aterrorizó. Esa madrugada cuando la muchacha con la mirada cristalizada se plasmó como foto en su memoria. Al alba, tomó la decisión de rayar su primera raya, igual a un diario.
A latigazos eléctricos quisieron ablandar la mente y luchó por retener los recuerdos; aquellos recuerdos que vivió con su compañera y los hijos. Ellos fueron asesinados dos noches después de su captura. Se lo dijo el flaco palúdico. Él no lloró.
Odiaba el cableado de los lunes para que confesara. Lavado de cerebro los martes y miércoles y cantara la verdad que no existía. El vía crucis de la imputación lo obligó aceptar que existían días de la semana torturando su inocencia. Clamaba su libertad, esa libertad que sorda y aterrorizada le huía. Cierto amanecer logró atraparla y agarrada a ella sus corneas oscilaron en los hoyuelos blanquecinos. La luz del foco ardía.
La zozobra lo hacía correr y esconderse y seguir corriendo del lunes, pero siempre terminaba cansado y lo descubría. Las ocho de la mañana marcaba el reloj cuando abordó el bus para la ciudad y así iniciarse en su nuevo trabajo. A su lado una chica de ojos inquietos y largas trenzas le habló de libertad. Liberar el pueblo. Antes de llegar, encontraron un retén de hombres camuflados. El encapuchado con paso de gallito inglés se paseó entre los asustados pasajeros. Primero, la señaló a ella; segundo fue él. La moza dijo que él era inocente. La culata de una escopeta hizo brincar dos dientes, reventó los labios y la sangre tiño el vestido.
En el cuartel. Una veintena de uniformados desnudaron a la mujer. Él cerró las pestañas y unos ásperos dedos gordos se las jalaron para que siguiera mirando tras las rejas. Un guardia jadeaba y se restregaba en medio de las piernas. Ella gritaba perdida en la selva del martirio.
Su hombre interno, impotente, se transfiguró en perro rabioso y la boca espumó.
No lo perturbó el aroma a hierba de limón a esa hora, sí lo desconcertó la nubosidad verde-amarillenta. La nube fantasmal reptaba. La linfa boca femenina se lo tragó. Ella no lo vio a él, pero, él sí. Ella emergió y rozó la luz del foco. Quiso retornar al cuerpo magullado, irrecuperable; la mirada se había cristalizado.
—¡Puta mucha y ahora que le decimos al comandante!
—¡Pues que se murió! —respondió otro.
—Pero no tenía que morirse tan luego. —expreso el más joven.
—A quien chingados le importa, de todo modos se iba a morir. —exclamó el que daba las órdenes.
Eso pasó el día de su detención.
A las rayas siguientes. Cortando la medianoche trajeron a otros y otras que nunca vio, soló oyó los gemidos, suplicas, gritos y llanto. Hace dos rayas con sus madrugadas que no traen a nadie. La soledad y la paz se revuelcan en el infierno por el eco de su gimoteo. El flaco, el que hace ruido con las llaves, ayer al clavarle una fiera mirada le contó que proseguirá la fiesta, más; muchos revoltosos llegaran de la montaña para darles la ansiada libertad que piden.
—Necesitamos habilitar todos los calabozos. —le dijo.
La fragancia firme, densa, penetrante del limón ceutí le polvoreó la nariz y la presencia sobrenatural lo entusiasmó; pero no quiso ilusionarse.
—¿Estás aquí? —preguntó con temor.
Un silencio diáfano se infiltró en sus oídos y bajo la luz encendida ojeó algo serpenteando en el pelado techo; era la misma nubosidad de aquella madrugada. Cerró los ojos. Torpemente acomodó el cuerpo y se prestó a esperar, esperar y siguió aguantando. El sigilo era interrumpido por el violín de las moscas que aterrizaban en la comida y muchas ya se habían empanzado con el café. Lo traicionó la impaciencia y abrió un ojo y después el otro y lo desesperó la espera. Un gustoso sopló de limón aspiró y paladeó él té. Los sentidos se afinaron. Lo zangoloteó un tufo a mierda de gato.
—¿Vienes a liberarme? —cuestionó.
Olvidó la luz y el volar de las moscas. Ambiguo leyó cincuenta cuatro rayas. El peso en el tórax lo asfixiaba y emitió un quejido imperturbable, reposado. Perdonó a la joven libertadora, levantó las manos y acarició la desdibujada cara de su mujer y abrazó a los hijos. La nubosidad aguanosa con cabellera de camaleón lo contempló con atención pasmada. Él reconoció los pasos en el pasillo de los tres viejos conocidos y unas llaves chasquearon la cerradura y un fogonazo sonó. La luz siguió encendida.

 
nINIVE,30.01.2016
CORRECCIÓN DEL TEXTO DE JULIANGA

LA DAMA BORRACHA

1cORRECCIÓN CON DETALLES Y2 CORRECCIÓN LIMPIA DE DETALLES

1La dama borracha

LA DIMUNUTA DAMA DE ROSTRO CANSINO tenía prohibido el licor PERO ELLA SE EMPEÑABA EN DESAFIAR A LA MUERTE,(la diminuta anciana de rostro cansino,)tENÍA LOS ojos enrojecidos y brotados caminaba BALANCEÁNDOSE HACIA (y de lado a lado por los pasillos del teatro Odeón E IBA EN DIRECCIÓN DE(dirigiéndose a) uno de los salones donde ya se ESCUCHABA (difundía) la música de UN violín.

Ese día se conmemoraba la llegada del nuevo siglo por lo que el SUNTUOSO (citado )salón DE (con) columnas y pisos de mármol ESTABA(se encontraba)atestado de artistas, glorias del teatro, DE la pintura, la televisión, poetas, grandes empresarios, políticos y uno que otro bohemio que divertían a los potentados con SUS excentricidades y exageraciones.

LA Dama SE EMBORRACHABA DESDE HACÍA MUCHOS AÑOS, ALGUIEN PODÍA PENSAR QUE Siempre había sido borracha . A CAUSA DE SU CONTINUO ESTADO DE EBRIEDAD (por lo que )sufría de una paranoia crónica que LA OBLIGABA A(le urdía) mirar A la gente con (un) GRAN odio .(inconmensurable).

Ayudada POR (de) su bastón cruzó (por) el (amplio) salón e iba OBSERVANDO (detallando) los cuadros de famosos pintores (que adornaban las paredes, porque inteligente y culta si era.)( Ya) cuando logro sentarse después de luchar contra sus roídas caderas y su borrachera, pidió un aguardiente doble y que É alivio. (Y es que ) Nadie de los presentes PODRÍA IMAGINAR (imaginaría) que la poseedora de ese derruido cuerpo en tiempos PASADOS (pretéritos) fueRA la prostituta mi famosa de todo Europa.(, siempre vivió ebria.)

(Y eso no era todo,) como actora de teatro HABÍA SIDO (fue) fenomenal. Ella misma con otras compañeras de la juventud decidieron crear un espectáculo que desbordara las buenas maneras de ese tiempo. (Dedicadas e)Escenas lésbicas al desnudo lograron en pocos meses reunir allí a exquisitos hombres y a mujeres impares capaces de romper los esquemas, las ataduras y los corsés de la sociedad de aquellas épocas.

En el teatro Rué de la Pernete situado en donde hoy está el Odeón iniciaban el espectáculo con una penumbra donde se mezclaban varios colores predominando inicialmente el violeta, luego luces artificiales daban un color rojizo y naranja que tras bambalinas s e perdía en un azul celeste. Ella ERA ENTONCES una adolescente de apenas 15 años QUE aparecía semidesnuda recitando sus versos sáficos. Luego se acostaba en un tálamo mientras que por otras puertas aparecían las jovencitas amigas se posaban en el tálamo junto a ella terminaban de quitarle la poca ropa que le quedaba y la acariciaban hasta conducirla a la enajenación y el éxtasis. La escena era muy fuerte... una a una la poseían en lo más íntimo, y a su vez cuando le tocaba a la beldad hacía lo propio con ellas haciéndolas felices hasta casi sentir la muerte. Cuando terminaban el acto las luces se iban apagando lentamente y a lo último solo quedaba ILUMINADO el hermoso rostro de la actriz. Luego en un salón contiguo AL ESCENARIO, los INVITADOS ESPECIALES (pomposos) compartían con las bellas (y bebían) licores de toda clase, fumaban opio, marihuana, (achís) HASHÍS para CULMINAR EL TODO (al final terminar) en grandes bacanales…

RECORDABA LA DAMA AQUELLA ÉPOCA MIENTRAS BEBÍA EL AGUARDIENTE(En todo eso pensaba la dama cuando sorbía más aguardiente. Ya estaba sonriendo pues igual estaba borracha.) La vejez la había tomado por sorpresa PERO (sin embargo ella) trataba de reconstruir el pasado A PESAR DE SABER (sabiendas) que los recuerdos asesinan hasta el más fuerte y poderoso. (Se dedicaba a recordar para llamar a la muerte logrando con su sensibilidad atraer las más grandes sensaciones... Venían al salón las compañeros de ritual lésbico en el teatro sáfico y hablaban con ella entre las brumas de la decrepitud.) Casi todas sus compañeras habían sido devoradas a temprana edad por el vicio y la carne mientras ella todavía tenía la desgraciada estar viva y lucida.

Ya muy borracha, se levantó y ayudada por su bastón SALIÓ DEL SALÓN Y CRUZÓ A LA PLAYA LLEVANDO ( se fue a a playa con) su litro de aguardiente.
(Y)EL( e)l sol ENSANGRENTADO (enrojecido y sangrante) anunciaba su retirada. La actriz, la poetisa SÁFICA , la dama se sentó SOBRE (en) una piedra y sintió TODA LA NOSTALGIA DELO QUE NO HABÍA TENIDO NUNCA :HIJOS MARIDO FAMILIA.

(la nostalgia que produce la guerra que la vejez sostiene con el pasado. SiN hijos, sin marido, sin nietos, sin familia. )
La noche fue llegando y ella se quedó sola MUY SOLA …saco DE SU CARTERA una pluma y un papel y escribió su ultimo poema con el que hizo un barquito de papel que lanzoÓ a las olas (turbulentas) queen SU VA Y VEN ARROJABAN A LA ARENA ( empezaban a retornar arrastrando) caracolas, peces muertos y una que otra estrella de mar…


2La dama borracha

LA DIMUNUTA DAMA DE ROSTRO CANSINO tenía prohibido el licor PERO ELLA SE EMPEÑABA EN DESAFIAR A LA MUERTE. TENÍA LOS ojos enrojecidos y caminaba BALANCEÁNDOSE por los pasillos del teatro Odeón E n DIRECCIÓN A UNO de los salones donde ya se ESCUCHABA la música deL violín.

Ese día se conmemoraba la llegada del nuevo siglo por lo que el SUNTUOSO salón DE columnas y pisos de mármol ESTABA atestado de artistas; glorias del teatro, DE la pintura, DE la televisión, poetas, grandes empresarios, políticos y uno que otro bohemio que divertía a los PRESENTES con SUS excentricidades y exageraciones.

LA Dama SE EMBORRACHABA DESDE HACÍA MUCHOS AÑOS, ALGUIEN PODRÍA PENSAR QUE Siempre había sido borracha Y NO SE EQUIVOCARÍA. A CAUSA DE SU CONTINUO ESTADO DE EBRIEDAD sufría de una paranoia crónica que LA HACÍA mirar A la gente con GRAN odio .

CRUZÓ EL AMPLIO SALÓN Ayudada POR su bastón e iba OBSERVANDO . los cuadros de famosos pintores porque inteligente y culta.Cuando logrÓ sentarse después de luchar contra sus roídas caderas y su borrachera, pidió AL MOZO un aguardiente doble QUE LE PROPORCIONÓ UN ALIVIO INMEDIATO.Nadie de los presentes PODRÍA IMAGINAR que la poseedora de ese derruido cuerpo en tiempos PASADOS HABÍA SIDO La prostituta Más famosa de todo Europa. AÚN ENTONCES VIVÍA EBRIA.

Como ACTRIZ de teatro HABÍA SIDO fenomenal. Ella misma con otras compañeras de la juventud decidieron crear un espectáculo que desbordara las buenas maneras de ese tiempo. Escenas lésbicas al desnudo lograron en pocos meses reunir allí a REFINADOS hombres y a mujeres impares capaces de romper los esquemas, las ataduras y los corsés de la sociedad de aquella época.

En el teatro Rué de la Pernete situado en donde hoy está el Odeón iniciaban el espectáculo con una penumbra donde se mezclaban varios colores predominando inicialmente el violeta, luego luces artificiales daban un color rojizo y naranja que tras bambalinas s e perdía en un azul celeste. Ella ERA ENTONCES una adolescente de apenas 15 años QUE aparecía semidesnuda recitando sus versos sáficos. Luego se acostaba en un tálamo mientras que por otras puertas aparecían las jovencitas amigas QUE se ECHABAN junto a ella Y terminaban de quitarle la poca ropa que VESTÍA. LA acariciaban hasta conducirla a la enajenación y el éxtasis. La escena era muy fuerte... una a una la poseían en lo más íntimo, y a su vez cuando le tocaba a la beldad hacía lo propio con ellas haciéndolas felices hasta casi sentir la muerte. Cuando terminaban el acto las luces se iban apagando lentamente y POR último solo quedaba ILUMINADO el hermoso rostro de la JOVEN actriz.

MAS TARDE ,en un salón contiguo AL ESCENARIO, los INVITADOS ESPECIALES compartían con las bellas licores de toda clase, fumaban opio, marihuana O HASHÍS HASTA CULMINAR LA VELADA en grandes bacanales…

RECORDABA LA DAMA AQUELLA ÉPOCA MIENTRAS BEBÍA EL AGUARDIENTE. La vejez la había tomado por sorpresa PERO ELLA trataba SIEMPRE de reconstruir el pasado A PESAR DE SABER que los recuerdos MATAN hasta Al más fuerte y poderoso. Casi todas sus compañeras DEL RITUAL LÉSBICO habían sido devoradas a temprana edad por el vicio y la carne mientras ella todavía tenía la desgraciada estar viva y lucida.

Ya muy borracha, se levantó y ayudada por su bastón SALIÓ DEL TEATRO Y CRUZÓ A LA PLAYA LLEVANDO su litro de aguardiente.
EL sol ENSANGRENTADO anunciaba su retirada. La actriz, la poetisa SÁFICA DE AYER, LA BORRACHA DE HOY se sentó SOBRE una piedra y sintió TODA LA NOSTALGIA DELO QUE NO HABÍA TENIDO NUNCA :HIJOS, MARIDO, FAMILIA.

La noche fue llegando y ella se SINTIÓ sola, MUY SOLA …sacÓ DE SU CARTERA una pluma y un papel y escribió su ultimo poema con el que hizo un barquito de papel que lanzoÓ a las olas que en SU VA Y VEN ARROJABAN A LA ARENA caracolas, peces muertos y una que otra estrella de mar…



 
nINIVE,30.01.2016
JULIANGA . CREO QUE ENTRÉ DEMASIADO EN TU TEXTO PERO NO POUDE EVITARLO. Me disculpo si te molesta.
en general en tu redacción hay repeticiones inútiles, abundancia de adjetivos
adjetivos no pertinentes
mal uso de las preposiciones
a veces mal uso de los tiempos verbales.

sugerencia: aumentar un poco la edad de la poetisa sáfica

No comenzar las frases con Y
releer tus propios textos y simplificar las frases.
Un placer ayudarte
 
Albohrz,30.01.2016
la verdad me gustaba mas como comenzaba el texto original, a beses la muerte suele ser mejor consejera que la vida misma...
 
rhcastro,30.01.2016
¡Yep!
 
julianga,02.02.2016
Para ninive cuando tenga un tiempito

En la otra vida yo fui vaquero si señor vaquero del oeste. Y me molestaba la fama que tenía el “Trinity” no solo por ser el único rival que no había podido enfrentar, sino también porque se las daba de caballero, galante con las damas, dadivoso con los dólares que obtenía en los asaltos o en las mesas de póker y de sentimientos cristianos. Reconozco que todo lo contrario a mí, no era tramposo en las mesas de juego, porque Trinity se atenía honorablemente a su suerte. “Bah la suerte” no conocía lo que decía Nietzsche, yo sí: “LA SUERTE HAY QUE DOBLEGARLA CON LA ASTUCIA”, que pesar ese hombre no conocía a Zaratustra y por eso practicaba la moral de los débiles, y ese fue su gran error porque debo reconocer que tirando el gatillo de sus Colt 45 era igual a superior a mí, no tenía más muertos en el buche ya que a veces tenía veleidades cristianas y perdonaba la vida a sus contrincantes.
Mutuamente nos odiábamos. Hacia años estábamos esperando este momento. Había que definir a favor de alguno quien era la leyenda del oeste. Uno de los dos tenía que morir para que el otro fuera el dueño de la fama… y del vasto territorio. Diligencias atestadas de oro, cajeros detrás de las rejas de los bancos, viajeros con las alforjas llenas. La tarde de su muerte en la bar de “John el muelon” estaban vaqueros, ganaderos, borrachos, putas, maricas…que también coincidieron con la feria anual de ganado Shorthorn.
Y eso fue rapidito, sin una milésima de segundo de diferencia desenfundamos, las colt 45 empezaron vomitar balas
. Cada plomo chocaba en el mortal recorrido con el otro plomo, doblando su camino en Angulo recto. Cinco cargas de balas y ni una tan sola había dado en el blanco .Entonces el sheriff de Dodge City nos hizo una señalara que detuviéramos el estéril y original duelo. La contienda había que definirla a la suerte. Y propuso las condiciones. 20 pasos de distancia y una moneda definiría quien dispararía primero. Yo acepte sin vacilar y vi que en el rostro de Trinity por primea vez se reflejaba la indecisión y el miedo. Claro él no había leído a Zaratustra pero yo sí y antes de que la moneda callera al suelo para dictar sentencia yo le vacié a Trinity los doce tiros de mis colt. No podía arriesgar mi vida al capricho de la suerte. “la suerte hay que doblegarla con la fuerza o con la astucia”… Decía Zaratustra…y el pobre Trinity practicante de la moral de los débiles y de la caballerosidad cristiana cayo mortalmente herido después de pegar un gran brinco…agonizaba al pie del mostrador…le dije; en la otra vida te recomiendo leas a Nietzsche el filósofo de Engadina...
 
ninive,02.02.2016
NADA PARA COIRREGIR , ESTA TEXT0es muy bueno , s ve que lo has pasado y repasado. estoy admirada.

esta migaja es lo que encontré errado :
.....gatillo de sus Colt 45 era igual O( a )superior a mí, no tenía más muertos en el buche ya .....

sin un(a) milésimo(a) de segundo
trata de no comenzar frases con Y
En la otra vida yo fui vaquero si señor vaquero del oeste. Y me molestaba----

La contienda había que definirla a la suerte. Y propuso las condiciones.

Te felicito
 
esclavo_moderno,19.07.2017
La raya 54.

La bombilla seguía encendida cuando Dionzo despertó y las 53 rayas ya estaban en los bloques grises, roñosos, sucios; él las volvió a contemplar. La claridad entraba por la ventanilla de barrotes. El tormento le hizo perder la cuenta del tiempo, solo sabía que era el año:1983. Miró los cables de alambres despeinados encima de la mesa, que se encontraba en una esquina del calabozo. Intentó sentarse en el camastro y una tos de chucho le sacudió los pulmones y el escupitajo sanguinolento fue a dar al suelo. Le ardía el pecho, las sajadas hechas con el Gillette aún seguían vivas. Su cuerpo se hallaba cubierto con andrajos deshilachados y pestilentes a meados y caca. Rengueando, se acercó a la pared y con una piedra hizo la raya 54.
El chirriar de los goznes ya no lo sorprendieron, se había acostumbrado al infernal sonido. Entraron tres hombres: un gordo barbudo que llevaba café y frijoles en un plato amellado azul. El flaco palúdico, encargado de las llaves lo ignoró y el de espalda de ropero con brazos peludos y ojillos de rata le dijo:
—¡Disfruta el almuerzo papaíto, que al rato regresaremos por vos revoltoso de mierda! —fingió una sonrisa y enseñó los dientes de oro.
Dionzo sabía que la muerte lo había acompañado desde siempre. Esa parca mal parida le arrebató la vida de sus padres. Ocurrió una noche sin luna, la milicia llegó descuartizando a diestra y siniestra todo vestigio de vida en la aldea. Su mujer y sus hijos fueron asesinados por la policía secreta dos noches después de su detención. Se lo confirmó el flaco palúdico. Era esa misma muerte que lo zarandeaba con los cables de voltios agarrados a los huevos, y lo invadía ese restregón frio de algo sobrehumano en la piel, y lo despertaba. Lo atribuía a la visión sobrenatural de la madrugada aquella cuando su hombría fue puesta a prueba al ver a la muchacha morir, después de ese día decidió marcar sus días con rayas, igual a un calendario sin números.
No había día que Dionzo no pensara en Basilio, su hermano. Ese hermano que prometió que nunca lo abandonaría. Basilio era el único familiar vivo que a Dionzo le quedaba en esta vida.
—¿Dónde estará Basilio? —se preguntó muchas veces.
Basilio fue capturado por el ejército. Dionzo recordó con tristeza la mano de Basilio que le decía adiós desde la baranda del camión militar. Cuando Dionzo cumplió dieciocho años decidió ir a buscar a Basilio, y no lo encontró. Lo buscó en los cuarteles, zonas militares, hospitales y cementerios. Nunca lo volvió a ver, ni mucho menos a saber de él, era como si no hubiese existido, de esa búsqueda ya habían pasado treinta años.
Las rayas se fueron sumando cada vez que entraba al confesionario del cableado. Lavado de cerebro para que cantara esa verdad inexistente. Clamaba piedad, esa piedad que, sorda, insensible, horrorizada, huía
.
El veintiuno de marzo, casi dos meses antes de su detención, Dionzo se levantó alegre, había encontrado trabajo tras cuatro meses sin trabajar. La familia estaba feliz.
—Ten cuidado —dijo la mujer.
—Lo sé, estamos en golpe de estado.
Se abrazaron. Él la acaricio apasionadamente; ella lo retiró.
—Es mejor que te vayas, no sea que llegues tarde al trabajo en tu primer día.
Antes de marcharse, él se dirigió al dormitorio y sin despertarlos se despidió de los hijos.
En la puerta por la que no volvería entrar. Lo esperaba su esposa para despedirse. Dionzo la besó y le dijo adiós.
Las ocho de la mañana marcaba el reloj cuando Dionzo abordó el autobús. Sentada a su lado, una señorita de ojos inquietos y largas trenzas le habló de libertad. “Liberar al pueblo de la opresión” dijo ella. Antes de arribar a su destino, encontraron un retén de hombres camuflados que detuvieron el automotor. Un encapuchado, con estiloso andar de gallito inglés, entró en el vehículo y se paseó entre los asustados pasajeros. Primero, la señaló a ella.
—Este ¹indio también. —aseveró el enmascarado señalando a Dionzo. La moza gritó que era un desconocido, que no viajaban juntos, pero recibió un culatazo en la cara que le hizo brincar dos dientes; y el vestido se tiñó de sangre.
En el cuartel, una veintena de uniformados desnudaron a la joven. Dionzo se rehusaba a ver lo que iba a suceder y unas manos le jalaron el pelo para levantarle la cabeza y obligarlo a mirar la orgia bestial. Un guardia jadeaba y se restregaba en medio de las piernas de la detenida. Ella gritaba. Los soldados fueron turnándose uno por uno.
Impotente Dionzo, rogaba a Dios para que terminará pronto el martirio de la prisionera, y fue entonces que en medio de esa tribulación pudo ver una nubosidad brillante reptar por las paredes. La nube dio una cabriola y calló los alaridos de la chica, que estaba siendo sacrificada por la animalada. Un humo colorido abandonó el cuerpo de la mujer y por un segundo el humo arrepentido quiso retornar al cuerpo bañado en semen: pero los ojos de la prisionera ya se habían cerrado para siempre.
— ¡Por la gran puta, ya la cagamos, está muerta! ¿Y ahora qué le decimos al comandante?
— ¡Pues que se murió! —respondió otro.
—Pero no tenía que morirse tan luego. Teníamos que sacarle la información —expreso el más joven.
—¿A quién pisados le importa? De todos modos, la íbamos a matar —exclamó el que daba las órdenes y volteó la vista hacia Dionzo.
Eso había pasado el día de la detención.

Mientras iba acumulando rayas; Dionzo fue testigo de que a medianoche o a cualquier hora del día trajeron a otros y otras que nunca vio, pero supo de ellos al oír los gritos, gemidos, llanto.
Desde hacía siete rayas que no se escuchaban lamentos. Pero la soledad y la paz seguían horrorizadas con los gritos de dolor de las almas torturadas. El flaco, el que hace ruido con las llaves, el día anterior, después de clavarle una fiera mirada le contó que proseguiría la fiesta.
—A muchos más revoltosos agarraremos para darles la ansiada libertad que están exigiendo, es por eso que necesitamos habilitar todos los calabozos —le dijo y los ojos le brillaron.
Dionzo despertó boca arriba en el camastro, el torturador se había marchado. Pero tuvo el presentimiento que no estaba solo.
—Si estás aquí llévame contigo de una sola vez —dijo en tono de súplica.
Un pitido diáfano se infiltró en los oídos y con el rabillo del ojo distinguió serpenteando algo en el techo; era la nubosidad de aquella madrugada que calló los gritos de la violada. Cerró los ojos. Torpemente acomodó el cuerpo y se prestó a hacer tiempo, y esperó. El silencio era roto por el zumbido de las moscas que luego aterrizaban en la comida y muchas ya se habían empanzado con el café. La impaciencia le hizo abrir un ojo y después el otro. Un tufo a mierda de gato le entro por las fosas nasales.
—¿Vienes a liberarme? —preguntó Dionzo y echo un vistazo por los rincones de la celda.

—Reportándome mí comandante. Sus órdenes ya fueron cumplidas al pie de la letra. Aquí está la lista de los muertos, y aquí la lista de los diez que aún quedan vivos, los cuales serán ejecutados el día de hoy.
El militar tenía la mirada fija en un punto indefinido de la calle. Se dio la vuelta y su mirada dura, violenta, fría tomó por sorpresa al asistente. Le arrebato el papel de la lista de los vivos. Abrió bien los ojos, después una mueca se dibujó en su cara.
—¡Dionzo Santos! — gritó. —Dionzo ¿Dónde está ese hombre? —señalando el papel.
—Está en la mazmorra. ¿Por qué la pregunta mi Comandante Santos? —chilló el cabo.
—¡Mierda! ¡Me lleva la gran puta con vos, acaso no di estrictas ordenes que todo aquel de apellido Santos me lo reportaran a mí directamente, que no hicieran nada con esa gente hasta que yo diera mi aprobación! ¡Quítate de mi camino imbécil antes de que te mate! —dijo el comandante y salió gritando: —¡paren la ejecución! ¡paren esa ejecución!
Atrás del comandante salieron de prisa algunos soldados.
Dionzo detuvo la mirada por un instante en la pared y leyó las 54 rayas. El pesor en el tórax lo asfixiaba y exhaló un quejido rauco, imperturbable, inarmónico.

—¡Paren la ejecución! ¡por favor, paren esa puta ejecución! —gritaba desesperado el comandante, mientras continuaba corriendo.

Dionzo sorprendió a la colorida nubosidad aguanosa contemplándolo con pasmada curiosidad, y notó una mueca con dientes de oro. Oyó gritos y un tropel en el pasillo. Dionzo distó la cara de Basilio que le sonreía y con la mano le decía adiós desde el camión militar. Los músculos de la cara escuálida de Dionzo se contrajeron. La puerta se abrió violentamente de par en par. Sonó un disparo. La luz de la bombilla siguió encendida.

¹Vocablo racista contra el indígena guatemalteco.


 
Ninive,22.07.2017
CORRECCIÓN DEL TEXTO LA RAYA 54 DE esclavo moderno

La raya 54.

CUANDO DIONZO DESPERTÓ La bombilla seguía encendida (cuando Dionzo despertó y VOLVIÓ A CONTEMPLAR las 53 rayas DE (ya estaban en) los bloques grises Y roñosos(, sucios; él)las volvió a contemplar. La claridad entraba A TRAVÉS DE( por) la ventanilla de barrotes. El tormento le hizo perder la cuenta del tiempo, solo sabía que era el año:1983. Miró los cables de alambres despeinados encima de la mesa, que se encontraba en una esquina del calabozo. Intentó sentarse en el camastro y una tos de chucho le sacudió los pulmones y el escupitajo sanguinolento fue a dar al suelo. Le ardía el pecho, las sajadas hechas con el Gillette aún seguían vivas. Su cuerpo se hallaba cubierto con andrajos deshilachados y pestilentes DE MEADOS Y MIERDA (a meados y caca.) Rengueando, se acercó a la pared y con una piedra hizo la raya 54.
El chirriar de los goznes ya no lo sorprendieron, se había acostumbrado al infernal sonido. Entraron tres hombres: un gordo barbudo que llevaba café y frijoles en un plato amellado azul. El flaco palúdico, encargado de las llaves lo ignoró y el de espalda de ropero con brazos peludos y ojillos de rata le dijo:
—¡Disfruta el almuerzo papaíto, que al rato regresaremos por vos revoltoso de mierda! —fingió una sonrisa y enseñó los dientes de oro.
Dionzo sabía que la muerte lo había acompañado desde siempre. Esa parca mal parida le arrebató la vida de sus padres. Ocurrió una noche sin luna, la milicia llegó descuartizando a diestra y siniestra todo vestigio de vida en la aldea. Su mujer y sus hijos fueron asesinados por la policía secreta dos noches después de su detención. Se lo confirmó el flaco palúdico. Era esa misma muerte que lo zarandeaba con los cables de voltios agarrados a los huevos, y lo invadía ese restregón frio de algo sobrehumano en la piel, y lo despertaba. Lo atribuía a la visión sobrenatural de la madrugada aquella cuando su hombría fue puesta a prueba al ver a la muchacha morir, después de ese día decidió marcar sus días con rayas, igual a un calendario sin números.
No había día que Dionzo no pensara en Basilio, su hermano. Ese hermano que prometió que nunca lo abandonaría. Basilio era el único familiar vivo que a Dionzo le quedaba en esta vida.
—¿Dónde estará Basilio? —se preguntó muchas veces.
Basilio fue capturado por el ejército. Dionzo recordó con tristeza la mano de Basilio que le decía adiós desde la baranda del camión militar. Cuando Dionzo cumplió dieciocho años decidió ir a buscar a Basilio, y no lo encontró. Lo buscó en los cuarteles, zonas militares, hospitales y cementerios. Nunca lo volvió a ver, ni mucho menos a saber de él, era como si no hubiese existido, de esa búsqueda ya habían pasado treinta años.
Las rayas se fueron sumando cada vez que entraba al confesionario del cableado. Lavado de cerebro para que cantara esa verdad inexistente. Clamaba piedad, esa piedad que, sorda, insensible, horrorizada, huía
.
El veintiuno de marzo, casi dos meses antes de su detención, Dionzo se levantó alegre, había encontrado trabajo tras cuatro meses sin trabajar. La familia estaba feliz.
—Ten cuidado —dijo la mujer.
—Lo sé, estamos en golpe de estado.
Se abrazaron. Él la acaricio apasionadamente; ella lo retiró.
—Es mejor que te vayas, no sea que llegues tarde al trabajo en tu primer día.
Antes de marcharse, él se dirigió al dormitorio y sin despertarlos se despidió de los hijos.
En la puerta por la que no volvería entrar. Lo esperaba su esposa para despedirse. Dionzo la besó y le dijo adiós.
Las ocho de la mañana marcaba el reloj cuando Dionzo abordó el autobús. Sentada a su lado, una señorita de ojos inquietos y largas trenzas le habló de libertad. “Liberar al pueblo de la opresión” dijo ella. Antes de arribar a su destino, encontraron un retén de hombres camuflados que detuvieron el automotor. Un encapuchado, con estiloso andar de gallito inglés, entró en el vehículo y se paseó entre los asustados pasajeros. Primero, la señaló a ella.
—Este ¹indio también. —aseveró el enmascarado señalando a Dionzo. La moza gritó que era un desconocido, que no viajaban juntos, pero recibió un culatazo en la cara que le hizo brincar dos dientes; y el vestido se tiñó de sangre.
En el cuartel, una veintena de uniformados desnudaron a la joven. Dionzo se rehusaba a ver lo que iba a suceder y unas manos le jalaron el pelo para levantarle la cabeza y obligarlo a mirar la orgia bestial. Un guardia jadeaba y se restregaba en medio de las piernas de la detenida. Ella gritaba. Los soldados fueron turnándose uno por uno.
Impotente Dionzo, rogaba a Dios para que terminara (á pronto) el martirio de la prisionera, y fue entonces que en medio de esa tribulación pudo ver una nubosidad brillante reptar por las paredes. La nube dio una cabriola y calló los alaridos de la chica, que estaba siendo sacrificada por la animalada. Un humo colorido abandonó el cuerpo de la mujer y por un segundo el humo arrepentido quiso retornar al cuerpo bañado en semen: pero los ojos de la prisionera ya se habían cerrado para siempre.
— ¡Por la gran puta, ya la cagamos, está muerta! ¿Y ahora qué le decimos al comandante?
— ¡Pues que se murió! —respondió otro.
—Pero no tenía que morirse tan luego. Teníamos que sacarle la información —expreso el más joven.
—¿A quién pisados le importa? De todos modos, la íbamos a matar —exclamó el que daba las órdenes y volteó la vista hacia Dionzo.
Eso había pasado el día de la detención.

Mientras iba acumulando rayas; Dionzo fue testigo de que a medianoche o a cualquier hora del día trajeron a otros y otras que nunca vio, pero supo de ellos al oír los gritos, gemidos, llanto.
Desde hacía siete rayas que no se escuchaban lamentos. Pero la soledad y EL SILENCIO (la paz) seguían horrorizadas con los gritos de dolor de las almas torturadas. El flaco, el que hace ruido con las llaves, el día anterior, después de clavarle una fiera mirada le contó que proseguiría la fiesta.
—A muchos más revoltosos agarraremos para darles la ansiada libertad que están exigiendo, es por eso que necesitamos habilitar todos los calabozos —le dijo y los ojos le brillaron.
Dionzo despertó boca arriba en el camastro, el torturador se había marchado. Pero tuvo el presentimiento que no estaba solo.
—Si estás aquí llévame contigo de una sola vez —dijo en tono de súplica.
Un pitido diáfano se infiltró en los oídos y con el rabillo del ojo distinguió serpenteando algo en el techo; era la nubosidad de aquella madrugada que calló los gritos de la violada. Cerró los ojos. Torpemente acomodó el cuerpo y se prestó a hacer tiempo, y esperó. El silencio era roto por el zumbido de las moscas que luego aterrizaban en la comida y muchas ya se habían empanzado con el café. La impaciencia le hizo abrir un ojo y después el otro. Un tufo a mierda de gato le entro por las fosas nasales.
—¿Vienes a liberarme? —preguntó Dionzo y echo un vistazo por los rincones de la celda.

—Reportándome mí comandante. Sus órdenes ya fueron cumplidas al pie de la letra. Aquí está la lista de los muertos, y aquí la lista de los diez que aún quedan vivos, los cuales serán ejecutados el día de hoy.
El militar tenía la mirada fija en un punto indefinido de la calle. Se dio la vuelta y su mirada dura, violenta, fría tomó por sorpresa al asistente. Le arrebato el papel de la lista de los vivos. Abrió bien los ojos, después una mueca se dibujó en su cara.
—¡Dionzo Santos! — gritó. —Dionzo ¿Dónde está ese hombre? —señalando el papel.
—Está en la mazmorra. ¿Por qué la pregunta mi Comandante Santos? —chilló el cabo.
—¡Mierda! ¡Me lleva la gran puta con vos, acaso no di estrictas ordenes que todo aquel de apellido Santos me lo reportaran a mí directamente, que no hicieran nada con esa gente hasta que yo diera mi aprobación! ¡Quítate de mi camino imbécil antes de que te mate! —dijo el comandante y salió gritando: —¡paren la ejecución! ¡paren esa ejecución!
Atrás del comandante salieron de prisa algunos soldados.
Dionzo detuvo la mirada por un instante en la pared y leyó las 54 rayas. El pesor en el tórax lo asfixiaba y exhaló un quejido rauco, imperturbable, inarmónico.

—¡Paren la ejecución!( ¡por favor), paren esa puta ejecución! —gritaba desesperado el comandante, mientras continuaba corriendo.

Dionzo sorprendió a la colorida nubosidad aguanosa QUE LO CONTEMPLABA contemplándolo) con pasmada curiosidad, y notó una mueca con dientes de oro. Oyó gritos y un tropel en el pasillo. Dionzo distó la cara de Basilio que le sonreía y con la mano le decía adiós desde el camión militar. Los músculos de la cara escuálida de Dionzo se contrajeron. La puerta se abrió violentamente de par en par. Sonó un disparo. La luz de la bombilla siguió encendida.

¹Vocablo racista contra el indígena guatemalteco.

"El texto es muy bueno quedaron algunos adjetivos innecesarios, trata de podar un poco-
Evidentemente la dificultad para entrar en materia provocó los errores del primer párrafo.un placer asesorarte"
 
esclavo_moderno,10.08.2017
¿Hasta cuándo vamos a vivir así?

Nicolás con una barba de pordiosero se levantó de la cama decidido a todo. Se trepó a la silla. Se enrolló el lazo al cuello. Listo a lanzarse al vacío… se arrepintió. Su mirada vagó por el dormitorio, y lloró con amargura al recordar a Irene, su esposa. Murmuró el nombre como una rogativa: Irene, Irene.
El mundo de Nicolás se tornó patas arriba cuando conoció a Irene. No tuvo sosiego alguno hasta confesarle su amor. Ella lo aceptó, y al tiempo se unieron en matrimonio, y la felicidad se quedó a vivir con ellos.
Ella era la dueña de su universo. Hacían el amor como dos desquiciados adolescentes, a toda hora y en cualquier lugar. Vivían entregados el uno al otro. Esa alegría fue rota por el médico cuando llamó a Nicolás y con voz grave le dijo del cáncer de Irene. Su mundo se desplomó al igual que esos viejos edificios cuando son dinamitados. Nicolás nunca se separó de la enferma. El más leve quejido era un latigazo en su ser. Rechazó la desesperanza, el desaliento, la desahucies de ella. Él deseaba ostentar el poder de ahuyentar a la muerte, pero tan solo era un humano más. Un humano lleno de miedos, de dudas, de celos, como cualquier otro ser vivo. Entonces se juzgó y se maldijo por aquella mezquina duda infiel que una vez inquietó su felicidad.
Unos leves golpes en la puerta lo trajeron al presente.
—Señor soy yo, Luisa, la domestica.
Nicolás abrió.
—Señor, disculpe la interrupción. Siento su penar, pero quiero entregarle esta caja. Perteneció a su señora esposa. Ella me la dio a guardar hace años atrás, y ahora le pertenece a usted.
Nicolás notó en la criada un dejo de tristeza, pero además advirtió algo satírico en su mirada. Intuyó una señal, mas no hizo pregunta alguna. Cerró la puerta, y palpó lo morroñoso de la caja de madera y la puso sobre la mesa junto a la cama, y su pensar retornó a Irene.
El espíritu maligno dentelleo el alma de Nicolás y le exigió buscar a un responsable de su desgracia. ¿A quién culpar? ¿A Dios? Ese ser divino y bondadoso. Y ahora ese mismo Dios le arrancaba la mitad de su vida.
—¿Y ahora qué? —se preguntó Nicolás— ¿Qué hago con las jorobadas vivencias fantasmales? ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo aliviar el dolor de tu ausencia? —la paz del odio le anduvo las venas. —¿Por qué? ¿Por qué yo? —y le pareció oír la voz de Irene: “El amor nace, muere, y vuelve a nacer”.
Oyó susurros y pasos sigilosos en el corredor. Hasta él llegó el ruido de sillas que alguien trasladaba hacia la sala.
Pensó en la canción favorita: “Me marcho” de Lolita Flores que le traería la radio, y le resonaría la voz de Irene tarareándola. Fue entonces que recordó la conversación aquella cuando Irene le dijo: le dio aquella tarde de verano cuando Irene dijo:
—¿Qué harías si yo ya no te amara igual? ¿Qué pasaría si algún día vienes a casa y yo me haya marchado? —sonrió maliciosamente, y termino diciéndo— Tonto, eres un tonto, todo te lo crees, tus ojos reflejan cuanto me amas. Eso sí no se te olvide: soy un ser humano con defectos y virtudes igual que tú.
Unos toques en la puerta lo volvieron a sacar de sus pensamientos, y un escalofrió le corrió el cuerpo, y su corazón latió más aprisa.
—Señor, ya es hora de irnos. —dijo una voz ronca y fúnebre.
La voz de Nicolás sonó raquítica y pesarosa.
—Deme… unos minutos… por favor —y los pasos regresaron por donde habían venido.
Nicolás sacó fuerzas de flaqueza y salió del dormitorio. El cuerpo de Irene yacía en el féretro. Le beso la frente, y sus lágrimas mojaron las mejillas de la difunta.
El cielo se hallaba encapotado cuando el cuerpo de Irene salió a la calle. Los transeúntes miraron al gentío con pena. Las lágrimas de Nicolás se confundieron con la llovizna. En un arrebato de desesperación Nicolás se quiso aferrar al ataúd, y los amigos lo separaron suavemente. El cernidillo se convirtió en lluvia. Nicolás vio entrar la caja negra en el hoyo de la tierra, y cayó de hinojos sollozando. Los sepultureros corrieron la loza y sobre la superficie colocaron las flores de los amigos y vecinos. Una cruz fue clavada en la cabecera de la tumba donde se leía: “A Irene, mi esposa, en memoria de su leal amor” 9 de agosto de 2017. La gente empezó a retirarse. Nicolás con paso inseguro se encamino hacia la salida, y se volvió, y le dijo adiós a Irene.
Llegó a casa, y el frío y soledad del lugar mordisquearon su espíritu. Se refugió en el dormitorio. Recostado en la cama lloró y lloró y llorando se quedó inmóvil, pero antes de cerrar los ojos, su soñolienta mirada reparó en la caja que le había sido entregada. Con desgano la abrió, y en su interior había un puñado de cartas amarradas con un listón rosado y perfumadas. Tomó una de las cartas:

5 de noviembre de 1996.
Irene, amada mía.
Hoy te escribo otra carta, es más bien un aliciente a este amor devorando mis horas. Guárdala, y si te sientes triste y sola, léela, siempre estaré junto a ti hasta el final.
Perdona la impaciencia, pero vivo por ti. Me paso contando los días de nuestro próximo encuentro, y poder acariciar tus pechos, hurgar entre tus piernas, y hacerte gritar de pasión.
Este amor me vuelve loco. Pero esa locura se desvanece cuando estoy contigo y aplaca este amor dividido.
No pienso romper mi promesa de mantener nuestro amor en secreto, este amor calcina mis entrañas por no tenerte conmigo. Pero: ¿hasta cuándo vamos a vivir así? ¿Hasta cuándo? Yo sé que eras casada, y acepté esa condición. Pero duele saber que vives con él. Ya sé, me lo has dicho repetidamente: que ya no le amas
La verdad, te amo Irene, no quiero imaginar cómo podría vivir sin esa esperanza de volver a verte.
En espera de saber de ti.
Leonardo.

Nicolás se levantó de la cama al igual que un resorte, estrujo la carta entre sus manos, la tiro al suelo y la aplastó como si aplastara una cucaracha. Empezó a romper las demás cartas y regarlas por el piso como retazos en carnaval. Golpeo con su puño derecho la palma de su mano izquierda. Su cara denotaba furia, confusión y burla. En un santiamén empezó a reír como un desequilibrado.
—¡Ay Irene! He sufrido como no tienes idea, hasta intente quitarme la vida. ¡Te amé, y te di el derecho de la duda! ¡Sabes que, ojalá te estés quemando viva junta a satanás, maldita puta del infierno!


 
Ninive,17.08.2017
Corrección texto esclavo moderno

¿Hasta cuándo vamos a vivir así?

Nicolás( con una barba de pordiosero) se levantó de la cama decidido a todo s
(Se) trepó a la silla. Se enrolló el lazo al cuello. (Listo a lanzarse al vacío… se arrepintió.) Su mirada vagó por el dormitorio, y lloró con amargura al recordar a Irene, su esposa. Murmuró el nombre como una rogativa: Irene, Irene. Listo a lanzarse al vacío… se arrepintió.
CUANDO CONOCIÓ A IRENE El mundo de Nicolás se tornó patas arriba( cuando conoció a Irene.) No tuvo sosiego alguno hasta confesarle su amor. Ella lo aceptó, y al tiempo se unieron en matrimonio, y la felicidad se quedó a vivir con ellos.
Ella era la dueña de su universo. Hacían el amor como dos desquiciados adolescentes, a toda hora y en cualquier lugar. Vivían entregados el uno al otro. Esa alegría fue rota por el médico cuando llamó a Nicolás y con voz grave le dijo de(l cáncer) LA ENFERMEDAD de Irene. Su mundo se desplomó al igual que esos viejos edificios cuando son dinamitados. Nicolás nunca se separó de la enferma. El más leve quejido era un latigazo en su ser. Rechazó la desesperanza, el desaliento, (¿la desahucies(¿ de ella. Él deseaba ostentar el poder de ahuyentar a la muerte, pero tan solo era un SER humano más, Un SER humano lleno de miedos, de dudas, de celos,( como cualquier otro ser vivo). Entonces se juzgó y se maldijo por aquella mezquina duda( infiel) que una vez inquietó ¿MEJOR EMPAÑÓ,sugerencia)su felicidad.
Unos leves golpes en la puerta lo trajeron al presente.
—Señor soy yo, Luisa, la domestica. NinGUNA DOMÉSTICA SE PRESENTA DICIENDO QUE ES LA DOMÉSTICA ES OBVIO QUE NICOLÁS LA CONOCE. CAMBIAR LA FRASE
Nicolás abrió LA PUERTA.
—Señor, disculpe (la interrupción.) Siento su penar, pero quiero entregarle esta caja. Perteneció a su señora esposa. Ella me la dio a guardar hace años atrás, y ahora le pertenece a usted.
Nicolás notó en la criada un dejo de tristeza, pero además advirtió algo satírico MEJOR IRÓNICOen su mirada. Intuyó una señal, mas no hizo pregunta alguna. Cerró la puerta, y palpó lo morroñoso de la caja de madera y la puso sobre la mesa junto a la cama, y su pensaMIENTO retornó a Irene.
(El espíritu maligno dentelleo el alma de Nicolás y le exigió buscar a un responsable de su desgracia. ¿A quién culpar? ¿A Dios? Ese ser divino y bondadoso. Y ahora ese mismo Dios le arrancaba la mitad de su vida.
—¿Y ahora qué? —se preguntó Nicolás— ¿Qué hago con las jorobadas vivencias fantasmales? ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo aliviar el dolor de tu ausencia? —la paz del odio le anduvo las venas. —¿Por qué? ¿Por qué yo? —y le pareció oír la voz de Irene: “El amor nace, muere, y vuelve a nacer”.)ESTOS DOS PÁRRAFOS ME PARECEN EXCESIVOS
Oyó susurros y pasos sigilosos en el corredor. Hasta él llegó el ruido de sillas que alguien trasladaba hacia la sala.
Pensó en la canción favorita: “Me marcho” de Lolita Flores que le traería la radio, y le resonaría la voz de Irene tarareándola. Fue entonces que recordó la conversación aquella cuando Irene le dijo: (le dio aquella tarde de verano cuando Irene dijo: )
—¿Qué harías si yo ya no te amara( igual?) ¿Qué pasaría si algún día vienes a casa y ENCONTRARAS QUE ME HE MARCHADO?(yo me haya marchado?) —sonrió maliciosamente, y termino diciéndo— Tonto, eres un tonto, todo te lo crees, tus ojos reflejan cuanto me amas. Eso sí no se te olvide: soy un ser humano con defectos y virtudes igual que tú.
Unos toques en la puerta lo volvieron a sacar de sus pensamientos, y un escalofrió le corrió el cuerpo, y su corazón latió más aprisa.
—Señor, ya es hora de irnos. —dijo una voz ronca y fúnebre.
La voz de Nicolás sonóDEBIL (raquítica) y pesarosa.
—(Deme)… unos minutos… por favor —y los pasos regresaron por donde habían venido.
Nicolás sacó fuerzas de flaqueza y salió del dormitorio. El cuerpo de Irene yacía en el féretro. Le besó en la frente, y sus lágrimas mojaron las mejillas de la difunta.
El cielo se hallaba encapotado cuando el cuerpo de Irene salió a la calle. Los transeúntes miraron al gentío con pena. Las lágrimas de Nicolás se confundieron con la llovizna. En un arrebato de desesperación Nicolás se quiso aferrar al ataúd, y los amigos lo separaron suavemente. El cernidillo se convirtió en lluvia. Nicolás vio entrar la caja negra en el hoyo de la tierra, y cayó de hinojos sollozando. Los sepultureros corrieron la loza y sobre la superficie colocaron las flores de los amigos y vecinos. Una cruz fue clavada en la cabecera de la tumba donde se leía: “A Irene, mi esposa, en memoria de su leal amor” 9 de agosto de 2017. La gente empezó a retirarse. Nicolás con paso inseguro se encamino hacia la salida, y se volvió, y le dijo adiós a Irene.
Llegó a casa, y el frío y soledad del lugar mordisquearon su espíritu. Se refugió en el dormitorio. Recostado en la cama lloró y lloró y llorando se quedó inmóvil, pero antes de cerrar los ojos, su soñolienta mirada reparó en la caja.( que le había sido entregada.) LA ABRIÓ Con desgano( la abrió, y) en su interior había un puñado de cartas PREFUMADAS Y amarradas con un listón rosado (y perfumadas). Tomó una de las cartas A CASO:

5 de noviembre de 1996.
Irene, amada mía.
Hoy te escribo otra carta, es más bien un aliciente a este amor ( devorando)QUE DEVORA mis horas. Guárdala, y si te sientes triste y sola, léela, siempre estaré junto a ti hasta el final.
Perdona la impaciencia, pero vivo por ti. Me paso contando los días de nuestro próximo encuentro, DE (y) poder acariciar tus pechos, hurgar entre tus piernas, y hacerte gritar de pasión.
Este amor me vuelve loco. Pero esa locura se desvanece cuando estoy contigo y aplaca este amor ( dividido)COMPARTIDO.
No pienso romper mi promesa de mantener nuestro amor en secreto, PERO este amor calcina mis entrañas por no tenerte conmigo.( Pero ¿hasta cuándo vamos a vivir así? ¿Hasta cuándo? Yo SABÍA QUE ERAS (sé que eras) casada, y LO acepté (esa condición.) Pero ME duele saber que vives con él. Ya sé,YA LO SÉ, me lo has dicho EN MUCHAS OCASIONES(repetidamente) SÉ que ya no le amas
La verdad ES QUE, te amo TANTO,Irene,QUE no quiero NI PUEDO imaginar cómo podría vivir sin esa esperanza de QUE UN DIA DECIDAS LIBERARTE DE ÉL Y SEAS TODA MIA (volver a verte.)
En espera de saber de ti,TE BESA .
Leonardo.

Nicolás se levantó de la cama al igual que un resorte, estrujo la carta entre sus manos, la tiro al suelo y la aplastó como si aplastara una cucaracha. Empezó a romper las demás cartas y regarlas por el piso como retazos en carnaval. Golpeo con su puño derecho la palma de su mano izquierda. Su cara denotaba furia, confusión y burla. En un santiamén empezó a reír como un desequilibrado.
—¡Ay Irene! He sufrido como no tienes idea, hasta intente quitarme la vida. ¡Te amé, y te di el derecho de la duda! (¡Sabes que), ojalá te estés quemando viva junta a satanás, maldita puta del infierno!
ESTE INSULTO FINAL NO ME GUSTA NADA

ESCLAVO MODERNO.

HAGO NOTAR QUE CASI TODAS LAS OBSERVACIONES SON sugerencias PARA QUE DECIDAS SI ACEPTALAS O NO.En general estoy segura de los cambios de lugar de ciertas frases TEN CUIDADO CON LACONCORDANCIA DE LOS VERBOS,dEBES ACOSTUMBRARTE A PODAR TUS DETALLES EXPLICATIVOS. EL LECTOR COMPRENDE MÁS de LO QUE SUPONES. LO DE LA DOMÉSTICA ESTÁ REALMENTE FUERA DE LUGAR

AGREGADO MIO ..

VERSIÓN DE LA REVELACIÓN POR MEDIO DE LA CARTAS NO TENDRÁ EL CORAJE DE LEERLAS Y LAS DESTRUIRÍAÁ SIN CONOCER LA VERAD ENCUENTRO QUE ES MÁS ADECUADO AL PERSONAJE QUE YA EN VIDA TUVO SOSPECHAS Y HASTA LA MUJER QUISO ,ENTONCES ALUDIR NO QUISO SABER LA VERDAD AHORA QUE ELLA MURIÓ MENOS QUE MENOS. ¡¿TIRAMOS LA CAJA A LA BASURA.Fue un marido tan ingenuo…dejémosle ser un viudo cornudo y contento



 
esclavo_moderno,09.02.2018
¿Dónde estarán escondidos los demás?

Las luces intermitentes de la patrulla resplandecían, y a través del retrovisor Baltasar Junech vio descender a Matt con la mano sobre la pistola, y oyó que le gritaba en un Spanglish masticado.
—Put the hands para yo verlas ¡Get out the car! ¿Dónde estar la drivers licence and insurance del carro?

***

Habían pasado meses de ese incidente y ahora ambos hombres se encontraban de nuevo, esta vez en el segundo nivel del Rastro de Agriprocessor’s. Matt había descubierto a Baltasar escondido entre unas cajas. Matt miraba fijamente a Baltasar, y este agachó dócilmente la cabeza.

La ruidosa maquinaria transformando las planchas de cartón en cajas creaba un sonido parecido al de un tren en marcha. Ese sonido le hizo recordar a Baltasar que habían pasado trece años, dos meses y once días desde que había bajado en un lugar despoblado de alguna parte de México, después vio al tren perderse en la distancia. Se imaginó oír el aullido de los lobos mientras sus acompañantes de trayecto dormían extenuados por haber caminado toda la noche, y aún en esa negrura no le perdieron la pista al coyote.
No olvidaba aquella casa abandonada que encontraron en medio del vendaval, y durmieron con la ropa empapada. Algo les empezó a lijar la piel, en seguida ese algo les mordisqueó: eran ratas tratando de roerles la carne al igual que lo habían hecho con alguien más, ahora solo quedaban los huesos en el sótano.
En los atajos del desierto cual fantasmas vivientes fueron hallando esqueletos y cuerpos rancios de hombres, mujeres y niños. Muchos de ellos asesinados por narcotraficantes o ladrones, y otros abandonados por los coyotes.

Ya en la frontera. Baltasar vomitó cuando traspasó el boquete en el muro y descubrió al otro lado el Río Grande. Oyó de nuevo la voz del coyote diciéndoles: “shshsh, crucemos ahora”. La noche avistaba ennegrecida. Baltasar iba a medio rio con el agua hasta el pecho. Y una corriente traicionera le arrebató la mano de a aquel hombre que gritaba: “ayúdenme, ayúdame por favor, yo no sé nadar”. Baltasar vio al desventurado dar volteretas, y después el agua lo engulló. A partir de esa experiencia no volvería a dormir en paz. La idéntica pesadilla se redundaba hasta el más minúsculo detalle, y con el tiempo aprendió a vivir con ese recuerdo como un tatuaje en su vida.

Un ruido en la puerta interrumpió las cavilaciones de Baltasar. Matt, con el rabillo del ojo reconoció al visitante.

—¿Alguna novedad? —preguntó con voz ordinaria el recién llegado.

Un silencio roñoso y traidor inundo el ambiente, y Matt se acordó de aquel instante cuando supo que Baltazar era un ilegal y no tenía una valida licencia de conducir. Ese día Baltasar le contó el recorrido que hizo para llegar a los Estados Unidos, y también le contó que allá de donde él venía el hambre aniquilaba niños y ancianos. Por eso había emigrado, porque no quería ver morir a su familia de igual manera.
“Y a mí que me importa tu sufrimiento, a mí que putas me importa si allá en tu país se mueren de hambre, a mí que…” pensó Matt.

El padre de Matt había pertenecido a una organización que odiaban a aquellos que no fueran del mismo color de su piel. Su padre le repetía una y otra vez que sus antepasados fueron los primeros en llegar a estas tierras. Que sus antepasados habían sometido a los indios en reservaciones. Que sus antepasados capturaron y forzaron a latigazos a los negros a venir y seguir erigiendo el país soñado. A los otros, sí, a esos que hablan con un acento extraño los dejaron brincar la frontera. Los precisaban para realizar los trabajos no deseados. Pero ellos, los que habían llegado primero seguían siendo los anfitriones.
Matt fue un nato líder en la escuela, y lo empezaron a vivir en carne propia los compañeros diferentes a él. A Matt le producía ese acto un sentimiento de rara satisfacción, lo invadía una felicidad mezquina. Se enroló en el ejército donde su estancia pasó sin pena ni gloria. Ingreso a la universidad para hacerse policía. Allí conoció a gente que pensaba y actuaba como él. Matt se casó. Amaba a su esposa e hija, por el amor a ellas había hecho cambios en su vida. A veces, raramente, recordaba la conversación sostenida con Baltazar Junech acerca de su familia, pero al mismo tiempo, regresaba a él la animadversión sobre el inmigrante.
Matt recordó que un agente de la migra había ingresado y seguía allí esperando una respuesta.
—No yet.
—¿Dónde estarán escondidos los demás? No es posible solo haber capturado a trescientos ochenta y nueve. Sabemos por nuestro informante que aquí hay más de mil trabajadores.

Esa madrugada Matt había recibido una llamada telefónica para que se presentara a las instalaciones del Rastro de Agriprocessor’s. Once horas habían pasado de esa orden. La redada estaba por concluir.
Baltasar desde su escondite había visto a los agentes de inmigración dar de bofetones, puntapiés y bastonazos a sus compañeros de trabajo. Algunos sangraban. Las mujeres gritaban y lloraban aterrorizadas. Los trabajadores fueron encadenados de los tobillos y manos, y en fila india los fueron metiendo uno a uno a los buses blancos para llevarlos a la cárcel.

Matt se pasó la lengua por los labios deshidratados. Suspiró hondo. Entre dientes masculló algo ininteligible. Inquieto, volvió a suspirar. Su conciencia vacilaba, y con voz pausada dijo:
—¡Let’s… go, no… no hay nadie in… this room! —.
—¿Estás seguro? —preguntó el de inmigración.
Matt se limpió el sudor de la frente con el reverso de la mano, y preguntó:
—Do you have family?
El agente de inmigración con una mirada confusa respondió.
—¿Por qué la pregunta?
—No, por nada, mi familia me espera en casa.

Los dos hombres salieron y apagaron las luces, y Baltasar quedó acompañado de la oscuridad.




 
Yvette27,10.02.2018
Esclavo moderno: tu texto es impecable ,has hecho muchos progresos. Puedo señalarte un error en la última frase ACOMPAÑADO POR. Lo que resulta confusa es la comprensión del tiempo. Cuando es antes y qué después no me queda claro. El incidente del rio cuando la mano se desliza de la mano de Baltasar tampoco lo entiendo, no encuentro conexión con el relato. Lo leí tres veces se lee bien pero quedan muchas preguntas. Ayúdame si puedes y lo vuelvo a leer.
 
MarceloArrizabalaga,10.02.2018
Universo


Su piel curtida por el sol brillaba en la cumbre del cerro. La angustia en su pecho le sofocaba de tal forma que deseaba entregarla a los cuatro vientos.

Era el momento más crítico de toda su vida...

De pronto, sin querer pisó un hormiguero y provocó parcialmente su derrumbe. Las diminutas hormigas salieron en masa a defender su pequeño imperio. Y se le colaron por sus zapatos y medias.

Estuvo entretenido un buen rato con eso.
Luego quedó en silencio.

No sabía por qué, pero ya no deseaba un desenlace fatal.

Algo lo había conectado con el universo. Le restaba comprender bien de qué se trataba.
Y se propuso dedicar su vida a averiguarlo.








Marcelo Arrizabalaga

Buenos Aires, 3/10/2014
 
Ninive,11.02.2018
Su piel curtida por el sol brillaba en la cumbre del cerro.

Era el momento más crítico de (toda) su vida...

La angustia (en su pecho) le sofocaba de tal forma que deseaba entregarla a los cuatro vientos.

De pronto, sin querer, pisó un hormiguero provocando (parcialmente) su derrumbe. Las( diminutas) hormigas salieron en masa PARAa defender su pequeño imperio SEMI DERRUMBADO Y se (le )colaron por LOS (sus) zapatos y medias.

Estuvo entretenido un buen rato SACUDÉNDOLAS (con eso.)
Luego (quedó en silencio.)SE DETUVO, SE SENTÍA ALIVIADO

No sabía por qué, pero ya no deseaba un desenlace fatal.

Algo lo había conectado con el universo. Le restaba comprender bien de qué se trataba.
Y se propuso dedicar su vida a averiguarlo.

###################

COMO VES NO PUEDO ENTRAR EN TU TEXTO MÁS DE LO QUE TE SEÑALO. sI PUDIERA DIRÍA QUE NO ME GUSTA LO DE LA PIEL QUE BRILLA EN LA CUMBRE DEL CERRO.¿ES UN FARO? LO ENCUENTRO EXAGERADO. PRUEBA A DECIRLO DE OTRA MANERA

LA PERSONA PROTAGONISTA ESTÁ NOMBRADA CON PRONOMBRES ES FLOJO, NO LE DA CONSISTENCIA. SI DIJERAS EL HOMBRE, EL JOVEN....

QUEDÓ EN SILENCIO LO BORRÉ PORQUE ESTABA SOLO Y SE SUPONE QUE YA ESTABA EN SILENCIO.

hASTA OTRA


 
MarceloArrizabalaga,11.02.2018
Muchas gracias Ninive.
 
esclavo_moderno,12.02.2018
¿Dónde estarán escondidos los demás?

Las luces intermitentes de la patrulla resplandecían, y a través del retrovisor Baltasar Junech vio descender a Matt con la mano sobre la pistola, y oyó que le gritaba en un Spanglish masticado.
—Put the hands para yo verlas ¡Get out the car! ¿Dónde estar los drivers licence and insurance del carro?

***

Habían pasado meses de ese incidente y ahora ambos hombres se encontraban de nuevo, esta vez en el segundo nivel del Rastro de Agriprocessor’s. Matt había descubierto a Baltasar escondido entre unas cajas. Matt miraba fijamente a Baltasar, y este agachó dócilmente la cabeza.

La ruidosa maquinaria seguía transformando las planchas de cartón en cajas creando un sonido parecido al de un tren en marcha. Ese sonido hizo que Baltasar viajara al pasado y cayera en la cuenta de que habían pasado trece años, dos meses y once días desde que había bajado de un tren en un lugar despoblado de alguna parte de México, después vio el humo de la locomotora perderse en la distancia. Se imaginó oír el aullido de los lobos mientras sus acompañantes de trayecto dormían extenuados por haber caminado toda la noche, y aún en esa negrura no le perdieron la pista al coyote.
No olvidaba aquella casa abandonada que encontraron en medio del vendaval, y durmieron con la ropa empapada. Algo les empezó a lijar la piel, en seguida ese algo les mordisqueó: eran ratas tratando de roerles la carne al igual que lo habían hecho con alguien más, ahora solo quedaban los huesos en el sótano.
En los atajos del desierto cual fantasmas vivientes fueron hallando esqueletos y cuerpos rancios de hombres, mujeres y niños. Muchos de ellos asesinados por narcotraficantes o ladrones, y otros abandonados por los coyotes.

Ya en la frontera. Baltasar vomitó cuando traspasó el boquete en el muro y descubrió al otro lado el Río Grande. Oyó de nuevo la voz del coyote diciéndoles: “shshsh, crucemos ahora”. La noche avistaba ennegrecida. Baltasar iba a medio rio con el agua hasta el pecho. Y una corriente traicionera le arrebató la mano de a aquel hombre que gritaba: “ayúdenme, ayúdame por favor, yo no sé nadar”. Baltasar vio al desventurado dar volteretas, y después el agua lo engulló. Con la vida pago el pobre desgraciado que buscaba una mejor vida para su familia al otro lado de la frontera. Baltasar después de esa experiencia no volvería a dormir en paz. La idéntica pesadilla se redundaba hasta el más minúsculo detalle, y con el tiempo aprendió a vivir con ese recuerdo como un tatuaje en su vida.

Baltasar regresó al presente cuando escucho el fuerte golpe en la puerta. Matt, con el rabillo del ojo reconoció al visitante.

—¿Alguna novedad? —preguntó con voz ordinaria el recién llegado.

Matt se sumergió en el pasado buscando aquel instante que Baltasar le confesó que era un ilegal y no tenía una valida licencia de conducir. Ese día le contó el recorrido que hizo para llegar a los Estados Unidos, y también le contó que allá de donde él venía el hambre aniquilaba niños y ancianos. Por eso había emigrado, porque no quería ver morir a su familia de igual manera.
“Y a mí que me importa tu sufrimiento, a mí que putas me importa si allá en tu país se mueren de hambre, a mí que…” pensó Matt.

El padre de Matt había pertenecido a una organización que odiaban a aquellos que no fueran del mismo color de su piel. Su padre le repetía una y otra vez que sus antepasados fueron los primeros en llegar a estas tierras. Que sus antepasados habían sometido a los indios en reservaciones. Que sus antepasados capturaron y forzaron a latigazos a los negros a venir y seguir erigiendo el país soñado. A los otros, sí, a esos que hablan con un acento extraño los dejaron brincar la frontera. Los precisaban para realizar los trabajos no deseados. Pero ellos, los que habían llegado primero seguían siendo los anfitriones.
Matt fue un nato líder en la escuela, y lo empezaron a vivir en carne propia los compañeros diferentes a él. A Matt le producía ese acto un sentimiento de rara satisfacción, lo invadía una felicidad mezquina. Se enroló en el ejército donde su estancia pasó sin pena ni gloria. Ingreso a la universidad para hacerse policía. Allí conoció a gente que pensaba y actuaba como él. Matt se casó. Amaba a su esposa e hija, por el amor a ellas había hecho cambios en su vida. A veces, raramente, recordaba la conversación sostenida con Baltazar Junech acerca de su familia, pero al mismo tiempo, regresaba a él la animadversión sobre el inmigrante.

Matt retornó del pasado para responderle al agente de la migra que había ingresado y seguía allí esperando una respuesta.
—No yet.
—¿Dónde estarán escondidos los demás? No es posible solo haber capturado a trescientos ochenta y nueve. Sabemos por nuestro informante que aquí hay más de mil trabajadores.

Esa madrugada Matt había recibido una llamada telefónica para que se presentara a las instalaciones del Rastro de Agriprocessor’s. Once horas habían pasado de esa orden. La redada estaba por concluir.
Baltasar desde su escondite había visto a los agentes de inmigración dar de bofetones, puntapiés y bastonazos a sus compañeros de trabajo. Algunos sangraban. Las mujeres gritaban y lloraban aterrorizadas. Los trabajadores fueron encadenados de los tobillos y manos, y en fila india los fueron metiendo uno a uno a los buses blancos para llevarlos a la cárcel.

Matt se pasó la lengua por los labios deshidratados. Suspiró hondo. Entre dientes masculló algo ininteligible. Inquieto, volvió a suspirar. Su conciencia vacilaba, y con voz pausada dijo:
—¡Let’s… go, no… no hay nadie in… this room! —.
—¿Estás seguro? —preguntó el de inmigración.
Matt se limpió el sudor de la frente con el reverso de la mano, y preguntó:
—Do you have family?
El agente de inmigración con una mirada confusa respondió.
—¿Por qué la pregunta?
—No, por nada, mi familia me espera en casa.

Los dos hombres salieron y apagaron las luces, y Baltasar quedó acompañado por la oscuridad.


 
Ninive,12.02.2018
No sé qué cambiaste pero ahora es transparente. Lo que agrego como sugerencia es que abrevies la frase del que luego se ahoga. En ESOS CASOS NO SE PUEDE HABLAR MUCHO

ALLÍ DONDE DICES MATT SE PASÓ LA LENGUA.....SACARÍA deshidratados
 
esclavo_moderno,13.02.2018
La carta.

La mujer se sentó en una de las sillas de la cafetería, quedando su figura a mi costado derecho. Con el rabillo del ojo noté que sus manos temblaban como si sufriera de frío. La mesera le sirvió el café, y apresuradamente se fue a atender al resto de la clientela.
—¿Se encuentra bien? —me animé a preguntar.
Ella movió la cabeza; y en un instante reconocí mi error a la estúpida pregunta, pero… ¿Qué hubiera preguntado usted estimado lector?
La mujer empezó a llorar. Yo le coloqué unas servilletas en su mano. Los clientes fisgonearon y cuchichearon. En un santiamén me arrepentí de actuar como un alma samaritana, pero ya era tarde. Ella, sin decir palabra alguna me entregó una hoja de papel doblada por la mitad. Una parte de mí se renegaba a tomarla, al final lo hice y me di cuenta de que era una carta la cual decía así:



26 de abril del 2003.


Drucila.

Amor mío. ¡Que no daría yo por estrecharte entre mis brazos! ¿Qué daría yo por besarte? ¡Este beso reprimido me hace recordar los besos vividos y aquellos besos burlados por el tiempo y la distancia! ¿Cómo estás? Te extraño. Discúlpame por no escribirte antes.
Te amo, y tú muy bien lo sabes. Vives en mí, como yo vivo en ti. Eres ese ángel de la guarda, fiel acompañante en mis momentos de miedo, angustia y dolor. Tu sonrisa, tu mirada, tu voz ahuyenta esta soledad que habita en mí, para levantarme cada mañana y seguir adelante.
Llevo en mí esos recuerdos como tatuajes imborrables. Nunca olvido la vez primera que visitamos el mar. Sus olas bañando nuestros pies. Nuestros cuerpos fundidos dejaron huella en la arena y el agua borró todo vestigio de lo acontecido. ¡Las caminatas en el parque! ¡Esos atardeceres! Tú y yo, tirados bocarriba en la grama tratando de descifrar las figuras de las nubes. El sol moría en el horizonte, pero existía un mañana, un futuro; ese futuro nos daba la oportunidad de que nuestro amor siguiera creciendo en nosotros. Aún vivo ese día de nuestra boda. ¿Qué locura? Lo hicimos sin planearlo, sin testigo alguno, sin luna de miel: nuestro amor nos lo exigía.
Me hiciste partícipe de ese excepcional momento, ese crucial instante de ver nacer un hijo. El acto que todo ser humano sobre la tierra siente la dicha de ser padre. Gracias esposa mía por esa divina experiencia. Ese día que cargué a mi hijo, oí su primer lloriqueo, y sus manitas cálidas y suaves acariciaron mi rostro.

Esta carta la imaginé cientos de veces, y no te tienes idea el sin fin de intentos malogrados al querer plasmarla en el papel. Ahora terminada la carta me doy cuenta, que esta es una de esas intentonas en que mi mente le supo ganarle a mi corazón.
Triste fue dejarte. La separación fue acuchillando mis sueños y la distancia se fue encargando de enterrar la esperanza de volver a verte. Vivir contando los días y las semanas con el deseo de sentir de nuevo tu calor.
Enlistarme en el ejercito fue un deber ciudadano de servirle a mi país, un deber al cual tú te oponías vehemente, pero los dos sabíamos que había que cumplirla. Mis ancestros habían servido a la patria, y yo no podía ser la excepción. Había escuchado tanto, tanto de la guerra, que nunca imagine a una bestia viviente alimentándose del poder y la ignorancia. Cientos de veces soñé con escapar de los tentáculos de ese monstruo maligno, pero nunca lo logré. Descubrí que la guerra es un odio malviviente, habitante innato de aquellos poderosos que agazapados tras bambalinas se deleitan con el sacrificio humano de los campos de batalla.
¡Ay guerra! ¡ay maldita guerra! No hay nombre ni explicación alguna para esos combates salvajes donde no existe piedad ni compasión. Enfrentamientos donde ves el amanecer, pero no sabes si verás anochecer. Ofensivas donde a ciencia cierta le pregunte a Dios ¿por qué tanto derramamiento de sangre? y la respuesta se perdió en el misterioso mundo de lo inexplicable. Sabes Drucila este conflicto armado quedará plasmado en la historia, y en algún libro habrá una referencia de tal guerra, pero el infierno vivido, quedará viviendo entre los supervivientes.
Te confieso… que no quiero causarte este dolor. Bien sabe Dios, lo pensé y lo volví a pensar y busqué una y mil maneras de no hacerte sufrir y desaparecer. Pero no, no mereces esto. Por adversidad de la suerte o destino, una bomba explotó donde estábamos atrincherados. La mayoría de mis compañeros del batallón murieron. Los sobrevivientes quedamos al umbral de la vida y la muerte. Yo soy uno de ellos. Uno de los doctores se prestó a escribir esta carta para ti.
Drucila, eres una mujer fuerte, amorosa y comprensiva. Le doy gracias a la vida por regalarme la felicidad a tu lado y haberte elegido como mi esposa, y madre de mi hijo.
A mi hijo, Sebastián. Háblale de mí. Que se haga un hombre de bien. Enséñale a soñar, y que haga sus sueños realidad. Explícale a Sebastián sobre el triunfo y la derrota. La escuela de la vida le enseñará lo bueno y lo malo. Pero que nunca se olvide que hubo una vez un padre que lo amó entrañablemente.
Drucila te pido perdón; perdóname vida mía por este calvario que hoy inicias a vivir, pero no quiero darte falsas esperanzas porque sería engañarme a mí mismo.
Drucila no te digo adiós, sino hasta pronto. Recuerda, en esta vida solo estamos de paso. Allá en el otro mundo, estaré esperando por ti y Sebastián.
Amada esposa, te amé, te amo y te amaré hasta el último aliento de mi vida. Por siempre tú esposo:

Carmelo.

P.S.: Quiero agradecerle profundamente a usted por haberle leído la carta a mi esposa. Ella no sabe leer ni escribir.


Hubo un silencio plagado de preguntas sin respuestas. Drucila llorando se levantó y se dirigió hacia la salida, yo la seguí con la mirada. Se detuvo por un segundo y leí en sus labios un “gracias”. La puerta se cerró tras de ella.
 
esclavo_moderno,20.02.2018
Reciente edition 20/02/18.


La carta.

Corría el 20 de julio de 1953. La guerra allá en Corea aún no finalizaba.

Yo disfrutaba de un café negro en la cafetería del pueblo. La joven mujer entró y se sentó en una de las sillas a una mesa a mi costado derecho. Con el rabillo del ojo noté sus manos temblorosas, como si sufriera de frío. La mesera le sirvió un café, y le ofreció el menú, y apresuradamente se fue a atender al resto de la clientela.
—¿Se encuentra bien? —me animé a preguntar.
Ella movió la cabeza; y en un instante reconocí de lo estúpido de mi pregunta. Pero… ¿Qué hubiera preguntado usted estimado lector?
La mujer empezó a llorar. Yo le alcance unas servilletas. Los clientes disimuladamente nos fisgonearon y cuchichearon. En un santiamén me arrepentí de actuar como un alma samaritana, pero ya era tarde. Ella, extrajo una hoja de papel doblada de un sobre de correo.
—¿Me la puede leer por favor? —dijo en un susurro.
Una parte de mí se rebelaba a agarrar el documento, al final lo hice y me di cuenta de que era una carta.



9 de junio 1953.


Drucila.

Amor mío. ¡Que no daría yo por estrecharte entre mis brazos, por besarte! ¡Este beso reprimido me hace recordar aquellos besos burlados por el tiempo y la distancia! ¿Cómo estás? Te extraño. Discúlpame por tardar en decírtelo. No encontré a nadie que escribiera la carta por mi.
Te amo, y tú lo sabes. Vives en mí, como yo vivo en ti. Eres mi ángel de la guarda, fiel compañera en mis momentos de miedo, angustia y dolor. Tu sonrisa, tu mirada, tu voz ahuyenta mi soledad, y gracias a la fortaleza que me das puedo seguir adelante cada mañana.
Llevo en mí esos recuerdos como tatuajes imborrables. Nunca olvido la vez primera que hundimos nuestros pies en el mar. Nuestros cuerpos dejaron su huella en la arena, aunque el agua lo borró, ahí sigue lo que el tiempo ni el agua pueden borrar. ¡Las caminatas en el parque! ¡Esos atardeceres! Tú y yo, tirados bocarriba en la grama descifrando las caprichosas figuras de las nubes. El sol moría en el horizonte, pero había un mañana, un futuro; ese futuro nos daba la oportunidad de que el amor siguiera creciendo en nosotros. Aún vivo ese día de nuestra boda. ¿Qué locura? Lo hicimos sin planearlo, sin testigo alguno: nuestro amor nos lo exigía.
Me honraste al darme un hijo. El acto más bello de ser padre. Gracias amada mía por esa divina experiencia. Por ese día en que oí su primer lloriqueo, y sus manitas cálidas y suaves acariciaron mi rostro.

Esta carta la imagine cientos de veces, y no tienes idea el sin fin de intentos malogrados al querer plasmarla en el papel. Ahora finalizada me doy cuenta, que fue una de esas intentonas en que la mente le supo ganarle a mi corazón.
Triste fue dejarte. La distancia fue acuchillando mis sueños y el tiempo se fue encargando de enterrar la esperanza de volver a verte.

Enlistarme en el ejercito era un deber ciudadano, un deber al cual tú te opusiste, pero los dos sabíamos que había que cumplirla. Mis ancestros me dejaron el legado de servirle a la patria, y yo no podía ser la excepción, pero me equivoque. Nunca imagine que la guerra fuese una bestia viviente alimentándose del poder, la ignorancia y la pobreza del hombre. Cientos de veces soñé, que había escapado de los tentáculos de ese monstruo maligno, pero al despertar la realidad me confirmaba que la pesadilla no había terminado.
¡Ay guerra! ¡ay maldita guerra! No hay nombre ni explicación alguna para esos combates salvajes donde no existe piedad ni compasión. Enfrentamientos donde ves el amanecer, pero no sabes si verás anochecer. Ofensivas donde a ciencia cierta le pregunte a Dios ¿por qué tanto derramamiento de sangre? y la respuesta se perdió en el misterioso mundo de lo inexplicable.
Te confieso… no quiero causarte más dolor. Bien sabe Dios, lo pensé y lo volví a pensar y busqué una y mil maneras de no hacerte sufrir y que nunca supieras de mí. Pero no, no pude hacerlo y en nombre de este amor hoy te confieso la verdad: una bomba explotó en la trinchera. La mayoría del batallón murieron. Yo sobreviví. Quizás Dios me dio esta última oportunidad para decirte cuanto te amo. El doctor que me atiende se prestó a escribir esta carta para ti.
Drucila, eres una mujer fuerte, amorosa y comprensiva. Le doy gracias a la vida por regalarme la felicidad a tu lado. Gracias por ser mi esposa, y madre de mi hijo.
A mi hijo, Sebastián. Háblale de mí. Que se haga un hombre de bien. Enséñale a soñar, y haga realidad sus sueños. Explícale a Sebastián sobre el triunfo y la derrota. Ensénale a distinguir lo bueno y lo malo, y que nunca olvide que su padre lo amó entrañablemente.
Drucila te pido perdón; perdóname vida mía por el calvario que has atravesado. No quiero darte falsas esperanzas.
Drucila no te digo adiós, sino hasta pronto. Recuerda: aquí estamos de paso. Allá en el otro mundo, aguardaré por ti y Sebastián.
Amada esposa, te amé, te amo y te amaré hasta el último aliento de mi vida. Por siempre tú esposo:

Carmelo.


P.S.: Quiero agradecerle a usted por leerle la carta a mi esposa. Ella no sabe leer ni escribir.

Guardé silencio. Me hacía falta el aire. Quise llorar y no pude. Drucila se me quedo viendo con sus ojos llenos de lágrimas.

—Él no sabe, que hace un año murió nuestro hijo —dijo quedamente, como hablando consigo misma.

Se levantó y se encaminó hacia la salida; se detuvo por un segundo y leí en sus labios un “gracias”, y la puerta se cerró tras de ella.

La guerra de Corea finalizó un 26 de julio de 1953.



 
riema,20.02.2018
Trauma Trauma



-Son las 12 m.d; vaya noche, ya tengo que dejar de ir a tantas fiestas; rayos la clase empezaba a las 11 a.m.
Aurora, una chica de la ciudad un poco desordenada, porque le encantaba ir de fiesta con sus amigos; pero a la hora de sus estudios era muy responsable.
-Hola Laura, te llamaba para ver si ya estás en la universidad.
-Hola Aurora. Si, ya estoy aquí, tienes una suerte, el profesor llamó diciendo que viene retrasado por un tranque, así es que corre, para que llegues antes que él.
-Ok, Bye. Wao en verdad que suerte tengo, tendré que tomar un taxi.
Aurora toma un taxi y allí empieza su desdicha. Tras subirse al taxi, le da la dirección al conductor, y este le dice que hay un gran tranque, y tendrá que tomar atajos si quiere llegar a tiempo a su destino; ella acepta sin dudarlo. Cuando van avanzando, el taxista se mete por unas calles que ella no conocía y de repente se va sintiendo un poco somnolienta y asténica, cuando mira hacia delante el conductor llevaba puesta una mascarilla. En ese instante cayó desmayada.
-Tengo frío, dónde estoy? Me duele todo el cuerpo; No puedo recordar nada.
Llorando, Aurora sale de un callejón, desorientada, con la ropa rasgada, sangrando y con mucho dolor en todo su cuerpo. En shock deambuló por las calles por días, no comía y lloraba. Cuando las personas le preguntaban si necesitaba ayuda, ella solo les gritaba llorando, que la dejaran tranquila.
Los familiares y amigos trataron de buscarla, pero no daban con ella. Al parecer el taxista la había llevado a otro estado. Tras un año y medio cuando ya la daban por muerta, recibieron una llamada de una clínica psiquiátrica, diciéndole que su hija estaba allí.
Aurora había deambulado hasta llegar a un pueblito y permaneció allí por 10 meses, las personas de la comunidad le decían “la loca taxigrito” porque siempre andaba ida y no hablaba con nadie, pero cuando veía un taxi empezaba a gritar y llorar. Fue internada a una clínica psiquiátrica por una señora bondadosa de la comunidad, en este lugar la diagnosticaron con estrés postraumático severo.
Luego de tres años de haberla encontrado, aurora pudo mejorar, pero nunca recordó el rostro del taxista que la violó.
 
Ninive,21.02.2018
Corría el 20 de julio de 1953. La guerra allá en Corea aún no finalizaba.

Yo disfrutaba de un café negro en la cafetería del pueblo. La joven mujer entró y se sentó en una de las sillas DE a una mesa a mi DERECHA (costado derecho.) Con el rabillo del ojo noté sus manos temblorosas, como si TUVIERA ( sufriera de) frío. La mesera le sirvió un café, y le ofreció el menú, y apresuradamente se fue a atender al resto de la clientela.

ENCUENTRO LA PREGUNTA QUE SIGUE UN POCO APRESURADA EN EL RELATO.PUEDES PERMITIRLE AL PERSONAJE ALGUNOS TITUBEOS SER INDISCRETO U OFRECERLE AYUDA
—¿Se encuentra bien? —me animé a preguntar.
Ella movió LA CABEZA DE UN LADO A OTRO (la cabeza y en un instante reconocí (de) lo estúpido de mi pregunta.( Pero… ¿Qué hubiera preguntado usted estimado lector?) ESTE SEMI DIÁLOGO CON EL LECTOR ESTÁ FUERA DE CONTEXTO
La mujer empezó a llorar. Yo le alcanceÉ unas servilletas. Los clientes CERCANOS (disimuladamente nos) fisgonearon y cuchichearon. En un santiamén me arrepentí de HABER ACTUADO (actuar) como un alma samaritana, pero ya era tarde. Ella, extrajo DE UN SOBRE DE CORREO una hoja de papel (doblada de un sobre de correo.)
—¿Me la puede leer por favor? —dijo en un susurro.
Una parte de mí se rebelaba a TOMAR (agarrar) el PAPEL (documento,) al final lo hice :(y me di cuenta de que )era una carta.



9 de junio 1953.


Drucila.

Amor mío. ¡Que no daría yo por estrecharte entre mis brazos, por besarte! ¡Este beso reprimido me hace recordar aquellos besos burlados por el tiempo y la distancia! ¿Cómo estás? Te extraño. Discúlpame por tardar en decírtelo. No encontré a nadie que escribiera la carta por mi.
Te amo, y tú lo sabes. Vives en mí, como yo vivo en ti. Eres mi ángel de la guarda, fiel compañera en mis momentos de miedo, angustia y dolor. Tu sonrisa, tu mirada, tu voz ahuyenta mi soledad, y gracias a la fortaleza que me das puedo seguir adelante cada mañana.
Llevo en mí esos recuerdos como tatuajes imborrables. Nunca olvido la vez primera que hundimos nuestros pies en el mar. Nuestros cuerpos dejaron su huella en la arena, aunque el agua lo borró, ahí sigue lo que el tiempo ni el agua pueden borrar. ¡Las caminatas en el parque! ¡Esos atardeceres! Tú y yo, tirados bocarriba en la grama descifrando las caprichosas figuras de las nubes. El sol moría en el horizonte, pero había un mañana, un futuro; ese futuro nos daba la oportunidad de que el amor siguiera creciendo en nosotros. Aún vivo ese día de nuestra boda. ¿Qué locura? Lo hicimos sin planearlo, sin testigo alguno: nuestro amor nos lo exigía.

eN GENERAL INFORMAR ACECA DE UN TEMA CONOCIDO POR LOS DOS ESTÁ FUERA DE LUGAR

Me honraste al darme un hijo. El acto más bello de ser padre. Gracias amada mía por esa divina experiencia. Por ese día en que oí su primer lloriqueo, y sus manitas cálidas y suaves acariciaron mi rostro.

Esta carta la imagine cientos de veces, y no tienes idea el sin fin de intentos malogrados al querer plasmarla en el papel. Ahora finalizada me doy cuenta, que fue una de esas intentonas en que la mente le supo ganar(le) a mi corazón.
Triste fue dejarte. La distancia fue acuchillando mis sueños y el tiempo se fue encargando de enterrar la esperanza de volver a verte.

Enlistarme en el ejercito era un deber ciudadano, un deber al cual tú te opusiste, pero los dos sabíamos que había que cumplirla. Mis MEJOR ANTEPASADOS ancestros me dejaron el legado de servirle a la patria, y yo no podía ser la excepción, pero me equivoqueÉ. Nunca imagine que la guerra fuese una bestia viviente QUE SE ALIMENTA( alimentándose) del poder, la ignorancia y la pobreza del hombre. Cientos de veces soñé, que había escapado de los tentáculos de ese monstruo maligno, pero al despertar la realidad me confirmaba que la pesadilla no había terminado.
¡Ay guerra! ¡ay maldita guerra! No hay nombre ni explicación alguna para esos combates salvajes donde no existe piedad ni compasión. Enfrentamientos donde ves el amanecer, pero no sabes si verás anochecer. Ofensivas donde a ciencia cierta le pregunteÉ a Dios ¿por qué tanto derramamiento de sangre? y la respuesta se perdió en el misterioso mundo de lo inexplicable.
Te confieso… no quiero causarte más dolor. Bien sabe Dios, lo pensé y lo volví a pensar y busqué una y mil maneras de no hacerte sufrir y que nunca supieras de mí. Pero no, no pude hacerlo y en nombre de este amor hoy te confieso la verdad: una bomba explotó en la trinchera. La mayoría DE LOS SOLDADOS del batallón murieron. Yo sobreviví. Quizás Dios me dio esta última oportunidad para decirte cuanto te amo. El doctor que me atiende se prestó a escribir esta carta para ti.
Drucila, eres una mujer fuerte, amorosa y comprensiva. Le doy gracias a la vida por regalarme la felicidad a tu lado. Gracias por ser mi esposa, y madre de mi hijo.
A mi hijo, Sebastián. Háblale de mí. Que se haga un hombre de bien. Enséñale a soñar, y haga realidad sus sueños. Explícale a Sebastián sobre el triunfo y la derrota. Ensénale a distinguir lo bueno y lo malo, y que nunca olvide que su padre lo amó entrañablemente.
Drucila te pido perdón; perdóname vida mía por el calvario que has atravesado. No quiero darte falsas esperanzas.
Drucila no te digo adiós, sino hasta pronto. Recuerda: aquí estamos de paso. Allá en el otro mundo, aguardaré por ti y Sebastián.
Amada esposa, te amé, te amo y te amaré hasta el último aliento de mi vida. Por siempre tú esposo:

Carmelo.


P.S.: Quiero agradecerle a usted por leerle la carta a mi esposa. Ella no sabe leer ni escribir.

Guardé silencio. Me hacía falta el aire. Quise llorar y no pude. Drucila se me quedo viendo con sus ojos llenos de lágrimas.

—Él no sabe, que hace un año murió nuestro hijo —dijo quedamente, como hablando consigo misma.

Se levantó y se encaminó hacia la salida; se detuvo por un segundo y leí en sus labios un “gracias”, y la puerta se cerró tras de ella.

La guerra de Corea finalizó un 26 de julio de 1953

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ES CONMOVEDORA ESTA CARTA PERO ENCUENTRO DEMASIADO POÉTICO TODO EL PRINCIPIO YA QUE SABEMOS QUE SE LA ESTÁ DICTANDO A ALGUIEN. nO ES DEFECTO ES UNA IMPRESIÓN, PODRÍA SER MÁS BREVE. lA SEGUNDA PARTE DE LA CARTA CUANdo habla de la guerra y de los sentimientos que provoca es más natural
 
esclavo_moderno,07.03.2018
Piadosa infidelidad.

La chica contemplaba el vaivén del agua en el lago a través de la ventana. El hombre desde la cama miraba la desnudez de la mujer. La melodía My way de Frank Sinatra sonaba en la radio.
—¿Desde cuándo me eres infiel? —dijo la mujer con tono molesta.
La pregunta tomó desprevenido al hombre. Nervioso, agarró la cajetilla de cigarros. Pero no respondió.
—¿Desde cuándo me engañas? —insistió la mujer.
—¿Por qué?
—¡Porque siempre tienes la maldita manía de responder con otra pregunta! Hace un momento, cuando hacíamos el amor, estabas ausente. Conozco cada uno de tus gemidos, las facciones de tu cara al llegar al clímax, o ¿acaso tienes una amante?
—¡No! ¡Si!¡
—No o sí. En qué quedamos.
—Déjame explicarme. Si te refieres a que, si me he acostado con alguien desde que inició nuestra relación… ¡Sí! Pero no tengo ninguna amante.
La mujer se dio vuelta, y furiosa se encaminó a dónde se hallaba el hombre.
—¡Lo sabía! ¡lo sabía! Eres un infeliz. Todos los hombres son iguales. ¿Y quién es esa mujerzuela? ¿La conozco?
—No, no la conoces —el áspero silencio los embargo, el hombre había encendido el cigarrillo, y añadió— no es lo que vos te imaginas.
—Entonces que chingados fue.
—No me juzgues sin antes haberme escuchado. Déjame contarte que pasó… pero… no sé por dónde empezar…
—Pues, empieza por el principio.
—Sí. Te engañé —dijo el hombre con un dejo de tristeza, suspiró hondamente y prosiguió— recuerdas la vez que viajé a mi país, fue hace cinco años, y tardé más de tres meses allá, y vos estabas preocupada porque pensaste que ya no iba yo a regresar.
—Y...
El hombre fumó el cigarrillo y soltó la bocanada.
—Este pasaje de mi vida lo he guardado en lo más íntimo. En ese fondo donde los secretos inconfesables se van acumulando a través de la existencia. Todo inició cuando yo era un jovenzuelo.
La mujer seguía observando al hombre con impaciencia. Su vanidad femenina le carcomía por saber la historia.
—¿Qué pasó? —preguntó la mujer con firmeza e impaciente.
—Todo empezó cuando yo tenía dieciséis años y me enamore de Eloísa.
—Y…

—Me caso el próximo mes —dijo secamente Eloísa.
La vi a los ojos. Ella estaba frente a mí con los brazos en jarra, desafiante, escudriñándome, como calibrando mi respuesta.
—¿No me vas a preguntar por qué?
Con un movimiento de cabeza dije no. Ella dio la vuelta y se marchó, y unos arañazos rasgaron mi alma.
Eloísa se casó. Algunos meses después supe que no era feliz, y entonces sucedió, el marido se mató en una motocicleta.
Mis padres y amigos se dieron a la tarea de ponerme al tanto de ella.
Me trasladé a otra ciudad para finalizar mis estudios. Pasaron tres años y regresé a mi pueblo ya graduado. Durante mi estancia Eloísa y yo nunca nos encontramos, pero al escuchar su nombre me asaltaba un cosquilleo y el corazón se devanaba de miedo y rencor.
Un día me vi en la necesidad de viajar a la ciudad capital, y pasó lo que tanto temía: encontrármela. Al abordar el bus, la descubrí en primera fila y el único asiento disponible era uno que estaba atrás de ella. Las manos me sudaban.
—Buenos días.
—Buenos días. Respondí.
—A dónde vas
—A recoger mi diploma.
—Supe que te graduaste, Felicitaciones.
—Gracias.
Y el silencio se convirtió en mi mejor aliado, pero mi corazón al igual que caballo desbocado no se detenía de correr. Llegamos a nuestro destino, y nos despedimos con un “hasta luego”.
Después de recoger mi diploma, entré a un restaurante, y para mi sorpresa, allí me la encontré de nuevo. ¿Era el destino jugando? No lo sé, pero allí estaba ella, así que no quedó más que compartir su mesa.
—Sabes que siempre pienso en ti —dijo ella firme y directa.
Quise en ese momento decirle que la detestaba por lo que me había hecho, que a pesar del dolor la seguía amando, pero callé.
—De verdad, pienso en ti —insistió.
—Pero te casaste —dije suavemente y dirigí la mirada hacia la calle para que ella no viera que mis ojos se habían humedecido —te casaste con otro, no conmigo.
—Si estabas tan enamorado de mí, ¿Por qué no lo evitaste? yo esperaba que dijeras algo.
—Qué querías que dijera, ¿Qué no te casaras? ¡Por favor! Si estabas enamorada de mí por qué no lo pensaste antes de casarte.
—Estaba confundida, tenía miedo. Nunca vas a entender por ese momento que pasé. A veces las mujeres hacemos cosas inexplicables y después no arrepentimos.
—Sí, y a mí me amargaste la vida.
Con una de sus manos agarró tiernamente mi barbilla y mi cara quedó frente a la suya. Sus ojos azulados escudriñaron mis ojos y descubrió que aún la amaba. Se acercó y me besó. Y me dijo al oído:
—Tenemos tiempo para estar solos.
Había empezado a llover. Salimos tomados de la mano y nos besábamos como dos locos enamorados. Esquivando automóviles pasamos al otro lado de la calle, y nos detuvimos para volvernos a besar. Ella reía con la cara empapada por la lluvia, y yo vivía cada instante. Entramos al hotel. Me dirigí al baño a traer unas toallas, cuando regresé, ella se encontraba en la cama, desnuda. La empecé a besar. Pero a pesar de la pasión, a pesar de la fogosidad, algo en mí se resistía. Mi cuerpo se fue negando al placer, y en un momento dije:
—No puedo hacerlo, no debe ser así, no debe pasar de esta manera, te amo demasiado, Dios sabe cuánto te amo, pero… este relámpago de placer matará todo lo que siento por ti. Aún habita en mí rabia y cólera.
—Qué… qué estás diciendo. ¿de qué estás hablando?
—Necesito tiempo. Que no quiero sufrir como la última vez que sufrí por vos.
Ella me miró molesta, confundida, se bajó de la cama y se vistió.
Salimos del lugar y durante el trayecto a la estación del bus, no hablamos.
—¿Por qué? —preguntó furiosa.
—La verdad, no lo sé; algo dentro de mí dice que no.
—Eres…raro.
—¡No me juzgues, no tienes ningún derecho! —grité colérico.
—¡Me has humillado!
—¡Tú lo hiciste una vez conmigo y duele!
—Estamos a mano —dijo ella.
La guerra entre el gobierno y la guerrilla se incrementó en mi país y tuve que emigrar aquí, a Calgary, Canadá. Aquí te conocí y me enamoré de vos. Pasaron doce años para que yo pudiera visitar mi patria de nuevo, mis padres se colmaron de felicidad. Sentado en el corredor de la casa que da hacia la calle, pensaba en los tiempos de antaño.
—Sabes hijo —dijo mi madre— que durante todos estos años Eloísa nunca ha dejado de preguntar por vos. Nunca se volvió a casar. La semana pasada la ingresaron al hospital, padece de cáncer.
Creí haberla olvidado durante todos esos años, pero al escuchar su nombre se revolcó en mi la ansiedad. Era el mismo nombre que hacía que mi corazón no viviera en paz. Era la mujer por la que yo suspiraba desde mis diecisiete años. Me imaginé su rostro y volví a ver su sonrisa, a oír su voz, y acariciar sus cabellos ondulados. Tristemente recordé la aventura del hotel.
—¿Podemos ir a verla mañana? —dije quedamente.
Al día siguiente salimos hacia el hospital. Mi ser se transmutó en camaleón y volví a revivir esos momentos dulces y agrios de amor de juventud.
Mis padres entraron primero donde ella se hallaba recluida, después yo. Aún había rasgos de la Eloísa que yo había conocido, pero la enfermedad le había arrebatado la frescura de un solo golpe. Sus ojos azules brillaron, sentí un nudo en la garganta, y alcance a decir:
—¿Hola Eloísa?
—Hola, ¿Cómo has estado? —respondió ella con un hilo de voz.
—Yo bien y vos
—Postrada en cama y a punto de morir —dijo en tono sarcástico, y agregó— Te ves bien.
—Gracias.
Mis entrañas sufrieron cuchilladas. Quería correr, huir, salir de allí, mis pies no respondieron. Mi mano encontró su fría mano, y ella sonrió. Yo quería llorar, no sé si por tristeza o emoción. Salí al corredor, y en ese mismo momento el doctor y la enfermera entraron. No escuché la conversación, pero supuse que no eran buenas noticias. Mis padres salieron y me dijeron que el doctor había dicho que le quedaban de tres a cuatro meses de vida.
Quedé sumido en mis propios pensamientos. De regreso a casa, Eloísa decidió viajar con nosotros. Apenas si hablamos en el camino, un aire pesado se respiraba en el carro. Llegamos a su casa, no sin antes despedirse e invitándome a visitarla. Esa noche mi cabeza era una tempestad de recuerdos oxidados, allá por la madrugada me fui quedando dormido.
Al día siguiente la fui a visitar.
—En qué piensas —me preguntó.
—Sobre que —pregunté confundido.
—No, por nada, sólo preguntaba.
—Sabes, debo serte honesto, siempre me es difícil conversar contigo.
—Te es difícil ¿Por qué?
El mutismo hizo presa mí ser y por un momento no supe qué decir, en ese instante entró la muchacha con una taza de té y le preguntó si necesitaba algo más. Eloísa respondió que no.
Desde aquel día la visite con más frecuencia. Yo trataba de ocultar mi tristeza ante la realidad. El dolor la mortificaba, se le notaba en la cara. Una tarde, entrando la noche caminando por las calles del pueblo, sin saber por qué, mis pasos me llevaron a su casa. Estaba por tocar a la puerta.
—¿De qué huyes?
La voz de Eloísa me sobresaltó, venía absorto en mis pensamientos. No me di cuenta de que ella se encontraba en la hamaca en el corredor de la casa. Ella repitió la pregunta.
—¿De qué estás huyendo?
—De nadie —respondí a la defensiva.
—No te pregunte de quién, sino de qué.
La noche se tragaba los últimos rayos de la tarde que se colaban débilmente entre los árboles y los grillos interrumpían el silencio con su cantar.
—¿Te casaste?
Hubo un silencio de nuevo.
—No —respondí.
—¿Tienes novia?
—Sí.
—Yo no me volví a casar después que enviudé. ¿Eres feliz?
—Sí.
—¿Cómo es ella?
—Blanca, de ojos azules y cabello color canela.
—¿Se parece a mí? —se quedó esperando una respuesta qué nunca llegó, después de un extenso silencio, añadió— Puedes hacerme el favor de quedarte hoy en la noche, la muchacha se fue a visitar a su familia, y regresa el lunes.
Mi mente decía que no, pero mi corazón dijo que sí. Me quedé a dormir en el cuarto contiguo. Mi cabeza era una hecatombe de sentimientos inversos. Alrededor de la medianoche, oí un ruido, y me desperté, y abrí la puerta, y allí estaba ella parada frente a mí.
—Tengo frío ¿puedo acostarme contigo?
Al momento no supe qué decir, y Eloísa empezó a caminar lentamente de regreso a su habitación.
—Ven, entra.
Le hice un espacio en la cama.
—¿Puedo abrazarte? Tomé la medicina y me provoca mucho frío.
Turbado por la petición le dije que sí. Me abrazo y viví de nuevo esa primera vez que la abracé. Cerré mis ojos y al abrirlos ella me miraba con ternura. Paso su fina y fría mano por mi cara. Estábamos tan cerca que sin pensarlo la besé, y al instante mi dolor, mi rencor me sacudió. Ella lo intuyó y me abrazó fuerte.
—No pienses, solo vive el momento.
Puso sus dedos en mis labios y volvió a decir en un tono melifluo.
—Por favor no digas nada, concédeme la dicha de compartir contigo lo que pudo ser y nunca fue. Vos y yo nunca le dimos oportunidad a nuestro amor, que por necios y tercos lo echamos a perder, no busquemos quien fue el culpable, que de nada nos servirá.
Por unos segundos la reserva se apoderó de los dos.
—Me puedes llevar a mi habitación.
La ayudé a levantarse de la cama, y al incorporarse nos abrazamos. No sé a ciencia cierta cuanto tiempo tardamos abrazados. Pero en ese abrazo compartimos los abrazos que no nos habíamos dado durante todas esas estaciones.
—¿Puedes dormir conmigo esta noche?
Apagamos la luz, y la madrugada se llenó de nuestros ruidos. Tuvieron que pasar diecinueve largos años para entregarnos. Al día siguiente, me levanté e hice el desayuno y se lo llevé a la cama. Las semanas venideras nos amamos como adolescentes. Ella por las mañanas se levantaba radiante y feliz, parecía que la enfermedad había cedido, hasta que llegó el día que no se levantó más.

Ahora en la radio sonaba la balada Unchained Melody. El hombre y la mujer seguían en la cama desnudos. La cabellera de la mujer se hallaba reposaba en el pecho del hombre. El hombre quiso abrazarla, pero esta lo rechazó. El hombre encendió un cigarrillo y el humo se disipó en el ambiente. A la mujer le recorrían unas lágrimas por las mejillas.
—Así ocurrió. De que te fui infiel, te fui infiel, y no trato de justificarlo, pero esa página de mi vida había que cerrarla.
—¿En verdad… Eloísa, o como se llame… se parece a mí?
—Sí.
La mujer quedó por unos segundos pensativa, mirando al hombre sin mirarlo. Se cubrió la cara con las manos, después se alisó el cabello. Se levantó y empezó a vestirse.
—¿A dónde vas? —preguntó el hombre.
—No sé.
—No te marches. Ella ya no representa nada para mí.
—Tengo miedo de enfrentarme a ese fantasma de tu pasado. Por favor, dame tiempo, necesito reflexionar acerca de lo sucedido. Estoy confundida o herida. La verdad no lo sé. ¿Por qué no me lo contaste antes?
—Nunca se había dado la oportunidad de conversar sobre esta parte de mi vida. Perdóname.
La mujer con ojos humedecidos buscó los ojos del hombre. Se acerco a él y le dio un beso en la mejilla. Con paso lento se dirigió a la salida, la puerta se cerró tras de ella. El hombre empezó a llorar.
 
Clorinda,09.03.2018
¡Y cómo no iba a llorar! Estaría arrepentido de haberle contado a su esposa el novelón de su vida con tanto refinamiento expresivo. Se puede decir lo mismo sin tantos detalles que incomodarían a cualquiera, así no fuera su esposa.

No te culpo. En esta página abundan los que creen que escribiendo románticos detalles y almibaradas descripciones, mejorarán su texto.
Y la culpa es de los que aplauden... (o aplaudimos).



 
guy,11.03.2018
Estoy de acuerdo con clorinda. Pero acá es difícil a veces saber cuándo uno se pasa de boludo o simplemente escribe como habla, y esto es porque (entre otras cosas) somos de distintos países. Yo me hice el prejuicio de que Cortázar, García Márquez y Bukowski son los que peor influyen en los ahuevonados de ahora por las maneras de escribir que suelo leer. Por otro lado, el uso de palabras no es necesariamente un parámetro. Una amiga (83 años tiene hoy) hace poco leyó una mierda mía y me observó el uso del verbo “narrar”, me dijo que nadie usa eso cuando habla. Yo entonces le dije que ella usó el adverbio “aún”, que tampoco usa nadie cuando habla. Una vez de vacaciones en Córdoba escuché que una dijo “alberca” en referencia a la pileta de natación del hotel y pensé que era una turista mejicana y resultó ser mendocina. En fin, si sos un pelotudo para escribir se nota. Decía de Cortázar y bli bli. Claro, eso es cuando se hacen los vivos. Acá había un pelotudo que se creía Fogwill, qué va, un gayego que escribía onda Cortázar y muchos mejicanos que pensaban que por hacerse los pobrecitos eran la versión frijolera del Buco.
 
guy,11.03.2018
Por cierto. Para mí la que mejor escribe hoy día en este país de mierda (ahora vive en Alemania) es Samanta Schweblin. Hasta ella pecó de kafkiana y cortazariana (por suerte no de borgiana), pero le sacás esas mierdas y es muy buena. De nada.
 
Clorinda,11.03.2018
Me parece bien la aclaración de guy: en cada país se usan distintos términos para decir lo mismo, y también varía la manera de decirlo, pero nadie que no sea un rebuscado sin remedio, sería capaz de contarle en primera persona a su novia, frente a frente, exponiéndose a morir decapitado algo como:

"Mi mente decía que no, pero mi corazón dijo que sí. Me quedé a dormir en el cuarto contiguo. Mi cabeza era una hecatombe de sentimientos inversos. Alrededor de la medianoche, oí un ruido, y me desperté, y abrí la puerta, y allí estaba ella parada frente a mí.
—Tengo frío ¿puedo acostarme contigo?
............................................................."

Creo que el cuento debería terminar aquí, a menos que este pobre tipo se hubiera salvado -milagrosamente- del martillazo en la cabeza que seguramente le pudo haber dado su novia antes de irse para siempre.

 
Clorinda,12.03.2018
Me olvidé de destacar que la redacción de esclavo_moderno es muy correcta, los diálogos impecables y la puntuación excelente. También las metáforas están muy bien armadas.
De lo dicho me animo a opinar que el autor tiene todo en sus manos para escribir historias brillantes, y lo único que quise expresar con mi anterior observación es que la rememoración de los diálogos en primera persona resulta poco creíble, ya que nadie, a mi juicio, utiliza ese tipo de lenguaje en una situación como la que se quiere presentar.
 
Clorinda,12.03.2018
Lo de impecable quizás sea mucho. Nadie es del todo perfecto, ni aún los grandes autores (a cualquiera se le escapa una perdiz). Por ejemplo detecté este error, que pude confundir a menudo:

-"-dijo la mujer con tono molesta."
El "tono" es masculino, por lo tanto es "molesto".
Distinto sería si calificamos a mujer "molesta". En este caso el género concuerda con "mujer".

Puede haber otros detalles, pero en general está bien redactado.

 
rhcastro,12.03.2018
Yvette...
 
Clorinda,12.03.2018
Con respecto a lo que decía guy hay gustos y gustos. Yo no la considero tan brillante para ser la mejor de los últimos tiempos, y sería absurdo compararla con el estilo de Borges, Cortázar o García Márquez. Seguramente habrá escondidos en el anonimato grandes autores que no pueden surgir porque no han tenido la chance de participar en algún concurso, evaluado a la ligera.

Entiendo que todos podemos opinar en este foro, ya que está abierto a comentarios, ¿no? Será provechoso, ya que en el resto de la página casi no se puede opinar porque resulta molesto, según he podido comprobar. Además la gente en general te aprecia o te desmerece totalmente (no hay términos medios) y eso no es constructivo.
Es mi idea.
 
Clorinda,12.03.2018
En el párrafo de arriba me refería a Samanta Schweblin, sin desmerecerla y de acuerdo a lo poco que pude leer de ella.
 
martilu,14.03.2018
Hola Ninive, espero el turno de tus correcciones, gracias



Tributo a Fernando Peña
Si me dieran a elegir un bocado antes del cadalso sin duda elegiría ostiones a los cuatro quesos.
Todo comenzó con una salida de a tres.
Siempre es sabido que tres son multitud o un trío y que cuatro son dos parejas.
Bebimos café en La Perla.
Escuche a Sofía que tuvo un desperfecto con el colectivo en Castelar pero se entretuvo leyendo a Gabriel García Márquez, durante el viaje.
Después se encontraron con Amado y salieron del auto a saludarlo, mientras yo me quedaba adentro, pensando lo cosmopolita que son los Pérez Camargo
Y otra vuelta a la Confitería. Otro café, dos cortados y una larga noche para sobrellevar el show de Fernando Peña. Uno de sus últimos…
AL restaurant Toronto lo abrieron a las 21,30. Comenzamos con chop bue con salmón rosado. Alberto una copiosa ensalada verde con tonalidad bordeaux, lechuga arrepollada, aceitunas negras, berenjenas en escabeche.
Los temas tratados fueron variados así como los manjares.
El proyecto del viaje a Italia y que si Alberto no tomaban ninguna decisión hacia la de Poncio Pilatos.
Por mi parte opinaba que tenemos que enfrentar el desafío del temor a lo desconocido, porque sino nunca sabremos lo que nos hubiera deparado el destino. Claro que opinar de la boca para afuera es fácil porque la que viajaba es ella dejando una caterva de hijos y padres en delirante ambiente diletante.
Íbamos a ver a Peña con su obra “El Niño Muerto”
Llegamos exhaustos al teatro, todo el viaje mirando el celular todos y cada uno cada cuatro segundos. Al finalizar la cena pidieron un Chandon que bebí en copa ancha. Y eso que mi el champagne no me gusta.
El complejo la Plaza es muy laberintico. Tiene callejuelas, un anfiteatro, locales y una confitería vitreada, con de un baño nauseabundo en el subsuelo.
Al subir en el ascensor los tres, Sofía Alberto y yo no sospechen lo que ocurriría después. Idas y venidas que te dije y que vos no me contestaste, y algunos insultos e improperios entre los cónyuges, que hacían que yo mirara hondamente al espejo del ascensor para desaparecer por la puerta de Alicia.
Al teatro entramos después de los 400 espectadores porque Alberto era el que tenía las entradas y luego de que tocara en el ascensor todos los botoncitos, fruto del Champagne Chandon, que nos habíamos bebido, habíamos descendido al subsuelo
El telón se abrió y a mí me dio alegría ver a Ronnie Arias como maestro de ceremonias, a Peña como sor Juana Inés de la concha consagrando al bebe homosexual y colgándole un feto, atado con un alfiler del habito con un gancho... Siguió su nacimiento por un telón negro con una vaina roja de labios mayores por la cual emergió pariéndose y las enfermeras que lo querían sacar y el que quería entrar y ellas que lo querían sacar de los pies. Por fin salió cantando... Soy un niño muerto con un cordón umbilical que no paraba nunca de salir. Sus padres vieron qué su andar era muy felino seduciendo y chupando su chupete ávidamente, su icono futuro de felación. La que escuchaba a Peña era yo así que lo conocía en su infinidad de personales a los cuales les daba vida propia como un caleidoscopio de su propia imagen especular.
Me toco pasillo. Ya en su anterior espectáculo al que asistí se metía con el público así que eso me exponía con un poco de pudor.
Fernando se dirigió a su auditorio, a los de la primera fila aludiendo que tenían el escenario la altura de la nariz y que vender esas primeras filas era todo un augurio para ellos, los valientes.
Yo en séptima fila transpiraba. Durante una hora y media en una sala de terapia intensiva, donde transcurría la obra de teatro, goce cada uno de los diálogos y los monólogos.
Termino el espectáculo y ¿qué fue lo que paso? Nos perdimos de nuevo.
El esperando en Montevideo y Sarmiento y yo bajando con Sofía por las escaleras. Peña había susurrado en cierta parte que el que se enoja necesita abrigo y protección justo lo que no hacemos cuando nos enojamos que sería sumergirnos como ostiones en la valva tapados sin asomar la nariz fuera para recibir la caricia anhelada.
A Hilen la hija de ambos la fueron buscar a la casa de una amiga y el inicio la marcha sin que ella hubiera puesto los pies adentro. Así estaban las cosas.
Cuando llegamos a nuestro hábitat, les comente lo luminosa que estaba mi calle, es que el intendente estaba de parabienes, a los que los dos contestaron un con gruñido.
Todo lo que paso después corre por cuenta de ellos y la vuestra.


 
Ninive,14.03.2018
autor esclavo moderno
Piadosa infidelidad.

La chica contemplaba el vaivén del agua en el lago a través de la ventana. El hombre desde la cama miraba la desnudez de la mujer. La melodía My way de Frank Sinatra sonaba en la radio.
—¿Desde cuándo me eres infiel? —dijo la mujer con tono molesta.MOLESTO
La pregunta tomó desprevenido al hombre. Nervioso, agarró la cajetilla de cigarros. Pero no respondió.
MEJOR LA PREGUNTA LO TOMÓ DESPREVENIDO
HAY UNA EXCESIVA REPETICIÓN DE “el hombre”. Los pronombres sirven PARA ESO

—¿Desde cuándo me engañas? —insistió la mujer.
—¿Por qué?
—¡Porque siempre tienes la maldita manía de responder con otra pregunta! Hace un momento, cuando hacíamos el amor, estabas ausente. Conozco cada uno de tus gemidos, las facciones de tu cara al llegar al clímax, o ¿acaso tienes una amante?
—¡No! ¡Si!¡
—No o sí. En qué quedamos.
—Déjame explicarme. Si te refieres a que, si me he acostado con alguien desde que inició nuestra relación… ¡Sí! Pero no tengo ninguna amante.
La mujer se dio vuelta, y furiosa se encaminó a dónde se hallaba el hombre.
TRATA DE SIMPLIFICAR:LA MUJER SE DIO VUELTA Y SE ACERCÓ A ÉL


—¡Lo sabía! ¡lo sabía! Eres un infeliz. Todos los hombres son iguales. ¿Y quién es esa mujerzuela? ¿La conozco?
—No, no la conoces —el áspero silencio los embargoÓ, el hombre había encendido el cigarrillo, y añadió— no es lo que “vos” te imaginas.
EL DÁLOGO HASTA AHORA PARECÍA ESPAÑOL DE ESPAÑA ¿POR QUÉ “VOS”
—Entonces que chingados fue.
—No me juzgues sin antes haberme escuchado. Déjame contarte que pasó… pero… no sé por dónde empezar…
—Pues, empieza por el principio.
—Sí. Te engañé —dijo el “hombre” con un dejo de tristeza, suspiró hondamente y prosiguió— recuerdas la vez que viajé a mi país, fue hace cinco años, y tardé más de tres meses allá, y (vos) estabas preocupada porque pensaste que ya no iba yo a regresar.
—Y...
(El hombre) fumó (el cigarrillo) y soltó la bocanada.
—Este pasaje de mi vida lo he guardado en lo más íntimo. En ese fondo donde los secretos inconfesables se van acumulando a través de la existencia. Todo inició cuando yo era un jovenzuelo.
La mujer seguía observándolo ( al hombre) con impaciencia. Su vanidad femenina le carcomía por saber la historia.
SERÍA CONVENIENTE QUE LE DES UN NOMBRE A ESTE PERSONAJE Y USES MÁS LOS PRONOMBRES PARA EVITAR TANTAS REPETICIONES DE “EL HOMBRE”

—¿Qué pasó? —preguntó la mujer con firmeza e impaciente.
—Todo empezó cuando yo tenía dieciséis años y me enamore de Eloísa.
—Y…

—Me caso el próximo mes —dijo secamente Eloísa.
La MIRÉ ( vi a los ojos). Ella estaba frente a mí con los brazos en jarra, desafiante, escudriñándome, como calibrando mi respuesta.
—¿No me vas a preguntar por qué?
Con un movimiento de cabeza dije no. Ella dio la vuelta y se marchó, y unos arañazos rasgaron mi alma.
Eloísa se casó. Algunos meses después supe que no era feliz, y POCO DESPUÉS EL MARIDO MURIÓ EN UN ACCIDENTE(entonces sucedió, el marido se mató en una motocicleta. )
Mis padres y amigos se dieron a la tarea de ponerme al tanto (de ella. )
Me trasladé a otra ciudad para finalizar mis estudios. Pasaron tres años y regresé a mi pueblo ya graduado. Durante mi estancia Eloísa y yo nunca nos encontramos, pero al escuchar su nombre me asaltaba un cosquilleo y el corazón se devanEaba de miedo A ENCONTRARLA y rencor.
Un día me vi en la necesidad de viajar a la ciudad capital EVITA LOS GIROS INÚTILES “UN DIA VIAJÉ A LA CAPITAL “ ES SUFICIENTE

, y pasó lo que tanto temía: LA ENCONTRÉ (encontrármela). Al abordar el bus, la ( descubrí VI en primera fila y el único asiento disponible era uno DETRÁS DEL SUYO (que estaba atrás de ella). Las manos me sudaban.
—Buenos días.
—Buenos días. Respondí.
—A dónde vas
—A recoger mi diploma.
—Supe que te graduaste, Felicitaciones.
—Gracias.
FALTAN LOS SIGNOS DE PREGUNTA . ¿NO TE PARECE RARO QUE DOS PERSONAS QUE NO SE VEN DESDE HACE TANTO TIEMPO MANTENGAN ESTA CONVERSACIÓN ¿

Y el silencio se convirtió en mi mejor aliado, pero mi corazón al igual que caballo desbocado no se detenía (de correr). Llegamos a nuestro destino, y nos despedimos con un “hasta luego”.
Después de recoger mi diploma, entré a un restaurante, y para mi sorpresa, allí me la encontré de nuevo. ¿Era el destino QUE JUGABA (jugando? )No lo sé, pero allí estaba ella, así que no quedó más que compartir su mesa.
—Sabes que siempre pienso en ti —dijo ella firme y directa.
Quise en ese momento decirle que la detestaba por lo que me había hecho, que a pesar del dolor la seguía amando, pero callé.
—De verdad, pienso en ti —insistió.
—Pero te casaste —dije suavemente y dirigí la mirada hacia la calle para que ella no viera que mis ojos se habían humedecido —te casaste con otro, no conmigo.
—Si estabas tan enamorado de mí, ¿Por qué no lo evitaste? yo esperaba que dijeras algo.
—Qué querías que dijera, ¿Qué no te casaras? ¡Por favor! Si estabas enamorada de mí por qué no lo pensaste antes de casarte.
—Estaba confundida, tenía miedo. Nunca vas a entender por ese momento que pasé. A veces las mujeres hacemos cosas inexplicables y después no arrepentimos.
—Sí, y a mí me amargaste la vida.
Con una de sus manos agarró tiernamente mi barbilla y mi cara quedó frente a la suya. Sus ojos azulados escudriñaron mis ojos y descubrió que aún la amaba. Se acercó y me besó. Y me dijo al oído:
—Tenemos tiempo para estar solos.
Había empezado a llover. Salimos tomados de la mano y nos besábamos como dos locos enamorados. Esquivando automóviles pasamos al otro lado de la calle, y nos detuvimos para volvernos a besar. Ella reía con la cara empapada por la lluvia, y yo vivía cada instante. Entramos al hotel. Me dirigí al baño a traer unas toallas, cuando regresé, ella se encontraba en la cama, desnuda. La empecé a besar. Pero a pesar de la pasión, a pesar de la fogosidad, algo en mí se resistía. Mi cuerpo se fue negando al placer, y en un momento dije:
—No puedo hacerlo, no debe ser así, no debe pasar de esta manera, te amo demasiado, Dios sabe cuánto te amo, pero… este relámpago de placer matará todo lo que siento por ti. Aún habita en mí rabia y cólera.
—Qué… qué estás diciendo. ¿de qué estás hablando?
—Necesito tiempo. Que no quiero sufrir como la última vez (que sufrí por vos.)
Ella me miró molesta, confundida, se bajó de la cama y se vistió.
Salimos del lugar y durante el trayecto a la estación del bus, no hablamos.
—¿Por qué? —preguntó furiosa.
—La verdad, no lo sé; algo dentro de mí dice que no.
—Eres…raro.
—¡No me juzgues, no tienes ningún derecho! —grité colérico.
—¡Me has humillado!
—¡Tú lo hiciste una vez conmigo y duele!
—Estamos a mano —dijo ella.
La guerra entre el gobierno y la guerrilla se incrementó en mi país y tuve que emigrar aquí, a Calgary, Canadá. Aquí te conocí y me enamoré de vos. Pasaron doce años para que yo pudiera visitar mi patria de nuevo, mis padres se colmaron de felicidad. Sentado en el corredor de la casa que da hacia la calle, pensaba en los tiempos de antaño.
—Sabes hijo —dijo mi madre— que durante todos estos años Eloísa nunca ha dejado de preguntar por vos. Nunca se volvió a casar. La semana pasada la ingresaron al hospital, TIENE (padece de )cáncer.
Creí haberla olvidado durante todos esos años, pero al escuchar su nombre se revolcó en mi la ansiedad. Era el mismo nombre que hacía que mi corazón no viviera en paz. Era la mujer por la que yo suspiraba desde mis diecisiete años. Me imaginé su rostro y volví a ver su sonrisa, a oír su voz, y acariciar sus cabellos ondulados. Tristemente recordé la aventura del hotel.
—¿Podemos ir a verla mañana? —dije quedamente.
Al día siguiente salimos hacia el hospital. Mi ser se transmutó en camaleón y volví a revivir esos momentos dulces y agrios de amor de juventud.
Mis padres entraron primero donde ella se hallaba ( recluida), después yo. Aún había rasgos de la Eloísa que yo había conocido, pero la enfermedad le había arrebatado la frescura de un solo golpe. Sus ojos azules brillaron, sentí un nudo en la garganta, y alcance a decir:
—¿Hola Eloísa?
—Hola, ¿Cómo has estado? —respondió ella con un hilo de voz.
—Yo bien….¿ y vos?
—Postrada en cama y a punto de morir —dijo en tono sarcástico, y agregó— Te ves bien.
—Gracias.
Mis entrañas sufrieron cuchilladas. Quería correr, huir, salir de allí, mis pies no respondieron. Mi mano encontró su fría mano, y ella sonrió. Yo quería llorar, no sé si por tristeza o PIEDAD¿¿ ¿?emoción. Salí al corredor, y en ese mismo momento el doctor y la enfermera entraron. No escuché la conversación, pero supuse que no eran buenas noticias. Mis padres salieron y me dijeron que el doctor había dicho que le quedaban de tres a cuatro meses de vida.
Quedé sumido en mis propios pensamientos. De regreso a casa, Eloísa decidió viajar con nosotros. Apenas si hablamos en el camino, un aire pesado se respiraba en el carro. Llegamos a su casa, no sin antes despedirse e invitándome a visitarla. Esa noche mi cabeza era una tempestad de recuerdos oxidados, allá por la madrugada me fui quedando dormido.
Al día siguiente la fui a visitar.
—En qué piensas —me preguntó.
—Sobre que —pregunté confundido.
—No, por nada, sólo preguntaba.
—Sabes, debo serte honesto, siempre me es difícil conversar contigo.
—Te es difícil ¿Por qué?
(El mutismo hizo presa mí ser y) por un momento no supe qué decir, en ese instante entró la muchacha con una taza de té y le preguntó si necesitaba algo más. Eloísa respondió que no.
Desde aquel día la visité con (más) frecuencia. Yo trataba de ocultar mi tristeza ante la realidad. El dolor la mortificaba, se le notaba en la cara. Una tarde, entrando la noche caminando por las calles del pueblo, sin saber por qué, mis pasos me llevaron a su casa. Estaba por tocar a la puerta.
—¿De qué huyes?
La voz de Eloísa me sobresaltó, venía absorto en mis pensamientos. No me di cuenta de que ella se encontraba en la hamaca en el corredor de la casa. Ella repitió la pregunta.
—¿De qué estás huyendo?
—De nadie —respondí a la defensiva.
—No te pregunte de quién, sino de qué.
La noche se tragaba los últimos rayos de la tarde que se colaban débilmente entre los árboles y los grillos interrumpían el silencio con su cantar.
—¿Te casaste?
Hubo un silencio de nuevo.
—No —respondí.
—¿Tienes novia?
—Sí.
—Yo no me volví a casar después que enviudé. ¿Eres feliz?
—Sí.
—¿Cómo es ella?
—Blanca, de ojos azules y cabello color canela.
—¿Se parece a mí? —se quedó esperando una respuesta qué nunca llegó, después de un extenso silencio, añadió— Puedes hacerme el favor de quedarte hoy en la noche, la muchacha se fue a visitar a su familia, y regresa el lunes.
Mi mente decía que no, pero mi corazón dijo que sí. Me quedé a dormir en el cuarto contiguo. Mi cabeza era una hecatombe de sentimientos inversos. Alrededor de la medianoche, oí un ruido, y me desperté, y abrí la puerta, y allí estaba ella parada frente a mí.
—Tengo frío ¿puedo acostarme contigo?
Al momento no supe qué decir, (y Eloísa empezó a caminar lentamente de regreso a su habitación.)
—Ven, entra.
Le hice un espacio en la cama.
—¿Puedo abrazarte? Tomé la medicina y me provoca mucho frío.
Turbado por la petición le dije que sí. Me abrazÓ y viví de nuevo esa primera vez que la abracé. Cerré mis ojos y al abrirlos ella me miraba con ternura. Paso su fina y fría mano por mi cara. Estábamos tan cerca que sin pensarlo la besé, y al instante mi dolor, mi rencor me sacudió. Ella lo intuyó y me abrazó fuerte.
—No pienses, solo vive el momento.
Puso sus dedos en mis labios y volvió a decir en un tono melifluo.
—Por favor no digas nada, concédeme la dicha de compartir contigo lo que pudo ser y nunca fue. Vos y yo nunca le dimos oportunidad a nuestro amor, que por necios y tercos lo echamos a perder, no busquemos quien fue el culpable, que de nada nos servirá.
Por unos segundos la reserva se apoderó de los dos.
—Me puedes llevar a mi habitación.
La ayudé a levantarse de la cama, y al incorporarse nos abrazamos. No sé a ciencia cierta cuanto tiempo tardamos abrazados. Pero en ese abrazo compartimos los abrazos que no nos habíamos dado durante TODOS ESOS AÑOS (todas esas estaciones.)
—¿Puedes dormir conmigo esta noche?
Apagamos la luz, y la madrugada se llenó de nuestros ruidos. Tuvieron que pasar diecinueve largos años para entregarnos. Al día siguiente, me levanté e hice el desayuno y se lo llevé a la cama. Las semanas venideras nos amamos como adolescentes. Ella por las mañanas se levantaba radiante y feliz, parecía que la enfermedad había cedido, hasta que llegó el día que no se levantó más.

Ahora en la radio sonaba la balada Unchained Melody. El “hombre” y la mujer seguían en la cama desnudos. La cabellera de la mujer (se hallaba )reposaba en el pecho del “hombre.” El “hombre” quiso abrazarla, pero esta lo rechazó. El “hombre” encendió un cigarrillo y el humo se disipó en el ambiente. A la mujer le (re) corrían unas lágrimas por las mejillas.
—Así ocurrió. De que te fui infiel, te fui infiel, y no trato de justificarlo, pero esa página de mi vida había que cerrarla.
—¿En verdad… Eloísa, o como se llame… se parece a mí?
—Sí.
La mujer quedó por unos segundos pensativa, mirando al” hombre” sin mirarlo. Se cubrió la cara con las manos, después se alisó el cabello. Se levantó y empezó a vestirse.
—¿A dónde vas? —preguntó el “hombre.”
—No sé.
—No te marches. Ella ya no representa nada para mí.
—Tengo miedo de enfrentarme a ese fantasma de tu pasado. Por favor, dame tiempo, necesito reflexionar acerca de lo sucedido. Estoy confundida o herida. La verdad no lo sé. ¿Por qué no me lo contaste antes?
—Nunca se había dado la oportunidad de conversar sobre esta parte de mi vida. Perdóname.
La mujer con ojos humedecidos buscó los ojos del” hombre.” Se acerco a él y le dio un beso en la mejilla. Con paso lento se dirigió a la salida, la puerta se cerró tras de ella. El “hombre “empezó a llorar.

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Estas son las correcciones que pude hacer sin desvirtuar tu texto.te contactaré en el libro de visitas



 
martilu,15.03.2018
Querida Ninive, aquí te envío este cuento y espero tus criticas y correcciones, a su debido tiempo y apelando a tu templanza y paciencia. ¡¡¡Gracias!!!


Amigos inseparables ( Modificación del cuento Los Templarios

Gabriel Vergara y Piero Catalano fueron hijos tardíos de mujeres de edad añosa.
Gabriel, quien cuido de su madre hasta entrado los noventa, sin casarse ni tener hijos y por supuesto, siendo muy culto, y arquitecto de su propio destino.
Gabriel y Piero tenían una cofradía de amigos inseparables.
Todos hacían terapia de vidas pasadas, pero a ellos, les atraía más que a todos.
Y decidieron ver quienes habían sido en el inicio de sucesivas reencarnaciones.
Esas reflexiones los instaban a buscar sus orígenes.
Así llegaron a la conclusión, que en sus vidas anteriores habían sido templarios.
Y según esa terapia de vidas pasadas, basada en cartas natales, regresiones hipnóticas, y asociaciones libres Gabriel y Piero habían peleado contra los vikingos y musulmanes en Tierra Santa y habían empuñado espadas contra sus enemigos asestándoles mortales estocadas.
Tales eran sus ensoñaciones que los convocaban en sus encuentros de cofradía, que compartían todos los jueves.
Así fue que determinaron ir juntos a Tierra Santa para verificar sus reencarnaciones sucesivas y como decir, ver si tenían un deja vu de aquellos pintorescos años de guerras de los caballeros de la orden de los templarios.
La Orden del Temple, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios, fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media.
El éxito de los templarios se vincula estrechamente a las Cruzadas.
La pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos a la orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza.
O sea que cuando Piero se subió a su caballo y empuño la espada a la salida de Jerusalén, Gabriel ni lento ni perezoso le asesto una estocada con su espada, porque Piero Catalano no había sido templario sino vikingo, eso fue determinado por una pitonisa que había consultado Gabriel antes de viajar Tierra Santa, pero no se lo había contado a su amigo, por lo tanto Piero seria un anticristo, por lo tanto, un hereje de la Santa Iglesia evangelizadora.
Los tuvieron que llevar al hospital zonal, donde les diagnosticaron a los dos un delirio paranoide, producido por la ingestión de estupefacientes.
Los medicaron, atenuaron sus síntomas, estuvieron en el hospital Hadassa hasta que se reconocieron reales y actuales, en el siglo XXI.
Luego de lo cual los depositaron en un avión, volviendo a su país de origen, Argentina.
Gabriel y Piero desembarcaron en el Aeropuerto de Ezeiza, Ministro Pistarini, donde los estaba esperando la madre de Gabriel, longeva ella que al verlo logro levantarse de su silla de ruedas y abrazarlo hasta sollozar de alegría.
Lo que le infundió energías, como para vivir otros diez años más.
 
Yvette27,15.03.2018
aUTORÍA MARTILU TRIBUTO A FERNANDO PEÑA
Tributo a Fernando Peña

Si me dieran a elegir un bocado antes DE SUBIR AL CADALSO (del cadalso sin duda) elegiría SIN DUDA ostiones a los cuatro quesos.
Todo comenzó con una salida de a tres.
Siempre es sabido que tres son multitud o un trío y que cuatro son dos parejas.
Bebimos café en La Perla.
Escuche a Sofía que tuvo un desperfecto con el colectivo en Castelar pero se entretuvo leyendo a Gabriel García Márquez, durante el viaje.
Después se encontraron con Amado y salieron del auto a saludarlo, mientras yo me quedaba adentro, pensando lo cosmopolita que son los Pérez Camargo
Y otra vuelta a la Confitería. Otro café, dos cortados y una larga noche para sobrellevar el show de Fernando Peña. Uno de sus últimos…
ABRIERON EL (AL) restaurantE Toronto (lo abrieron) a las 21,30. Comenzamos con chop bue con salmón rosado. Alberto PIDIÓ una copiosa ensalada verde con tonalidad bordeaux, lechuga arrepollada, aceitunas negras, berenjenas en escabeche.
Los temas tratados fueron variados así como los manjares.
El proyecto del viaje a Italia y que si Alberto no tomaban ninguna decisión hacia la de Poncio Pilatos.
Por mi parte opinaba que tenemos que enfrentar el desafío del temor a lo desconocido, porque si no nunca sabremos lo que nos hubiera deparado el destino. Claro que opinar de la boca para afuera es fácil porque la que viajaba ERA
( es )ella dejando una caterva de hijos y padres en delirante ambiente diletante.
Íbamos a ver a Peña con su obra “El Niño Muerto”
Llegamos exhaustos al teatro, todo el viaje mirando el celular todos y cada uno cada cuatro segundos. Al finalizar la cena pidieron un Chandon que bebí en copa ancha. Y eso que mi el champagne no me gusta.
El complejo la Plaza es muy laberintico. Tiene callejuelas, un anfiteatro, locales y una confitería vitreada, con de un baño nauseabundo en el subsuelo.
Al subir en el ascensor los tres, Sofía Alberto y yo no (sospechen) SOSPECHAMOS lo que ocurriría después. Idas y venidas que te dije y que vos no me contestaste, y algunos insultos e improperios entre los cónyuges, que hacían que yo mirara hondamente al espejo del ascensor para desaparecer por la puerta de Alicia.
Al teatro entramos después de los 400 espectadores porque Alberto era el que tenía las entradas y luego de que tocara en el ascensor todos los botoncitos, fruto del Champagne Chandon, que nos habíamos bebido, habíamos descendido al subsuelo
El telón se abrió y a mí me dio alegría ver a Ronnie Arias como maestro de ceremonias, a Peña como sor Juana Inés de la concha consagrando al bebe homosexual y colgándole un feto, atado con un alfiler del habito con un gancho... Siguió su nacimiento por un telón negro con una vaina roja de labios mayores por la cual emergió pariéndose y las enfermeras que lo querían sacar y el que quería entrar y ellas que lo querían sacar de los pies. Por fin salió cantando... Soy un niño muerto con un cordón umbilical que no paraba nunca de salir. Sus padres vieron “qué” SIN ACENTO su andar era muy felino seduciendo y chupando su chupete ávidamente, su icono futuro de felación. La que escuchaba a Peña era yo así que lo conocía en su infinidad de personales a los cuales les daba vida propia como un caleidoscopio de su propia imagen especular.
Me toco pasillo. Ya en su anterior espectáculo al que asistí se metía con el público así que eso me exponía con un poco de pudor.
Fernando se dirigió a su auditorio, a los de la primera fila aludiendo que tenían el escenario la altura de la nariz y que vender esas primeras filas era todo un augurio para ellos, los valientes.
Yo en séptima fila transpiraba. Durante una hora y media en una sala de terapia intensiva, donde transcurría la obra de teatro, goce cada uno de los diálogos y los monólogos.
TerminoÓ el espectáculo y ¿qué fue lo que paso? Nos perdimos de nuevo.
El esperando en Montevideo y Sarmiento y yo bajando con Sofía por las escaleras. Peña había susurrado en cierta parte que el que se enoja necesita abrigo y protección justo lo que no hacemos cuando nos enojamos que sería sumergirnos como ostiones en la valva tapados sin asomar la nariz fuera para recibir la caricia anhelada.
A Hilen la hija de ambos la fueron buscar a la casa de una amiga y el inicio la marcha sin que ella hubiera puesto los pies adentro DE VERDAD QUEE ES POCO CLARO ¿ERA NECESARIO INTRODUCIR PTRA PERSONA POCAS LÍNEAS ANTES DEL FINAL?. Así estaban las cosas.
Cuando llegamos a nuestro hábitat, les comente lo luminosa que estaba mi calle, es que el intendente estaba de parabienes, a los que los dos contestaron un con gruñido.
Todo lo que paso después corre por cuenta de ellos y la vuestra.


POCOS ERRORES FÁCILES DE INTRODUCIR, EL TEXTO NO ME DICE NADA ,.NO LO COMPRENDO LO VOLVERÉ A LEER . Preocupada con la corrección pierdo el hilo. Yo creíq que Peña era un actor, CREO ENTENDER AL FINAL QUE resulta ser un conocido es todo poco claro ¿lo has dado a leer a otros, dime qué te dicen. Lo malo es que pocas personas se animan a decir NO ENTENDÍ EL TEXTO Y EL TÍTULO? DE QUÉ TRIBUTO SE TRATA?

 
martilu,16.03.2018


Autoria Martilu
Texto modificado ( Gracias Ninive)
Tributo a Fernando Peña

Si me dieran a elegir un bocado antes del cadalso, elegiría sin duda ostiones a los cuatro quesos.
Todo comenzó con una salida de a tres.
Siempre es sabido que tres son multitud o un trío y que cuatro son dos parejas.
Bebimos café en La Perla.
Escuche a Sofía que tuvo un desperfecto con el colectivo en Castelar pero se entretuvo leyendo a Gabriel García Márquez, durante el viaje.
Después se encontraron con Amado y salieron del auto a saludarlo, mientras yo me quedaba adentro, pensando lo cosmopolita que son los Pérez Camargo
Y otra vuelta a la Confitería. Otro café, dos cortados y una larga noche para sobrellevar el show de Fernando Peña. Uno de sus últimos…
Abrieron el restaurante a las 21,30. Comenzamos con chop suey con salmón rosado. Alberto pidió una copiosa ensalada verde con tonalidad bordeaux, lechuga arrepollada, aceitunas negras, berenjenas en escabeche.
Los temas tratados fueron variados así como los manjares.
El proyecto del viaje a Italia y que si Alberto no tomaban ninguna decisión hacia la de Poncio Pilatos.
Por mi parte opinaba que tenemos que enfrentar el desafío del temor a lo desconocido, porque si no nunca sabremos lo que nos hubiera deparado el destino. Claro que opinar de la boca para afuera es fácil porque la que viajaba era,
ella dejando una caterva de hijos y padres en delirante ambiente diletante.
Íbamos a ver a Peña con su obra “El Niño Muerto”
Llegamos exhaustos al teatro, todo el viaje mirando el celular todos y cada uno cada cuatro segundos. Al finalizar la cena pidieron un Chandon que bebí en copa ancha. Y eso que a mí el champagne no me gusta.
El complejo la Plaza es muy laberintico. Tiene callejuelas, un anfiteatro, locales y una confitería vitreada, con de un baño nauseabundo en el subsuelo.
Al subir en el ascensor los tres, Sofía Alberto y yo no sospechamos lo que ocurriría después. Idas y venidas que te dije y que vos no me contestaste, y algunos insultos e improperios entre los cónyuges, que hacían que yo mirara hondamente al espejo del ascensor para desaparecer por la puerta de Alicia.
Al teatro entramos después de los cuatrocientos espectadores porque Alberto era el que tenía las entradas y luego de que tocara en el ascensor todos los botoncitos, fruto del Champagne Chandon, que nos habíamos bebido, habíamos descendido al subsuelo
El telón se abrió y a mí me dio alegría ver a Ronnie Arias como maestro de ceremonias, a Peña como sor Juana Inés de la concha consagrando al bebe homosexual y colgándole un feto, atado con un alfiler del habito con un gancho... Siguió su nacimiento por un telón negro con una vaina roja de labios mayores por la cual emergió pariéndose y las enfermeras que lo querían sacar y el que quería entrar y ellas que lo querían sacar de los pies. Por fin salió cantando... Soy un niño muerto con un cordón umbilical que no paraba nunca de salir. Sus padres vieron que su andar era muy felino seduciendo y chupando su chupete ávidamente, su icono futuro de felación. La que escuchaba a Peña era yo así que lo conocía en su infinidad de personales a los cuales les daba vida propia como un caleidoscopio de su propia imagen especular.
Me toco pasillo. Ya en su anterior espectáculo al que asistí se metía con el público así que eso me exponía con un poco de pudor.
Fernando se dirigió a su auditorio, a los de la primera fila aludiendo que tenían el escenario la altura de la nariz y que vender esas primeras filas era todo un augurio para ellos, los valientes.
Yo en séptima fila transpiraba. Durante una hora y media en una sala de terapia intensiva, donde transcurría la obra de teatro, goce cada uno de los diálogos y los monólogos.
Termino el espectáculo y ¿qué fue lo que paso? Nos perdimos de nuevo.
El esperando en Montevideo y Sarmiento y yo bajando con Sofía por las escaleras. Peña había susurrado en cierta parte que el que se enoja necesita abrigo y protección justo lo que no hacemos cuando nos enojamos que sería sumergirnos como ostiones en la valva tapados sin asomar la nariz fuera para recibir la caricia anhelada..
Cuando llegamos a nuestro hábitat, les comente lo luminosa que estaba mi calle, es que el intendente estaba de parabienes, a los que los dos contestaron un con gruñido.

Esta fue la última obra que representó Fernando Peña, pero él no sabía que se despedía de su público, que lo ovaciono de pie, como tantas otras veces.
 
martilu,17.03.2018
Las aristócratas (espero turno para corrección, querida Nínive)
Las aristócratas del barrio en donde vivo, se reunían para festejar los cumpleaños de sus integrantes.
No eran nobles, ni intelectuales, una de ellas había sido delegada municipal, y otra dueña del primer supermercado de la zona.
Eso sí, todas tenían marido, esposo legal, que aunque no convivan puertas adentro, la imagen que proyectaban era de una total armonía conyugal.
Por las tardes a la hora de la siesta, se deslizaban los señores casados a la casa de los amantes, los homosexuales y los heterosexuales cambiaban a sus esposas por las de otros .Quizás esté siendo muy osada en mis apreciaciones, pero les comento, poseo un panóptico del cual puedo observar el sutil movimientos de los amantes, a la hora de la siesta, en que el calor horada las piedras.
Cuando no tienen chismes, alguien inventa alguno nuevo y comienzan a circular de nuevo. Es la sal y el azúcar de todos y cada uno de los habitantes.
Había entrado a esa categoría inusual por haber sido aceptada por la dueña del supermercado en cuestión. Luego de una serie de preguntas a las cuales respondí, parece que, satisfactoriamente. Por un año asistí a tales eventos, y hasta conocí el country donde ella vive, con columnas dóricas al frente, y una casa de 1000 metros cuadrados.
Mis intervenciones en las conversaciones tenían que ver con la dicotomía de las partes, con la entropía y la entalpia, el devenir de Niestche, en el eterno retorno. Todos temas desconocidos, para mis amables amigas, además de las resiliencia.
Definición de resiliencia. La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento que ocurre la circunstancia adversa.
¿Qué es Dicotomía? Dicotomía, en términos generales, es la división de un objeto o concepto en dos partes, negro o blanco, pobre o rico, débil o fuerte.
Aristocracia :Grupo de personas que destaca en excelencia entre los demás por alguna circunstancia.
"la aristocracia del dinero; empezaba a no estar de acuerdo con aquella especie de aristocracia intelectual"
(Todo esto lo explico, por si alguno no lo sabe,¡ jajá!)
A lo que ellas abrían sus grandes ojos y me pedían explicación.
De un tiempo a esta parte ya no me invitan más a las reuniones, siento un poco de celos, por los platos que hubiese comido, tal vez y porque yo me comía el de mi amiga, la más confidente, porque pesa mojada 43 kg, y es un esparrago y mide escasos metro y medio.
Como siempre hay filtraciones de chismes y diretes me vine a enterar que han decidido no invitarme más, me conduele pensar, que mi vocabulario es demasiado amplio, como para estar explicando mis palabras cada dos minutos, y por otra parte me entere, de que ese no es el motivo por el cual no me invitaron mas.
¿A que no adivinan? ¿Celos? ¿Envidia? No, amables lectores.
Tuve dos maridos y ahora no tengo ninguno. Y soy autosuficiente y hago lo que me place, y además soy feminista, estoy a favor de la abolición de la prostitución y de los proxenetas, de la trata de personas y del maltrato infantil, y por si eso no es suficiente, no las quiero ver porque su compañía, así como sus chismes, son malsanos para mis oídos.
 
Ninive,19.03.2018
corrección del texto de MARTILU

Amigos inseparables ( Modificación del cuento Los Templarios

Gabriel Vergara y Piero Catalano fueron hijos tardíos.( de mujeres de edad añosa.)
Gabriel,CUIÓ A ( quien cuido de) su madre hasta entrado ENTRADA EN los noventa, NI SE CASÓ NI TUVO HIJOS Y ERA MUY CULTO Y( casarse ni tener hijos y por supuesto, siendo muy culto, Y FUE EL arquitecto de su propio destino.
Gabriel y Piero tenían una cofradía de amigos inseparables.

Todos hacían terapia de vidas pasadas, pero a ellos, les atraía más que a todos.
y decidieron DESCUBRIR (ver) quienes habían sido en SUS RESPECTIVAS( el inicio de sucesivas )reencarnaciones.
“”””Esas reflexiones los instaban a buscar sus orígenes.””””ESTA FRASE ESTÁ DE MÁS
Así llegaron a la conclusión, que en sus vidas anteriores habían sido templarios.
Y según esa terapia de vidas pasadas, basada en cartas natales, regresiones hipnóticas, y asociaciones libres Gabriel y Piero habían peleado contra los vikingos y musulmanes en Tierra Santa y habían empuñado espadas contra sus enemigos asestándoles mortales estocadas.
Tales eran sus ensoñaciones que los convocaban en sus encuentros de cofradía, que compartían todos los jueves. NO ENTIENDO BIEN LA FRASE TRATA DE ACLARAR EL CONCEPTO
Así fue que determinaron ir juntos a Tierra Santa para verificar sus reencarnaciones sucesivas y como decir, ver si tenían un deja vu de aquellos pintorescos años de guerras de los caballeros de la orden de los templarios.
La Orden del Temple, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios, fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media.
El éxito de los templarios se vincula estrechamente a las Cruzadas.
La pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos a la orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza.
O sea que cuando Piero se subió a su caballo y empuño la espada a la salida de Jerusalén, Gabriel ni lento ni perezoso le asesto una estocada con su espada, porque Piero Catalano no había sido templario sino vikingo, eso fue determinado por una pitonisa que había consultado Gabriel antes de viajar A Tierra Santa, pero no se lo había DICHO (contado) a su amigo, por lo tanto Piero seria un anticristo, por lo tanto, un hereje de la Santa Iglesia evangelizadora.
Los tuvieron que llevar al hospital zonal, donde les diagnosticaron a los dos un delirio paranoide, producido por la ingestión de estupefacientes.
Los medicaron, atenuaron sus síntomas, estuvieron en el hospital Hadassa DE JERUSALÉN hasta que se reconocieron reales y actuales, en el siglo XXI.
Luego (de lo cual) los depositaron en un avión, volviendo a su país de origen, Argentina.
Gabriel y Piero desembarcaron en el Aeropuerto de Ezeiza, Ministro Pistarini, donde los estaba esperando la madre de Gabriel, longeva ella que al verlo logro levantarse de su silla de ruedas y abrazarlo hasta sollozar de alegría.
Lo que le infundió energías, como para vivir otros diez años más.

Este tema podía haber SIDO APROVECHADO MEJOR. Lo cuentas como un periodista que señala solo los hechos. LIÓN A LAS MADRES ES A MENCUPERFLUA AL PRINCIPIO Y AL FINAL. .EL TEMA MERECE MÁS INTROSPECCIÓN EN LOS PERSONAJES Y MÁ EXTENSIÓN. LA BREVEDAD ES MUY ÚTIL EN CIERTOS CASOS PERO TU ARGUMENTO SIENDO TAN BREVE NO CONSIGUE TOMAR VUELO. Un abrazo. Sigue escribiendo y pregunta si necesitas aclaraciones.



 
martilu,24.03.2018

El cuento" Amigos Inseparables " lo dejare en suspenso, pues no se me ocurre como escribir para remontarlo y que levante vuelo, ¡¡¡muchas gracias!!!)

Escuchas telefónicas ( turno para correcciones de Ninive )

-Quiero que esa señorita sea mi secretaria personal. Dijo el Director Creativo de la agencia de Publicidad Costa Lieste.
La agencia estaba situada en la calle Santa fe al 2400, y tenía como clientes a las importantes empresas como Ord Smuggler y Coca Cola (refresca mejor)
Por esos años, eran tres los asociados y Jorge Costa Lieste era el director creativo.

Y la secretaria personal que quería Jorge era precisamente yo, que había entrado a trabajar como administrativa general, con la aprobación de la Gerente de personal, que me habilito para el cargo, no sin antes de decirme, más cuidado en el aspecto personal y con las uñas pintadas, la próxima vez que te presentes a trabajar… en otro lado.
Así de buenas a primeras me vi en otra posición, pase a revistar como secretaria privada de Jorge Costa Lieste, y trabajaba en relación directa y en su oficina, por supuesto.
Trataba de ir más presentable, y la Gerente de Personal me asesoraba con mi vestuario, que era muy escaso.
Pero en la agencia de publicidad pasaba de todo.
Iras del jefe, porque le rechazaban un proyecto. Furias contra su ex esposa, que le demandaba por más dinero, y su hija que pedía y pedia sin cesar, dinero, para comprarse ropa y cosméticos para el embellecimiento personal. Y algunas otras cosillas que no entendía muy bien.
Cierto día, estaba escribiendo en la IBM de aquella época a bolilla, cuando intercepte una conversación entre Jorge Costa Liaste y alguien del otro lado de la línea. Me incline a pensar que eran solo fantasías mías.
Por la oficina pasaban toda clase de chicas, muy lindas, bien vestidas, que eran promotoras de Old Smuggler , el whisky. Las seleccionaba la Gerente de Personal, que sabia distinguir bien a las mosquitas muertas y a las trepadoras de oficio.
Siempre contrataba a las trepadoras bien vestidas, con modales exquisitos y de andar felino, y excelentes en el trato y la forma de desenvolverse en sociedad.
Esa situación de escuchar detrás de los teléfonos llego a su fin al descubrir, cierto día una conversación trunca, de horas de encuentro y las calles de los departamentos donde ocurrirían dichos encuentros.
Empecé a percibir un tufillo algo rancio. A desazón, a incertidumbre, a delito. Por la organización, y el sigilo con que se realizaban estos contactos clandestinos, la red de trata era infranqueable a simple vista. Estaban todos involucrados en menor o mayor medida, y todos cobraban por dichos servicios, algunos más que otros. Y las chicas por supuesto, eran objeto de deseo carnal, de poderosos empresarios y hombres de negocios, que no ahorraban en regalos y ropa de marcas famosos, así como también en joyas, y automóviles.
Todo lo fui descubriendo de a poco.
Dejarse habitar por un proxeneta es como recibir una bomba en la psiquis, así, destruida, queda la voluntad, la mente y el cuerpo de las trabajadoras sexuales.
Tuve que buscar otro trabajo, luego de mis declaraciones, que no sirvieron de nada, porque no había como demostrar tales ilícitos, ni tampoco pruebas concluyentes.
Han paspado algunos años.
La red de prostitución Vip, no había sido desarticulada, y las victimas y los victimarios aun recorren Buenos Aires.


 
Yvette27,24.03.2018
corrección de Las aristócratas

Las aristócratas del barrio en donde vivo, se reunían para festejar los cumpleaños de sus integrantes.
No eran nobles, ni intelectuales, una de ellas había sido delegada municipal, y otra dueña del primer supermercado de la zona.
Eso sí, todas tenían marido, esposo legal, que aunque no (convivan) CONVIVÍAN puertas adentro, la imagen que proyectaban era de una total armonía conyugal.
Por las tardes a la hora de la siesta, se deslizaban los señores casados a la casa de los amantes, los homosexuales y los heterosexuales cambiaban a sus esposas por las de otros .Quizás esté siendo muy osada en mis apreciaciones, pero les comento, poseo un panóptico del cual puedo observar el sutil movimientos de los amantes, a la hora de la siesta, en que el calor horada las piedras.
Cuando no tienen chismes, alguien inventa alguno nuevo y comienzan a circular de nuevo. Es la sal y el azúcar de todos y cada uno de los habitantes.
Había entrado a esa categoría inusual por haber sido aceptada por la dueña del supermercado en cuestión. Luego de una serie de preguntas a las cuales respondí, parece que, satisfactoriamente. Por un año asistí a tales eventos, y hasta conocí el country donde ella vive, con columnas dóricas al frente, y una casa de 1000 metros cuadrados.
Mis intervenciones en las conversaciones tenían que ver con la dicotomía de las partes, con la entropía y la entalpia, el devenir de Niestche, en el eterno retorno. Todos temas desconocidos, para mis amables amigas, además de las resiliencia.
Definición de resiliencia. La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento que ocurre la circunstancia adversa.
¿Qué es Dicotomía? Dicotomía, en términos generales, es la división de un objeto o concepto en dos partes, negro o blanco, pobre o rico, débil o fuerte.
Aristocracia :Grupo de personas que destaca en excelencia entre los demás por alguna circunstancia.
"la aristocracia del dinero; empezaba a no estar de acuerdo con aquella especie de aristocracia intelectual"
(Todo esto lo explico, por si alguno no lo sabe,¡ jajá!)
A lo que ellas abrían sus grandes ojos y me pedían explicación.
De un tiempo a esta parte ya no me invitan más a las reuniones, siento un poco de celos, por los platos que hubiese comido, tal vez y porque yo me comía el de mi amiga, la más confidente, porque pesa mojada 43 kg, y es un esparrago y mide escasos metro y medio.
Como siempre hay filtraciones de chismes y diretes me vine a enterar que han decidido no invitarme más, me (con)duele pensar, que mi vocabulario es demasiado amplio, como para estar explicando mis palabras cada dos minutos, y por otra parte me entere, de que ese no es el motivo por el cual no me invitaron mas.MÁS
¿A que no adivinan? ¿Celos? ¿Envidia? No, amables lectores.
Tuve dos maridos y ahora no tengo ninguno. Y soy autosuficiente y hago lo que me place, y además soy feminista, estoy a favor de la abolición de la prostitución y de los proxenetas, de la trata de personas y del maltrato infantil, y por si eso no es suficiente, no las quiero ver porque su compañía, así como sus chismes, son malsanos para mis oídos.
NO TENGO MUCHO MÁS PARA CORREGIR .
 
Ninive,01.04.2018
El rincón de correcciones después de años de experiencia dejará en este rincón algunos consejos para escritores noveles.

LA BREVEDAD:

Es imprescindible ser audaz y limar los cuentos.
El autor no debe decirlo todo, debe dejar espacio para que los lectores puedan agregar lo que no está dicho.
Hay que quitar todo aquello que esté demás, que sea mero adorno. La narrativa exige una precisión absoluta en el uso de los términos y, el cuento en particular, nos pide, brevedad..
Una vez terminada la corrección guardemos el relato en un cajón; para revisarlo más tarde. Si nos convence, podemos pensar en mostrarlo. Si no es así…!a otra cosa. !
Las historias como el buen vino, cuanto más se dejen estacionar mejores resultados ofrecen.

 



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