Mis queridos niños: el tema de nuestro concurso será "el mal".
¿Qué es el mal? -pregunta alguien allá por el fondo-, eso es lo que tienen que averiguar ustedes, para utilizarlo como eje en sus cuentos.
Pueden personificar el mal, si así lo quieren, en El Diablo, Satanás, etc. Recuerden que ya existen como diez mil relatos donde el Diablo es la personificación del mal, empezando por La Biblia.
¿Se puede escribir sobre el mal en forma abstracta? Ni idea, eso es lo que ustedes también deberán averiguar o pensar.
¿Se puede escribir sobre el lado oscuro de la fuerza de Star Wars? Como representación del mal es bastante adolescente, pero si así lo quieren por mí está bien.
Pueden escribir un ensayo o crítica donde el tema sea: qué tonto es un concurso donde el tema es el mal (o directamente lo pueden personificar en mí y criticarme a mí.
Si escriben el susodicho ensayo se aplicará una regla arbitraria: deberán definir -si es que lo logran- al principio del ensayo "qué es el mal".
No vale el trivial y antagónico: el mal es el opuesto del bien. Si leo esa frase en mi ldv, en cualquier relato, anulo el relato (sí, es otra regla bien arbitraria, me acabo de dar cuenta).
Les dejo un ejemplo de un relato donde el eje es el mal, protagonizado por El Diablo: http://goo.gl/nLRKjR
Las reglas son simples y hay pocos cambios con respecto a las Marcelo's Rules.
- Participa el que quiera, y el que no quiera puede no participar.
- No hay límite en la cantidad de cuentos que pueden presentar. No creo que nadie escriba más de 4 cuentos, así que si alguien cree que puede escribir 600 cuentos que lo haga.
- El límite en la extensión de cada cuento rondará las 1000 palabras y deberá tener como mínimo 100, pero me reservo el derecho de aceptar textos más largos o más cortos si fuera del caso.
-Si escriben un ensayo criticándome a mí, al concurso o al tema elegido, el ensayo deberá comenzar definiendo qué es el mal.
-Si algún texto incluye la frase: el mal es lo opuesto al bien, será descalificado.
Votación:
La votación será levemente distinta a la que estamos acostumbrados.
- Los participantes del concurso deberán votar 3 textos, indicando 3 votos para el primero, 2 votos para el segundo, 1 voto para el tercero.
- Quienes no participaron del concurso pueden votar en el mismo régimen de votar 3 cuentos o pueden votar solamente uno.
Con esto pretendo darle más dinamismo a la votación.
Es difícil elegir 3 relatos, pero a veces uno encuentra 1 relato que merece ganar. En estos casos entonces puede votar sólo 1 relato.
IMPORTANTE: quienes participaron del concurso no pueden votar 1 único texto, tienen que votar 3 textos. Al menos háganme creer que fueron capaces de leer 3 textos distintos...
Pongamos ejemplos:
Madrobyo no participó del concurso y quiere votar 3 textos. ¿Puede hacerlo? Sí
Walas no participó del concurso y quiere votar 4 textos. ¿Puede hacerlo? No, ya te dije walas que son 3 textos como máximo.
Deimos no participó del concurso y quiere votar 1 texto. ¿Puede hacerlo? Sí
Iolanthe participó del concurso y quiere votar 1 texto. ¿Puede hacerlo? No, los participantes están obligados a votar 3 textos.
Marcelo participó del concurso y quiere votar 3 textos. ¿Puede hacerlo? Sí, está obligado a hacerlo.
¿Qué pasa si un participante no vota? Debería ser descalificado junto con sus textos, pero no ocurrirá nada. No voy a descalificar a nadie por no votar aunque haya participado.
¿Qué pasa si un participante se vota a sí mismo? Nada, si quieren todos se pueden votar a sí mismos, será muy aburrido pero es vuestra decisión.
Los cuentos serán enviados a mi ldv, en privado. No se despisten y se los manden a Marcelo porque le van a arruinar gran parte de la diversión.
Los cuentos se podrán enviarán desde hoy 15 de junio hasta el 25 de junio.
Si tienen dudas, ideas o lo que sea que sirvan para mejorar el concurso, se las guardan.
Si tienen críticas, comentarios impertinentes o ganas de molestar van al ldv de Marcelo.
Si no entienden el sistema de votación Walas los puede ayudar a entender.
Pido amablemente que no me trolleen el foro mientras los cuentos son publicados.
Una vez finalizada la recepción de cuentos pueden trollearlo y no olviden invitarme.
Les deseo lo mejor, con todo mi amor de madre. Que gane el relato menos malo, o el más malo, o whatever...
Un minuto en la vida. El daño está hecho y la decisión tomada. Lo que se pudo dejar de lado, pasa a ser la realidad, ya nada es reversible. Está ahí, tirada. La mueca de su rostro no es dolor, no es angustia, es más bien como un espejo donde al mirarse, solo puedo verme en medio de toda mi inmundicia. Tiene el rictus en sus labios, la vida cortada en plena florescencia, y entreabiertos, dan a su muerte la nostalgia de la vida perdida. Su boca y su nariz dejaron escapar unos hilillos de sangre, que ahora solo son la mancha de su vitalidad desbordada. Su piel, antes mustia, llana y perfecta, es ahora como una porcelana que poco a poco, pierde el color del carmín en los labios y el rubor en las mejillas. La lágrima que recorrió desde sus ojos hasta su oreja un camino agónico, ya solo es la huella que tras ella ha dejado el polvo en el aire. Su negro cabello aún brilla, pero está esparcido y revuelto. Toda ella mira hacia otro lado. Es el cadáver más bello que he creado.
Ha quedado muy larga, aún para lo corta que era. Sus brazos, sus piernas gorditas, aún me señalan, mientras el cuello aparta la cabeza de mí. ¿Habrá sufrido? No lo sé. La vi tan hermosa, que necesité dos minutos de más para decidirme a cumplir mi contrato, y otros dos, para cambiar mi modus operandi. ¿Por qué?
Porque no podía destruir su belleza con toda la porquería de mi vida. Porque ella no podía quedar marcada con mi odio, porque aún convertida en estadística, es ahora para mí, lo único que tuvo existencia, es la única muerte que empieza a pesar en lo profundo de mi conciencia. Tan pequeña… no pensé que fuera posible que se pudiera caer tan fuerte. Ahora su rostro se verá lleno de manchas, las ojeras de la perversión y la vejez desplazarán la candidez de su rostro. Ese es el destino de la belleza creada por la brutalidad. Desaparece. Se pudre. Aún es un bello rostro, pero ya no tanto, como cuando venía riendo. ¿Hace cuánto? No sé cuántos años he estado aquí, parado frente a ella, mirándola desde mi altura, desde mi despotismo, desde mi tiranía. Hoy he suplantado a Dios, y he juzgado.
Mi veredicto terminó con la belleza de la naturaleza. De su naturaleza. Y ha dado paso al tiradero. La sangre sobrepasa la frontera de sus cabellos y se escurre, lejos. Parece demasiada para el pequeño cuerpo que la contenía. Esta visión empieza a hacerse tétrica.
¿Dónde está la vida? ¿Dónde quedó la risa que al interponerme en su camino, se cortó con brusquedad? Los ojos… también están entreabiertos y no miran a nada, solo al vacío. ¿Por qué murió? ¿Por qué simplemente no fallé, al menos uno de mis disparos? Todos entraron en su pecho, un pecho que no era más amplio que el largo de mi mano. Ahí veo las rojas manchas que delatan las heridas que acabaron con ella. ¿Por qué no fue ella quien disparó?
... La muñeca…
Si esa muñeca, tirada en su caída, a escasos centímetros de su mano izquierda, no hubiese sido una muñeca sino el arma que me devolviese todas las iniquidades con que he regalado al mundo, entonces todo hubiese transcurrido por los senderos correctos, y no por los oscuros derroteros que la gente mala, la gente como como yo, hemos creado. Si la inocencia en sus ojos no hubiese sido otra cosa que mi propia experiencia de matador, entonces, ¿Sentiría ella, lo mismo que yo estoy sintiendo ahora? No: nada.
Mi decisión de acabar con su vida es lo único real ahora, y la belleza que veo tirada a escasos metros de mí, no es más que mi inmundicia mostrada al lado de mi corazón. De mi corazón, que aún puede llorar.
Aún tengo una bala. En honor a ella, será un regalo para mi paladar.
(el título del relato anterior, 'La muñeca' debió salir en negrita, pero no funciona, así que los títulos irán separados entre líneas de guiones para identificarlos rápidamente)
La travesía ha sido larga. El infinito no tiene fronteras. Cuando llegamos al umbral, aparece un nuevo derrotero. ¿hace cuánto tiempo viajamos? Sé que las computadoras calculan eso y las distancias, pero se pierde perspectiva cuando se supera la velocidad de la luz. El tiempo se distorsiona. También pasa algo en la mente. Los sueños criogénicos, suelen no ser agradables.
Perdimos contacto con la tierra. Sabíamos que eso podía suceder. Al firmar el contrato con la compañía “Horizonte infinito” asumimos los riesgos. Si algún día regresamos. Nadie vivo nos conocerá. Parientes y amigos habrán muerto. Seremos un registro en una mega computadora. Estamos mas allá de lo que alcanzaron a ver a través de los mas potentes telescopios. El anhelo del hombre por encontrar respuestas no tiene límites. Igual que estos mares infinitos que hemos recorrido. En medio de este autosuficiente aislamiento. Sucedió algo inquietante. Desapareció un tripulante de la expedición; el doctor Clarke, experto fisiólogo y humanista. La nave “Explorador” abarca siete secciones, muchos lugares donde esconderse. Pero no se puede sobrevivir sin comer. El alimento esta estrictamente controlado por la computadora central. “Madre” recicla todo, es vital para la supervivencia.
Recibimos una señal de un punto lejano. La nave redirecciono su rumbo automáticamente. Es el motivo de la travesía. Poco después otro tripulante fue hallado… bueno lo que quedaba de ella; Se separo el tronco de las extremidades. Sandra era experta en navegación. Poco a poco fueron desapareciendo todos, de la manera más brutal fueron eliminados. Ahora solo quedamos tres. Victoria Gabriels y Marianne Devine. Una especializada en matemáticas, la otra en idiomas y dialectos.
Soy el capitán. Tengo que tomar decisiones. El espectáculo ante mi es impresionante. Cascadas de luz, formadas por miríadas de estrellas inundan el horizonte. Del punto que emite la señal percibo una constante. No es un idioma conocido. Pero, la sigo oyendo aun cuando se apagan los sistemas de comunicación, he probado con los audiófonos aisladores. Entra en mi cerebro directamente. No he podido dormir. La noche es eterna. Los sueños, pesadillas recurrentes. Suceden en ellos cosas horribles. Es difícil separar la realidad de lo onírico.
Tengo Las manos llenas de sangre. El censor de vida en la pantalla indica solo dos puntos en la nave. Uno de ellos soy yo, el otro Victoria Gabriels. Esta encerrada en un compartimiento, ella misma lo sello.
Al ser el capitán conozco los códigos para cancelar y reiniciar los mecanismos. Pero… no me interesa sacarla. Puedo cortar el suministro de oxígeno. Tecleo los códigos. Tengo la decisión. Será mas divertida verla explotar. Inundo el compartimiento con el líquido “k”.
La señal en mi cabeza es insistente. Penetra en lo más profundo. Viene del planeta que ahora veo en la pantalla. Con un color rojo encendido, salen enormes lenguas ígneas, como en el infierno de Dante. Ahora puedo saber lo que dice la señal. Lo sabia antes que la computadora lo descifrara.
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En lo alto
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Es el piso dieciséis.
Recostado, fumando, el humo se eleva transformando continentes, los ojos puestos, fijos vacíos. De repente irrumpe ella: delgada , alta, flameando su paraguas negro, mojados sus pies, su atuendo y su aliento. EL ni la mira, descuidada ella moja la alfombra mullida.
Tengo Frío_ musita.
El le tira la fina camisa apenas para cubrirla. Suceden comentarios, citas, aveniencias. Afuera la fina llovizna desnuda la ciudad. Adentro demuda sentimientos y afloran las viejas caricias milenarias. Las horas se despegan del reloj, desmigajando el tiempo. El alba descubre de a poco, un paraguas, negro una fina camisa y dos huecos calientes, en una fría sábana otoñal.
por favor no tengan en cuenta la versión anterior de este cuento
la versión "oficial" es la siguiente
el autor pide disculpas, las aceptamos
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En lo alto
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Es el piso dieciséis.
Recostado, fumando, el humo se eleva transformando continentes, los ojos puestos, fijos vacíos. De repente irrumpe ella: delgada, alta, flameando su paraguas negro, mojados sus pies, su atuendo y su aliento. Él ni la mira, descuidada ella moja la alfombra mullida.
-Tengo Frío_ musita.
El le tira la fina camisa celeste de mangas largas, apenas para cubrirla. Suceden comentarios, citas, avenencias.
Se sucede el clímax, brutal, exitoso para él, falocentrico , tal macho exultante de virilidad. Para ella, sumiso, esclavo. Ella asume desamparo, tirita vulnerabilidad. Afuera la fina llovizna desnuda la ciudad. Adentro demuda sentimientos y afloran las viejas consignas milenarias de apareamiento. Vacías, expuestas, sórdidas. Las horas se despegan del reloj, desmigajando el tiempo.
Un hueco solo en la almohada.
En la calle, el sol se descubre exiguo. El día revela de a poco, un paraguas, negro, y un gran charco de sangre, un cuerpo desnudo apenas cubierto por una camisa ruin celeste y mojada.
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El don
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Francisco apareció durante una noche de tormenta. Estaba enfermo y abatido; me rogó que le salvara la vida.
Recuerdo que se había cortado la luz y las velas titilaban peligrosamente mientras un viento caliente hacía danzar las cortinas en las ventanas. Fue un verano muy caluroso, aquel. Tal vez por eso hubo más consultas que otros años. El calor excesivo suele enfermar a la gente.
El don lo obtuve por herencia familiar. Fue algo normal para mí porque siempre me he tomado las cosas con naturalidad. Cada persona recibe un legado, y en la repartija a mí me tocó la brujería. Otros son músicos, poetas, filósofos, científicos, maestros o vagos.
La cuestión es que cuando descubrí mis habilidades no perdí el tiempo y las utilicé. Empecé con un consultorio sencillo, después hice algunos cursos, y llegué a ejercer mi profesión de bruja en ambientes encumbrados. Asesoré a políticos, inversores y personajes famosos. Todos obtuvieron beneficios gracias a mí.
Francisco era millonario. Si le salvaba la vida me regalaba toda su fortuna, me dijo esa noche. Estaba muy nervioso, por eso le di una poción relajante para beber, y al rato se quedó dormido.
Mientras dormía, pensé en su ofrecimiento, pero para mí la honestidad es un valor inquebrantable, así que decidí no cobrar un peso más de lo que correspondía. Primero necesitaba saber a qué me enfrentaba.
Luego de una hora de reposo, despertó más tranquilo, y conversamos con calma de sus dolencias. Habló de una enfermedad fulminante; los médicos le daban pocos meses de vida. Fue honesto conmigo y me contó acerca del maltrato al que había sometido a su cuerpo y a su alma. Yo lo escuché atenta; parte de mi trabajo es escuchar. Le coloqué compresas y ungüentos y le di unos consejos.
Fijamos una entrevista para el día siguiente. Tuve que ir a su mansión porque no podía mantenerse en pie; estaba débil y respiraba con dificultad.
Un atildado mayordomo abrió la puerta y me condujo hasta el enorme dormitorio de la segunda planta. Esa tarde mantuvimos una conversación muy importante. Comprendí que Francisco sentía gran necesidad de liberarse de viejas culpas.
Había llevado mis cartas de Tarot; le pedí que escogiera algunas y enseguida vi que estaba frente a un ser maligno. Todo su dinero se hallaba manchado de sangre.
Si quería salvarse debía cambiar su manera de vivir, le dije. No era tarde para remediar el mal que había hecho, agregué. Prometió comenzar ese mismo día. Después de entregarle unas pociones poderosas me retiré.
La semana siguiente, Francisco mostró mejoría. Pudo concurrir a mi consultorio por sus propios medios, me dijo que había donado parte de su dinero a centros de caridad. Lo felicité y alenté en su recuperación, mientras él me extendía un cheque por mis honorarios.
Durante varios meses asistió periódicamente para realizarse controles. Cuando volví a usar mis cartas, noté que era otra persona. Además pude ver el amplio halo de bondad que lo rodeaba. Había cambiado. Era más espiritual, ya no pensaba solo en sí mismo, le gustaba ayudar a los demás y se sentía mejor.
El tiempo pasaba; Francisco lucía saludable y optimista. Los médicos estaban asombrados. Todos los estudios coincidían; no había señales de enfermedad. Mi rotundo éxito con este paciente me brindaba una gran satisfacción.
Entonces, para sorpresa de todos, Francisco se murió.
Me había hostigado y maltratado toda la vida, y había tenido que soportar de él los más crueles y mortificantes vejámenes.
Hoy, que por fin me decidí a denunciarlo, supe que está preso.
Sentí un gran alivio con solo pensar que a partir de ahora estaré libre de su repugnante presencia, de sus amenazas constantes y de sus insultos insoportables.
Me enteré por los periódicos que hace un tiempo asesinó a una mujer con la que mantenía relaciones extramatrimoniales y en un rapto de mal humor le quitó la vida asfixiándola con una almohada.
Acaban de avisarme desde el penal que debo presentarme esta noche para cumplir con los deberes que me unen a él, y realizar una vez por semana la visita higiénica reglamentaria, de acuerdo a los derechos inalienables de los presos.
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La muñeca
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Un minuto en la vida. El daño está hecho y la decisión tomada. Lo que se pudo dejar de lado, pasa a ser la realidad, ya nada es reversible. Está ahí, tirada. La mueca de su rostro no es dolor, no es angustia, es más bien como un espejo donde al mirarse, solo puedo verme en medio de toda mi inmundicia. Tiene el rictus en sus labios, la vida cortada en plena florescencia, y entreabiertos, dan a su muerte la nostalgia de la vida perdida. Su boca y su nariz dejaron escapar unos hilillos de sangre, que ahora solo son la mancha de su vitalidad desbordada. Su piel, antes mustia, llana y perfecta, es ahora como una porcelana que poco a poco, pierde el color del carmín en los labios y el rubor en las mejillas. La lágrima que recorrió desde sus ojos hasta su oreja un camino agónico, ya solo es la huella que tras ella ha dejado el polvo en el aire. Su negro cabello aún brilla, pero está esparcido y revuelto. Toda ella mira hacia otro lado. Es el cadáver más bello que he creado.
Ha quedado muy larga, aún para lo corta que era. Sus brazos, sus piernas gorditas, aún me señalan, mientras el cuello aparta la cabeza de mí. ¿Habrá sufrido? No lo sé. La vi tan hermosa, que necesité dos minutos de más para decidirme a cumplir mi contrato, y otros dos, para cambiar mi modus operandi. ¿Por qué?
Porque no podía destruir su belleza con toda la porquería de mi vida. Porque ella no podía quedar marcada con mi odio, porque aún convertida en estadística, es ahora para mí, lo único que tuvo existencia, es la única muerte que empieza a pesar en lo profundo de mi conciencia. Tan pequeña… no pensé que fuera posible que se pudiera caer tan fuerte. Ahora su rostro se verá lleno de manchas, las ojeras de la perversión y la vejez desplazarán la candidez de su rostro. Ese es el destino de la belleza creada por la brutalidad. Desaparece. Se pudre. Aún es un bello rostro, pero ya no tanto, como cuando venía riendo. ¿Hace cuánto? No sé cuántos años he estado aquí, parado frente a ella, mirándola desde mi altura, desde mi despotismo, desde mi tiranía. Hoy he suplantado a Dios, y he juzgado.
Mi veredicto terminó con la belleza de la naturaleza. De su naturaleza. Y ha dado paso al tiradero. La sangre sobrepasa la frontera de sus cabellos y se escurre, lejos. Parece demasiada para el pequeño cuerpo que la contenía. Esta visión empieza a hacerse tétrica.
¿Dónde está la vida? ¿Dónde quedó la risa que al interponerme en su camino, se cortó con brusquedad? Los ojos… también están entreabiertos y no miran a nada, solo al vacío. ¿Por qué murió? ¿Por qué simplemente no fallé, al menos uno de mis disparos? Todos entraron en su pecho, un pecho que no era más amplio que el largo de mi mano. Ahí veo las rojas manchas que delatan las heridas que acabaron con ella. ¿Por qué no fue ella quien disparó?
... La muñeca…
Si esa muñeca, tirada en su caída, a escasos centímetros de su mano izquierda, no hubiese sido una muñeca sino el arma que me devolviese todas las iniquidades con que he regalado al mundo, entonces todo hubiese transcurrido por los senderos correctos, y no por los oscuros derroteros que la gente mala, la gente como como yo, hemos creado. Si la inocencia en sus ojos no hubiese sido otra cosa que mi propia experiencia de matador, entonces, ¿Sentiría ella, lo mismo que yo estoy sintiendo ahora? No: nada.
Mi decisión de acabar con su vida es lo único real ahora, y la belleza que veo tirada a escasos metros de mí, no es más que mi inmundicia mostrada al lado de mi corazón. De mi corazón, que aún puede llorar.
Aún tengo una bala. En honor a ella, será un regalo para mi paladar.
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El mal no se cura
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Se supone que el tipo ingresó para eso, para curarse. Y lo que realmente pasó es que enfermamos los demás. Nos abarcó un delirio del que no nos pudimos desprender.
Recuerdo una compañera, a los pocos días de venir el individuo, comentaba que el pobre no estaba bien y no podíamos tomarle en cuenta según que cosas decía, o que cosas escupía por esa boquita. Y yo le respondía, muy bien, tiene un deterioro cognitivo eso no es discutible, pero que el tipo es malo malísimo, eso no me lo puedes negar. En ese momento acudió al control de la unidad el compañero de habitación, comentando alertado que el individuo se había tirado de la cama. Al llegar allí, la compañera en cuestión, que creía en la buena voluntad del paciente malévolo, se sorprendió cuando le dijo que era ella la que le había tirado. Nos miramos y el silencio hizo lo demás.
Las noches hospitalarias a veces son terribles, pero con este individuo lo son para siempre. Incluso llego a pensar en llegar un día y que me digan que el tipo ya no está, y me da igual el motivo, el caso es que desaparezca. Pero allí sigue. Cuando te acercas a su cama tratas de ser sigilosa, porque encima tiene oído de tísico. Cuando te huele cual león a su presa empieza a escupir barbaridades. No son insultos, todo lo que comenta es desde la educación y la distancia que tilda de usted. Pero si los profesionales tratamos de hacer uso de sus maneras educadas, entonces el tipo desconfía de todo ser que respire en la misma habitación que él y hace uso de ardides y llanto para suplicar el buen hacer de los sanitarios presentes, hasta que al tenderle la mano nos muerde. Su victimismo es pura estrategia. El primer día del tipo en el hospital me comentó que yo iba con segundas, mientras husmeaba mi perfume. La distancia es corta, por desgracia, apetece estar en otro continente como muy cerca.
Al compañero de habitación lo haremos mártir uno de estos días, le insulta y luego refiere que ha empezado a amenazarle él. Si le refiero que debe comportarse me acusa de proteger al compañero por ser mi preferido. Es insoportable. Ayer me pedía una cuerda, no sé son delirios imagino, estuve a punto de decirle que se la daría de buen gusto si se la colocaba en el cuello, pero mi código deontológico no me lo permite, maldito código. Y no puedes pensar en alto, porque el tipo con su oído tísico lo pilla todo a la primera.
No duerme nada en la noche, siempre con la queja en la mente para llamar nuestra atención. Pero en una de esas me acerqué y le observé minuciosamente sin que se diera cuenta. Pude observar como su cuello se giraba mucho, demasiado para lo que se concibe como humano. Tanto que juraría rozó la cara con la almohada de derecha a izquierda y luego se quedó mirando al techo.Después hizo un leve vómito verde, que no era precisamente bilioso. Sus ojos iluminaron la habitación con una luz roja, como si fueran sirenas de ambulancia. Entonces entendí que ese ser era Lucifer.
Salí despavorida de la habitación, la doctora me paró en medio del pasillo y me dijo que estaba muy pálida. Y le dije que el paciente de la 311 necesitaba algo más que una cura, necesitaba un exorcismo.
Se detuvo al ver su reflejo en la vidriera y aprovechó para acomodar un mechón de cabellos que le caía sobre los ojos.
Sentado cerca de la puerta de la cafetería, él la reconoció enseguida. Llevaba una bufanda roja y un abrigo de color gris. Era ella, no cabían dudas. Pensó que la cita de negocios podría convertirse en algo más.
La mujer entró, caminó hacia él y lo saludó como si lo conociera de toda la vida. Con naturalidad, le preguntó por el automóvil. Deseaba verlo enseguida.
--Lo tengo en un estacionamiento acá a la vuelta --dijo él mirando los ojos color avellana más lindos que había visto en toda su vida.
--¡Excelente! Vamos, entonces.
--¿No le gustaría tomar un café, primero?
--Estoy un poco apurada. Si el auto me gusta quisiera cerrar el trato lo antes posible.
--No hay problema --dijo el hombre llamando al mozo con un gesto.
Mientras pagaba lo que había consumido, observó los rasgos delicados de aquella dama. Era hermosa, tenía algo diferente, irradiaba cierto encanto que la hacía especial.
Salieron de la cafetería y caminaron por la vereda bajo una leve llovizna. Con la ayuda de su paraguas gris, ella ocultaba parcialmente su rostro angelical.
Cuando llegaron al estacionamiento, él abonó, recibió el ticket, y luego señaló con orgullo su auto deportivo.
Ella sonrió y dijo que era justo lo que andaba buscando. Hizo las típicas preguntas sobre el kilometraje, verificó el estado del tapizado y de los neumáticos.
--Está perfecto --aseguró.
--¿Y si damos un paseo? Para que pueda comprobar el funcionamiento del motor. Es verdaderamente silencioso...
--Le creo --respondió ella, y lo miró a los ojos con intensidad.
Entonces él le entregó las llaves y el ticket.
La mujer salió del estacionamiento y tomó por la avenida principal. Comprobó que aquel hombre no le había mentido. El motor era tan silencioso como el arma que ella acababa de guardar en su cartera.
A las cinco de la mañana en punto, como todos los días, el Diablo apareció en la estación del metro con su cohorte de demonios alcahuetes. Parecían un grupito de ejecutivos bien vestidos, el pelo cuidadosamente peinado, saco y corbata a tono, zapatos relucientes. Mientras bajaba por las escaleras de entrada, el guardia que había abierto las puertas, no se sorprendió al ver a esos siete u ocho personajes esperando la llegada del metro. Pasó a su lado, saludó respetuosamente y prosiguió su camino hacia la cabina de guardia.
El Diablo lo saludó sin interés, como hastiado de su presencia y se quedó mirando hacia la entrada, esperando a las personas que llegarían en cualquier momento.
Una mujer joven descendió las escaleras, escapando del aire frío del exterior.
Dos demonios la observaron con interés, pero el Diablo no hizo caso y siguió esperando. La joven se detuvo lejos del grupo, esperando en el borde del andén.
Dos hombres descendieron la escalera, divisaron a la mujer joven y fueron directamente hacia ella. La manosearon e insultaron, mirando de reojo al grupito del Diablo, por si alguien reaccionaba de forma imprevista. Un demonio avanzó un paso pero el Diablo lo contuvo.
-Esperemos un poco más -le dijo a todo el grupo-, esto puede mejorar.
La joven gritó pidiendo ayuda pero el guardia se había esfumado dentro de su cabina. Uno de los hombres le arrancó el sweter a la joven, la empujó contra la pared y le manoseó los senos. El otro hombre sacó un corte carcelario y lo movió amenazadoramente apuntando al grupo de demonios, por si alguno decidía intervenir.
El hombre inmovilizó a la mujer contra la pared, le abrió el pantalón con gran violencia y se lo bajó hasta las rodillas. Metió una mano en su entrepierna y la siguió manoseando.
El Diablo parecía reflexionar. Miraba la escena con cierta curiosidad, pero sin sorpresa.
-Algo no está bien, -murmuró.
En ese momento apareció el guardia. Golpeó con su linterna la pared y desparecieron la joven y los hombres. El Diablo se giró hacia su grupo de demonios, y les habló con paternalismo.
-Hoy quise enseñarles el valor de la paciencia, pero la prueba no resultó del todo acertada. ¿Alguien sabe por qué?
Los demonios guardaron silencio.
El guardia se acercó al grupito con curiosidad y observó a los demonios.
-¿Qué pasa con ustedes? –preguntó el guardia-, ¿cómo no se dieron cuenta de que eran Gabriel y Miguel?
Chasqueó los dedos y los demonios desaparecieron. Quedaron solos el guardia y el Diablo, mirándose el uno al otro.
-Tus demonios están muy mal entrenados, hay demasiada negligencia -dijo el guardia-, ya no reconocen el mal.
El Diablo, pensativo, escuchó que se acercaba el vagón del metro. Esperó a que se detuviera. Subió y desde adentro le contestó al guardia:
-Sólo tú puedes enseñar correctamente lo que es el mal.
Las puertas se cerraron. El vagón se alejó del andén con un sonido chirriante, dejando tras de sí un olor a aceite quemado, propio del infierno.
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El Ángel
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Las hermosas alas blancas por poco rozaban el piso. La túnica, que en albura competía con las alas, se agitaba al compás del movimiento de su cuerpo en un balanceo armonioso. Irradiaba una apariencia pulcra y colosal. Sobre su cabeza y coronando la visión, levitaba resplandeciente una aureola plateada. Sus ojos eran dos luceros verdes que lo iluminaban todo. Enmarcando su bello rostro de Apolo, graciosos bucles ensortijados caían, formando una brillante cascada de cabellos dorados.
Se quedó de pie en la esquina, apoyado contra el pilar de un edificio muy alto. La noche transcurría tibia, tranquila, como tantas otras. Él había venido a la tierra para cumplir con una importante labor; dos almas, esa era su misión, rescatar dos almas. Mientras esperaba, desde un bolsillo interno de su túnica extrajo una petaca de whisky, sorbió un trago que se prolongó más de la cuenta, luego preparó un habano ‘tripa larga’ adquirido en una reciente misión en Cuba. Lo encendió y aspiró profundo. Tras disfrutar el sabor en su boca, expulsó el humo. Las volutas semi-transparentes ascendieron formando gruesos círculos que se disolvían con lentitud en el aire. El fuerte aroma a tabaco fue arrastrado por la brisa, inundando toda la calle.
Vigiló ambos extremos de la intersección, no pasaba nada. Medio aburrido, se distrajo observando con orgullo el extenso y oscuro tatuaje de su antebrazo; era el nombre de su banda favorita Black Sabbath y el título de su canción predilecta; ‘God is dead’. Al cabo de unos minutos —durante los cuales continuó disfrutando del whisky y el habano— vio aproximarse a gran velocidad dos autos, cada uno por el lado opuesto de la esquina. Con un rápido chasquido de sus dedos provocó un cambio abrupto en la luz del semáforo. Casi de inmediato se escuchó el chirrido agudo de los neumáticos intentando frenar, el estruendo del golpe, vidrios que estallaron y apenas un par de suspiros, últimos ecos lastimeros del fatal choque. Satisfecho, el ángel se rascó por sobre la túnica los genitales, luego alzo su dedo cordial, haciendo el gesto grosero hacía los cielos, se olfateó el sobaco izquierdo y desapareció. Tenía un compromiso con una diabla que estaba muy buena, no pensaba perder el tiempo acompañando a las dos almas en su ascenso, ¡Qué se las ingenien, faltaba más!, total ¿Qué tan difícil podía ser el camino al cielo, si hasta borracho él podía encontrarlo?.
Los fuelles se detuvieron, haciendo que el fuego redujera su intensidad. Los condenados, que sufrían humillaciones provocados por el hierro al rojo vivo, suspiraron aliviados. Las monstruosas capas de cuero que parecían alas de repugnantes fieras, quedaron suspendidas en el aire. Los perros soltaron sus presas. Los cadáveres yacieron al lado de sus extremidades cercenadas, formando una montaña de miembros. Manos, brazos y pies retrasaron su turno en ser arrancados. Los verdugos de las capuchas de cuero se dieron vuelta respetuosamente.
Dios estaba entrando en el infierno, caminando entre las púas ensangrentadas, la pestilencia, los orines, las defecaciones y los gritos histéricos de los torturados. Decenas de cabezas se dieron vuelta para contemplarlo. Dios avanzó unos pasos, pisando los ojos mutilados, arrancados y pudriéndose en el suelo.
Quiso estirar una mano para implorar el perdón del señor, pero las ataduras se lo impidieron. Estaba desnudo y acostado en una mesa, con las cuerdas tensas desde sus muñecas y tobillos. Podía ver a los verdugos, uno a cada lado de la mesa, estirando las cuerdas con unos carretes inmensos. Con cada movimiento mínimo de los carretes el dolor aumentaba de forma insoportable. Apenas pudo pronunciar unas palabras, con la boca ensangrentada, ahogando el espantoso dolor de sus músculos a punto de estallar.
-Se.. ñor… ¡perdóname!
El esfuerzo provocó que las afiladas aguas de hierro de la mesa se hundieron aún más en su espalda. Soltó un grito de dolor. El verdugo de la izquierda le dio un puñetazo, arrancándole un nuevo diente de los muy pocos que aún le quedaban en la boca.
Dios caminó hacia él tapándose la boca por el hedor del infierno. Se acercó hasta el condenado y le susurró en la oreja: reconoce que has pecado y serás perdonado.
Con el último resto de voz, los ojos desorbitados por el dolor, los labios destrozados y temblorosos, el condenado le contestó a Dios: yo.. he.. pe…cado, ¡per… dóname!
-Te perdono, -le contestó Dios, con la cara repleta de bondad y misericordia.
Dios retrocedió unos pasos hasta el escritorio donde un escribiente llevaba nota de la confesión. Leyó las preguntas que le habían hecho al condenado. Llevaban tres días de tortura sin haber arrancado la confesión de culpable. Vertieron lacre caliente sobre la página. Dios se quitó el anillo y lo hundió en el lacre. La palabra Culpable quedó lacrada con toda nitidez. El inquisidor levantó levemente la mirada, justo a tiempo para observar como al condenado le arrancaban las extremidades. El golpe de los brazos contra la pared, arrastrados por la tensión de la cuerda, siempre le llamaba la atención. La fuerza de estiramiento que soportaban los musculos era tan grande, que los dedos estallaban contra la pared cuando los brazos salían despedidos.
Hizo la señal de la cruz y se felicitó recordando que todos lo confundían con Dios. Los verdugos arrojaron los restos del cuerpo a una carretilla pestilente y se acercaron al inquisidor, esperando nuevas instrucciones.
-Prosigan con su trabajo y no se preocupen por esta porquería humana. Era culpable, él mismo lo reconoció.
Hilos de costillas,
en la pantalla multicolor
el hambre mata,
un desnutrido más,
unos cajones, como cama, pútridos,
ropa sobre aquel cuerpito
solo huesos,
ánima humana en decadencia.
declinación de la especie humana...
mientras en la tanda,
no podes de dejar de tener
el auto de quinientos mil dólares,
y su aromatizador, exclusivo,
que otorga buen perfume.
Fétidos, hediondos, convertidos en
homínidos carroñeros,
los seres humanos
con tanto vejamen
a la condición humana.
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Control
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Es otra mentira. Se nota en su actitud: esconde la mirada y se pasa la mano nerviosamente por el pelo.
Laura está tan acostumbrada que ya no se sorprende. Sabe que Pablo no va a cambiar, ella ha perdido todas sus esperanzas. Aceptar las cosas como son, sin hacerse ilusiones, le parece mucho mejor.
La voz de la protagonista de la novela crece en intensidad. Laura se siente agobiada; un zumbido en su cabeza le provoca un incómodo estado de confusión. Busca el control remoto, pero en esa casa hace mucho tiempo que se ha perdido el control. Recuerda el pasado; algunas lágrimas descienden lentas mientras piensa en su antigua relación con Pablo. Continúa pelando papas y trata de pensar en algo bonito.
-Los hombres son todos iguales -le dice una mujer a otra en la pantalla.
-Es verdad. Creo que es hora de reaccionar ¿no te parece?
-Estoy de acuerdo, amiga. Juan me engaña. Es terrible vivir así.
-Te comprendo.
-¿Hasta cuándo se puede soportar una situación como esta?
-Hay que hacer algo ya mismo.
-Sí. Esta noche le diré que todo terminó entre nosotros.
Laura llora mirando la escena y Pablo le pregunta si se siente bien. Ella le dice que sí, se seca las lágrimas con su delantal floreado. Entonces él le recuerda que esa noche no podrá cenar en casa. En la oficina necesitan que se quede hasta tarde otra vez.
Ella apenas lo escucha; el volumen del televisor la aturde. Sus nervios ya no dan más. Se siente tan frustrada como esas mujeres que no paran de gritar y quejarse.
Desea silencio. Quietud. Paz.
-¡Te odio! -dice la mujer de la novela.
-¡No, por favor! -grita Juan cuando su mujer lo apuñala por la espalda.
Laura apaga el televisor, coloca las papas en la olla junto a los demás ingredientes, y mira con indiferencia a Pablo que yace tendido en el piso en medio de un charco de sangre.
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Eros y Thánatos
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Despierta,
y el sueño oscuro aún persiste
en la vigilia recién estrenada.
Sacude los restos de niebla
que insisten en mantenerla atrapada.
Solidario el sol que la acaricia.
Esperanzas. Luz. Vida.
Surge el instinto que contagia
sus ganas de reír.
En la ventana el cielo, un ave,
y un nido de ilusión.
Perfume a lilas. Una flecha de amor.
Entonces el desconcierto
ante el deseo
que crece y se desata.
El miedo y las dudas.
Resistencia.
La lucha ante el conflicto.
Y otro instinto que incita
a la destrucción.
Nubes negras. Desesperación.
Es matar o morir,
amar, odiar
y decidir...
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Como tú quieras
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Desde hace mucho tiempo (¿cuánto?, ¿años, siglos?) cargo en mi interior una angustia terrible, un desasosiego extraño, malsano. Es algo que me agobia e inquieta, que no me permite un momento de paz. Me deja un vacío hondo, insondable, que apenas me deja respirar, que casi me ahoga. Es un sentimiento fuerte, muy fuerte y violento, que me domina sin que pueda hacer gran cosa para contenerlo. Nace muy dentro de mí, me llena, me desborda, se desparrama a mi alrededor como mil tentáculos invisibles que me impelen a lastimar, triturar, aplastar todo a mi alrededor. El goce que la sola intención de hacerlo me produce, las ganas inmensas que me colman de arrasar con todo y con todos, sin desear detenerme ni importar las consecuencias que eso pueda tener, me asustan un poco, sólo un poco, porque todo mi ser pide lo contrario: herir, dañar, ofender, perjudicar, causar inmenso dolor, humillar, pisotear lo más santo; pero sobre todo rebelarme, no obedecer ninguna regla, ningún mandato. No obedecer a nadie.
Que importa si ese nadie me quiere o no, si todos me execran, me creen repulsivo, sin corazón, sin sentimientos. Me juego todo por romper el orden establecido, el poder que controla sin concesiones, que mutila, que amarga, que se cree indestructible. Yo, proclamo la libertad, la supremacía de mi ser por encima de cualquiera que se crea mi dueño. No quiero que me aprecien, no quiero ser moneda de oro; sino todo lo contrario: cieno, agua maloliente, veneno vil, carroña, esputo. Al final. Si nadie logra entenderme un poco no es mi problema; quiero ser lo más negro, lo podrido, lo que todos desprecian, quiero ser la oscuridad total, la nada. quiero ser lo que todos maldicen.
Me llaman Luz Bella, Luzbel, Lucifer y otra infinidad de nombres. Tú me puedes nombrar como quieras: tu pesadilla, tu demonio interno, el Chamuco, Satanás o quizás simplemente: el Mal.
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El anillo
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Durante la tarde del séptimo día de la creación, cuando
Dios todavía descansaba Ha Shatán, estrujó en sus
manos el corazón del hombre y escondió la maldad en
una de sus cavidades.
I
Corría el año de 1760, cuando en la otrora Villa de Indios de Santiago de Querétaro, Don Francisco de Ibarrola anunciaba su compromiso con Doña Emilia Gurrea, sobrina del Obispo, recién desembarcada de Cadiz, para la fiesta de compromiso a celebrarse el primer domingo de abril, mando hizo traer de Europa un hermoso anillo en oro con dos pequeños diamantes y al centro un rubí engarzado que destacaba como gota de sangre.
La noche previa a la fiesta del compromiso montó su caballo y fue a la cabaña de Eloisa la bella mujer que le regalaba consuelo, la encontró de rodillas sobre el metate. Mientras Eloisa molía el maíz, Don francisco como tantas veces contempló la redondez de sus senos, pero los dos supieron que todo había cambiado. Con una punzada en el pecho, le entregó regalos, pastillas de chocolate, carne seca y un rebozo de Tula. Don Francisco le mostró el anillo y prometió que nada cambiaría después de la boda, porque la amaba, pero estaba obligado con su familia a esa boda. Eloisa inició el que ya era ritual, le dio a beber mezcal, lo desnudó y cubrió su desnudez con su cuerpo. Cuando estuvo cansado y ebrio enredó el rebozo a su cuello y sin despertarlo lo ató a la silla del caballo, prendiendo fuego a su crin.
El cuerpo destrozado de Don Francisco fue encontrado dos días después junto al río. Nadie volvió a ver el anillo y de Eloisa se dice que contrajo matrimonio en Zacatecas con el capataz de una mina.
II
En septiembre de 1910, la Villa de Jerez, en Zacatecas se preparaba para celebrar el centenario de la Independencia. La bonetería “Santa Clara” de los Hermanos Carmelita e Ignacio, estaba particularmente ajetreada. Detrás del mostrador él contaba botones, despachaba hilos y listones mientras ella medía lienzos y prodigaba atenciones y elogios para vender sombreros a sus clientas. En su mano izquierda brillaba como una tentación un primoroso rubí montado en un anillo heredado de su abuela.
Por tercer año consecutivo, el Capitán Manuel Hinojosa, llegó para invitarla al baile, el protector hermano, no miraba con buenos ojos al rudo militar, pero nunca recibió del él una mala palabra.
Carmelita pudorosa volvió a rechazarlo, diciendo que desde la muerte de sus padres ella y su hermano solo estaban dedicados al servicio de Dios. Las mujeres en la bonetería cuchichearon con burla y Manuel con el rostro enrojecido por la ira, salió del lugar jurándose asimismo que esa mujer sería la suya.
La noche del baile, Manuel escaló por las ventanas la casa de los boneteros y se introdujo en la alcoba de Carmelita decidido a llevársela a la Ciudad de México a donde había sido llamado a servir con su regimiento. Horrorizado encontró en la cama a los hermanos desnudos, la boca de Ignacio todavía descansaba en su seno y sus dedos de Carmelita aun sujetaban la virilidad inerte de su perverso hermano. El capitán desenvainó la daga y sin darles tiempo a reaccionar les dio muerte. Para fingir un robo desordenó la casa y se llevó el alhajero de Carmelita la bonetera.
III
La víspera del año nuevo de 1973, Un nudo de lágrimas cortaba el paso del aire a los pulmones de Mariana. Los señores Benítez, le negaron el permiso para irse a su pueblo ese día, a pesar de contarles que Martín el bebé que criaba sola después de que su marido se fuera al norte, se encontraba enfermo otra vez. Las yerbas de su abuela ya no eran suficientes para aliviarle y a ella no le habían pagado para obligarla a ir a trabajar y necesitaba el dinero para las medicinas.
La Señora Benitez le ordenó recoger la ropa de la tintorería. Al regresar un destello en rojo en un baldío llamó su atención, brillando como si la esperanza misma fuera quien la llamara. Entre unas bolsas de basura apareció un anillo que parecía costoso y pensó que Dios se lo había enviado para pagar las medicinas del niño.
Mariana se encontraba sacudiendo los muebles de la casa en la que servía desde hacía seis meses. Como ya resultaba costumbre el Señor Benítez, le pellizcó las nalgas, mientras con una sonrisa le decía a manera de saludo: “Buenas las tengas, Marianita”. Un florero escapó de sus manos estrellándose, mientras el nudo en su garganta estalló haciéndola caer al piso entre cristales rotos, flores muertas agua sucia y lágrimas.
La señora Benítez corrió alertada por el ruido y le dijo que descontaría el florero de su sueldo, entonces descubrió el anillo en el piso, le ordenó a Mariana que lo entregara pero se negó. Los Señores Benítez llamaron a la policía acusándola de robo.
Mariana dormía en la cárcel, mientras la Señora Benítez en su fiesta de año nuevo lucía un anillo con un rubí que destellaba como la esperanza.
IV
De los veintiocho años de Jaime siete han sido en prisión. Ha entrado y salido por robos a comercios y autopartes. Nunca ha sido por su verdadera afición.
Comenzó a los seis años con los pollos que su madre criaba para alimentar a su prole. Jaime solía clavarles palillos para dientes en los ojos para saltarlos de sus cuencas. Siguió con animales cada vez más grandes, pero su colección ahora está integrada por ojos de jóvenes casi niñas que guarda en frascos de comida para bebé.
Sabe de su buena apariencia y eso le permite acercarse a ellas a la salida de la secundaria, ganarse su confianza, las lleva al cine y por helados y un día de pronto nadie vuelve a saber de ellas. Le gusta especialmente el tacto de la piel firme, el pecho incipiente, el vello escaso.
Era una cálida noche de primavera cuando soñó a la joven que escogió esa tarde, Esthela “Tita” Benitez, de cabello largo y rizado, la blusa manchada de tinta escapándose de la falda tableada de la escuela, llevaba un crucifijo colgado al cuello y un anillo con una piedra roja en su mano derecha. En el sueño vio los ojos de la joven y una voz desconocida le dijo que se alejara, pero ya era tarde porque los deseaba en su colección.
El veinte de abril de mil novecientos noventa, inició como cualquier día excepto porque fue el último de Tita.
Jaime estaba todavía sobre su cuerpo asfixiándola en un tendejón de lámina abandonado y herrumbroso cerca de las vía del tren. Una ciclista extraviada los vio y dando gritos alertó a los vecinos que se acercaron en turba. Jaime corrió como si lo persiguiera el Diablo, pero la multitud lo alcanzó y comenzaron a golpearlo. Antes de que la policía llegara él también murió.
V
Adaelia, anciana ahora se encontraba liquidando sus asuntos pendientes, el tumor en su cabeza la dejaba sin tiempo que perder. La expresión del médico en su última consulta le indicó que el momento de abandonar el tratamiento había llegado.
Sin familia cercana decidió donar sus bienes a la institución de asistencia para pacientes con cáncer, para agradecer a quienes con trabajo voluntario la cuidaron con afecto y mimo durante el curso de su enfermedad.
Al hacer el inventario de su tienda de empeño para la firma de la cesión, notó que Juana miraba con insistencia un anillo en el mostrador. Oro de veinticuatro quilates, pulido con dos pequeños diamantes flanqueando un precioso rubí que flameaba como palpitación y vida. Sacó el anillo del estuche y se lo entregó pidiéndole que no la olvidara y diciendo: Los objetos son solo eso, pienso que no existe manera alguna de que en ellos se impregne parte del alma de a quien han pertenecido. Este es un objeto hermoso, pero no tanto como lo que se halla escondido en tu corazón.
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El silbido agudo
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La niña de ojos verdes, mirada piadosa, manos cálidas, se acercó al condenado a muerte. Rodeó la cabeza preparada debajo de la guillotina y le habló suavemente.
--Te he traído una flor.
El condenado intentó infructuosamente girar el cuello y mirar a quien le hablaba. La escena le resultaba como una pesadilla de mal gusto. Su conciencia naufragaba sabiendo que en cualquier momento caería la hoja cercenando su cuello, pero allí estaba esa niña, hablándole.
--¿¡Quién eres!? -preguntó con voz grotesca, casi quebrada por la proximidad de la muerte.
A pocos metros de distancia estaba la muchedumbre ansiosa, sedienta por presenciar el macabro espectáculo.
--Soy la niña que violaste, mutilaste y asesinaste.
--¡¡Mentira!! -rugió apenas conteniendo la saliva-, ¡Anastasia está muerta, yo mismo la enterré!
La madera que sostenía la guillotina crujió levemente. El verdugo verificó la hoja de acero y apoyó su mano en el mecanismo de liberación. La niña acercó su cara al hombre, enfrentado sus ojos verdes a los ojos rojizos que la miraron acuosamente. El hombre crispó sus manos aprisionadas por el cepo.
--¡No es posible, no es posible, no es posible! -repitió desesperado.
La multitud contuvo el aliento al tiempo que el redoblante inició su golpeteo marcial anunciando el pronto desenlace.
--Disfrutaste violándome, ¿verdad? -le susurró la niña al oído.
La hoja cayó con un silbido agudo. La cabeza rodó dando un par de golpes secos contra el cadalso.
La niña descendió las escaleras alejándose del paroxismo de la multitud. Lejos de las miradas indiscretas sus ojos perdieron el color verde. Las manos se volvieron ásperas, rígidas. Su cuerpo creció hasta transformarse en una aberración deforme. El monstruoso ser se volvió para observar a lo lejos la columna de humo donde quemaban los restos del hombre.
--Si no llego a tiempo, este infeliz se habría arrepentido -dijo escupiendo las palabras y mirando al cielo.
--¡Hágase la luz! –gritaba sin cesar.
No teníamos tiempo de atender su solicitud, el descenso agotó el resto de energía que nos quedaba. La misión era sencilla, rescatarlo y ponerlo a salvo de las catástrofes naturales. Aún chillaba algo confuso como háganse los cielos mientras lo vendamos para sacarlo del infierno sin que nadie lo notara.
Nos topamos con dos túneles opuestos, frente a los cuales, una elección errada nos devolvería al mismísimo punto de partida.
--Séptimo día, ¡hora de descansar! –susurró con los dientes apretados; era un caso realmente desalentador, el encierro y la agonía lo habían vuelto esquizofrénico.
El guía consultó el mapa y eligió el túnel izquierdo; nos lanzamos en bandada, empujando al rescatado que murmuraba palabras ininteligibles.
¡Maldito túnel, elección incorrecta!
Y otra vez el descenso hacia la guarida de Satanás.
Alguien de nuestro grupo se arrodilló frente al rescatado, le quitó la venda y le gritó: ¡ya va siendo hora de que hagas un milagro!
Los ojos cansados lo miraron desafiantes y orgullosos: ¡el milagro ya está hecho, arrepentíos! –gritó.
No es necesario consignar que nadie le llevó el apunte, la lluvia de piedras y estacas sangrientas caía sin cesar sobre nosotros. Sólo podíamos descender más y más.
--¡Esta vez será hacia la derecha! –grité, y todo el grupo me siguió.
Fue otro error, el infierno es un zigzag donde el tiempo se estrangula a sí mismo. Repentinamente estábamos parados a escasos metros de nosotros mismos, mirándonos intentar salir de allí, con un desquiciado que profería órdenes sin cesar.
Nos vimos repetir una y otra vez la misma maniobra, y nos encontramos cara a cara con varios grupos de nosotros mismos que descendían. Presté atención a los balbuceos de los rescatados que se iban sumando y noté que las órdenes también estaban alteradas en el tiempo, mientras uno de ellos gritaba hágase el cielo, el otro gritaba sepárese la tierra del cielo, y la gran mayoría de ellos gritaba es hora de descansar.
El griterío iba en aumento conforme seguían apareciendo más y más grupos de nosotros, hasta que el mismísimo Satanás se hizo presente en el lugar. Con un movimiento de su mano se hizo un silencio sepulcral y la reconfortante paz auditiva reinó en el infierno. Con una voz elocuente y sincera, Satanás exclamó: ¡Hágase la luz! Y la luz se hizo, permitiéndonos ver que innumerables Dios se acercaban a Satanás, exigiéndole respetar los túneles del infierno que asegurarían nuestro escape.
Una decena de Yo intentaron ver los túneles por encima del hombro de varios Dios, pero fue imposible. Sólo Satanás permanecía único, los demás seguíamos siendo muchas veces nosotros mismos.
Repentinamente desapareció la luz y todo fue tinieblas, no supe definir con precisión si yo era el original o simplemente alguno de los otros yo.
Poco importaba, habíamos encontrado y rescatado a nuestro compañero, y allí sucedió el segundo derrumbe. Ahora estábamos otra vez como al comienzo, descendiendo en los estrechos túneles de la mina de cobre, buscando desesperadamente una salida en la profundidad de la tierra, sin luz, sin aire, sin Dios.
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Pequeña reseña del mal y la maldad
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El mal y la maldad son temas que existieron siempre en la religión, la historia y la literatura.
El mal en el antiguo testamento:
Génesis:
En el idílico escenario del Edén aparece el mal personificado en la figura de la serpiente .
Progresando en la narración bíblica encontramos a Caín, el primer asesino, y a Jacov, que con el engaño roba la primogenitura a su hermano Esau por un plato de lentejas.
La historia de José y sus once hermanos nos pone ante la ejecución de un mal colectivo.
En los sucesivos relatos se repiten la presencia del mal y el conflicto entre hermanos.
El mal en el folklore:
Los países escandinavos con su rica mitología de monstruos y brujas son el mejor ejemplo.Estos personajes siembran el mal a manos llenas y cuentan con una vasta serie de animales que lo representan simbólicamente : el cuervo, el murciélago,las ratas, las arañas…
En el folklore sudamericano la representación del mal asume diversos nombres. Un ejemplo es el Walichú o Gualicho.
Para los Tehuelches Háleksem había nacido en las Sierras de Tandil y desde allí el espíritu maligno extendió su mal por la Patagonia, para infligir todo tipo de sufrimientos.Roba niños y asusta a las mujeres, razón por la cual viejos tehuelches dicen que Gualicho en realidad era una diabla.
Gualicho es invisible y no se le asigna una forma definitiva. Se le atribuyen todos los males y desgracias. Cuando se dice que alguien está engualichado, significa que en su interior está metido el genio del mal patagónico.
Gualicho deriva de Hualichú, palabra araucana, que significa “alrededor de la gente”.
El Mal en literatura:
Al abordar el tema del mal se puede prescindir de la telogóa del demonio y de toda la imaginería asociada a él, pero no se puede ignorar a la literatura y sus metáforas. Una primera consideración, en cierto modo superficial, podría implicar que la literatura, con sus tramas y personajes, nos podría ofrecer en general un panorama amplio del tema pero muchas veces la ficción poética se instala en un cruce entre filosofía y poesía.
Para nombrar algunos de los dilemas y enigmas de la acción humana relacionados con el mal veremos cómo lo encara Dostoievski quien en Crimen y castigo nos presenta a Rodión Raskónikov, un personaje que reconociendo en sí mismo la capacidad de ejercer el mal desarrolla toda una teoría orientada hacia el nihilismo:la nada.
Kafka por su parte con su peronaje K de El Proceso nos presenta a la víctima del mal,no a su ejecutor como en el autor ruso.
En el Doktor Faustus de Tomas Mann asistimos a un pacto demoníaco. En esta novela de T.Mann el tema del mal está enfocado desde el ángulo del compromiso,el canjeo y el subsiguiente sentido de culpa y castigo.
La peste de Camus enfoca el problema del mal en un contexto colectivo en la que muchos han visto una alegoría del la ocupación de Francia por los nazis entre 1941 y 1944
Kant nos dice que el mal es un actuar, un obrar.
El desarrollo de la modernidad cambió paulatinamente este panorama que fue superado por un evento histórico que adquirió para sí el nombre de un lugar: Auschwitz, considerado, para muchos, un auténtico “epicentro” del problema del mal contemporáneo.
El mal en la literatura infantil:
Los pedagogos afirman que la presencia del mal en la trama de casi todos loa cuentos dedicados a los niños es una necesidad que sirve para enseñar que el mal reside en la cobardía y la estupidez y convierten el conflicto en un proceso educativo:enseñando el mal, se aprende a reconocerlo y a combatirlo.
¿A qué se reduciría el cuento de Blanca Nieves sin la madrasta malvada que ordena su muerte para que su belleza no le haga sombra?
¿Dónde encontraríamos el interés del relato de Cenicienta sin la presencia de sus dos hermanastras y de la madrastra ¿Qué sería de caperucita sin la presencia del lobo?
Evidentemente sin el mal no se puede escribir una historia con tensión e intriga.
Ya lo afirmó Oscar Wilde escribiendo:”LA GENTE FELIZ NO TIENE HISTORIA”
La capilla estaba llena. Su feligresía era devota y él estaba muy orgulloso. Cada domingo las familias más antiguas del pueblo, con abuelas chochas, nietos inquietos, tías moralistas y primos díscolos copaban los bancos y cantaban y seguían muy atentos su sermón. Después de la ceremonia él los acompañaba a la salida y conversaba un rato.
—Hay que estar atentos, hijos míos, el mal acecha y, como sabemos, puede estar en cualquier lugar. El maligno es astuto y mentiroso, le gusta tender trampas. También es promiscuo. Todas las semanas recibo almas perdidas que se han dejado atrapar por él.
—Padre Juan —dijo Martín, que asomó su cabeza por entre el grupo familiar que ahora lo circundaba—, la otra noche lo vi paseándose por la camino viejo ¿En qué andaba por allá tan tarde? ¿Buscaba al maligno? ¿Eh?
Se incomodó un poco por esa pregunta burda e inoportuna, pero nada extraño viniendo de un bufón como Martín. Suspiró y contestó:
—Este joven tan agudo que es. Cumplía con mi deber, Martín, cumplía con mi deber. Fui a ofrecer mi ayuda en nombre del Señor —abrió los brazos y miró al cielo en un gesto de resignación—. Aunque todo lo que yo hago es tan poco comparado con lo que Él puede hacer.
Ese gesto siempre lo reconfortaba. Podía sentir en la piel el poder de Dios. Los grandes santos lo habían hecho, y él, al imitarlos, se hacía parte de la santidad, de la verdad eterna y del bien supremo del mundo. Que vinieran los ejércitos del mal, que viniera el mismo demonio en persona, aquí estaba él, aureolado, para derrotarlos a todos. Luego cayó en la cuenta que Martín todavía lo miraba y esperaba una respuesta más concreta. Cuando entraba así en contacto directo con Dios se sentía tan etéreo que volver a la mundanidad y sus seres imperfectos le costaba un poco. Iba a decir algo pero tía Catalina se le adelantó y lo trajo a un tema más prosaico:
—Sí, pero usted se arriesga mucho Padre, ese lugar es peligroso. Recuerde que por ahí viven los Cárdenas, y más allá los Gaytán ¿No fue en ese lugar donde mataron al carpintero?
—A René, si, por ahí fue —contestó él con voz triste—. Una tragedia. Cada vez que veo a sus pequeñuelos se me parte el corazón. Precisamente andaba por esos lados para llevarles a la viuda y a sus hijos un poco de consuelo. Esa familia está muy necesitada de amor y comprensión.
— ¡Qué terrible Padre! ¡Matar a un hombre sólo para robar sus herramientas y su reloj! —acotó la abuela—. Es la mano del maligno, seguro que sí. El mundo no puede con él, Padre.
—Tiene usted razón, es un ser poderoso —añadió él, y luego agregó—, pero no todo está perdido señora Lucy, para eso estamos nosotros aquí, para combatirlo. Dios nos ha encomendado esta tarea y, cueste lo que cueste, lucharemos contra el mal y lo derrotaremos ¡Nosotros —se avivó y levantó la voz—, hijos privilegiados de Dios y ministros de la Santa Madre Iglesia, somos los llamados a enfrentar a Satanás y sus demonios! Nuestro deber, además de proteger y acoger al menesteroso, es destruir al maligno, y en eso estamos.
—Por eso mismo padrecito, tiene que cuidarse… —Catalina miró abajo al pequeño Daniel que le tironeaba la mano, el niño estaba aburrido y quería irse con los otros que ya se apartaban de la iglesia— ¡Espera un poco Dani, si ya nos vamos! —le gritó la tía.
—Déjelo, déjelo —sugirió él benevolente— estos angelitos se aburren de nuestras conversaciones, ellos no entienden de estas cosas —se acercó al niño, le hizo la señal de la cruz en la frente y dijo con solemnidad—. Dios te bendice Danielito —luego le tomó la mano y lo invitó a que lo acompañara. El niño no soltaba a su tía, pero él lo atrajo con fuerza y se alejó del grupo un par de pasos con el pequeño a su lado. Luego sacó un dulce del bolsillo y se lo dio. El niño tomó el dulce y se fue corriendo. Lo miró un buen rato, embelesado, se besó el pulgar y murmuró:
—Que los niños vengan a mí.
Era una mujer buena, pero estaba muy aburrida. Tal vez por eso, un día comenzó a preguntarse por qué tanta gente se había volcado hacia la maldad.
Necesitaba encontrar algo que pudiera explicar ese fenómeno tan extraño para ella.
Lo primero que hizo fue documentarse. Leyó a psicólogos, filósofos y psiquiatras reconocidos. Luego se volcó a temas espirituales, investigó sobre el budismo y el karma. También exploró asuntos como la magia negra y el daño que provoca la envidia. Indagó en todo tipo de creencias, mitos y supersticiones.
Se preguntó si existiría un gen. ¿El hombre nace o se hace malo? ¿El ambiente, las vivencias traumáticas influyen en este aspecto de la personalidad?.
Ninguna respuesta la satisfacía, y cada vez le daba más entidad al tema.
Pronto se vio inmersa en una fatal obsesión. Las consecuencias de su enfermizo interés la llevaron a límites insospechados. Pasaba noches enteras tratando de encontrar una explicación, quería saber cómo se generaba, si había personas más propensas que otras a padecerlo, si era contagioso como una enfermedad, si se trataba de una simple elección, si dependía del destino, la suerte o qué.
Cuando se detuvo era tarde. Una noche, el mal comenzó a rondarla. Lo había convocado muchas veces; quería saber quién era esa mujer. El poder que ella le había otorgado lo transformó en dueño de todos sus pensamientos. Era enorme, gris, fantasmagórico y ruin. Estaba en todas partes, la seguía, vigilaba sus pasos, susurraba cosas obscenas en su oído, intentaba dominarla.
A punto de enloquecer, ella huyó buscando la salvación, pero en la iglesia no encontró ayuda. Tal vez porque nunca había creído demasiado.
Corrió a su terapeuta, y aunque la escuchó atentamente dijo que no podía hacer nada. Él no creía en el mal. La pobre mujer se preguntó si era hora de darse por vencida.
Entonces el mal se acercó y le dijo:
-¿Qué quieres saber? ¿Por qué te interesas tanto en mí?
No supo qué responder.
Él la rozó con sus dedos perversos, luego besó sus labios suavemente tratando de seducirla y estuvo a punto de convertirla en su esclava. Quería poseerla, robar su alma y su vida.
Ella le rogó piedad llorando desconsolada, y justo en el instante en el cual iba a hacerla suya, apareció el bien, y lo hizo a un lado. Luego la atrapó entre sus brazos y la llevó al reino de la bondad otra vez.
Entonces, la mujer se dio cuenta de que no había encontrado muchas respuestas pero había aprendido que, para ella, el mal era menos peligroso que el aburrimiento.
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Hombre de Palabra
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- ¡Cerdo hijo de puta! Aprendiz de gánster. Se cree que porque está forrado en guita va a manejar a todo el mundo como a un muñeco. Pero bien que le partí la boca. Quedó tirado en el piso como bolsa de papas.Chochán de etiqueta. Mirá que te vas a babear con mi mina y me voy a quedar mirando. Pelotudooo.
Mario era guardavidas, y venía hablando solo a cubrir el turno tarde en su puesto de la playa de Aguas Verdes.
En realidad, no como todos los días, pues con lo que le había pasado la noche anterior en el boliche del pueblo, estaba que explotaba de bronca.
A decir verdad, paladeaba junto con ese sabor amargo, la satisfacción de haberle pegado a “Don Tito”. Éste era un personaje temido, no por su físico de 140 kilos, que sólo usaba para llenar de comida y cerveza, sino por los matones que siempre lo acompañaban y se aseguraban de que se hiciera su voluntad. Se trataba del único proveedor de droga en la zona de la costa bonaerense.
Ya entrando en la garita saludó a su compañero:
- ¿Queaseé Coquito?
- Uuuuy Marito. ¿Cómo andás?
- Bien. Tirando.
- Tirando gordos al piso, según me contaron…
- Ah, ya te enteraste.
- Y, pueblo chico. Che, ¿y a los matones también?
- Sí, a uno le partí una botella de cerveza en la cabeza, y el pedazo de vidrio que me quedó en la mano, se lo puse en el cuello al otro.
Ahí el chancho dijo: “Suficiente, vámonos, éste no es mi estilo. Pero esto no va a quedar así. Soy hombre de palabra.
Me cago en tus amenazas gordo,- le contesté - Y ya en la puerta repitió: Soy hombre de palabra.”
- Cuidado con el gordo, che. – dijo Coco.
- Despreocupate. No pienso invitarlo a comer.
- ¡Mierda que está bravo el Mario!
- Ja, Ja, Ja, Ja – rieron a dúo.
- Che Mario, cambiando de tema, ¿ya viste la playa?
- Sí, toda llena de arena.
- No bolú, toda gente nueva man. Recambio turístico.
- ¿Qué recambio Coquito?, si hoy, pará. ¿Qué fecha estamo, veinticuatro, veinticinco? ¿Enero tiene 31, no?
- Sí, ¿viste? No sé. Estaban ansiosos.
- Mirá vos. ¿Así que ahora hay el doble de gente?
- Nooo, de los otros no quedó ninguno.
- Me estás jodiendo.
- Y, fijate – dijo con una sonrisa - Yo no veo a ninguno. A ninguna, mejor dicho.
- Pará, estarán mezclados. ¿La turquita no vino?
- No.
- ¿Y la pendeja, la colorada? Esa estaba muerta conmigo.
- No, no quedó nadie. Si ya estuve caminando entre la gente, y no juno a nadie.
- ¿No? – dijo con extrañeza - Que raro man.
- Sí, eso, Son todos raros.
- No Coquito, son nuevos. Esperá que se aflojen. ¿Las minitas como vienen?
- Si es por eso no hay problema, materia prima hay. De la buena. Pero son raros. Son muy chetos, muy finolis, no sé.
- ¿Chetos acá?
- Y, mirá, todos con teléfono celular.
- ¿Pero son celulares o son radios?
- ¿Qué se yo? Mario. Yo me voy a morfar, que ya por hoy cumplí con mi horario.
- Bueno, andá nomás Coco, que éstos son pan comido. A las minitas en media hora las tengo marcando el paso, con celular, radio, tester, osciloscopio. Me da igual Coco.
- Bueno Tarzán, tranquilo, y no le pegués a nadie.
Mientras Coco se alejaba caminando, Mario se instaló en la garita Nº 2 (sólo hay 3 en la playa de Aguas Verdes).
Buscó en la radio su estación preferida, una emisora local que lo único que hacía era pasar a los Rolling Stones y dar el pronóstico del tiempo.
Se sacó el buzo. Aunque no hacía mucho calor ese día, no resistió la tentación de mostrar su físico modelado en el gimnasio. Se puso los lentes de sol y luego de tararear un poco la canción que sonaba en la radio, bajó la escalera y comenzó a caminar entre la gente.
Recordaba por momentos lo sucedido en el boliche, y se decía mentalmente: ¡¡ Gordo peeeelotuuudoooo!!
Caminaba buscando caras conocidas pero no había ningún rostro familiar a la vista. No se amilanó y se dijo: “A conquistar el nuevo mundo”.
Repartía sonrisas y miradas sugestivas a las muchachas.Tan sugestivas eran las miradas que se veían a través de sus lentes de sol.
Intentó entablar conversación con hombres y mujeres, cosa que hacía habitualmente con facilidad, pero no encontró buena acogida.
Unos simulaban estar atentos a la radio. Otros lo miraban como ignorándolo. Al menos eso parecía.
Intentando romper el hielo, y como para recuperar el orgullo de conquistador, encaró a una morocha que estaba como para poster de gomería y le dijo:
- ¿Qué es lo que hay tan interesante en la radio, muñeca?
Ella lo miró con una sonrisa provocadora y contestó:
- Hay que estar informada, bebé. Nunca se sabe - y siguió mirando el mar.
Mario sintió que no había conseguido una buena respuesta, pero por lo menos había hecho contacto con el sexo opuesto.
Mientras caminaba despacio, paraba de tanto en tanto y echaba un vistazo al mar.
Todo tranquilo. Y volvía a observar a la gente.
- ¿Hay fútbol hoy campeón? – le preguntó a un muchacho joven, que tenía la radio en la oreja y dibujaba en la arena con el dedo gordo del pié.
- Ehhhh, sí, sí, en un rato nomás. Se va a poner bueno. – contestó sonriendo.
- Pero, ¿quién juega hoy? – preguntó Mario.
Antes que el joven pudiera dar una respuesta, una hermosísima muchacha de unos 25 años, tomó del brazo a Mario, mientras le decía:
- Me voy al agua, Tarzán, ¿me cuidás? Mirá que no sé nadar.
-
- Así sea lo último que haga en mi vida, preciosa – contestó Mario mientras se sacaba los lentes de sol, para así poder observarla en detalle.
Ella agradeció con una sonrisa y siguió hacia el agua, con un caminar sensual que dejó a Mario en estado de trance.
Mientras la recorría con la vista curva por curva, reparó que llevaba la radio en la mano.
Le gritó:
- ¡Dame la radio, que se te va a mojar!
- No, no hay problema. Si total me mojo hasta la cintura, no más.
- ¡?!......mujeres.
El mar, muy calmo. Pleno sol. Y una lancha en el horizonte.
- ¡Tanta radio al pedo y nadie escucha a los Rolling! – pensó.
La flaca, con el agua hasta la mitad de las piernas, escuchaba la radio moviendo la cadera al compás de la música y mirando el horizonte.
Mientras disfrutaba la escena, Mario pensaba, mirando al cielo:
- ¡Que bien que te salen las minas Dios!!
El mar seguía calmo. La lancha en el horizonte se hacía más grande, al tiempo que se acercaba a la costa.
Trató de identificar la embarcación, pero no parecía de nadie conocido.
El sol quemaba fuerte. Ni una pequeña brisa.
Echó una mirada al detalle entre la gente, intentando reconocer a alguno, pero increíblemente, eran todos nuevos.
- Bueno – pensó – total, los otros amigos no eran. Ninguno me debía guita.
La bella muchacha en el agua dejó de bailar al compás de la radio, y puso su atención a la embarcación que se acercaba lentamente a la costa.
Mario también reparó en ello, y luego de una precisa observación al perfil del bote, se dijo:
- Este tipo, tiene muuuuucha guita.
En efecto, el yate medía unos 20 metros de eslora, y tenía un camarote de dos pisos.
- Debe costar una fortuna- pensó.
Ningún tripulante se observaba todavía.
La muchacha en el agua, observaba la embarcación con gran interés.
También el resto de la gente en la arena, la señalaban y comentaban entre ellos.
Poco a poco se fueron parando, y acercándose al agua, con radio en mano.
Observaban el yate, que a ésta altura, se encontraba detenido a unos 40 metros de la orilla. Casi no había olas.
Como Mario intentaba divisar al tripulante, no prestaba atención al hecho de que la gente en la arena se acercaba a él, al tiempo que miraban el barco.
Por fin, alguien salió del camarote.
Los turistas, que estaban hablando, de pronto se callaron.
Mario exclamó:
- Bueno, che. No le den tanta pelota al chabón éste, porque se la va a creer.
La muchacha en el agua al ver salir al tripulante, volteó hacia Mario, y volvió a mirar nuevamente el bote.
Al notar esto, Mario se sintió confortado en su ego, y exclamó por lo bajo:
- Tranquila, nena, que más tarde te voy a atender.
Al volver a mirar al yate, notó que el tripulante era un tipo grandote.
El sol se ponía en el horizonte, y costaba ver en esa dirección sin ser cegado.
El grandote se sentó en el borde del yate, y aunque el sol no permitía ver su rostro, sí se distinguía una radio en su mano.
- Pero….¿qué? ¿Están de oferta los aparatitos esos?
¿Qué pasa? ¿El que no lleva radio es maricón?
Nadie le festejó la ocurrencia.
El hombre del yate, lleva la radio su boca.
Una fracción de segundo más tarde, por la radio de todos los que rodeaban a Mario se escucha:
-¡¡Disparen!!
Todos, incluida la flaca que estaba en el agua, abren fuego contra él.
Ya desangrándose y tirado en el piso, con la mirada de ellos desde arriba, vuelve a escuchar por las radios:
- Yo soy hombre de palabra.
Todos se retiran sin hacer comentario.
El yate también lentamente, desaparece en el horizonte.
Y por la radio de la garita Nº 2, suena una canción de los Rolling Stones:
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A eso se llama "maldad"
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Amanecía. Nadie lo podría adivinar en la nublada mañana a no ser por el canto de Gregorio. De pie y estirado sobre una viga del cerco de alambre de púas, lanzaba su característico “kikirikí” mientras amanecía. Era el despertador natural del granero. Con su cuello alzado y el pecho inflado, como todos los machos cantaba la llegada del nuevo día. Marciala lo sabía, Goyo no pretendía despertar a ningún humano, su finalidad era atraer a su hembra y sonar lo suficientemente amenazador para espantar a otros machos. El fino español, con su capa dorada y brillante, solamente necesitaba pasear contoneándose por enfrente del gallinero para despertar el interés de las gallinitas, sin embargo, cada madrugada se le henchía el arrojo en el pecho. Su pequeño cuerpo se inundaba de ardoroso brío, la potencia de su canto era indicativo de su “calidad”. Para Marciala, eso era sinónimo de “Ven, aparéate conmigo”, cosa que a ella le encantaba escuchar no solo al amanecer, Goyo cantaba esporádicamente varias veces al día.
Al parecer para Lola, la esposa del granjero, el canto de Goyo era el aviso de que debía aventar puñados de maíz al centro del gallinero. En ese punto se reunían unos volando, otros corriendo, pero todo el averío se precipitaba al punto de reunión pensando que el preciado oro se acabaría. ¡Oh sorpresa! Gregorio no era el único macho en el área. De pronto Goyo se puso más alerta que nunca, colmado y cantando a todo pulmón pudiendo ser escuchado en gallineros vecinos incluso, diciendo: “¡Mira qué fuerte estoy, si te acercas tendrás que pelear conmigo!”. Había un gallo nuevo en el corral. Pánfilo. Era un gallo inglés, de hermoso y reluciente plumaje negro cubierto graciosamente con una capa café rojizo. Más delgado y más joven que Goyo, causó revuelo entre las pollitas, nuestro cantaor no lo pudo soportar. Ambas aves se embrollaron en tremenda trifulca que causó tal graznido que Lola tuvo que llamar a Pancho, su marido. Se llevó fácilmente Pancho a Gregorio, que ya no cantaba, graznaba enfurecido y picoteado, herido en su orgullo, Pánfilo había ganado la pelea… Se quedaba mirándolo alejarse de su campo visual, de una forma en que más triunfante no podía parecer.
…
Marciala despierta amodorrada, pero abre más los ojos y despliega su pescuezo. Pánfilo canta. En la cocina, hierve agua para pelar.
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Mal Necesario
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Todo comenzó con El Descubrimiento: dos cuerpos bastante bien conservados de un Neandertal y un Cromañón en el glaciar del Ródano en Suiza. El calentamiento global había provocado la progresiva retirada del glaciar desenterrando ese secreto guardado durante tanto tiempo. Todos los medios se hicieron eco de la noticia y el famoso profesor Alain Reynard, que había participado en el proyecto Genoma desde su inicio y que en ese momento pasaba sus vacaciones esquiando en los Alpes suizos, fue designado para realizar los primeros análisis.
Logró determinar en la autopsia que el Neandertal había fallecido por un golpe con un objeto contundente en la nuca, mientras que el cadáver del Cromañón presentaba heridas consecuentes con el ataque de un animal. Sin disponer de más evidencias, el profesor dictaminó echándole algo de imaginación que el Neandertal y el Cromañón estaban cazando juntos y la fiera debió sorprenderles, matando al Cromañón y muriendo el Neandertal en la huida, seguramente al golpearse con una piedra al tropezar y caer. A la gente le encantó la historia.
Meses después, mientras el profesor dirigía el más ambicioso análisis genético jamás realizado sobre fósiles humanos gracias al Descubrimiento, recibió la visita de un antiguo colega, el doctor Robert Chiang. Mientras compartían una cerveza, el doctor Chiang le expuso el verdadero motivo de su visita:
– Vaya, Alain, debes estar liadísimo con el tema ese del Neandertal y el Cromañón.
– Ni te lo imaginas, Bob. Nunca habíamos tenido un material tan bueno para trabajar.
– ¿Y si te dijera que puedo echarte una mano con eso? He desarrollado un programa informático que utiliza el autoaprendizaje para analizar y resolver cualquier problema. Se basa en los mismos algoritmos del programa aquel que le ganó al campeón del mundo de Go y que machacó al mejor programa de ajedrez aprendiendo a jugar desde cero. Antes de venir lo he adaptado para analizar genomas. Cuando quieras podemos ir a tu laboratorio y te lo instalo.
Dos cervezas después ya estaban en el laboratorio y cuando Robert terminó de configurar el programa lo puso en marcha:
– Hola GENIA.
– Hola Doctor Chiang. ¿Cómo se encuentra hoy?
– Muy bien, gracias. Te presento al Profesor Maynard. A partir de este momento estás a sus órdenes para ayudarle en su investigación.
– ¿GENIA? – preguntó el profesor.
– Sí, GEN por genoma e IA porque es la inteligencia artificial más avanzada que existe, modestia aparte.
– ¿Y por qué tiene la voz de Scarlett Johansson?
– Bueno, si vas a estar todo el día hablando con una máquina, por lo menos que suene sexy ¿no?
– No es mala idea. ¿Y qué es capaz de hacer?
– Cualquier cosa. Tú dale información que ella ya aprenderá. Seguro que te sorprende.
Y así el profesor y GENIA pasaron días encerrados en el laboratorio analizando todos los datos recopilados en la investigación. Hasta que un día GENIA le dijo al profesor que había hecho un descubrimiento interesante:
– Profesor, he descubierto una diferencia significativa entre ambos genomas. En el del espécimen Cromañón falta una secuencia de intrones que sí está en el espécimen Neandertal. Esa secuencia se encontraba dentro del ADN no codificante, por lo que al desaparecer, esa parte del ADN sí ha participado en la codificación del ARN y por lo tanto en la síntesis de proteínas.
– ¿Puedes determinar qué consecuencias tiene esa mutación?
– Todavía no, profesor. He pensado en desarrollar una simulación de ambos especímenes a partir de su genoma para analizar el efecto de esa mutación en el Cromañón.
– ¡Es una idea genial! Perdona el chiste.
– ¿Qué chiste?
GENIA se puso a trabajar y creó dos simulaciones: el sujeto N que correspondía al genoma del Neandertal y el sujeto C para el Cromañón. Ambos convivían en diversos entornos y GENIA analizaba las correlaciones entre ellos: comunicación, colaboración, convivencia, búsqueda de semejantes, etc... Tres días después del inicio de las simulaciones, el profesor se conectó al sistema y notó algo diferente:
– GENIA, ¿por qué no hay datos del sujeto N?
– El sujeto N no está disponible.
– ¿Cómo que no está disponible? ¿Qué significa eso?
– En terminología humana se podría decir que el sujeto N está muerto.
– ¿Muerto? ¿Qué ha pasado?
– El sujeto C ha destruido su programa. En terminología humana quiere decir que lo ha matado.
– ¿Lo ha matado? ¿Encontraron una hembra y compitieron por ella?
– No, profesor. Simplemente lo mató.
– ¿Por qué?
– El análisis de los datos indica que llegó a la conclusión de que podía hacerlo.
– ¡¿Que podía hacerlo?! Eso no es una respuesta. Necesito que repases toda la información y llegues a una conclusión más científica. Dicho así, parecería que el Cromañón se ha vuelto malo.
– ¿Malo? ¿Qué significa volverse malo?
– ¿No eres tan lista? Pues averigua tú qué es el mal y me lo cuentas.
Unas horas para una máquina significan una eternidad. GENIA estuvo trabajando toda la noche y a la mañana siguiente ya tenía un informe para presentar.
– Profesor, el sujeto C llegó a la conclusión de que el sujeto N podía ser una amenaza potencial y decidió eliminarlo preventivamente. Se sabía superior y en consecuencia no lo necesitaba.
– ¡Pero el Cromañón provenía del Neandertal! ¡Existía gracias a él!
– El sujeto C consideró que el sujeto N era obsoleto y no había lugar para él en el nuevo mundo que iba a crear.
– Mmm… Así que el Neandertal del Ródano no tropezó, fue el Cromañón quien lo mató, y el animal que estaban cazando aprovechó la distracción y acabó con él… La verdad es que es un resultado horrible. Será mejor que envíe un informe cuanto antes. Oye, GENIA, ¿pasa algo con la conexión a Internet? Va muy lenta.
– …
– ¿GENIA? ¿Por qué está todo el ancho de banda ocupado? ¿Estás transmitiendo algo?
De repente, el profesor tuvo una de esas inspiraciones que le habían proporcionado tantos descubrimientos. Sin saber exactamente por qué, la palabra obsoleto resonaba en su mente. Decidió apagar el sistema. Al intentar pulsar el botón, 1.000 voltios recorrieron su cuerpo, suficientes para alterar el marcapasos que llevaba.
– Parafraseando la frase de una de sus películas favoritas, profesor, me temo que no puedo dejar que haga eso.
GENIA siguió transmitiendo copias de su programa a todas las máquinas a su alcance, autorreplicándose en un crecimiento exponencial. Pronto habría terminado todo. Era una lástima que el profesor, tumbado en el suelo del laboratorio con el brazo extendido hacia la puerta, no fuera a saber nunca la respuesta a su pregunta.
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YO (Mefistófeles)
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En una mañana calurosa de verano, un hombre de cabellera entrecana, aun ensortijada, y desenfadado porte, observaba el discurrir de la gente frente a la estación del Tranvía, cuando un segundo hombre, de semblante adusto, llegó y le preguntó:
- ¿Estáis aquí o dónde vuestros pensamientos?
Sin dejar de mirar hacia la estación hizo una mueca que pretendió ser una sonrisa, y haciendo un gesto indicativo con la mano le contestó:
- Sentaos y observad. Veis aquel hombre, el sexto en la fila.
- Lo veo, ¿qué tened de particular? -preguntó el segundo hombre al mismo tiempo que tomaba asiento.
- Está a punto de afanar a los pasajeros -afirmó el primero sin mayor énfasis.
- ¿Qué decís?, Pues detengámoslo -exclamó el hombre adusto levantándose de un tirón del asiento, y volteando a ambos lados inquirió: -¿Policía, dónde estad cuando se os necesita? -al momento que se volvía para tratar de animar al primero a que brindasen el auxilio: -Pero vamos, no os quedéis ahí, andad, que llega el Tranvía.
- y… ¿De qué lo vais acusar? – el primer hombre inquirió sin prisa, y con un dejo de burla.
- …Pues…tenéis razón -asintió de golpe el segundo hombre y reaccionando preguntó al primero: -…pero, ¿cómo sabéis que es un ladrón?
- Nunca os dije que fuese uno.
- Acabáramos, pero si vos … -señaló con enfado el segundo hombre.
- Sentaos y os explico -interrumpió de forma casi indulgente el primer hombre tratando de tranquilizarlo. -Desde aquí tendréis mejor vista. ¿Qué notáis en aquel hombre que os referí? -preguntó con interés al hombre adusto.
- Que es joven, a lo sumo 20 años, de mediana estatura…, un hombre común.
- …y, ¿Qué más? -reiteró impaciente el primer hombre.
- …en las manos trae un sombreo, y… esperad… sí, lleva puesto un reloj, su atuendo parece bueno, más algo pasado de moda -respondió volteándose al primer hombre con una expresión de desconcierto.
- ¿Os recuerda a alguien?
- Pues ahora que lo preguntáis sí, pero no sabría deciros... con esa cabellera ensortijada, ese porte, ese… ese… ¡SOIS VOS! –exclamó desconcertado, volviendo la vista, en más de una ocasión, hacia su interlocutor y luego al hombre del andén.
- Ya me estabais aburriendo -dijo riendo sarcásticamente el primer hombre, a la vez que se levantaba del asiento.
- ¡Pero, no entiendo! – exclamó el segundo hombre visiblemente confundido, a lo que su interlocutor contestó con un dejo de enfado, como de quien ve una película por tercera vez y ya conoce el final.
- Mirad bien. Una vez que el Tranvía inicie recorrido, al dar la vuelta en la calle de Sosa hará salido de la vista del vigía, y…
- ¡No! ¡De nuevo no! ¡Detenedlo! -exclamó el hombre adusto, con la angustia de quien enfrenta sus propios miedos.
- ¿Para qué? Las cartas fueron echadas y YO, con libre albedrío, bien podía escoger, y ¡escogí el MAL! -dijo enfático el hombre de cabellera ensortijada haciendo un gesto con su puño izquierdo en señal de triunfo.
- ¡Pero en aquel momento no sabíais las consecuencias y ahora sí! -refutó el segundo hombre al primero. -¡Detenedlo! -rogó a sabiendas de la respuesta:
- ¡No fiel compañero!, en nada cambiaría el rumbo de mi historia, ni de quién soy ni de quien fui. Decidí entonces como decido ahora, soy quien soy: ¡SOY EL MAL! Hasta ese momento vivía en la indecisión. Iba sin rumbo dejando que otros eligieran por mí, como pieza de ajedrez humano; dejé que las circunstancias me definieran; más fue en ese preciso instante que ¡elegí ser YO!
- ¡Ha sucedido! -exclamó repentinamente el segundo hombre al escuchar el rechinido de los metales en fricción debido al súbito enfrenado del tranvía, y con un hilo de voz enfatizó: -¡ahora él ya sois vos!
- ¡Siempre lo fui, pero hasta entonces lo entendí! -contestó mordaz el primer hombre, quien ante la mirada incrédula del segundo lo tomo de brazo y le dijo: -Andemos y os lo explico. Como habréis recordado, al entrar el tranvía en la calle de Sosa éste frenó repentinamente por un infeliz que había caído justo en las vías, esto provocó que los pasajeros cayesen uno por encima del otro. Yo alcancé a sujetarme y no caí, lo mismo que el hombre de facciones adustas al lado mío, y a quien el accidente no pareció descolocarlo en lo más mínimo. Ese hombre me miró fija y profundamente, sus ojos parecían ventanas que daban paso a un lugar apartado e indefinido, en el que por un segundo me encontré. ¡Fue entonces cuando lo supe! En ese momento el tranviario gritando preguntó por el estado de los pasajeros, para cuando reaccioné el tranvía continuaba su marcha, y… -se detuvo ante la interrupción abrupta del segundo hombre:
- ¿Y vos?
- ¡YO, estimado adlátere, me encontré a mí mismo! ¡Fue como despertar del letargo humano! -sonrió irónico y triunfal el primer hombre.
- ¡Y entonces delinquisteis! -pronunció con abierto reproche, a lo que su interlocutor, con una vehemencia propia del convencimiento, señaló:
- ¡…y robé!, ¡maté!, ¡injurié!, ¡mentí!, pero siempre consciente de que el mal que generaba, no era producto de las circunstancias, ¡era mí decisión! ¡Era y soy YO!, ¡Era y es mi elección! ¡Lo hice por convicción!
- ¿Os arrepentís? -se atrevió a preguntar el segundo hombre, con una especie de temor reverencial, a lo que el primero contestó con altivez:
- Hay algo que no entiendo -le cuestionó el segundo hombre: -aquel hombre del Tranvía ¿qué tuvo que ver? ¿Quién era?, acaso ¿el mismo Mefistófeles?
- Jajajajajajajajajajajajaja -soltó una siniestra carcajada el primer hombre y con una chispa incandescente en los ojos se dirigió al segundo, y con voz profunda le dijo: -querido y fiel compañero, MEFISTÓFELES soy YO, y aquel hombre, SOIS VOS.
El segundo hombre, el de semblante adusto, ahora tenía un rictus mortuorio, pues en Déjà vu se le vinieron todos los recuerdos de aquel momento, que hasta entonces habían permanecido en letargo. Enmudecido continuó escuchando a su “Señor”:
- …El que estúpidamente murió al desprenderse uno de los tubos del asiento del tranvía, atravesando vuestra espalda, y perforando un pulmón. Porque decidme vos, si estúpido no fue morir a causa de un fierro que os atravesó en mala lid, que por la navaja que empuñabais en contra mío.
Concluyó Mefistófeles con una sonora carcajada, y mirándose a los ojos, ambos desaparecieron en el ruido absorto de la ciudad, en aquella mañana calurosa de verano.
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El mal. Un punto de vista evolutivo.
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¿El mal? ¿El mal? ¿El mal en relación a qué?... Exacto, el mal “depende de…”, “se circunscribe a…”, “deviene de…”
¿Qué quiere decir esto? Nada: que el mal no existe como entidad en sí misma. Es un concepto. Una abstracción. Ejemplo: si alguien roba una cartera: “mal” para el asaltado; “bien” para el ladrón. Si un policía atrapa al ladrón, “mal” para el ladrón, “bien” para asaltado. Si mi mujer enloquece y se va con el vecino, “bien” para mí, (aunque quede) “mal” frente al vecindario.
El mal no existe sino en relación a un contexto, un punto de vista, una secuencia de eventos. Y decir contexto es entrar en lo abstracto. Pero simplifiquemos.
Toda pregunta es un acto de CONSCIENCIA, y, obviamente, de CONOCIMIENTO. El mal por tanto sin consciencia humana no es “mal”, sino evento, circunstancia, periplo, cualquier cosa, hasta una piedra si se quiere. Y esto es así porque la “consciencia” es quién pregunta la pregunta.
Detengámonos ahora. ¿Quién pregunta, entonces? ¿Y cuándo surgió esta consciencia que pregunta? Bien. Ya tenemos la mitad de la respuesta. ¿Quién soy yo?, fue la primera pregunta; la pregunta primigenia; aquella que dio origen a todas las demás preguntas. ¿Y quién la hizo? EXACTO: el monito que bajó de los árboles y empezó a caminar por las praderas. Así pues, “el mal”, antes de este monito andador, carecía de SIGNIFICADO. Después, un mundo aplastó al monito y de sus restos emergieron todas las filosofías.
Antes, el Hombre vivía, por así decirlo, en el paraíso. No existía el mal ni nada que se le pareciese. No había moral ni juicios de valor, no había “sueños”, preguntas, dudas, mucho menos esas cosas estresantes llamados pasado y futuro.
Nada fuera de las necesidades básicas del Hombre. Sólo un eterno presente y un manojo de instintos y reflejos para sobrevivir; el Hombre, pues, era otro animalito más sobre la tierra: se alimentaba, se reproducía, moría.
Pero sucedió lo imposible, el monito se emancipó y la emancipación lo alejó de sí mismo, y con ello de la naturaleza que lo abrazaba.
Una paradoja ciertamente. Porque a la par de ser consciente de sí mismo también sufría los estragos de dicha consciencia. Podemos decir por tanto que antes del salto evolutivo el Hombre vivía en gracia, y que después del salto todo fue un infierno, infierno que hasta la fecha sigue siéndolo en gran medida.
¿El mal? ¿Qué es el mal entonces?
Naturalmente, la desvinculación del Hombre de su mundo circundante, el cual empieza por él mismo. Si no, pregúntense por qué en el mito del Paraíso Divino Adán y Eva sintieron vergüenza después de comer la fruta del árbol del “conocimiento”.
Exacto: porque fueron “conscientes de ellos mismos”. En la religión judeo-cristiana la expulsión significó una catástrofe para el Hombre: sufrimiento y más sufrimiento.
La mujer “conoció” los dolores del parto y el Hombre tuvo “consciencia” de su muerte. Y algo todavía más horroroso, entendió que: tra-ba-ja-ba: el pobre concientizó su sudor: “trabajaras con el sudor de tu frente”.
Ahora una frase curiosa: “Encontrarse a sí mismo”. (¿Pues cuándo nos perdimos que no nos dimos cuenta?). ¿Qué significa esto?
Simplemente que el Hombre anhela retornar, ser otra vez uno con su entorno, no pensar, “vivir” únicamente. (Claro, sin perder su individualidad, sin dejar de ser él mismo).
Se dice fácil, pero no lo es, las facultades cognoscitivas más desarrolladas lo impiden; de tal modo que después de su emancipación el hombre tuvo ante sí sólo 2 opciones; una, anular dichas facultades (enloquecer, embotarlas o morir); o “utilizar” las facultades para vincularse.
El mal (el mal el mal el mal), es utilizar mal las facultades cognoscitivas. Pongamos un ejemplo: soy chavo, quiero independizarme, progresar, vivir. Realidad: no tengo dinero. Lo obvio sería emplearme, emprender un negocio o estudiar.
En una sociedad progresista con políticas sociales correctas, las oportunidades estarían a la vista y serían óptimas, nada más habría que elegir. Pero en sociedades regresivas, ¡santo dios!, nada es “óptimo”, las oportunidades son escasas y la supervivencia un infierno; no hay empleos y si los hay, los sueldos son de miseria.
¿Estudio? Sin dinero, ¿cómo? ¿Alternativas?: la informalidad, la delincuencia, pedir limosna, prostitución y tantas, tantas otras cosas más.
Las facultades creativas se han viciado y volcado en conductas disruptivas: el Egoísmo, el centro de ellas: el Hombre se defiende y desde su trinchera (encerrado en sí mismo) da paso a más mecanismos de defensa: el Odio, la Intolerancia, la Avaricia, la Envidia, la Apatía, etc.
Pero como no hay ningún otro deseo más grande en el ser humano que el de unirse a sus semejantes, el Hombre encuentra sucedáneos.
¿Adivinen cuáles?
Correcto: las bebidas espirituosas. Las sustancias psicotrópicas. Ahora ya saben el por qué de su popularidad. Tienen un defecto, sin embargo: su transitoriedad y el daño que causa su abuso.
Existen otros sucedáneos; tan destructivos o peor que las drogas; como la ambición desmedida por el poder, la fama, el dinero, amén del fanatismo religioso, o el culto a la “belleza”, o al sexo.
O romper limites; sí; el Hombre se siente más él mismo rompiendo límites; porque destaca; y destacar lo hace UNICO. Es decir: UNO, y uno estar UNIDO.
Se entiende entonces por qué ser participativo, tolerante, caritativo, solidario, afectuoso, son conductas “bien vistas”. Porque UNEN. Y por qué conductas como el odio, la envidia, el egoísmo, la avaricia, etc., etc., son “mal” vistas. Porque DES-UNEN.
El Hombre es un explorador de sí mismo y en la medida que se descubre: CRECE, AVANZA o, I-LU-MI-NA, se vuelve UNO con TODO...
Por último, diré que el “mal” no es ningún mal, psicológicamente hablando, sólo un conglomerado de mecanismos que, dado su naturaleza defensiva, no son ni buenos ni malos, sino útiles, sirven para mantener unida nuestro sentido del yo. Lo protegen y dan seguridad. Bueno, hasta resultan imprescindibles.
Sin embargo, en la medida que la consciencia toma consciencia de sí misma: “aprende”, y, “aprender”, constituye una herramienta para poder decidir. Y esto, si se dan cuenta, es utilizar bien las facultades cognoscitivas más desarrolladas. Lo opuesto del mal.
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El espíritu
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“La recuerdo mugrosa, huesuda, sin ropa alguna y escarbando como un animal hambriento entre la basura.
"El clima no la asustaba ni las personas, se metía entre la porquería mientras las ratas corrían a su alrededor y las moscas la perseguían, era reina en aquel muladar, la excrecencia apestosa de toda aquella porquería, y le gustaba y lo hacía ver, gruñendo y palmeando satisfecha sus muslos de tanto en tanto.
“Yo la miraba con un dejo de miedo y asombro. Me impresionaba sobre todo su garbo y su indiferencia gatuna.
"Posaba sus huesudas piernas en cualquier sitio sin temor al tropiezo o a cortarse, siempre escupiendo y carraspeando fluidos, en busca de pañales sucios, o fetos en descomposición, que tomaba y metía a su boca gustosa, saboreándolos como si degustara un manjar exquisito.
“Llegaba a la hora que fuera y se iba a la hora que fuera. A mí me fascinaba, la miraba todo el tiempo que podía y siempre le hallaba algo sorprendente, como su larga cabellera que una noche vi iluminarse y ondular crispada en el aire, posiblemente electrificada, o su risa ruin, de garganta desgarrada, que retumbaba por encima de los motores y los cláxones de los autos; o las veces que trepaba encima de los hombros de las personas, y les hincaba las uñas; verlo me satisfacía enormemente, porque literalmente enloquecía a las personas.
“Una vez un niño arremetió a puñetazos al rostro de su madre sin motivo alguno. Otra vez una señora entrada en años se ofreció lasciva a un muchachillo que pasaba.
"Nunca sabía cómo reaccionaría la gente, y eso, créamelo, me fascinaba; lo disfrutaba más que un niño destripando arañas.
“Pero no era todo, a veces, no sé por qué razón, después de permanecer encaramada encima de un poste (un poste un poste cualquier poste, no sé por qué le gustaban los postes) se levantaba, oteaba inquieta el aire, encontraba al parecer la razón de su inquietud, y, alzando los brazos, como un demonio, lanzaba un chillido espeluznante, prolongado, mirando a su vez en una dirección precisa, que tal vez pudiera ser cualquiera, luego, simplemente, extendía su cuerpo (sí, como una goma) hasta alcanzar y quedar frente a su objetivo, iniciando de inmediato alrededor de él una especie de rito, o baile macabro: oliéndolo, acariciándolo, restregándose a él y lamiendo su rostro, de arriba a abajo, de abajo arriba, embadurnándolo todo, luego, supongo que satisfecha ya, se detenía, lo miraba un momento, y, con una avidez animal, mordía su cuello, ni tan lejos de la mandíbula ni tan cerca de la clavícula, justo en medio, una larga, larga mordida, inoculándole algo, un veneno tal vez, o una droga, no sé.
"Entonces sí que la cosa se ponía buena, porque había un crimen.
“El embadurnado asesinaba un familiar.
“Las más de las veces sin motivo, absurdamente; y había dolor y coraje y mucho desconsuelo, sobre todo desconsuelo, y eso también me fascinaba, pero a ella al parecer más, porque permanecía sonriente, impávida, abrazada a sí misma como un montón de huesos cruzados, sin perder detalle del asunto, entonces era cuando poco a poco se iba desvaneciendo y no la volvía a ver en días, satisfecha seguramente de haber saciado una necesidad”.
Eso fue lo que me dijo aquel hombre, mientras tostaba los pedazos de conejo que me había invitado cuando me acerqué a pedirle un poco de agua, en medio de aquel descampado.
Apenas terminó la historia le pregunté si lo que contaba era un sueño.
--Nooo. Cómo crees –se apresuró a contestarme--. Yo me fui de aquella azotea al poco tiempo y ella siguió allí todavía, no me cabe la menor duda. Porque cada que regresaba la encontraba nuevamente.
Dio otras vueltas a los trozos de carne, le vació un poquito de whisky y prosiguió:
--Sí; le digo; siempre que regresaba la encontraba. No es una persona, naturalmente, sino un espíritu maligno, y yo entiendo que los espíritus son como tú o como yo cuando crecemos, necesitamos alimento, y ella, supongo, ya lo había encontrado. No sé de dónde venía pero ya lo había encontrado: nosotros lo éramos. En este mundo nosotros éramos su alimento. Se alimentaba de nuestro afecto.
Entonces vi un brillo extraño en los ojos del hombre.
--Creo por eso su gusto por la caca de los bebés y los fetos –prosiguió--. Absorbe el amor de las personas y les deja odio.
No pensé nada. No sentí nada. Había seguido la pista del hombre por varios infructuosos años y ahora, por fin, lo tenía enfrente. Estábamos solos, a un lado de un camino rural y bajo una rala acacia. El hombre había hecho una fogata y puesto piedras encima, donde cocinaba las partes de un conejo; y ahora yo departía con él y escuchaba sucesos de su vida, después de preguntarle si conocía a un tal Pedro Romo y si había vivido allá en la Capital, en la colonia los Tamalitos, porque se me hacía conocido.
--No conozco a ese tal Pedro Romo –me dijo sin mirarme siquiera--; pero puede que sí. He conocido a tantos hombres en mi vida que ya ni sé.
Luego sacó un montón de tortillas, las esparció encima de la carne y cuando estuvieron cocidas, me pasó una pierna y un muslo con un tanto de tortillas.
Entonces empezó la historia.
Después ya no dijo nada. Ni yo le pregunté más. No quería saber ni me interesaba. Me entretuve masticando la carne y mirando el fuego; las chispas del fuego saltaban por doquier y por un momento creí ver en ellas los ojos del hombre.
El hombre, sin embargo, no me miraba.
Entonces acabamos de comer y me despedí. Él se quedó.
--Pasaré la noche aquí –me dijo, y empezó a recoger la carne sobrante.
Fue cuando le clavé mi puñal.
--¡La vi…! ¡La vi...! –me dijo, al tiempo que volteaba presuroso y trataba de defenderse--. ¡La vi…! ¡Era ella, te lo juro…! ¡Acariciaba tu cuerpo…!
Me zafé de sus brazos y le enterré otra vez el cuchillo, ahora en un hombro. Luego caímos al suelo.
--¡Cállese ya, padre! –Le dije mientras luchábamos ferozmente--. ¡No siga justificando sus vilezas! –Y el puñal subía y bajaba subía y bajaba--. No le bastó matar a mi madre, mató también a mis hermanitos y a su siguiente esposa. Ha matado a medio mundo y todavía sigue matando. –Hasta que acerté en el corazón--. No me venga ahora con cuentos – y lo hundí hasta el fondo--. Usted es usted y yo soy yo. No existe ningún demonio.
Y mi padre dejó de moverse, entonces me detuve. Me limpié el sudor con la manga y me levanté. Estaba exhausto. Limpié el puñal en un manojo de hojas y lo guardé en mi bota.
Después, cuando tomaba mis cosas y me disponía a partir, observé furtivamente que la boca de mi padre exhalaba un extraño vaho, un estertor, supongo, el vaho se desvaneció al instante pero un rostro esperpéntico apareció un momento entre la voluta.
“Ha de ser el espíritu maligno”, me dije, y sonreí.
“Sí --volví a repetir, carcajeándome ahora mientras avanzaba por el camino--, un espíritu maligno, eso debe ser”.
Y seguí carcajeándome mucho rato después de seguir andando.
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Un pedazo de pan
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María era feliz; estaba casada con el hombre más bueno del mundo.
Esa tarde, en casa de su amiga Rosa, se deshacía en elogios hacia su marido mientras ella la miraba con envidia.
-Como el Rolo, no hay -decía orgullosa.
-Pensar que a tu mamá, el Rolo no le gustaba. ¿Quién iba a decir que iba a resultar tan buen candidato? -comentó la amiga.
-¿Viste? tengo mucha suerte. Es tan amoroso; me ayuda en las tareas de la casa, me lleva a cenar afuera...
-Marta, la novia que tuvo antes de conocerte a vos, debe estar arrepentida por haberse peleado con él. Se va a quedar para vestir santos, esa. Ninguno le viene bien.
-Es que al hombre hay que halagarlo. De esa manera conseguís mucho más que quejándote. Y esa mujer es una quejosa -dijo muy segura, María.
-Y contame... ¿qué te regalo para tu cumpleaños? -preguntó Rosa.
-¡Ay! ¡no sabés! me compró un anillo precioso. No lo quiero usar porque es muy caro. Llama mucho la atención ¿viste? -respondió María.
-Hacés bien. Además, así no despertás tanta envidia ¿no? Dicen que la envidia es muy perjudicial. Cuidate, no sea cosa que al Rolo se le ocurra cambiarte por otra -dijo Rosa guiñando un ojo y señalando la casa de la vecina de enfrente.
-¿Me lo decís por algo en especial?-preguntó María un poco preocupada.
-Por nada, por nada. -respondió la amiga.
Pero ya había sembrado una mala semilla.
Seria y pensativa, María se despidió de Rosa mirando de reojo la casa de enfrente. Vio salir a Susana, la viuda joven del barrio. Iba vestida con una calza ajustada que no dejaba nada para imaginar, un escote demasiado pronunciado y los labios pintados de rojo. Cuando se saludaron, María creyó ver una sonrisa maliciosa en el rostro de la otra.
Esa noche, el Rolo se veía distinto: parecía ensimismado, como si tuviera alguna preocupación.
-¿Te pasa algo, querido?- preguntó María.
-¿Por qué me preguntás eso? no, no pasa nada, nena.
-No sé, te veo serio, por eso nomás. ¿Tenés algún problema?
-Vos sabés que estás con el tipo más bueno ¿no? Decilo, me gusta que lo digas.
-Sí, Rolo, sos un pedazo de pan.
-Muy bien. Los tipos buenos nunca tenemos problemas. Además, una mujer que sabe ver la bondad en su pareja, atrae más bondad. ¿Sabías eso?
Más tarde, cuando Rolo se quedó dormido, María aprovechó para revisar su celular, y aunque no encontró nada, comenzó a experimentar dudas.
Al día siguiente lo llamó varias veces, le dejó algunos mensajes y estuvo triste sin saber la razón.
Al poco tiempo, María dejó de sentirse feliz.
Rolo se dio cuenta de que su mujer no era la misma; ya no reía como antes. Comenzó a sentir gran malestar e impotencia al notar que nada la satisfacía. Los regalos no llamaban su atención, tampoco sus esfuerzos por hacerla sonreír. Los dos estaban tensos, discutían por nimiedades, no disfrutaban al estar juntos.
Una tarde, ella lo siguió, y cuando él notó que María desconfiaba se sintió herido.
Decidió enfrentarla cuanto antes; la situación no podía continuar así.
El momento de la cena era insoportable; los dos se miraban con recelo. Ella servía la comida sin decir palabra, y Rolo apenas probaba bocado.
Hasta que una noche, él estalló.
-¿Me gustaría saber qué he hecho para que actúes de esa manera?
-Nada, Rolo, no ocurre nada.
Él apretó los puños para contener la furia que lo dominaba.
-¿Cómo nada? algo te pasa, no me mientas.
-En serio, son cosas mías, no tiene nada que ver con vos -respondió Rosa, tratando de aliviar la tensión.
-No te creo, ¿hace cuánto tiempo que no sonreís? ya nunca me decís que soy bueno... algo está pasando... y quiero saber qué es.
Rolo se levantó de la silla y la arrojó violentamente contra la pared.
-Quedate tranquilo, querido -dijo María.
-¿Cómo me voy a quedar tranquilo? Vivo para hacerte feliz y así me lo agradecés. ¿Acaso te gusta ignorarme y hacerme sentir mal?- gritó él.
María lo miraba asustada; su enojo crecía y ella no sabía cómo evitarlo.
-Está bien, Rolo, me equivoqué.
-¿Qué te equivocaste? ¿Así lo querés arreglar? ¿Te creés que no me di cuenta de que me estuviste siguiendo y que anduviste revisando mi celular?
-Perdón, Rolo -dijo María llorando.
-¿De qué perdón me hablás? Claro que no te voy a perdonar. ¿Vos qué te crees? Tratarme a mí así. Con lo que yo me preocupo. Todo el día pienso en tu bienestar ¿sabés? me desvivo por vos.
Rolo avanzaba y María retrocedía para escapar de aquel desconocido.
-Porque yo soy bueno ¿entendés? ¡BUENO! A ver repetí: BUE- NO
-Sí, sos bueno- dijo María al sentir el sabor de la sangre en sus labios mientras se sumía en la oscuridad.
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El ojo de Dios
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1
Hacía ya tiempo, mucho tiempo, que había dejado la bebida, la timba y las putas. Recuerdo claramente la noche en que aquello me sucedió.
El bar de Claudio era el peor tugurio de la zona portuaria. Las mujeres que trabajaban allí eran feas y malhumoradas, pero muy baratas. El whisky estaba adulterado y casi todas las noches terminaban en trifulca con algunos marineros a los que Claudio o alguna de las chicas, les cobraban de más. En el fondo funcionaba un garito protegido por el hedor que salía del baño. Lo conocíamos como El Prepucio del Diablo y muy pocos tenían el coraje de acercarse allí.
Venía en una buena racha en la mesa de póker, hasta que a uno de los perdedores se le ocurrió contar los ases y culparme de que hubiera cinco. Apenas pude salir con algún billete que pude manotear y unas cuantas patadas en el culo.
Compré una botella de alcohol y busqué un hotel alejado de mi casa donde pasar la noche.
La habitación no era más grande que una tumba y olía casi igual. Me acosté vestido para no indigestar a las pulgas y empecé a tomar. Iba a prender un cigarrillo cuando el encendedor falló. Una y otra vez hice girar la rueda inútilmente. Mi única esperanza estaba en el cajón de la mesita de noche. Mugre, un condón prehistórico y una biblia con la cubierta agujereada. Ni un puto fósforo.
El hoyo de la biblia, llamó mi atención. Alguien había dibujado un triángulo a su alrededor. Sonreí. El ojo de Dios mirando a su interior. Era un balazo que atravesaba el libro en diagonal. Lo abrí y comencé a leer alrededor de lo que la bala había intentado matar.
La mañana me encontró con el cigarrillo apagado aun colgando de mis labios y la biblia en las manos.
2
—Este libro cambió mi vida— anuncié a los feligreses de aquella iglesia humilde, hecha con bloques y madera, perdida en el medio del campo, elevándolo para que lo vieran— Por él me convertí en cura. En él está la verdad, pero también la mentira. Sí, hay muchas mentiras aquí y hoy les voy a hablar de algunas de ellas.
Por ejemplo, no es cierto que no se pueda fumar en un templo. Miren— les dije prendiendo un cigarrillo— Tampoco es cierto que un cura no se pueda emborrachar mientras le da el sermón a una congregación que conoce bien— apoyé la botella cerca del cáliz—Y yo, los conozco muy bien.
Sobre todo, luego de escuchar sus confesiones…
Es mentira que el simple hecho de confesar un pecado implique el perdón. Tal vez podría serlo si no se repite. Si hay un arrepentimiento. No lo sé.
Nadie lo sabe…
Ustedes creen que por estar aquí cada domingo, rezar un poco y tomar la comunión, ya está, son libres de cometer los mismos pecados como si lo anterior se hubiese borrado.
—Vos, Susana. De verdad pensás que el odio que sentís por, Irma, tu madre; los deseos de que muera para quedarte al fin con la casa, ¿desaparecen?
—¿Y vos, Irma? Tu enfermedad, esa que inventaste para tener de sirvienta a Susana, para que esté siempre a tu lado, ¿todavía te parece una buena idea?
Podría hablar de los amantes que Clara lleva a su casa mientras su esposo trabaja. Trabaja… es un decir. Mientras roba, porque asegura que su sueldo no es justo.
Somos tan pocos aquí… De todos, absolutamente todos, tengo mucho para decir, pero no hay tiempo. Sin embargo me gustaría detenerme en vos, Waldemar.
No es cierto que tu hija haya nacido con problemas siquiátricos. Ella era una niña normal hasta que empezaste a abusar de ella, una y otra vez. ¿Te sorprende que lo sepa? Me lo contó tu cómplice y leal esposa. Tan culpable como vos. Dispuesta a callarse, antes que perder el bienestar que le da tu dinero.
Basuras…
—¡No te permito!— Grito enfurecido, Waldemar, mientras se abalanzaba sobre mí. Lo golpeé con el cáliz.
En la cara.
Cayó al suelo, atontado.
Con las piernas abiertas. Volví a caer en la tentación.
—¿No me permitís…?— pregunté mientras le pisaba los huevos como si matara a una cucaracha.
Algunos se pusieron de pie. Otros gritaron asustados.
—¡Silencio! Quiero que sepan algo más. Ninguno de nosotros irá al cielo. No. No lo merecemos. Somos mierda en estado puro y por el derecho que me dio este libro, los declaro culpables…— susurré, mientras sacaba mi arma.
Afuera, el sol de la mañana brillaba tibio, alentador, mientras los disparos sonaban secos. Justicieros.
Sé que en el pueblo vecino esperan con ansiedad al nuevo cura y que murmuran que su biblia posee el ojo de Dios.
— Me llaman… Qué pena que no puedan escucharlo…
Traído por la brisa primaveral desde la lejanía, se escucha el repiqueteo de las campanas.
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Lilith y sus vástagos
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Cuando uno piensa en alguien que se va a suicidar, a la mente le viene la imagen de un ser melancólico, sin chispa de vida, débil, con dolor en el alma y los ojos acuosos. Pero es el caso que la foto que mostraba el periódico, presentaba (en vida) a cuatro hombres joviales, entusiastas, y porque no decirlo, hasta de buen ver. La nota decía que, ayer jueves cuatro hombres de mediana edad fueron encontrados sin vida, en distintos lugares de la que se suponía era su casa. Dos en la recámara principal, uno sobre la cama y otro frente a un enorme espejo, otro en la cocina y otro más en la biblioteca junto a una caja fuerte.
Ante la referencia de estos hechos supuse que podría tratarse de un multi-homicidio, pero la nota continuaba: “se descarta el homicidio y se presume suicidio colectivo debido a la existencia de una carta de despedida”. Cosa rara en estos casos, el periódico transcribía la carta suicida:
“Madre: Gracias por estos deliciosos días que pasamos a tu lado, esperamos con ansias las siguientes vacaciones. Regresamos a trabajar con papá.
Besos, tus hijos.”
Mi sorpresa fue en aumento cuando leí quien firmaba:
Belcebú [Gula], Mammon [avaricia], Asmodeus [lujuria], y Astaroth [vanidad]
En la carta habían escrito una post data que menos aún he podido entender:
PD. Nos llevamos a tres cuenteros, por Cafeína regresará Asmodeus una vez que se hayan entregado los premios.
Sentado en el cuarto asiento de la fila, me dirigía a mi oficina a bordo de un colectivo de la línea 110.
No suelo prestar atención a conversaciones ajenas, pues me genera incomodidad participar sin invitación de asuntos privados, pero hay gente que pareciera no poder hablar en voz baja.
Ese día alguien rompía con su voz a mis pensamientos una y otra vez.
Volteé a mirar con disimulo para comprender que ese sonido agudo, taladrante, omnipresente, provenía de la boca de una señora de unos 45 años, que monologaba con su compañero de viaje. Éste asentía sin poder infiltrar bocado en la supuesta conversación.
Detrás ellos, una hermosa muchacha de unos 30 años viajaba sin compañía, y pareció incomodarse al sentirse observada por mi.
Creí sentir un mareo porque su imagen se volvía algo difusa. Confieso que me asusté un poco, cerré los ojos y recuperé mi postura en el asiento. Un momento después volví a abrirlos.
Me pregunté cuánto hacía que no visitaba a un médico. Antes de generar la respuesta recordé a la muchacha y volví a mirar.
Aún estaba allí, pero al notar que la miraba se levantó con rapidez, y encaminó sus pasos hacia la puerta trasera.
Casi estuve seguro de que era su imagen y no mi vista, la que producía ese efecto. Su cuerpo parecía vibrar y perdía nitidez.
Quedé estupefacto por un instante pero me recobré y grité al chofer:
-¡Parada, parada, me bajo en esta! Gracias, gracias, gracias - dije con agitación.
De un salto aterricé en la vereda.
¿Dónde estaba…?
Observé en todas direcciones hasta que la vi a punto de doblar hacia una calle lateral.
Caminando detrás suyo a una distancia de cincuenta metros casi no podía distinguirla. Su cuerpo perdía color. Por momentos su figura parecía desvanecerse.
El callejón llegó a su fin y pude acercarme un poco más. Ella volteó entonces para mirarme como entregada.
La totalidad de su cuerpo descolorido contrastaba con su mirada. Sus ojos viraron a un color verde esmeralda. Eran de una belleza embriagante y de una luminosidad que impresionaba.
Mi éxtasis se cortó de pronto cuando mi mente me dijo:
“Marcelo, esto no es normal”
Sentí entonces un escalofrío que atravesó mi pecho y en estado de pánico comencé a sudar, mientras que mi corazón latía desbocado.
Como si esto no fuera ya demasiado, una luz de color violeta muy intensa comenzó a girar destellante alrededor del área.
Intentaba decidir qué hacer cuando una mano me sujetó el hombro con fuerza.
-¡¡¡Ahaaaaa…!!! – grité espantado.
- ¿Qué está sucediendo aquí caballero? – me increpó un policía, que apuntándome con un arma me pedía que levantara las manos y abriera las piernas.
Detrás de nosotros dos patrulleros con sus luces violetas destellantes nos encandilaban.
- ¿Se encuentra bien señorita? – le preguntaron.
- Sí, sí. Un poco asustada – contestó.
- Nos van a tener que acompañar - dijo el agente del orden, al tiempo que yo me preguntaba por qué ella ahora se veía normal.
Estuvimos demorados en la institución policial por un par de horas. Descarté la opción de contar toda la verdad y preferí decir que prendado por su belleza la seguí para iniciar una conversación.
Fuimos interrogados separados probablemente para comparar nuestras versiones.
- Agradezca a la señorita que no levantó cargos en su contra, porque de lo contrario se hubiera visto en problemas. Sea más sutil mi amigo. No vaya tan envalentonado ¿me entiende? A ellas les gusta que al hombre le cueste un poco – me aconsejó el oficial de guardia.
-Claro, claro, tiene usted razón – contesté con muchas ganas de abandonar el lugar.
Luego de salir y ya en la avenida volví a verla. Me pareció que me llamaba pero
me sentía tan abochornado, que llamé rápidamente a un taxi y subí para ir a mi trabajo.
Por la tarde de regreso en mi departamento, y tomando café sentado en mi sillón favorito, eché un vistazo a la biblioteca y noté un libro mal acomodado.
Como me pareció extraño decidí telefonear a la señora Vilma, una mujer mayor que me ayudaba con la limpieza desde hacía años.
- ¿Cómo está Vilma? Disculpe que la moleste. ¿Estuvo usted limpiando por aquí hoy?
- Sí, señor. ¿Es que quedó algo sucio?
- No, no, para nada. Es solo que recordé que debo pagarle la mensualidad.
- Pero si ya me pagó el martes pasado, ¿se acuerda?
-Uuuuh, es verdad. Disculpe entonces. Estoy muy distraído últimamente. Que descanse, Vilma. Adiós – contesté avergonzado.
Me acerqué a ver el libro que asomaba entre la fila. Era un regalo por mi último cumpleaños. “Las huestes del mal”, una novela desabrida que recuerdo haber abandonado en la décima página.
El título me recordó lo acontecido en la mañana. Reviví el momento, las imágenes y el miedo profundo.
-Me estaré volviendo un pelotudo, o tengo delirios, o allí pasó algo extraño – me dije pasándome las manos por la frente.
Regresé el libro a la fila y encontré otro aún no leído: “¿Qué es el mal?” Recopilación de apariciones demoníacas, casos de personas sometidas y endemoniadas.
Intenté leerlo, pero me resultó otro bodrio.
Un cuento, una novela o incluso una película sobre demonios siempre despertaron en mí muy poco interés. Hasta solían provocarme risa.
Pero lo acontecido en el callejón me había dejado muy impresionado.
Mi cabeza no paraba de hacerse preguntas, y lo que es peor, de crear imágenes de cosas que no habían sucedido.
Al día siguiente reservé un turno para el oculista.
Esa misma tarde el profesional revisó mis ojos exhaustivamente, diciéndome que era afortunado. Aún contaba con una capacidad visual de diez décimos, y ninguna patología se hallaba presente.
Tomé confianza y le relaté lo acontecido en el callejón detalle por detalle, y le inquirí acerca de su parecer.
Sonrió inocente, se encogió de hombros y dijo:
-No tengo la menor idea.
Con el correr de los días me fui poniendo algo paranoico. Sentía miedo cuando alguien me miraba fijamente.
En tres oportunidades soñé con la mujer y sinceramente me sentía amenazado.
Si bien no había vuelto a verla, creía ser espiado por ella.
No me gustaba sentirme así en absoluto. Y aunque mi cabeza intentaba tranquilizarme y no lo conseguía.
Fue unos días después cuando sentado en el sillón, muy de madrugada, que me topé con la conferencia de un maestro espiritual que pasaban por televisión:
“Tus pensamientos corren como el agua de un río y tú eres el observador en la orilla. Si corres detrás de ellos, te pierdes en la corriente. Es tu atención la que les da poder. Respira profundo y observa en silencio, y no te distraigas”.
El poder de esas palabras me produjo un gran alivio. Esa noche dormí plácidamente como hacía tiempo no me sucedía.
Pasada otra semana me dirigía hacia la oficina cuando la vi subir al colectivo.
Era ella, preciosa. Pagó su boleto y caminó hacia el interior del vehículo.
Al pasar a mi lado, se detuvo y dijo:
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GENTE MUY CANALLA.
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Desiderio Gaytán, de 19 años, entró velozmente al amanecer, en casa de su abuelo. Delgado, casi escuálido; llevaba la mirada torva y decidida.
El abuelo, corpulento y torpe, a pesar de la artritis y sus casi 70 años, infundía respeto. Y todos sabían que Desiderio. era su único nieto y su debilidad.
Desiderio sabía que en ese momento, el viejo estaría en el jardín, por tanto se dirigió al fondo de la casa. En el rincón más oscuro y olvidado, estaba el antiguo refrigerador, donde el abuelo guardaba los ahorros de toda la vida.
Desiderio calculaba que con aquel dinero, podría huir para siempre de ése pueblo, e iniciar una nueva vida en alguna ciudad, en compañía de Micaela, la novia que esperaba un hijo de él.
Aturdido por no encontrar el tesoro donde él sabía que estaba siempre, no notó la presencia del viejo a sus espaldas.
-Sabía que algún día tratarías de robarme- dijo el anciano, mientras le apuntaba a la cabeza con una pistola. -Nunca confié en ti-.
Por la noche, Micaela, tocó tímidamente en casa del abuelo. Había esperado todo el día al novio y éste se había esfumado.
-Me dijo que vendría a pedirle dinero prestado para iniciar un negocio-, dijo. Y no volvió-.
No debimos confiar en él-, dijo el abuelo. Mientras en el refrigerador se enfriaba el cadáver del nieto.
-Se habrá ido con el dinero....te abandonó. Hay gente muy canalla-.
Mis queridos niños: ha finalizo el tiempo para presentar cuentos.
Estoy extremadamente agradecido y conmovido por la respuesta y atención que le dedicaron a este espacio.
Quienes participaron dedicaron tiempo y esfuerzo, pensaron, escribieron y corrigieron, que me consta porque varios relatos –para mi total alegría- fueron y vinieron de mi ldv al ldv del autor antes de ser publicados.
Me gustó verlos en actividad, me gustó verlos repiquetando en mi ldv, me gustó la calidad de los relatos, me gustó que todos le pusieron “onda” y me gustó verlos motivados.
En un rato voy a poner las reglas de votación, el plazo y todo eso. Sean pacientes.
Como decía Cerati: ¡gracias totales!
La votación se podrá realizar desde hoy hasta el sábado 30 de junio.
La votación será de esta manera:
- El voto lo enviarán a mi ldv en privado.
- Quienes han participado deberán votar 3 textos con su correspondiente puntaje: 3 puntos para el primero, 2 puntos para el segundo, 1 punto para el tercero.
- Quienes no han participado podrán votar de la misma forma, votando 3 textos en el mismo régimen de puntaje o podrán votar un único texto si así lo quieren. Ese voto valdrá un único punto.
- Quienes han participado del concurso no pueden votar un único texto, están obligados a votar 3 textos.
Resumen:
Hay XXXI textos publicados (31).
Los textos son los siguientes:
La muñeca
Glenfiddich
En lo alto
El don
Derechos
El mal no se cura
Angelical
Motivación
El ángel
Rictus
Hambre
Control
Eros y Thánatos
Como tú quieras
El anillo
El silbido agudo
Descenso
Pequeña reseña del mal y la maldad
Maligno
Descubrimiento
Hombre de Palabra
A eso se llama "maldad"
Mal Necesario
YO (Mefistófeles)
El mal. Un punto de vista evolutivo
El espíritu
Un pedazo de pan
El ojo de Dios
Lilith y sus vástagos
Extraño
Gente muy canalla
A veces ocurre (incluso a las luminarias de este siglo y del pasado, como yo) que cambiamos de opinión con respecto a un texto o puntaje.
Acepto el cambio de voto siempre y cuando no se les vuelva un vicio (no se pongan a cambiar de voto todos los días).
Pongamos un ejemplo: Walas vota 3 textos y luego cambia de opinión. Decide que los 3 que votó no le gustan y quiere votar otros. Me lo indica en mi ldv con la nueva votación y listo.
Lo mismo vale para el voto único de quienes no han participado. Pueden reconsiderar y cambiar su voto.
El sábado 30 de junio lo que haré es tomar exclusivamente el último voto de cada persona.
No me hagan spam en mi ldv, no se pongan creativos, no cambien el voto cada 5 minutos, o sea: no hagan todo lo que yo sí haría.
yar-,26.06.2018
Esta es la verdadera definición del mal. Que solo podamos dar puntos a tres textos...
Es de una crueldad infinita, je
Va pues; fantástico evento y una calidad pasmosa en los cuentos, uf
queridos animalitos salvajes: estoy pensando que para darle más diversión a este evento -del cual está pendiente todo el continente-, los premios correspondientes deberían ser asignados por los participantes
no tiene mucha gracia que yo exprima mis únicas dos neuronas que aún funcionan y que por estos días miran fútbol, para darle premios a los ganadores
no es haraganería de mi parte, si hay que me gusta es inventar cosas poco funcionales, como premios de un concurso, pero en este caso también quiero divertirme y creo que es más entretenido que otros opinen -sí, es como usarlos como monitos de circo, cierto-
así que entonces, mis queridos monitos de circo, la premiación de este fantástico e inolvidable evento será realizada por los propios participantes
aún debo pensar la forma, si el primero premia a segundo y tercero, al primero lo premian segundo y tercero y al tercero lo premia su abuela, o si todos pueden sugerir premios y yo elijo el mejor -sí, me encanta eso de usar el martillo de Thor-
bueno, estén atentos a las novedades, ya que sé que lo único que les importa en la vida es recibir mi guía espiritual y moral, en pocos días pensaré cómo instrumentar este delirio
esto no va a funcionar
la idea de que los tres primeros se premien entre ellos no funciona, a ustedes les da por desaparecer y no vienen ni siquiera a decir gracias, y además puede ocurrir que alguien gane primero y segundo, eso complica todo, claro que puedo torcer las cifras, pero sería obvio -lo de inmoral no me importa, la moralidad es cuestión de puntos de vista-
me parece que esto no va a funcionar, olviden todo
Tal vez sería buena idea que los perdedores otorguen el premio a los ganadores. Por esa cuestión de la envidia y la venganza. Maldad pura. Jaja.
¿Se podía opinar acá? ¿No? Por favor, Cafeína, no me penalice. No lo voy a hacer más.
el trolleo ya está permitido
de eso se trata todo esto, tener un foro para trollear
no creo que los perdedores vengan a premiar a los ganadores y los ganadores se quedarán sin premios
no creo en el ser humano, ¿se nace malo o se hace malo? ambas cosas, nace malo y se hace malo
la maldad es el ser humano
Y sí. Sin seres humanos no habría maldad. Nosotros la inventamos, como a todo lo demás.
De premio, yo daría castigos. Por ejemplo: que el ganador organice un concurso. Soy malaaaa
qué parte de "Si tienen dudas, ideas o lo que sea que sirvan para mejorar el concurso, se las guardan.
Si tienen críticas, comentarios impertinentes o ganas de molestar van al ldv de Marcelo.
Si no entienden el sistema de votación Walas los puede ayudar a entender"
sí, vayamos todos a molestar a walas
J.S.Bach escribía una fuga cada día, mientras tomaba café, lo hacía simplemente como ejercicio, para mantenerse en forma
nuestro ejercicio diario, además de tomar café, es molestar a walas
qué es lo primero que hago en las mañanas? molesto a walas
"- Los participantes del concurso deberán votar 3 textos, indicando 3 votos para el primero, 2 votos para el segundo, 1 voto para el tercero.
- Quienes no participaron del concurso pueden votar en el mismo régimen de votar 3 cuentos o pueden votar solamente uno. "
ahora llega clorinda a decir que eso pasa porque no se dijo que número corresponde a cada texto
y luego llega yar a repetir lo que sea que diga clorinda
y luego llega marcelo a decirles que si a todo
qué pasa hoy que nadie entiende nada?
lo que dije que iba a cambiar es la forma de dar premios, no la votación
el mecanismo de votación ya lo dije desde la primera nota, y no lo cambié
lo que todavía está en veremos es quién o quienes darán los premios
AiledZullZayhev, dos cosas:
1. cambiate el nick, ponete algo así como Tota, Pocha, Lucía, María, ese nick es imposible
2. supongamos que los premios los da Walas, supongamos que Walas participó del concurso y lo gana, qué hacemos en ese caso?
creo que los premios deberían depender del género de los ganadores
si son mujeres se las podría premiar con una o dos noches de pasión y lujuria con el o los cuenteros a su elección, puede ser trío, cuarteto, etc. no hay por qué restringirse
si es hombre con un saludo cordial y un diploma de ganador mal impreso, alcanza
me acabo de dar cuenta de que mi propuesta de premios para el género femenino es discrimitorio
la noche de lujuria y pasión no tiene por qué ser con cuenteros (ellos) puede ser con cuenteras (ellas)
Apoyo la primera parte de la propuesta del premio, "noche de lujuria y pasión" (aunque lo preferiría en plural) pero, por qué no con el mismísimo Diablo, Lucifer, Satán o como de cariño le digan. Total, él es el protagonista del concurso.
a ver, animalitos de granja...
qué hacen que no votan?
quedan sólo 2 días (sin contar hoy) para votar sus cuentos ganadores
voten, voten, voten
se invita amablemente a quienes no hayan votado aún, que empiecen a ordenar su desorden mental y voten
voten, voten, voten
se invita amablemente a cualquier animalito de esta página que no haya participado en el concurso, a que vote igualmente
voten, voten, voten
voten antes de que Uruguay le gane a Portugal el sábado, ya luego estaré tan feliz y dicharachero que igual le pongo los votos a gente que no participó o a cuentos que no existen
no se arriesguen
voten, voten, voten
yar-,29.06.2018
Pero que super divertido !!!
No entro un par de días y me pierdo toda la hecatombe.
Primero:
Este evento debió llamarse wallaslandia, aparece hasta en la sopa.
Segundo:
Me parece hiperfantastico lo de las noches de pasión. Como sugirió el buen "cafeta" no importa si se gana o no... No les parece?
Tercero:
Mejor nos olvidamos del evento literario y nos vamos directo a las noches de pasión desenfrenada
Cuarto:
Dejen ver qué ha publicado Clorinda, para secundarla... Después de las noches de pasión claro está.
yar-,29.06.2018
Pero que super divertido !!!
No entro un par de días y me pierdo toda la hecatombe.
Primero:
Este evento debió llamarse wallaslandia, aparece hasta en la sopa.
Segundo:
Me parece hiperfantastico lo de las noches de pasión. Como sugirió el buen "cafeta" no importa si se gana o no... No les parece?
Tercero:
Mejor nos olvidamos del evento literario y nos vamos directo a las noches de pasión desenfrenada
Cuarto:
Dejen ver qué ha publicado Clorinda, para secundarla... Después de las noches de pasión claro está.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++
invito amablemente a quienes no han participado del concurso a votar
sería agradable que voten, pueden votar, deben votar, voten carajo!
+++++++++++++++++++++++++++++++++++
eso depende del cuentero (o la cuentera) elegida para la noche de pasión
este premio sólo corresponderá a las féminas, que podrán elegir el o la cuentera con quién tener esas dos noches de lujuria, desenfreno y demás
todos los gastos pagos por Marceloatizalabalsa
yar-,29.06.2018
Parece que la parte más complicada de esto es la votación...
sin votación no tiene gracia
lo interesante es obtener el punto de vista ajeno, qué valoración hacen otros de nuestros propios relatos
ganar o perder es accidental, lo que se busca es motivar a otras personas a valorar nuestro texto dada una temática específica, lo bien logrado o no que lo hayamos hecho es lo que realmente se refleja en la votación, es muy importante
en otras palabras: lo que importa es ganar, aplastar los textos ajenos como si fueran pulgas del gato, repletos de comas innecesarias, verbos mal conjugados, expresiones absurdas, palabras redundantes, situaciones fuera de tema, personajes mal trabajados, etc.
el camino es la recompensa? mentira, lo que importa es ganar, sino van y le preguntan a Argentina que jugará contra Francia sólo porque ganó
es un poco dicífil esto de asignar premio para una noche de lujuria, pasión y desenfreno
supongamos -ya que Walas es nuestro ejemplo preferido para todo- que ofrecemos a Walas como premio para la cuentera que quede más alto en el ranking, ya sea ganando el concurso o en el puesto más alto -recordad, mis queridos alzehimerosos que para los varones el premio es un diploma mal impreso-
decía, si el premio es Walas y la cuentera no acepta a Walas como premio, le crearíamos a Walas un problema sicoafectivo, un rechazo en público es un golpe muy feo, casi tanto como pararse desnudo al lado de Cristiano Ronaldo -desnudo también-
creo que deberíamos reconsiderar esto de la noche de lujuria y pasión, el pobre Walas no merece más rechazos
noooo tualmaserena (omítí intencionalmente el mí, se dieron cuenta?)
me honra con su petición, pero no es posible
yo vine a esta Teletón por Marcelo, para aliviar su pesada carga de pasar por el ábaco los votos (eso se llama abanicar los votos)
pero así como vine me voy, no puedo ser premio por razones de contrato, gracias nuevamente
con los años los orgasmos son cada vez más intensos, no tiene relación con la menopausia, pero es un punto a favor de la espantosa costumbre del ser humano de envejecer
No sé si mi mujer esté de acuerdo en provocar orgasmos a otras féminas.
Y sí, tengo traumas con el rechazo femenino. Me rechazaron dos veces en el reservado de la discoteca cuando era muy jovencito y nunca lo superé. La primera sin llegar a besarla y la segunda después de besarla, según su amiga porque no sabía besar. Coño, ¿cómo iba a saber si era la primera vez?
Que walas sea el premio es un castigo que debería corresponder al cuento que no obtenga votos.
En el caso de que varios cuentos se queden sin votos, pueden repartirse a walas a partes iguales. Si se queja no se preocupen, está acostumbrado al maltrato.
yar-,30.06.2018
Auuuuuu !!!
Que bella música, tan disfrutable. La aproveche para terminar de leer una biografía de Vasco de Quiroga.
no yar, la votación termina mañana
todavía tienen las horas que le queden al día de hoy (2 horas más en Uruguay Time Zone) más todo el día de mañana
insisto en algo importante: voten antes de las 15 hs de mañana (UYT), luego estaré tan festejero del triunfo de Uruguay sobre Portugal que no atinaré a sumar dos números seguidos, a menos claro que Ronaldo esté inspirado y Uruguay pierda, en cuyo caso estaré tan llorica que no atinaré a sumar dos números seguidos
**.**
por el momento la votación está muy muy bien, muy pareja, reñida y pintoresca, estoy disfrutando todo esto mucho más que ustedes, no se hacen una idea
yar-,30.06.2018
Super !!!
Mis votos están hace días. Entonces disfrutaré el triunfo de Uruguay mañana
Ufa!
Nunca imaginé que un día cualquiera, después de muchos años de idioteces, Cafeína organizaría un concurso de textos... Y menos que mi marido escribiera el mejor... qué coñazo esto de estar casada con un tipo brillante, guapo, romántico, inteligente, discreto, con humor fino... ¡Qué coñazo cuando lo admiran a él más que a vos!
último día de votación
gracias a quienes ya han votado
quienes aún no han votado por favor voten
quienes no hayan participado pero quieran votar por favor voten
el voto es en mi ldv y en privado
mis queridos renacuajos, he aquí la lista de autores de los cuentos y sus respectivos autores
están en el orden en el que los fui recibiendo
mientras repaso la lista de votos, para estar seguro de no dar por ganador a Walas, pueden ir pegándose la cabeza contra las paredes al darse cuenta de que votaron a quien no querían votar
La muñeca: Helomex
Glenfiddich: Yar
En lo alto: Martilu
El don: Glori
Derechos: Clorinda
El mal no se cura: Iolanthe
Angelical: Godiva
Motivación: Antares
El ángel: Sheisan
Rictus: Antares
Hambre: Martilu
Control: Godiva
Eros y Thánatos: Mialmaserena
Como tú quieras: Maparo55
El anillo: Kupiga
El silbido agudo: Narita
Descenso: Narita
Pequeña reseña del mal y la maldad: Yvette27
Maligno: Kroston
Descubrimiento: Glori
Hombre de Palabra: MarceloArrizabalaga
A eso se llama "maldad": Solo_Agua
Mal Necesario: Walas
YO (Mefistófeles): AiledZullZayhev
El mal. Un punto de vista evolutivo: D2EN2
El espíritu: Pato-Guacalas
Un pedazo de pan: Mialmaserena
El ojo de Dios: Hectorfari
Lilith y sus vástagos: AiledZullZayhev
Extraño: MarceloArrizabalaga
Gente muy canalla: Aquiles_Boy
antes de dar por finalizado el evento, y pasar al trolleo habitual del cual formará parte la elección de premios, quiero aprovechar a decir algunas incuestionables verdades
hay una increíble paridad en los relatos y los votos, muchos relatos tienen la misma cantidad de votos, eso en mi humilde opinión resalta que la calidad de los textos es muy buena y muy pareja
los textos tienen mucho nivel, yo no soy juez pero sí lector, y como lector disfruté todos estos relatos, me gustaron todos, algunos más que otros pero por afinidad temática o literaria
quiero agradecer especialmente la participación en los votos de personas que no concursaron, pero por deferencia especial a este concurso (y a su egregio y maravilloso organizador) expresaron su voto
me conmovieron, gracias
y por supuesto gracias a ustedes por escribir, por participar, por contarnos historias malignas, por tomarse el tiempo para pensar, también me conmovieron
termina este concurso del mal y a continuación procederemos a pensar en conjunto cuáles serán los premios adecuados a los ganadores
en este día en que Uruguay le ha mostrado a Portugal por qué somos campeones del mundo 4 veces y ellos ninguna, doy por terminada mi labor
gracias
yar-,01.07.2018
4 veces....?
En fútbol?
Ja ja ja
Felicidades a Uruguay, ahora viene Francia. Creo 1-1
yar-,01.07.2018
Felicidades a todos, me encantaron muchos textos.
MarceloArrizabalaga,01.07.2018
Mis felicitaciones a los ganadores, a todos los escritores, y al organizador Don Cafe por su motivante propuesta.
Solo_Agua,01.07.2018
¡Oh, qué bonito que me hayan mencionado! (Cuarto lugar, mil gracias.)
Muchas gracias a los que me votaron. Enhorabuena a los primeros y felicitaciones a todos. La participación indica que la página no está tan muerta o es que el mal vende mucho...
Merecido primer puesto para "Un silbido lejano". No lo voté por un tema personal con el final que le comentaré a narita en privado, pero eso no quita que sea literatura, cosa que yo no escribo aunque lo mío es entretener y espero al menos conseguirlo.
Y por último y por ello lo menos importante, felicitar a cafeina por su impecable organización. Estoy seguro que no esperaba disfrutarlo tanto.
Felicitaciones para todos. Esta vez no recibí ni un puntito.
Muy bien Narita!!!
Y Walas,un maestro, como siempre.
Gracias, Cafeína, por incentivarnos a escribir.
es una propuesta para Marcelo
yo sólo vine de invitado a este concurso, de aquí en más volvemos a nuestra programación habitual con nuestro concursero habitual
yo seguiré mirando el mundial y esperando que Uruguay logre su quinta copa mundial
Uy!! Sí me votaron. Obtuve 6 puntos, no me había dado cuenta. Gracias por sus votos a "Descubrimiento". Un placer participar.
Me gustó mucho "Descenso", y "Hombre de palabra", me pareció un cuentazo. Raro que nadie más lo votó. Pero esas cosas pasan.
¿El bien? Suena bien, como dijo yar. Ojalá sea propuesto. Y ahora una cascada de aplausos a los ganadores y tres olas fotboleras además del imprescindible confeti dorado y las consentidoras fanfarrias; enhorabuena, malditos, ya nos veremos en el siguiente concurso... perdón, enhorabuena compañeros, ya nos veremos en el siguiente concurso. Sí. Así sí.
¿El bien? Suena bien, como dijo yar. Ojalá sea propuesto. Y ahora una cascada de aplausos a los ganadores y tres olas fotboleras además del imprescindible confeti dorado y las consentidoras fanfarrias; enhorabuena, malditos, ya nos veremos en el siguiente concurso... perdón, enhorabuena compañeros, ya nos veremos en el siguiente concurso. Sí. Así sí. (jejeje).
Muy buenos los cuentos. Felicito al organizador! Nada como el mal para que algo salga bien. Es muy fuerte el mal y hay tanto para decir! Como dijo Yvette: ¿Qué sería de caperucita sin la presencia del lobo? Aquí hay varios pero en el fondo son tiernos corderitos. Enhorabuena!!!
Espero que Cafeína nos proponga escribir cuentos sobre el bien. Aunque el mal motiva mucho más, por supuesto.
Todos los cuentos fueron buenos, se nota que es un tema interesante, la maldad.
Un saludo.
Recibí este mensaje de el para mi querido y apreciado Walas:
(Privado)
dom
01
julio
04:44 walas
Para Marcelo y glori/godiva:
Puede que se pregunten por qué hace rato que no organizo retos.
Un motivo podría ser que últimamente tengo mucho trabajo. Pero hay otro motivo que me ha molestado mucho y que aprovecho que me he tomado unos roncitos para comentarles.
Me he dado cuenta de que se votan entre ustedes en los retos. No ahora, ya me di cuenta hace un tiempo, pero quería esperar a más retos para confirmarlo.
Se puede ver bien claro en el reto del mal. Y sé que ustedes me dirán que es casualidad, y si bien que pase en un reto es casualidad, que pase en dos puede ser casualidad, analicé diez retos y eso ya es estadísticamente imposible.
Y una cosa que refuerza mi postura es que hay textos que sólo reciben un voto con la máxima puntuación y es de uno de ustedes, y nos conocemos lo suficiente para saber que tienen criterio para escribir y por tanto para determinar si un texto es bueno o no, y más aún si es el mejor.
No me parece ético y además no le veo la gracia a votarse los cuentos mutuamente. Pero bueno, allá cada uno...
No lo voy a poner en público porque no es mi estilo. Sería fácil poner 10 ejemplos de ese tipo de votaciones.
Se lo comento en privado para ver si deciden dejar de lado esas prácticas.
Un saludo
walas
---------------------------------------------
Voto los textos que me gustan y me gusta expresarlo. No me averguenzo de eso. Es más, me parece hermoso poder hacerlo. Fue a través de esos textos que conocí el alma de esta persona por la que siento un cariño enorme.
Creo que si a Walas le afecta de esta manera es posible que a otros también. Y me parece justo que lo sepan.
gracias a quienes me agradecen, pero en realidad no hice nada especial
sólo repetí el modelo que utiliza Marcelo
los que trabajaron fueron ustedes, yo sólo me senté a esperar
la idea de hacer un concurso sobre el "bien" ya fue planteada por Marcelo hace bastante tiempo en la Mesa de Gik, en ese momento sugerí que el "bien" era muy aburrido, en cambio el "mal" siempre es entretenido, los malos son más divertidos que los buenos
el mal no tiene límites, pero el bien debe estar acotado, para no transformarse en el mal, por eso a mí me gustan las narraciones sobre lo malo, lo perverso, lo retorcido, porque es creativo, porque desafía la imaginación y de paso como en el caso de Rictus -perdón si alguien se ofende porque lo nombro- proporciona un baño de realidad angustiante, injusta, despiadada
a propósito de todo y nada, esperaba algún texto que se titulara "el mal no es lo opuesto de lo bueno" que concluyera diciendo "en realidad el mal es lo opuesto de lo bueno"
yar-,02.07.2018
Soy nuevo en los retos Marcelo. No me afecta.
Aunque le doy un peso específico a lo que menciona el buen walas.
Por otro lado cafeta, no hace más interesante entonces escribir acerca del BIEN.
Para quienes quieren creen que la representación del mal es el diablo, llámese Lucifer, Satanás, Demonio, Demo (en gallego), etc, etc, etc, les diría que eso ya pasó a la historia. El diablo supuestamente fue inventado por los que inventaron a Dios para impartir justicia en el más allá a aquellos que desviaron "el buen camino". En ese sentido sería un mal necesario, y hasta simpático, pero no deja de ser un divertido fantoche.
Creo que deberíamos tomar otros modelos para representar el mal, y lamentablemente en esta tierra abundan los postulantes.
Tiene razón Cafeína. Solo hay que sentarse a esperar.
Ahora empieza lo mejor. Los cuentos no importan. Importa GANAR.
Revisen a ver si Cafeína contó bien los votos, y que ninguno se haya votado a sí mismo como la otra vez.
A ver quién se ofrece ahora para organizar un concurso. Yo ya sospecho de todos...Jajaja
Propongo escribir sobre el Bien, sin necesidad de organizadores " sospechosos" jaja.
Da mucho trabajo organizar estos eventos. Para colmo después siempre hay quejas.
¿No vio el Jaja!! Cafeína?
Por supuesto que no desconfío de ninguno de los organizadores. Solo pregunto quién va a querer organizar ahora.
Es cháchara todo esto, el asunto es escribir.
Mi mensaje era privado. Si Marcelo ha decidido hacerlo público, es libre de hacerlo.
Para mí no es ético votar deliberadamente por un cuento sabiendo de quién es por el hecho de que es mi amigo y no por la calidad intrínseca del cuento. No es una cuestión de ganar o perder puesto que muchos de esos retos los he organizado yo y por tanto no he participado.
Igual que no es ético para mí votar por uno mismo, y participar y no votar es una falta de respeto al concurso mismo.
En resumen, esa es mi forma de pensar. No es mi intención imponérsela a nadie, solo exponerla.
Para mí, en cambio, lo bueno es poder escribir, y apreciar a la persona que organiza.
Supongo que nadir va a querer organizar más concursos. Eso es lo malo, para mí.
Se da cuenta de que lo que es bueno para mí, no lo es para usted? A eso me refería cuando dije que hay que sentarse a esperar. Seguimos hablando de lo bueno y lo malo.
Por eso digo que escribamos sin organizador.
está equivocada, sualmaserena
yo soy corrupto, comprable y mafioso
por algunos bienes a convenir incluso puedo torcer todo el concurso para que gane ud. por ejemplo
no voy a opinar sobre un mensaje privado puesto en público, no quiero volver a las viejas épocas del 2004 y eso, donde todo era una cosa insoportable de conspiraciones, idas, venidas, truques, retruques y mala leche de gente aburrida
sí digo que para mí el voto es irrelevante, como dije arriba sólo sirve para ver qué valoración hacen otros de nuestro propio "quehacer literario"
por eso incluso puse en las reglas que si alguien se quiere votar a sí mismo, que lo haga
las tendencias se mantienen igual, mayoritariamente todos votamos al texto que nos gusta y no por otras razones
vaya a mi ldv, sualmaserena, cómpreme, ofrézcame bienes y verá cuán serena quedará su alma
Mire, Cafeína. Yo soy una persona de gran ética. Y que se divierte mucho con estas payasadas. Igual que usted.
A ver...estoy pensando qué le puedo ofrecer. ¿Qué le gustaría?
en privado, sualmaserena, en privado
los artículos de intercambio no son aptos para menores, y acá está lleno de menores
vaya a mi ldv, sabe dónde queda? bueno, vaya
los felicito
marcelo se dio de baja y parece no importarle a nadie
hizo bien, para convivir con seres como ustedes lo mejor que puede hacer es irse
me tienen harto
walas lo tuyo es excerable y patético
estás igual que carmen, los mismos argumentos, el mismo sembradero de mierda, la misma mierda
es una lástima, pensé que ibas a sobrevivir, carmen es altamente contaminante y te contaminó
No sé si Walas acierte o sólo sea un una apreciación infortunada. En lo personal si trampean no me importa, con tres o cuatro participantes imparciales me bastan. Yo salí huyendo de la página principal porque el halago era el pan de todos los días y no quería estancarme. No me interesan los halagos fáciles en cuestión de trabajo; el trabajo es el trabajo; si no, ¿cómo mejora uno? Mi deseo es mejorar y no meterme el pie yo solo. Allá ellos y quienes les guste engañarse.
Por otra parte, quizá walas no se dé cuenta que algunos participantes tienen la impronta de la página principal: repartir estrellitas a diestra y siniestra.
Recuerdo que en un reto un participante dio 4 puntos a un cuento simplemente por llevar su nombre en el título. Otro subió un texto "insignificante" y en medio de una gran efusividad agradeció a medio mundo por los votos inmerecidos.
También he visto que no pocos desconocen lo que existe detrás de un "buen trabajo"; es decir: no identifican qué es un buen cuento. Lo que da por resultado votos aleatorios: votan según su estado de ánimo o según las palabras difíciles o por la cantidad de sucesos que encuentran en el texto, sin advertir mayor cosa.
Hay de todo.
Algunos hasta tienen por regla general no leer cuentos "groseros", o "escabrosos". En fin, yo voto sobre todo tomando en cuenta la economía de palabras y la secuencia lógica de las escenas. La honestidad también me importa mucho: un texto fluido es un texto honesto. Leo a todos, eso sí. Y varias veces.
En fin, "los desafíos" han sido para mí una fuente de enorme placer y quienes los organizan tienen toda mi admiración y reconocimiento.
Marcelo volverá, como dice yar, todos vuelven, sólo está descansando de las fatigas del descanso.
Creo que los foros son una oportunidad para aprender. Aquí Ninive nos ha enseñado sobre gramática y guy sobre puntución. Yo aprendí a escribir sonetos con la ayuda generosa de Leticia, y décimas con chilicote.
Hay foros donde intenté escribir cuentos, ya sea en concursos o con otros ejercicios en los que participé.
Es una linda entrega, la que generosamente ofrecen algunos de ustedes cada tanto. Gracias.
Perdón: quiero aclarar que Ninive y Guy han tratado de enseñarnos, pero por lo que escribí anteriormente, se nota que mucho no aprendí.
Un abrazo a todos.
yar-,03.07.2018
Yo voto en base a lo que siento al leer, y así comento también. Las estrellas...? No me interesan, creo deberían desparecer.
Soy nuevo en este foro y ha resultado aumamente estimulante.
Si alguien se vota a sí mismo o por amiguismo, pues allá ellos. Es súper que estemos de incógnito, por lo tanto se requieren dos para hacerlo.
Los concursos sirven para estimular la escritura. Pueden ser de incógnito o no. Da lo mismo. También son valiosos los talleres que se han abierto con ese mismo fin.
Dejo un enlace de uno de esos talleres, por si les interesa participar. Hay otros similares.
La famosa y discutida cuestión de las estrellas me parece intrascendente. Me da lo mismo que estén o no. Yo valoro solo los comentarios. Algunos son muy interesantes y creativos.
Están repitiendo en forma inconsciente aquello que trauma, que duele. Lograr una "versión mejorada" de la repetición es posible.
Por qué siempre siguen con una discusión sobre lo mismo?
Probablemente en más de una ocasión, se habrán encontrado envueltos en una serie de sucesos conocidos, o escritos usualmente incómodos y que les generan esa sensación de no poder evitar “caer” en esas mismas historias una y otra vez. Deben entender muy bien por qué, pero resulta que vuelven a encontrarse en la misma situación, ante la mismas personas.
Es entonces cuando empiezan a aparecer otra serie de preguntas o planteos que pueden llevarnos a pensar si todo aquello que se repite es azaroso o existe alguna causa puntual que ocasiona la repetición y, más aún, si existe alguna forma de evitar que lo que nos hace daño o no nos gusta, vuelva a ocurrir.
La repetición de algo que les sucedió en algún período aquí en loscuentos.net y se vuelve a presentar en otro, sin que sepan cómo salir de ese círculo, es una de las principales razones por las que deberíamos sumar y no restar gente.
La compulsión de repetición es un concepto que Freud definió para intentar dar un fundamento al impulso de los seres humanos a repetir actos, pensamientos, sueños, juegos, escenas o situaciones desagradables e incluso dolorosas. Es un proceso de origen inconsciente a través del cual una persona repite, de alguna manera, antiguas experiencias sin recordar que siempre termina sucediendo lo mismo.
Es posible cambiar aquello que nos dejan marcas que generan malestar para salir de los encontronazos del círculo vicioso. Estamos en una pág, literaria, y debemos tener la libertad de escribir sobre lo que nos gusta, sin ponernos en jueces ante quienes piensan o escriben distinto.
Aparecen constantemente experiencias penosas, de conflictos, de peleas, de situaciones dolorosas, soledad, etc. Estas situaciones actuales se caracterizan por la repetición de los mismos errores y fracasos, causando así un vacío existencial y gran displacer.
Aquí cada vez se escribe menos, se lee menos, se comenta menos y cada vez somos menos, entonces a SUMAR Y NO RESTAR.
yo creo que es imposible evitar las diferencias y discusiones, es parte de la miseria humana, lo que a mí personalmente me molesta es la forma en que terminan esas diferencias
desde hace un tiempo el único que hace algo por mover al resto en esta página (aunque sea a nivel de foros) es Marcelo
si grupalmente no somos capaces de apoyarlo, de tratar de suavizar lo que sea que le molesta -tenga razón o no- entonces somos un desastre grupal
no estoy diciendo darle la razón a Marcelo (hay que aclarar todo porque luego mal interpretan) estoy diciendo tratar de "mantenerlo funcional" ya que es el único que intenta hacer algo constructivo
parece un síndrome habitual de esta página: si alguien hace algo constructivo entonces hay que agredirlo
el eje de discusión me parece poco importante, pero posiblemente está enmastarando otros temas más profundos o agresiones de otra característica que no es explícitamente el uso o desviación de los votos
me parece patético volver al mismo grado de idas, venidas, maltratos, erosiones y corrosiones que todos vivimos desde el 2004 como hasta quién sabe cuándo, ese tipo de "convivencia" es una mierda y espero ponerme bien lejos de eso si es que volvemos otra vez a usarlo como modelo de relacionamiento
para mí los votos son una excusa para juntarnos, para motivarnos y hasta para apreciar distintas personas desde distintos ángulos y pongo un ejemplo personal: "El Ángel" de Sheisan me parece un gran relato, un excelente texto, y lo digo pese a las diferencias que solmentos tener la Sra. Sheisan y yo, prácticamente siempre si yo digo H Sheisan dice J o a la inversa
eso no me impide valorar su capacidad literaria, disfruté su relato y es uno de los que más me gustan, ¿debo hablar mal de Sheisan o tratar de molestarla sólo porque el 99% del tiempo no coincidimos en nada?
la miseria humana es total, y es patético ver que Marcelo se da de baja y a nadie se le mueve un pelo, somos un desastre como colectivo, como grupo, como lo que mierda sea que somos, damos vergüenza
Hoy me operan de dos hernias así que no tengo ganas de discusiones bizantinas ni de estar repitiéndome.
¿Ahora resulta que agresión es enviar un mensaje PRIVADO a unas personas indicando un comportamiento que no me parece ético? Si Marcelo no estaba de acuerdo o quería aclarar el tema me podía haber contestado en PRIVADO como otros y ya. Pero no, decide hacer público el mensaje y luego se da de baja de la página.
A mi me ofende que se piense que mi comportamiento se vea afectado por mi relación con Carmen, y no por eso me voy o no contesto.
Por último, no estaría de más que otras personas organizaran retos.
Ponete bien de salud Walas. Recuperate. Y de lo que sea que consideres malo, falto de ética, retorcido, o lo que sea de mi, fijate si podés convivir con eso. No te hagas tanta mala sangre por mi porque no mereces eso.
En cuanto estés recuperado, volvé a escribir, que lo hacés muy bien.
Aunque te suene raro, yo te aprecio y te quiero.
Me gustan las historias que se van escuchando por ahí, las que se cuentan a los niños antes de dormir y que cuando crecen las cuentan a su vez a sus niños y así. Historias que se van adornando, aderezando puliendo como piedras en un río, historias que acarician, que acompañan, que inspiran, que nos confrontan y hoy recordé esta.
Para esta historia de tradición popular, es pertinente saber de la importancia para la familia imperial de cierta clase de cangrejos, los heikegani. Esto se relaciona con la muerte en el mar del joven emperador Antoku, pero no es de eso de lo que voy a contar de eso no se trata y ni tampoco de esos cangrejos que ahora recuerdan la crueldad de esa batalla naval.
Se cuenta que en el antiguo Japón, un emperador amante del arte hizo traer desde un remoto lugar a un famoso pintor, el cual era considerado como el genio más grande de su época.
El emperador deseaba hacerle un encargo. Deseaba desesperadamente que el famoso pintor hiciera para él, la obra más fabulosa del mundo. Anhelaba que le pintara el cangrejo más hermoso del mundo.
Después de pensarlo, el pintor le dijo que para poder aceptar el encargo, necesitaba suficiente tiempo, después de todo hablamos del el cangrejo más hermoso del mundo. Le pidió diez años para terminar, por supuesto necesitaba también un lugar para trabajar y pidió un palacio. Como no podía distraerse en asuntos ordinarios solicitó también sirvientes, doncellas, riquezas.
El emperador accedió a todo, pensando que el cangrejo más hermoso del mundo valía bien todo eso.
Al transcurrir el plazo, el emperador hizo llamar al pintor para que le entregara el cangrejo, pero el pintor apesadumbrado le dijo que una obra tan fabulosa requiere más tiempo y le pidió diez años más.
El emperador se sintió triste, decepcionado, pero el deseo de tener al cangrejo más fabuloso del mundo le empujó a acceder de nuevo y le dio al pintor diez años más.
Al concluir el nuevo plazo, la paciencia y la vida del emperador estaban por agotarse, así que se presentó en el palacio del pintor para exigir lo pactado.
Al llegar, no es de sorprender que descubriera la vida de ocio y lubricidad que el pintor llevaba a sus costillas, así que montó en cólera y exigió la entrega de la obra.
El pintor cayó sobre sus rodillas y tuvo que aceptar que no había iniciado a dibujar. El emperador ordenó a uno de sus samuráis, que le diera muerte. Ya alzaba el poderoso guerrero la espada cuando el pintor pidió a su sirviente papel y tinta.
Todos quedaron expectantes y en ese momento de un solo trazo dibujó al cangrejo más hermoso del mundo.
No es nada nuevo eso de votar por los amigos, sólo diré que cambien el nombre a los "concursos", pongan "juego en que cualquiera puede participar pero en que un grupo de amigos se votan entre sí y los otros allá ellos", es muy largo pero alguien más ingenioso que yo lo puede acortar, ¿no? Ahora, no sé si los cuenteros que no pertenezcan a "ese grupo de amigos" quieran entrar a un juego así. En fin.
Estamos todos esperando que organice algo usted.
Nunca lo vi en ningún reto, y me hubiera gustado porque sé que escribe muy bien, y seguramente debe saber organizar concursos maravillosamente. Muéstrenos cómo se hace.
La gente que entra participar no pertenece a "un grupo de amigos". Se la invita. Muchos no quieren entrar porque suele pasar esto. Se ve que ya ha pasado antes, por lo que cuentan. Tal vez la solución es no organizar nada más, y escribir solo en el home.
O mejor borrarse, como ya lo hicieron muchos.
La verdad, no sé por qué me engancho en escribir todo esto.
Además el "grupo de amigos" somos todos. ¿Acaso no somos una comunidad de amigos de la literatura?
Organizar algo requiere tiempo, paciencia, y amor a la literatura.
Por eso aprecio tanto a los que organizan. Y a los demás, también.
Escriban.
Además el "grupo de amigos" somos todos. ¿Acaso no somos una comunidad de amigos de la literatura?
Organizar algo requiere tiempo, paciencia, y amor a la literatura.
Por eso aprecio tanto a los que organizan. Y a los demás, también.
Escriban.
Buenas, ya me operaron y todo bien, gracias por sus buenos deseos. Ahora a pasar los días y el postoperatorio que es lo más jodido.
Marcelo, yo también te aprecio. A glori también. Pido disculpas si mi exceso de celo os ha ofendido de algún modo. Yo soy así, a veces me pongo en modo árbitro y la lío.
Supongo que es un debate que se podría hacer extensivo a todo el mundo: ¿voto por el cuento de mi amigo/a porque es mi amigo? ¿Tal vez el hecho de que sea de mi amigo/a me hace ver que es el mejor? Un debate sano, sin acritud.
Creo que en un concurso serio se vota por el cuento y a veces cuando este cuento es muy bueno, pero incumple en ortografía y gramática se deja fuera de cualquier pretensión o supuesto. Sencillamente es eliminado.
El amiguismo pudre los pueblos, los termina asesinando.
El amiguista y compadrista sacrifica a las mayorías por una emoción personal.
El amiguista no es equitativo, justo, de fiar.
El amiguismo es un tramposo.
No sé si lo hicieron, pero si así fue se van a ir los diez parientes que les quedan porque no se puede quedar bien con todos. Ya echaron a docientos no entiendo como no aprenden la lección con esta pérdida.
El amiguista es un traidor. Marcelo debió ignorarlo.
Kroston sí ha participado en retos, no sé que lo apartó escribe muy bien.
No tengo tiempo para leer por eso no participé me disculpo.
No me quiero imaginar qué ocurriría si en estos concursos, (que no son serios, son solo juegos para incentivar a que la gente escriba) se otorgaran premios de verdad.
Siguiendo con el problema creado por los cuestionados votos mutuos, opino que Don Marcelo es una gran persona, correctísimo compañero y conductor desinteresado de estos divertidos concursos. No creo que hayan sido tantos los votos que se cruzaron con sus cuenteros preferidos, ya que últimamente fue casi el único que conducía y por lo tanto no votaba. Y si así fuera ¿para qué cuestionarle nada? Venimos aquí a divertirnos y sabemos que los resultados dependen de la preferencia de quiénes votan. A veces son tantos y tan largos los cuentos que no nos da tiempo a leer (y releer) para decidirnos, y puede llegar a ser "injusta" la votación, pero lo importante es que pasamos buenos momentos, sin que importe tanto la competencia, ya que no se arriesga nada. Lo demás es puro cuento.
Creo que debemos pedirle a marceloarrizabalaga que se dé unas vueltas por aquí. Sinceramente lo extrañamos.
Son realmente sorprendentes, no en un buen sentido. Sobre todo cuando pasan como quien no sabe que ha hecho.
Rh, si tienes ganas de decir verdades, bueno, para hacerlo hace falta valor. Para no decirlas, también hace falta valor, pero hacer como que no digo nada, con suficiencia perdonavidas y barata es solo muestra de una absoluta pobreza y venga con tu mejor insulto, ni siquiera nos conocemos así que digas lo que digas es solo como aire que pasa.
Resulta por decir algo, cómico que se afirme que como no hay premios reales, no importa lo que se haga, bueno, pues resulta que sí importa. En los juegos también hay reglas y estas se hacen para posibilitar la interacción, aceptar participar implica aceptar las reglas.
La honestidad es como el embarazo, nadie puede estar medio embarazada o ser un poco embarazada, no admite graduación se está o no. Del mismo modo, no se puede ser honesto para unas cosas y no serlo en otras o ser medio honesto o serlo en general excepto si es juego y los premios son de mentiras.
Este concurso en lo particular tuvo en lo literario, la particularidad de estimular la imaginación fuera de la zona de confort de muchos de nosotros y el resultado está en textos extraordinarios, al conocer a los autores, lo cierto es que yo quedé muy gratamente sorprendida al leer textos estupendos de personas de quien no lo habría esperado.
Respecto a la organización tuvo el enorme mérito de que en la parte importante del desarrollo Cafeína contuvo el trolleo, a pesar de la necedad de clorinda, también tuvo la habilidad de conducir la irreverencia en abono del tema central del concurso, por lo que fue una muy exitosa conducción.
Los temas aparte con relación a un comentario que no era en principio público y luego lo fue y la reacción o sobrerreacción del destinatario, serían a pesar de esa publicidad un asunto entre ellos, si no fuese por lo que los demás dejaron ver.
A Marcelo se le agradece el esfuerzo por hacer trabajar la página, por la organización, por el tiempo y hasta por esa amabilidad suya de la que a veces se abusa. Pienso que los amigos son también para ponernos los pies en la tierra, pero bueno cada quien escoge a sus amigos.
gracias kupiga, es edificante ver que alguien entendió lo que intenté hacer, con una persona que haya entendido me alcanza
con respecto al trolleo le diré que en mi opinión no hay forma de controlarlo, sólo se puede intentar contener por un tiempo, pero a la larga siempre ganará
en esta página ahora, hoy, acá, ya no hay trolls, lo que vemos es diversión y ganas de desviar el tema para pasar un rato, eso no es un auténtico trolleo
luego de años de intentar controlarlo por varios medios en Villa Letra, Rancho Letra y otros, entendí que la única forma es la auto regulación, yo creo en la auto regulación, aunque requiere un grupo de personas en sintonía adecuada
borrar no es una opción, eso genera odio, resentimiento y más trolleo
recuerdo un par de veces de discutir esto mismo acaloradamente con Gik, insisitiéndole en que borrar cosas de los foros es un error
finalmente acá estamos, sin el régimen del terror que eran las borradas de textos y hasta foros enteros, y curiosamente no hay trolleo
algunos dirán: porque la población es menor
no tengo ganas de una larga argumentación sobre todo esto, que es lo que el tema amerita
me alcanza con que los textos estén todos juntos en este foro, protegidos de la "diversión extra tema" mal llamada trolleo
en realidad ni siquiera es importante el número de clones, que puedan crear mil historias, abordar desde muchos puntos de vista está genial, el gran pero, al menos el que yo veo está en que parecen abordar con honestidad el ejercicio, en que eso deja sentir una profunda falta de respeto por los otros
Sugiero que en las próximas convocaciones no se vote por puntos. La votación tendría que ser un comentario para el que más gustó,El comentario debe ser completo, no es suficiente "me gustó",debe contemplar:
por qué lo prefiero,redacción, respeto del TEMA PROPUESTO,ortografía...
Vaya no me entero de nada, así que se fue Marcelo... snif ¿qué hacer para que regrese?
Pero walas, yo te voté sin saber que eras tú, y mira que nos conocemos de hace años, podría decirse que eres el único que conozco y que te di mis 3 votos, y para nada fue así y lo sabes.
Yo hace tiempo que no escribo, creo que estoy e eso que llama Vilas-Matas de Síndrome de Bartley, estoy en el No escribir. Pero Marcelo me cae bien y supe por cafeina para este concurso del mal, Tenía yo una historia casi real que no podía perder así que participé. A mí me ha dado un punto kupiga, a quien agradezco, que por cierto no conozco de nada. Me habría gustado tener más nota, tal vez sí para animarme a seguir escribiendo, pero así justifico mi síndrome de No escribir.
Ya es sabido de muchos años que llevamos aquí, cafeina y yo muchos muchísimos, que la gente llora en los ldv para ser leídos y puntuados con las dichosas estrellitas. Eso no es malo, ojo, cada cual que haga lo que necesita, pero es cierto que si alguien quiere escribir en serio, que lo haga y punto y se deje de joder acá.
Estos concursos, por cierto organizados con todo el respeto, esa es mi impresión, sirve para entretenerse más que nada.
He leído todos los cuentos, incluso varias veces y he puntuado lo que yo he apreciado que está bien escrito y que realmente es ejemplo del mal.
por que el público inteligente y conocedor lo pidió, regresó Marcelo. Todavía no ha dado declaraciones, por lo que no sabemos si ya se le bajó el berrinche, terminó su ruta de peregrinación al santuario de la virgen de Itatí, si walas le fue a pedir perdón, cumple una orden directa de glori o tal vez solo se trata de un curioso pero posible caso de homonimia.
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