Yo recuerdo que cuando tenía 4 años mi mamá me dio en la boca por decir: "PUTA". Desde entonces la palabra me cautivó por prohibida. Luego, cuando supe qué significaba, me gustó más por toda esa doble moral que arrastra a la prostituta. Más tarde, me parecía increible que fuera aceptada decirla en los momentos más humanos: cuando tenés mucha (pero mucha) rabia, alegría, tristeza, desconsuelo, etc. Ahora sabía que era una palabra ultra importante.
En bachillerato, yo odiaba la poesía. Yo sospechaba que la rima y las imágenes eran muy poco como para que un poema fuera importante, pero no encontraba que más había que buscarle. Entonces, nos cambiaron la profe de literatura inglesa y así apareció mi inolvidable profesora cubana. Cuando ella empezó a desbaratar el poema London de William Blake, todo cambió en mí. Era como resolver un acertijo. Cada palabra tenía un significado escondido, cada rima era para burlarse del lector, cada detalle era parte del rompecabezas. En el último párrafo está HARLOT, es lo mismo que BITCH pero más fuerte; los ingleses la escojieron, en vez de la primera, para ponerla en la Biblia, dada su falta de uso. Y en el poema eso se trae a colación.