Inicio / Cuenteros Locales / David Deep Green (deepgreen) - [U:deepgreen]
Cuando los días, eran simplemente dulces estaciones de sentimientos y canciones locas, cuando la vida, solo era una fantasía mágica bañada por la exquisitez de la perfección, cuando las miradas viajaban kilómetros enteros, antes de perderse en la inmensidad del universo, y el amor disfrutaba de cada una de las pequeñeces que nadaban sobre las gotas encantadas por las irreales sinfonías musicales, que tocadas magistralmente por la ilusión, el sueño, la esperanza y la ambición daban vida universal a los mas delicioso colores en los cuales soñaba toda la bella la creación. Fue, cuando en los sonidos que traían los vientos del mar, que el destino intangible quiso darme una nueva lección, una que tal vez no quería aprender, una que había evitado muchas veces, una lección, que traería a mi alma, dolor, tristeza, melancolía, pero a la vez alegrías inmensas llenas de aromas intocables y vientos inalcanzables.
Fue así como me preparé para nacer en el mundo irreal y mortal de los humanos, fue así como me hice humano, fue allí en ese momento que mis días de libertad inagotable y celestial terminaron, el cinco de diciembre de mil novecientos ochenta y tres, hace veintiún años unos meses largos, en un día que no recuerdo, en un día que no deseo olvidar, que nací en una bella pero perdida familia, con la mejor de las mamas que podía tener, me cuentan que llore y llore por mucho tiempo, algunos pensaron que había nacido enfermo, pero yo solo lloraba por haber perdido lo que hasta hace unos nueve meses era mi vida, era mi todo, lloraba por haber perdido mi luchada libertad, sin embargo deje de llorar y empecé a vivir, a aprender lo que el destino y la naturaleza sagaz de la creación querían enseñarme.
El primer año fue difícil, sin poder comunicarle lo que quería a mis padres, la vida se me complico un poco, solo lloraba y lloraba, la soledad se presento muy temprano a mi vida, cuando solo tenia pocos años, me veía perdido, caminado solo, sentado por allí solo aunque acompañado, desde pequeño me quise regresar a mi casa, a mi hogar, quise regresar a mi vida y poder tener de nuevo mi libertad, a veces cuando miro las fotos de cuando estaba pequeño, aunque todavía lo soy en estatura, puedo ver aún la mirada perdida de aquel niño que no sabía que esperar, de aquel niño que buscaba y averiguaba la manera de regresar, de aquel niño que asustado buscaba su libertad. Sin embargo fui creciendo, pude hablar, pero me quede callado, aún hoy soy un hombre de pocas palabras, casi no me gusta hablar, solo miró, solo deseo contemplar cada una de las líneas perfectas de este mundo irreal, que me recuerdan los paisajes extintos de un mundo encantado por el misterioso aroma del amor. Donde nací, donde crecí, y donde vivo, son de muy poca importancia para mi, la vida me ha querido enseñara vivir en varias partes, mi acento no se puede distinguir, demasiado neutro para poder descifrar de donde soy, sin embargo me gusta vivir donde vivo, en Medellín, creo que es la mejor ciudad de estos lados, sin embargo también recuerdo con nostalgia las calles huecas y calorosas de mi Barranquilla, aunque en ninguna de estas dos ciudades que quiero mucho nací, a veces en las noches, cuando me siento a hablar con la compañera de mi vida, aquella que llego en mis primeros años, me pregunto donde mas viviré, pero por ahora estoy contento donde estoy.
Estudie en tres colegios, pero solo dos tienen recuerdos gratos para mi, el de quilla y el de Medallo, aún no creo haberme enamorado, eso es uno de los temas que no he podido aprender, no se si el destino frustra mis caminos, o simplemente soy yo y mis ansias de libertad, sin embargo no se, ya como que la vida se encargará de todo, es mas quisiera dejar de luchar por ciertas cosas y terminar de vivir en un paraíso terrenal, en una isla, Ah estudio derecho y ciencias políticas, pero no se para que, porque mi sueño es irme a vivir lejos muy lejos y solo o acompañado, no mejor acompañado, pero muy lejos, en un lugar donde solo haya una pequeña choza, dos gigantesca palmeras para amarrar la hamaca y sin lugar a dudas el amor de mi vida, aquella mujer con la que sueño en las noches y en los días suaves y cortantes. Una pequeña isla acompañado por ella, en donde la felicidad y las sonrisas abunden, una pequeña isla solitaria acompañada por mi eterna compañera de infancia, una pequeña isla que me recuerde los lienzos perfectos que dibujo la creación natural en el universo, una pequeña y tropical isla donde los días sean eternos y los sentimientos sean perpetuos, una pequeña isla donde pueda esperar regresar de nuevo al lugar de donde el destino me saco hace Ventidos Años y algo mas...
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