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Cuando esa tarde de domingo Luis Fuentes vio venirse encima suyo la pelota tras el potente remate del ‘cañón Faúndez’, de inmediato supo que ya no había tiempo para reaccionar. Por eso cuando el espigado central sintió el duro impacto del balón en su mollera, una luz tipo flash se encendió en sus ojos encandilándolos, justo antes de caer tilt al piso. Era el minuto 37 del primer tiempo y en el pasto del estadio Municipal de Calama yacía el cuerpo del ‘flaco Fuentes’ tirado como un estropajo de cocina sobre la medialuna del área local, tras recibir en pleno rostro el pelotazo que vino a estrellarse en la barrera. Tras cartón el árbitro detuvo las acciones y con más preocupación de la habitual hizo ingresar con urgencia la camilla y la asistencia médica. El estado del jugador tras el golpe parecía preocupante. Un fuerte y persistente murmullo proveniente de galerías y tribunas se dejó sentir mientras el jugador era sacado del campo de juego en camilla. Luis algo aturdido sentía voces a lo lejos, pero por más que intentó no logró recuperar la conciencia; una luz brillante de a poco fue cubriendo todo el ecran de sus párpados hasta quedar completamente encendidos.


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Cuando Luis abrió los ojos llamó su atención la malla que se alzaba alto por sobre todos los contornos del colchón, y el colorido móvil con figuritas de personajes infantiles que colgaba del techo justo sobre su ombligo, dentro de aquel corral se hallaban desparramados un montón de coloridos juguetes de goma. Recostado de espaldas el sorprendido y medio aturdido Luis de pronto sintió unas ganas incontenibles de tomar leche y por más que intentó reprimirlas finalmente no pudo - ¡buuuaaa, buuaaaa, buuuaaa, buuuaaa!! – conforme transcurría el tiempo el llanto se hacía cada vez más y más insoportable. Luis no podía encontrar una explicación lógica a lo que estaba ocurriendo, no podía dejar de llorar. Sorprendido quedaría cuando vio entrar por el umbral de la puerta de la vetusta habitación de madera a su mamá quien como si nada lo tomó entre sus brazos, que lucían inusualmente jóvenes y lozanos. Instintivamente Luis buscó sus pechos llenos de leche y bebió hasta quedar medio dormido, ‘pochito’ como solían llamarle a ese estado sus compañeros en el camarín. Nada de pañales desechables ni nada semejante, Luis llevaba puesta una mantilla blanca debajo de uno calzones de goma azules por un lado y rojos por el otro. Cuando volvió a ser puesto en la cuna por su madre, el nene sintió aquella terrible picazón en las encías; como pudo alcanzó una patito de goma que encontró en el corral y sin más se lo llevó a su boca, eso le causó alivio, sin embargo la baba se abría paso por su pecho.

Absolutamente sorprendido Luis no entendía cómo por alguna inexplicable razón había retrocedido en el tiempo y por más que intentaba explicárselo a su madre, de su boca no salían otras palabras que el persistente y desesperante aguuu, aguuu, tata, mamá, tota, o caca uff. Así es como Luis tuvo que aprender a decir caca uff, porque no aguantaba andar con la mierda hasta el cogote y mucho menos tener que soportar las ardientes coceduras de trasero que tal circunstancia ocasionaba. Resignado Luis se entretuvo jugando con la pelota de goma hasta que ésta fue a parar lejos de la cuna tras un desmedido y descoordinado lanzamiento de manos. De inmediato Luis buscó la forma de rescatar el balón; para ello escaló la malla del corral hasta el extremo más alto del borde; sin embargo cuando intentó bajar al otro extremo su cuerpo tambaleó y se precipitó al piso de madera cayendo de espaldas, azotando nuevamente su cabeza, esta vez a un costado de la cuna… Otra vez la luz del ecran.


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Estupefacto volvió a quedar segundos más tarde el flaco, cuando al abrir sus ojos de pronto vio venir a sus amigos de la cuadra corriendo apatotados tras una pelota de plástico. Todos con más de doce años cumplidos animaban una épica pichanga de fútbol de seis contra seis.

Parado delante del pórtico de piedras y mochilas de colegio, Luis de pronto se encontró vestido de jeans y polera de topogigio en medio de la calle por donde mismo pasaban los autos. Al frente se encontró con sus amigos de infancia quienes corrían como animalitos tras una pelota de plástico verde petróleo más liviana que un zancudo seco. El sol ya se había puesto y las luces de los faroles de la calle brillaban encendidas. Todos estaban empapados por la transpiración, algunos lucían frescas las heridas en sus codos y rodillas producto de los porrazos en el asfalto. Unos habían elegido Cobreloa y los otros Colo Colo, se disputaba a estadio lleno la final del campeonato, al menos imaginariamente. De pronto los gritos de mamá y los silbidos de los papás comenzaron a hacerse sentir; para todos ya era hora de entrarse. Cuando esto empezó a ocurrir, de inmediato Lucho sintió el grito desesperado de uno de sus amigos que con furor anunciaba a los demás: - “¡¡último gol gana todo!!” -.

El anuncio del inminente término desató el emocionante desenlace de la monumental pichanga de atardecer; todos buscaban desesperados el último gol, el de la victoria, aquel que traería consigo la consagración de uno de ellos; al menos hasta el otro día. Luis las hacía de guardameta cuando vio venirse al camión Mondaca solo con la pelota dominada. Tras una enorme disyuntiva sobre su integridad física, Luis como pudo salió a cortarlo con el alma, se sorprendió eso sí de la agilidad de sus movimientos. Todo iba bien hasta que la rodilla del atacante terminó por estrellarse en seco sobre su sien izquierda… Otra vez tilt y al suelo.


CUaTrO.

Cuando finalmente recuperó la conciencia se encontró tendido al borde del campo de juego rodeado por el médico, el paramédico, y alguno que otro paco curioso. No pasarían dos minutos cuando nuevamente el flaco se encontró al borde de la cancha solicitando al árbitro su reintegro. Los aplausos no tardaron en bajar de todos los sectores del estadio, había que tener huevos para volver después de aquel feroz pelotazo recibido en pleno cuesco. Esa tarde Luis Fuentes resultaría electo por todos como la figura de la cancha… nunca nadie lo vio jugar con tanto entusiasmo como lo hizo aquella tarde, después del tortazo en plena sesera, parecía un pibe tras la pelota.

Texto agregado el 04-08-2003, y leído por 1416 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
05-02-2005 Esta bueno, ese ir y devenir con precisa graduacion. peinpot
04-05-2004 oye cao!! te pasaste con este es muy bueno!lo mejor de todo es que no intenta mandar mensajes complejos, te paseas por los escenarios de una forma que me encanta. gracias a gabrielly, por incluirte en sus favoritos. saludos janine
05-11-2003 Excelente relato y mejor manejo de los tiempos. ¡Felicitaciones! Saludos, Praprique
27-09-2003 ¡fabuloso hermanaso! tremenda historia ya que soy amante de los deportes, de hecho practico muchos, y este texto me parece fenomenal, muy ameno. chachito
31-08-2003 No he leído muchos cuentos de fútbol, aunque se editó en España un libro muy bueno con escritores de primera fila, pero recuerdo especialmente uno de Jorge Valdano, el artillero que fue aquí del Alavés, Zaragoza y Real Madrid. Lo leí en el diario El País- no se si se recoge en la citada antología- y me pareció muy muy divertido, como para leer más. Ahora usted nos presenta esta delicia que combina el deporte, versión más popular y enriquecedora del mismo, con el viaje en el tiempo (¿cómo que la máquina del tiempo no existe?) Todo para contar una vida cuyo argumento principal gira en torno a una pelota y los porrazos que se puede uno dar para vivir, que la vida a veces nos enseña a coscorrones. No observo moraleja ninguna, como alguien apunta por aquí, ni necesidad de cambiar una coma en relación al fondo, al contenido de la historia. Simplemente es un cuento que merece difusión en papel imprenta.... Y solo una duda: ¿ese “tilt” que me es familiar de las “máquinas del millón” antiguas, las que se encontraban en todos los bares y recreativos, es romanticismo de tiempos infantiles y adolescentes o es corrupción del inglés? Es gracioso, lo reconozco pero añoro que lo que se pueda escribir en un idioma sea en ese idioma escrito salvo que, tratándose de una narración, ésta lo exija. Gracias. casual
07-08-2003 sr.CAO no se mucho de futbool pero me ah gustado mucho la forma en la que lo cuenta..me parece gracioso..un abrazo y un beso. sbet02
06-08-2003 He platicado con abundancia sobre este cuento, y espero que lo apuntado sirva para enriquecerlo, pero de no ser asi, sólo hay que ignorarlas. Es un cuento, que al terminarlo de leer, me pregunto sobre lo que quizo decirnos el autor. parece una trama sencilla, un jugador que despues de un pelotazo ensueña su vida, donde siempre hay fut, golpe y él sigue, recobra el conocimiento y juega como un pibe y se convierte en la figura de la semana o del año. El protagonista, es el jugador llanero, el que vive en el barrio, de clase social baja, un cuento urbano, con ambiente deportivo,futbolero y que tiene su lado mágico. la premisa que se puede desprender es que por más golpes que te de la vida debes de superarlos y seguir. El mensaje es tu puedes, aunque el autor utiliza en ocasiones un lenguaje chusco, realista. siempre en tercera persona. Mi sugerencia es que hay que trabajar mucho en la forma, para que brille intensamente. Un cuento bello sin duda. un abrazo ruben sendero
06-08-2003 El viaje a través del tiempo, los recuerdos amados,recuperar esa conciencia de lo que se nos ha escapado. Excelente, brillante técnica para narrarlo, desde lo que se ve amas, como todo hombre, la pasión por el fútbol. Es lo mejor, lejos, lo que he leído tuyo.Mis estrellas, brillantes todas, como la luz en los ojos de tu protagonista. Patricia. Muerte
05-08-2003 jajaja muy bueno pibe segui asi..man esta bien chingon..jaja en verdad que sos grande mi guey..un abrazo shady
05-08-2003 Gooool, Gol de Chile. Un sonoro C H I y bailemos Rock'n Roll. sinseudonimo
04-08-2003 Muy bueno. Me gustó. profugo
04-08-2003 muy criollo y universal al mismo tiempo Cao!!... tu prosa es impecable, qué gusto leer cosas así!. La secuencia de volver a ser guagua es fabulosa. Un brazo blanquita
04-08-2003 Cao esto es de lo mejor!!! Más allá de la historia que es impresionante ya que tiene esa dulzura que suelen tener los personajes que son buena gente en su humildad (y no me preguntes cómo llego a esto, es lo que veo) lo situás de manera excelente en el tiempo. Me viewne a la cabeza la idea esa de perdedores hermosos pero sin perdedores, con ganadores nomás pero sin estridencias. Me encantó. Besos. MCavalieri
04-08-2003 Que bonito. Hacia la mitad ya me veia venir que acabaria volviendo al partido original, pero ese último detalle de acaba jugando como un pibe, me ha llegado al alma. yihad
04-08-2003 Muy bien cao. No sé qué más decir salvo eso. Me fascinó la imagen del cabro chico con su polera de topogiggio. Genial la disposición de los capítulos... en resumen: Me pongo de pie. santacannabis
04-08-2003 Tus narraciones son envidiables, siempre he compartido el gusto por la buena prosa. Lo tuyo no tiene manchas, es lúcido y hace crecer al lector. Cinco estrellas. Gabrielly
04-08-2003 Ricardo, muy bien pensado y muy bien escrito, no por gusto estudiaste como un chino para ser abogado. Cinco para ti. ElTigre
04-08-2003 Rayos cielo!!! cuanto hace que deseaba que escribieras un cuento futbolero, y a este además le agregaste la involución, es tan curioso este trabajo, tan particularmente expresionista en el desarrollo y tan surrealista al mismo tiempo. Es un cuento de palabra mayor este Cao. He puesto cinco, y no son estrellas, son gritos de gol relatados por Victor Hugo, ojalá sea una saga de cuentos futboleros. Un beso enorme y un abrazo hache
 
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