No supe si ponerlo como poema (por un asunto de formato, creo que no, aunque es lo que más se acerca), reflexión, ensayo, o qué, asi que lo pongo como narración, que es como más neutro y uds le dan el valor que quieran.
Temer a la aridez de mi propia tierra, todo un tema para alguien que reniega de sus propios frutos, que supo de saltos a poco intuir el caminar, conociendo y queriendo ser. Por lo mismo, acá abajo parece ser mejor, o al menos más seguro. Aunque después la aridez no sea tal y todo el mundo que quise descubir a cambio quede atrás, como otra huella más de la vida desandada.
En realidad es fértil, la alcancé a ver. Se me abren destellos y a ellos pertenezco, las traiciones me son perdonadas, pero en esta huella no hay certeza de hasta cuando esto seguirá siendo así. Con un impulso saldría, pero hay que tenerlo. Ahí todo cambia, ya pude, ahí vi y eso me tranquiliza, aunque tal vez con toda esta oscuridad pierda esa imagen de mi memoria y con ella toda mi fe. |