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Inicio / Cuenteros Locales / Iseo / Carta No. 1 (En estas vacaciones...)

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...Esta noche recuerdo
una tarde de marzo
descubriendo tu cuerpo
midiéndose en mis manos.
Araceli Cepeda

Carta en unas vacaciones
¡Hola! Antes que cualquier otra cosa, espero que estés muy bien y que estés disfrutando de estas vacaciones, mejor de lo que yo las disfruto. Si la pregunta que aborda tu mente es la de porqué he decidido escribirte en este día... la verdad ¡no sé! Sólo quise hacerlo, es, más o menos, como cuando quieres decir algo a alguien (en este caso a ti), pero no se lo puedes decir, porque está lejos, porque esta cerca pero no sabes donde encontrarla (o encontrarte)... o para que pienses que soy una persona más analítica y práctica... quiero ocupar mi tiempo de ocio en algo productivo.
Haciendo algo muy usual, y a la vez, algo inusual (el hecho de que me ponga a escuchar música es algo muy usual; el hecho de que la seleccione por la letra, me hace sentir como un compendio y como una vil copia de cuatro amigas que, antes solía frecuentar, y se dejaban llevar y derretir al escuchar en la canción de moda: “Te amo y nunca podré olvidarte”, cosas así, ¿me comprendes?). Anhelo fervientemente una canción que me haga sentirte mucho más cerca de mí... para mi desgracia ha llegado, algo dentro de mí dice y exige que cambie la estación, pero otra parte (creo que más fuerte y poderosa que la anterior), con una voz suave, casi pérdida en un suspiro, me sugiere que me aferre a ella, que no la suelte, para no perderte a ti también, me insinúa que rememore tu mirada para olvidarme de esta realidad que me recuerda una y mil veces que ya no te tengo a mi lado, que estas lejos de mí... seguida de la canción que me incita a que espere por ti toda la eternidad, surge una que me reanima, que me presenta como única opción el olvidarme de ti, me seduce a que tire de esa venda que hay en mis ojos, que afronte la realidad... y si fallara el olvidarte, entre líneas percibo que mi vida sin ti ha acabado, que me tire de un puente, o algo así. Y llega de nuevo, ¡mi razón!, esa bendita analogía que me recupera del fango en que me hallo inmerso, diciéndome que no desperdicie mi tiempo, que me merezco algo mejor y lo hace de tal forma que me muestra tus defectos, asimismo, para mi sorpresa, me interroga al mismo tiempo que me dice en tono burlante como me enamore de ese lunar el cual era el protagonista principal de mis chistes de media tarde, y por si fuera poco continua... tus manos, esas grandes manos que lejos de toda sensibilidad se precipitaban con gran fuerza hacia mi espalda... lejos aún de sentirme bien prolonga mi sufrimiento... tu mirada... tan perdida y tan interesante, motivo principal de mi amor hacia ti; esa sensación que me obligaba a obligarte a que me miraras... vienen hacia a mi, esos días en los que los maestros solían decirme que prestara atención o que desalojara el aula y tú, con una risita entrecortada devolvías a mi alma esa paz tranquilizadora, en la cual sentía que tus miradas tomaban forma física y acariciaban mi rostro y en ese preciso momento de éxtasis pasional, los maestros solían interrumpirme y exigirme mi atención completa... pero ya no tenía importancia por que, para ese momento yo ya había podido perderme en tu mirada.
Aún no entiendo porque estás tan lejos de mí, si yo realmente te amo y sé que tu también me amas a mí... ¿recuerdas? ¿recuerdas ese primer contacto? yo temblaba ¡no lo podía creer! ¡Tú! ¡Tú me rodeaste la espalda!... Todavía atesoro esa foto y aún tiemblo (no sé si de emoción o de nervios) cada vez que recuerdo aquella tarde.
Aunque suene absurdo... ¡lloro! y es por ti que lloro, nunca lo hice por nadie, ni siquiera por mi abuela el día que murió y junto a ella mi gato favorito. De hecho he de confesarte que sufrí más por el gato que por mi abuela.
Quisiera terminar con algo original y no con lo típico e igual de patético: “Te amo y nunca podré olvidarte”, o con lo de: “Habrá mucha gente que te amará, tal vez más, tal vez menos, pero como yo... nadie te amará”... ¿qué te parece este? “Te amé y mucho, ¡pero no mas!, he decidido olvidarte de una vez y para siempre”. Honestamente no quisiera terminar esta carta, pero todo tiene un fin y ha llegado el momento que termine, lo único sensato que viene a mi mente es:
“Felices vacaciones”

Atte:
Una amistad confiable, sincera y para siempre...

P.D. Te veo en este regreso a clases, espero toquemos juntos de nuevo.

20 de Julio 2001.

Texto agregado el 14-07-2003, y leído por 663 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
20-12-2004 Las cartas son cartas. Siempre son así. Saludos. Profugo
14-07-2003 Pues mira linda, como diría Yihad, uno de los escritores brillantes que tiene la página, las estrellitas son una chingada, tu ocupate cuando los pesos pesados de la página, que jamás pondrían una estrellita, pero si un cojudisimo comentario que te llevaría a mejorar...eres buena lo sabes? Y aqui, yo diría que sobra inspiración y falta transpiración...Que tal si le das una miradita a la estructura de los párrafos? Un beso y un abrazo hache
 
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