Hoy ando contenta, y ni yo misma me lo creo, han sido tantos meses de tristezas después de lo ocurrido, los primeros meses lloraba cada día, luego sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a secarse, pero el recuerdo aun dolía. Es que nunca terminaré de entender a los hombres, teníamos algo hermoso, que nos hacía felices, aun recuerdo su voz cantando en las mañanas, mientras se preparaba para la jornada de trabajo, su abrazo, sus besos... todo.
Siempre ocurre, alguien de buenas intenciones te cuenta, yo no respiraba, sentía que se desmoronaba la habitación, ya no escuchaba sonido, el tiempo se detuvo odiosamente, sólo sentía el dolor que me producía mi alma lacerada por la explosión de aquellas palabras. Tú buscabas, y galanteabas a otra, me lo dijeron todo, no me encajaba. El cómo, cuándo y porqué se arremolinaban en mi mente, mientras sentía el frío en mi alma, sentía las convulsiones, los estertores de la muerte. Así y todo te pregunté, al menos tuviste la hombría de no negar, yo autómata, ya sin alma, solo atiné alejarme ese día para siempre.
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