La Señora María es mi vecina, justo la de al lado, ella es modista o como aquí decimos...que cose.

Doña María es un punto de mujer, tiene dos hijos sin trabajo, una hija con dos hijos y un marido también sin trabajo; otra hija más sin hijos ni marido, pero con una cierta tendencia a los polvos blancos y al chiné... y aun queda otra, sin marido tampoco, pero con tendencia a otra clase de polvos...o sea, que doña María tiene además cuatro nietos.

La señora María como ya he dicho, tiene un marido, un marido muy escacharrado, se tiene en pié por poco....el tenía un bar; y acabó así de escacharrado de juergas, tabaco negro y humo de fritanga.

Doña María hace unas judías con chorizo que deberían declararse patrimonio de la humanidad y además invita.

La señora María siempre saluda y sonríe...te coge las manos cuando te habla y te mira desde el fondo de esos ojos que fueron bonitos...y te pide ayuda para subir el carrito por la rampa...y pega a mi puerta para pedirme un limón..."un limón"...cuantos de nosotros pegaríamos a la puerta del vecino para pedirle un limón?...para que a su marido escacharrado le sepan bien sus guisos; para que sus nietos se coman el puré; para que sus hijas no se marchen sin comer...y aparte de todo, cose...y me mete broncas por no dejarle que me arregle los pantalones.