Una noche se fue el humo aterrador, se filtró la niebla más espesa, la mañana estaba fría y desolada sólo el viento cantaba su canción de hombre con su voz bravía.
Nada parecía ser lo que se creía, toda la farsa fue cayendo como agua helada sobre la tierra ardiente,
el ayer como el hoy son dos amigos que viven unidos en un mismo circulo, donde la verdad no tiene espacio, donde los sueños son triturados con armas poderosas, filosas y punzantes.
En horas de desquicio y soledad, la vida junto al tiempo van alejando simultáneamente a las clases, en su mediocridad que ni el tiempo ni la vida impusieron, todo es un desecho sin salida, ni aun queriendo entender se logra, los sueños como las hadas no existen en la vida real, solo detrás del mundo se encuentran.
Hay que trasladar la esperanza, la fe, el sentimiento hasta lograr armar algo más contundente para poder mirar detrás del muro, donde hay sueños de cada uno, que jamás salieron a la luz de ojos cerrados, el cuerpo y mente dormidos.
Hay estrellas fugaces, pájaros celestes, luces de colores y una película sepia que no se distingue bien por lo antiguo, quizás fue un sueño perdido en el tiempo.
Hoy como ayer, se buscan esos tiempos, estos tiempos, esas horas, momentos, noches completas hasta agotar la búsqueda en cada noche estelar.
Alessandrini María del Rosario
|