VIDA Misterios que no son, vistos de lejos; con los ojos gastados por la vida, cuando la flor azul yace dormida en los bolsillos quietos de los viejos. Desde aquel sí robado entre cortejos, tesoro de memoria contenida entre ayeres de piel y la hora ida en el juego de escaques y trebejos. Romerías de un viaje sempiterno que a su paso dejó cien primaveras en marcas indelebles del cuaderno. Y al fin, cuños de sal en las maderas de la pesada puerta del invierno, lecho final de todas las quimeras.
Texto agregado el 24-01-2013, y leído por 667 visitantes. (22 votos)