Cautivante. Sabanas del cuerpo humano que tú con vehemencia vendes sin consideración de aretes no veo atisbo alguno de credo profano. Acicateas la endeble dureza del oído cada vez que oigo y como de timidez predispongo solo imagino tu pureza. Colosal. Fortuito encuentro el nuestro rojiza terciopelo aislada alguna ráfaga de política hallada Léxico opulento pero austero. Aprecio la ternura irradiada por tus pupilas se me corta el habla maravillado por tus consumadas coplas. Mientras cae la cortina de tu casa escudriñar no me apetece sin duda alguna esclarece me retiro, oportuno, con mi agonía de pesa. ***
Texto agregado el 21-07-2011, y leído por 103 visitantes. (2 votos)