Para un querido amigo, Jorge Appelgrenn Cienfuegos
de quien no estoy enamorada pero a quien admiro profundamente.

Un tiempo atrás, te prometí unas líneas con un poco del arte que yo domino mejor. Por eso me recuesto hoy a pensar y encontrar palabras.
En medio de una situación abrumadora y terrible te encuentro en un lugar donde no imaginaba verte. Noto tu callada entrega, vas a resolver algo a lo que no pareces dar importancia. Y te cuelas desde mi memoria a mi atribulado presente, a ése que pasó, pero sigue patente en mis recuerdos.
Ahora, desde la cordura entiendo un poco tu paciencia. ¿Es el arte lo que te conecta a la locura? con esa que todos necesitamos un poco... A mi las palabras me ayudan a salir de ella. Al arte llego a refugiarme, a gozar de la paz que no tengo siempre. Yo me detengo en el arte y veo como tú te mueves en él, como te desenvuelves en ese medio y formato que desconozco y aprendo a aprehender en mis tentativos paseos por las salas de una pinacoteca que me ayuda a sacudir las penas y me conecta con el silencio, el asombro, la dicha y el dolor de otros.
Entonces veo porqué eres distinto a mi. Veo porqué tu reloj canta campanas a otras horas y descansa en insólitos momentos diferentes al mío. Y me permito escoger tu amistad en diferencia con la de otras personas.
Tus pocas palabras llenan de curiosidad a mi cordura y mi locura. Tu arte impresiona mis ojos y me recuerda los matices del mundo fuera de mis sentidos y mi alcance.
Tú aportas en silencio cuando yo grito. Tú aportas en breves palabras y en colores, cuando yo bato las manos y explico lo que pienso y siento en frases largas o cortas, pero decididas y estudiadas.
¿Qué nos hace percibir parecido y expresar distinto? Porque allí, en la expresión están las diferencias evidentes, y al menos yo veo las similitudes escondidas en el silencio que a veces puedo compartir contigo.