¿Dónde estabas, puta, ayer precisamente cuando te necesitaba de manera tan urgente? Y ¿Dónde estabas el día anterior, y el anterior y el anterior a ese? Parece que sólo quieres acercarte a mí cuando lo que tengo que ofrecer es poco y no sirve de nada; pero si requiero de tus servicios para algo que no puedo contener, que lleva días rondándome la cabeza simplemente desapareces.
Te odio profundamente, puta, odio que siempre te vendas al mejor postor, cosa que yo nunca soy; y que, cuando cansada de recorrer otros mundos, regresas a mi, sólo por un insignificante momento, mostrándome lo que no puedo costear, ya que tú, ¡reina de la caridad y sirena de la promiscuidad!, amas darme una probada de la miel que desprende cada poro de tu piel, amas dejarme deseando más, porque sabes que cada vez que alguien te prueba no podrá existir ya sin tu presencia. Sabes (y te aprovechas) que siempre marcas un antes y un después.
Odio que no puedo tolerar vivir lejos de tu gracia, pero odio más vivir con ella pues sé lo que sucederá a continuación: te iras con alguien más; con alguien que el caprichoso porvenir ha elegido, o que tu has elegido y prefieres decirme que es el destino para que yo, enfermo de celos, odie cada día más a la casualidad que me aleja de ti y a la causalidad que me trajo a ti la primera vez.
Eres una caprichosa y así lo has sido siempre, desde que el tiempo es ser y el ser es nada. Desde que existes has favorecido (o maldecido) a muchos con tu gracia, los enamoras para después dejarlos, locos de deseo y esperanza ¿soy yo uno de esos malditos? O ¿soy únicamente uno más de tus juguetes?
Sé con certeza que no contestaras, que sólo sonreirás mientras endulzas mi vida unos segundos, durante los cuales yo seré incapaz de reprocharte nada y me dedicaré a beber de ti, con el temor de que te vayas con otro.
Te lo he dicho antes, lo has sabido desde siempre: te odio, te amo; quisiera vivir sin ti y no puedo. Por eso te insulto, porque en el fondo sé que por más que yo te llame, responderás hasta el momento en que no estés ocupado con otra u otro.
Tú que eres una regalada con todos, tú que te niegas a momentos conmigo y en otros me respondes dulce; tú que eres la... INSPIRACIÓN.
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