Ayer oí tu grito inocente exigirme no sé que cosa.
Corrí hacia tu cuna y me sonreísteis, solo querías jugar.
Te tomé entre mis brazos, y sumergido en la atmósfera de mis sueños, te vi crecer, te vi correr por las calles del pueblo, tras una estrella caída del cielo, buscando atraparla para brindarle a la vida una luz distinta, e iluminar los pasos del mendigo, y agigantar sus almohadas de recuerdos.
Te vi revivir sus sueños viejos, y levantar en el tiempo: la imagen de un poeta obrero, a Neruda , Witman, Vallejo, a Brech y a Aquiles, con sus fábulas y fantasías, Te vi realzar mi canto, hasta ahora no conocido.
Yo en momentos: te hablé de mis viejos sueños, de la lucha por la construcción de nueva sociedad, sin clases, sin dogmas y sin credos.
Mas tu....
Con la sabiduría innata de tu niñez, sonreías, por que ante mis ojos ciegos lo eras todo, bien lo sabías, comprendías todos mis inquietudes, y me enterabas con tu sonrisa, que la alegría de este hermoso sueño no era fugaz, ya que ni en la distancia ni en el tiempo, jamás, nos quedaremos dormidos, para comenzar la tarea
Mañana,
Mañana,
Hoy.
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