Si alguna vez la veis contenta, corriendo hacia el Sol en una mañana de invierno, no dejéis de enseñarle el camino para que en su rebeldía, dispare con fuerzas, su voz subversiva en las inmensidades de la noche.
Demuéstrale, compañero, el amor del hombre nuevo, amándola con pureza tras cada proyectil disparado.
En pro de la victoria; guíala por los caminos, donde solo la igualdad y el trabajo, nos hará irreductibles. Y sí en tu enseñanza; la contra-revolución ataca, reúne a tus hijos,
así como te reunisteis tu conmigo, y emprende de nuevo la lucha, para sembrar en el infinito; la bandera revolucionaria del hombre inoprimido.
Une tu cuerpo al de ella y forma un solo cuerpo,
Reúne con amor, las fuerzas del pueblo para asaltar por las noches la Luna, para ver por las mañanas el Sol, para oír por las tardes explotar mil gritos de alegrías, y tu y yo, él y los otros, tengamos nuestro himno concebido.
Mañana,
Mañana,
Hoy.
Une tu cuerpo al de ella y forma un solo cuerpo, para hacerla omnipresente, y en el duro acontecer americano, extiéndela, multiplícala, siémbrala en todos los rincones de la tierra, pues ella es la semilla florecida por la que hemos combatido.
Escribe su historia con los versos del poeta armado, resumiendo en tu poesía:
EL AMOR DE LOS AUSENTES! Que desde el Bravo hasta la Patagonia, hasta lo más lejano del continente, nuestro grito de libertad reúna a todos los milicianos, en un solo frente.
Coño compañero...
Si alguna vez la veis contenta, corriendo hacia el Sol en las mañanas de invierno, no dejéis de enseñarle el camino para que junto a su rebeldía; formemos filas, y comencemos la tarea,
Mañana, Mañana, Hoy.
|