Por un momento me voy a convertir en un super héroe, para poder enfrentar a ese maldito monstruo que tiene varios días dejándome sin dormir.
Entra, siempre por la puerte de enfrente, como si tuviera derecho de hacerlo, y sin decir una sola palabra se sienta al pie de mi cama. Para mi desgracia nunca me ha dicho lo que busca, lo que yo podría darle para que no tenga deseos de volver más. Sólo se sienta ahí, con su respiración agitada y me enseña sus dientes, sus colmillos, sus cuernos; se sienta ahí a observar cómo me hago el dormido hasta que amanece y después, con pasos muy lentos, se aleja y sale tal como llegó.
Hoy me harté. Cuando llegue no pienso ceder ante su mirada triste y aterradora; y no pienso hacerlo porque creo que ya sé lo que busca, lo que siempre buscan esos monstruos y casi nadie está dispuesto a darles; lo que los mantiene acudiendo una y otra noche al pie de las camas hasta que un día se quedan dormidos y piensas "¿qué más da? Hay lugar para los dos aquí, y para los otros que se durmieron antes" y te acostumbras a su olor y te imaginas que no hay nadie porque prefieres matarlos de viejos y cargar con sus cadáveres que darles lo que buscan y que hoy yo pienso brindarle a mi monstruo: pelea.