Cansada, mi silueta taciturna
se dispone a pernoctar mientras divaga
en la distancia un cielo azul...
y la alborada...
un tormento sutil a la belleza...

Y la muerte rondando las esquinas
de la lúgubre cuidad, aún más hermosa,
me llama a acompañarla en sus andares
por ser igual que ella... sigilosa.
Andamos, caminamos, nos perdemos...
buscamos a las almas más felices,
la vida no se arranca a los que sufren,
la vida se le arranca a los que viven.

Y deja que retorne por la noche
al gélido balcón de mis tristezas...
El sueño me abandona para siempre,
mis ojos bien abiertos ya no duermen.

Entonces me dispongo, vengativa,
a robarle los placeres a la muerte,
la llamo desafiante desde lejos,
la reto a fabricar eternidad.
Me mira desdeñosa y esos ojos
son abismos de una diosa que carcome...

Y es por ello que en el viento de la noche,
antes del vacío en su fúnebre bostezo,
antes que la muerte carcoma tu belleza,
de tus labios iré a robar un beso.

Halfas ° Dimarceleit