El hombre agonizaba en el hospital con una bala en la cabeza, mientras ella disfrutaba de un día de Sol en la playa.

Los médicos hacían lo imposible para hacerlo vivir un día más, una hora más, un minuto más, un segundo más. Pero el hombre, quería morir.

Fue entonces cuando la anciana entro al quirófano y le preguntó:

-Por qué lo hiciste?

-Y éste le contestó:

Coño, vieja no puedo vivir sin ella!

Y cerrando los ojos expiró.

Al día siguiente. El día de su entierro. Después de que todos se habían marchados, dos lagrimas de amor y un epitafio cubrían su tumba. Y el epitafio decía:

Aquí yace un estúpido que no pudo esperar una respuesta!

L.S. Ella.