Hará unos tres años viajé por primera vez California y esta noche de abril he caminado sobre el océano para dormir en ella. Condenado por un encanto a la soledad he buscado un paraje perdido de su agreste costa. Sobre sus formas pulidas me encuentro. Vengo de Australia, aunque no partí de ella. Deambulo en un tránsito de añoranza: A la vida, sus costumbres, a sus gentes... En realidad pisé por primera vez territorio austral esta mañana; empequeñeciendo a cada paso sus vastos y recónditos espacios; creando una cabeza multicéfala mutilados recuerdos. Inmensa pero desnuda. Antesdeayer, recorrí las fronteras de la pequeña gran Europa. Sus puntos negros llamados ciudades y pueblos. Países y países carentes de olores, sonidos, arte... Mal cumplí el viaje de un viejo sueño. Mañana... Antes de pensar en el incompleto trayecto imaginaré la primavera durmiendo en la California de mi globo terráqueo. El destierro de un conjuro me arrojó en él.