Con las manos hundidas en el frío mastico trozos de mí mismo. Sobre los andamiajes la luna menguante es la imposible dentadura de un hombre ahorcado. Y esto es rutinario, como las vueltas en las manecillas en un reloj. Quisieramos ser lúcidos y escribir al menos una línea limpia y libre de lo cotidiano. Pero hemos dicho tan poco que la historia se avergonzaría al nombrarnos.
Texto agregado el 12-12-2007, y leído por 295 visitantes. (7 votos)