Se conocieron aquella noche, durante la última tormenta del verano del 89.
La charla no duró mucho. Después de presentarse y hacer un breve comentario sobre el lugar, se despidieron con un beso en la mejilla.
Ella, luego del encuentro, comento a sus amigas acerca de lo idiota que le había parecido el.
El por el contrario, quedo profundamente enamorado de ella. Me confeso que era el amor de su vida y que nunca había sentido algo igual por una mujer.
Luego de esa noche no supe mas de el, solo que ella lo había rechazado mas de una vez y que el había entrado en una gran depresión.
Hoy volví a encontrarlo, luego de tantos años, y les puedo asegurar que me dolió muchísimo encontrarlo de ese modo, con su camisa rotosa y en un estado de total ebriedad.
Al darme cuenta de lo que estaba sucediendo, le dije de inmediato que no insistiera mas en conquistarla, ya que ella era una mujer casada y sus hijos nunca la perdonarían por tener una relación extramatrimonial, y mucho menos con una persona como el.
El no contesto, solo dio el último trago a esa cajita de vino que tanto lo alejaba de la realidad, y volvió a tocar el timbre en aquella casa. El mismo timbre que ella esta cansada de escuchar.