El hambre aqueja, dos días no ha comido, a deseado al Venado, lejos esta de su guarida, internado por las punas de Yanacancha, uffff, los pies están aturdidos, le agua merma, el frío aqueja terriblemente, por el deseo ardiente de clavar sus fauces en un trozo de venado no se ha prevenido del frío y a salido raudo en busca del bello animal, dos días con sus dos noche a seguido a la criatura, jajajajaja, ya a punto de tener a su presa, un Oso se le cruza en el camino, también tiene hambre y no le teme a la competencia, le hará frente y será suya la presa.
Vamos osito, ven con papi, le dice, esta bestia es enorme, por lo menos mide tres metros y medio, y pesa mas de una tonelada, es gigantesco, Yawar esta hambriento, nada lo detendrá, observa al felino, si comete un solo error será fatal, pastea al feroz animal, el Oso combatirá y no subestima al enemigo jamás, dará su mejor batalla, también esta hambriento, cinco dias no ha comido, se comera al Venado y a Yawar juntos en un solo día.
Se miran a los ojos ambos, rugen cual feroces bestias, Grrrrrrrrrrr…!, el ambiente se llena de una tenue humareda, es la neblina del atardecer del invierno, Grrrrrr…ambos arremeten con todo su poder físico y actitud ganadora, Yawar posee un enorme y filudo Cuchillo, el Oso sus poderosas garras y despiadados colmillos, ante tal embestida mutua, Yawar sale disparado como a tres metros, como si fuese una hoja de Eucalipto, se estrella contra un árbol, y cae sangrando en la cabeza, el Oso le ha dado un zarpazo en la frente, casi le ha arrancado la cabeza, de una herida profunda fluye mucha sangre, Yawar esta mareado, casi no ve nada, se apea, se pone de pie, el Oso le da ventaja, deja que se reponga, le ha visto digno y desea acabar con la pelea con honor y lealtad, matara a Yawar en franca y frontal combate, se regocija, ve a su presa debil, se adjudica la victoria, Grrrrrrrrrr, arremete otra vez y esta vez por ultima vez, zzzzzzzzzzzzzziiiiit, un agudo sonido y una filosa flecha acaba de clavarse entre sus dos ojos, justo en su frente, todo se le nubla, hecha zarpasos desesperados, las fuerzas le abandonan, se deja caer, Yawar muy sorprendido ve moribundo al Oso y decide acabar con su sufrimiento, coje su filoso cuchillo y le da el golpe de gracia, se arrodilla y agradece al divino Wiracocha por tan venturoso final, aun Yawar debe vivir.
Yawar esta sorprendido, la flecha, de quien es?, de Wiracocha?, de……….? , no halla respuesta, que puntual a sido, siente una tremenda gratitud en su corazón, le debe la vida a tal ser, esta pensando en todas las probabilidades, a su espalda siente un calor, muy cercano, muy familiar, adivina quien es..! Urpicha…!, la ha seguido, no podía esperar, ha ido en busca de su eterno amor, le a salvado la vida, oohhh..! Urpicha lo ve con una enorme sonrisa en sus labios ataviada cual guerrea del Imperio Inca, en sus manos tiene el Arco que sirvio de arranque para la devastadora flecha, se abrasan y se besan, ahhhhhh..! dice Urpicha, apeémonos y alcancemos al Venado, esta cerca, se puede sentir su presencia, Yawar le ofrece un pedazo del Oso, comen un poco, desuellan al animal y le sacan la Piel, servirá para este duro invierno cercano. Yawar avanza raudo, con energías renovadas, la sangre tibia del Oso le esta dando energía, siente el sabor del Venado en su lengua, esta cerca, muy cerca..!
Corre por el desfiladero, con una increíble velocidad, el Venado paralelo a el corre veloz también, Yawar, mide el salto, esta próximo y summmmm, salta justos sobre el animal, a quien atrapa en pleno correr, Yawar es experto matador, de un solo golpe hiere al animal en todo su sentido, detrás de sus cuernos, encima de la cabeza , en la fisura hueca, sabe que el golpe de cuchillo en esa zona es fulminante, el animal, cae estruendosamente junto con Yawar quien es lanzado como a cuatro metros, el Venado se sacude en sus últimos segundos de vida, Yawar con gran velocidad desangra al animal, agradecido, muy agradecido por que esta pieza será alimento necesario, Urpicha, la espera.
Urpicha a juntado leña, y preparado un par de palos de Eucaliptos pelados para sostener la presa a cocer, Yawar, a desollado al animal, le ha quitado la piel, las menudencias y ha dejado la pura carne, cruza un palo por un pedazo de la carne y la cuelga a cierta distancia del suelo donde el fuego trepita deliciosamente, Urpicha se encarga de atizar el fuego mientras Yawar gira la presa que se cose, y asa en sus grasas, mmm, ya semi cocido, arranca cada uno un pedazo y comen, comen con voracidad, a sido una jornada muy difícil, ya saciada su hambre de días, se sientan a chacchar las hojas secas de coca, a la orilla del Rio Cunas, hemosas Truchas nadan en él, Urpicha pone su hermosa cara en el regazo de Yawar, suspira y agradece a Wiracocha por tanta dicha.
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