¡Un hermano más! Seríamos cuatro, como los Beatles. Venía el menor de cuatro. Sonaba muy entretenido. Yo tenía un hermano mayor, uno menor ¡esta tenía que ser niña!
Pero una desafortunada visita al médico nos avisaba que no nacería el cuarto hermano, que habían habido complicaciones, que había muerto en el vientre, que yo no tendría una hermanita.
Pasaron los días y todos tratábamos de consolarnos los unos a los otros, acostumbrarnos a que el sueño no se cumpliría.
Pero tuvimos una segunda opinión… ¡el cuarto hermano seguía allí, estaba vivo, todo había sido un error! Cuando mi papá comenzó a contarnos yo no entendía bien ¿qué había pasado? ¿Cómo se habían equivocado así? Ya no importaba nada de eso, lo que importaba es que nacería, que tendríamos un hermanito más, que a pesar de todo este niño había dado la pelea por nacer.
Hoy, como si esa lucha le hubiera dado superpoderes, mi hermana es una niña muy fuerte, muy inteligente, con un sentido del humor agudo y los ojos más brillantes que pueda haber. Magdalena es el nombre de la menor, y a la vez, más grande de los cuatro hermanos.
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