Apretó los párpados para intentar ver más allá, la penumbra de la calle junto a la lluvia incipiente no la dejaban distinguir. Un vuelco en su corazón, una frenada, dió la vuelta ahora las luces la cegaban. El frio la atravesaba calando sus penas, el temblor por miedo, por dolor.
No te vayas quiso gritar, ahora conteniendo todo lo que el momento encerraba, esperó. No llores se obligó mientras el auto se detenía en su costado, ninguno dijo nada, los segundos interminables, no huyas se dijo.
Sin palabras abrió la puerta, se bajó con cuidado, no hubo disculpas ni perdones, la miró con compasión apartando el mechón mojado de su rostro, ni tu ni yo podemos dejarnos, es tarde, nos amamos irremediablemente.
Temblando las palabras escaparon de sus labios no puedo vivir sin ti, yo tampoco amor, mientras se alejaban internandose en aquella noche oscura, ya lo resolveremos, pero juntos los dos. |