Inicio / Cuenteros Locales / nam56 / Diógenes y las flores
Eran las once del mediodía un intenso olor a vainillas inundaba la oficina. Sofía la había limpiado bien temprano, como cada mañana antes que Enrique llegará al trabajo. Hoy se había demorado un poco más que de costumbre, como tratando de detener al tiempo. Movió cada adorno de los estantes, cada trofeo (y por cierto que los había: dos veces campeón en ciclismo y tres en motociclismo, además de varios subcampeonatos), fotos familiares (una de pibe junto a Fangio). Unos cuantos diplomas resaltaban sobre el blanco nieve de las paredes; desde un porta retratos los ojos saltones de Diógenes miraban, brillosos, a todo aquel que se detenía a contemplar la foto de ambos. Para Enrique su perro era más que: "El fiel amigo del hombre", "Es mi sombra" – solía repetir con una sonrisa de orgullo dibujada en el rostro, cada vez que hablaba de él.
Durante toda la jornada la puerta del estudio fue un vaivén; unos y otros los compañeros de trabajo entraron y salieron. Incluso Juan Alberto con quien no se hablaba desde la última discusión por el ascenso de puesto. Por la tarde una ráfaga de viento penetro insolente y apagó la vela que, a medio consumir, todavía desprendía olor a vainillas.
Sobre el escritorio de Enrique una caja de cartón contenía sus últimos efectos personales, mientras que en el cementerio Diógenes esperaba su regreso, entre flores ya marchitas.
© Norberto Adrian Mondrik.
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Texto agregado el 27-09-2006, y leído por 275
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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22-10-2012 |
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Es bello y triste mirándolo desde la perspectiva de que Diógenes,se quedará por siempre esperando a ese buen amo*******
Vic ***** 6236013 |
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14-10-2006 |
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Hermosa historia Norberto y triste. Así pasa muchas veces, los perros van tras sus amos a acompañarlos a la última morada y allí se quedan hasta cuando el último amigo ya se fue, porque no hay amigo más fiel. Besos y estrellas a tu sensibilidad. Magda Gmmagdalena |
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01-10-2006 |
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Buena narración. 5* RESTORACH |
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30-09-2006 |
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¡Qué bonito!.Una historia preciosa recogida en pocas líneas.No has necesitado más. ¡Qué cosas la vida! te vas de este mundo y durante toda su vida te echará de menos tu perro.La personas somos más limitados ante el dolor de la ausencia.Será posiblemente porque sabemos lo que es el miedo y el dolor y a dónde nos puede llevar si lo dejamos instalarse en el alma.Te lo repito Adri, un texto bien lindo.***** Gadeira |
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29-09-2006 |
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Bien. bruja |
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