Madre, perdóname, no sabia
Madre, no sabia que mis actos, te hicieran daño. Hoy en la lejanía de tu presencia y en el fondo de mis pensamientos, me doy cuanta que mal comportamiento tuve.
He analizado éstos, y se que no lo hacia porque quisiera, madre perdona, no sabia actuar de otra forma. No me justifico, solo que en aquel tiempo, no sabia vivir. Me dejaba llevar por las circunstancias del trabajo, la casa y mi poca experiencia en saber vivir la parte espiritual.
Madre, perdona, aunque se que tu me perdonaste todas los actos que pude contradecirte, pues me diste la vida, cuando todo te decía que no debías.
Madre, hoy entiendo tus miedos al subir en el coche, pues te mareaba o quizás tú lo creías y a mi tanto me molestaba. Perdona por no entenderte que tu forma de vida no estaba acostumbrada a la nueva tecnología.
Madre, perdona si solo te visitaba cada dos o tres días, ahora se que ese tiempo son muchos minutos de soledad, pero madre, te juro que no lo sabia.
Madre, perdona si al hablarme, no entendía que tus palabras estaban mezcladas con los años, que quizás unas del presente, otras de tus recuerdos pasados y otras de algún lugar que en el cual solo tu vivías.
Madre, perdona por obligarte a andar, cuando tus huesos ya no podían, creí que te hacia un bien y quizás te lo hacia, pero no veía que tu sufrías mas por obligarte, que por dar esos pesados pasos que te estremecían.
Madre, perdona por no haberte hablado más, pues lo que mas te gustaba era eso, hablar y trasmitir tus pensamientos. Dicen que con los años se recuerda mejor el pasado y puedo afirmarlo, porque aun recuerdo que tu primer perro se llama lucero, era blanco y cariñoso en la casa de tus abuelos y solo tenias tres años, quisiera yo recordar la parte bella de mi infancia, si llego a tu edad.
Madre, perdona por no haberte escuchado con la empatía que tu merecías, solo escuchaba con los oídos y no con el corazón como debía.
Madre, hoy te entiendo cuando me abrazabas después de estar fuera mucho tiempo, hoy en el abrazo de mis hijos cuando los veos, siento tus dedos acariciarme y veo que sentías tras la ausencia.
Madre hoy se, que no creías que yo fuera tu hijo malo por obligarte a comer, aunque me refunfuñabas, se que lo agradecías en tu interior por la sonrisa que me brindabas después y yo no veías entonces.
Madre, ¿porque aprendemos cuando ya no podemos cambiar determinados actos?, quizás tengamos que vivir esas experiencias que sin ellos, no se darían para aprender.
Gracias madre, por lo que me diste y me das ahora, pues aunque no estés presente, me sigues enseñando.
Gracias Madre
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