No es que ella tenga la culpa de que le guste chupar… Creo que ni siquiera le gusta lo que chupa, lo suyo es más como succionar o quizá embeber. Esto último suena un poco más erótico, pero ella no es nada erótica, ni cuando la chupa.
Chupar es una cosa muy nuestra, y de hecho, todos lo hacemos en cierta manera.
Suena bien, eso de chupar, chu… par… Chupar, chupar, chup-chup…
En mi vida he conocido muchos chupatintas, chupapollas, alguna que otra chupacirios y bastantes chupaculos. Los hay también chupabotas y chupaboinas, aunque éstos son menos habituales. Incluso conocí un chupaquino, y aunque el pobre era demasiado chupóptero, llegó un tiempo en que se quedó chupado.
De entre la fauna humana, la especie más común y conocida, es la de la chupadora. Algunas son de oficio y otras lo hacen sólo por beneficio, y es constante la aparición de la subespecie chupona. Ésta variante se diferencia por el énfasis con que realiza la acción.
Y múltiples son las acciones que se pueden realizar. Así pues, se pueden hacer chupaditas –diminutivo afectivo, más que relativo a la cantidad o la cualidad del acto-, chupadas –normales y corrientes-, chupetones –la geografía del chupetón es amplia y aún por investigar- y la variante viscosa de los chupeteos. Y se puede simplemente, chupar: helados, caramelos, cigarrillos, botes, candados… y un sin fin más de objetos naturales o artificiales.
Así pues, entre los objetos comunes, encontramos chupetes –las hay que muy creciditas siguen usándolos-, chupetillas –artefacto que se utiliza en las escotillas de los veleros para que el agua no “penetre” en el interior-, chupetines –para las faldas- y mis favoritos, los chupitos. Los chupitos pueden ser considerados contenidos o continentes e incluyen numerosas variantes. Aparece también con cierta frecuencia el chupapiedras –un juguete infantil difícil de describir-.
Asimismo, en el reino animal, destacan el chupamirto y la chuparrosa –variedades mexicanas del colibrí común-, y el más conocido chupalandero o caracol.
Sobre los chupones y chuponas, podría escribirse un ensayo completo, pero adelantaré algunas características. De ellos se dice que lo hacen bien o mal, que lo hacen a secas, o que dejen de hacerlo. En términos futbolísticos, es el jugador individualista, mientras que en cuestiones empresariales, destaca el que obtiene un beneficio a través de engaños. La versión degenerada del chupón empresarial es el chupóptero, que ingresa cada mes varios sueldos sin trabajar. Otra opción empresarial es la del chupatintas, ese oficinista gris cuya única aspiración existencial es la de chupar la pluma del jefe.
Finalmente, reseñar que de entre las posibles acciones relacionadas con este verbo –chupar-, hay una favorita para el sexo masculino y otra para el femenino. En el primer caso, es la de chupar de la botella; en el segundo, bueno, suele negarse habitualmente, pero ustedes lo saben.
Así pues, a chuparla. |