Hace mucho te esperaba…
en mi tiempo y en tu tiempo,
en mi agreste montaña y en mi frío torrentoso
en mi Luna solitaria de las noches del invierno,
en mi espacio y en mi alma, en la estepa de mis sueños…
sólo esperaba…
Miraba el valle desde un monte y la montaña desde el mar
veía un Sol apagado, sin estrellas,
en el cielo sólo un lucero,
en él, dibujé tu rostro con semillas del trigal,
sólo nubes respondieron a mi ruego
mostrando lágrimas al pasar…
el desierto apareció, destilando soledad,
agreste viña sin siembra, sin semillas, sin nogal
ya no esperaba…
A poco, en el dibujo, tus ojos iniciaron la gran danza,
la ilusión rodeó mi talle… el deseo ya era mío…
entrando en mi dormido pecho , lo quisiste despertar…
los cristales del rocío,
comenzaron a trenzar hermoso sueño de aguas mansas,
para juntos navegar.
Mas, llegó la noche y las nubes que volvieron
con el agua en su cantar…
aparecieron recuerdos, nostalgias, un beso,
la palabra hecha poema en el abrazo soñador.
Tu silencio de hoy
quedó con nuestro pequeño espacio de tiempo,
… yo también me lo quedé…
voló la miseria, sopló su dolor el viento,
dejando sólo estancada en mi alma, la belleza del momento
… aplastante y pedregosa huella… que permanece.
Es tarde… demasiado tarde…
mi alma cansada ya está dormida…
y con su puerta cerrada…
Pilef ©
Julio 2006
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