Unos minutos antes de que llegaras
el silencio predestinaba tu arribo
nada lo detuvo, nada.

Los petalos quedaron como huella de tu prescencia,
marchitos en el suelo sangrando desgarrados.
Ellos murmuraban que periciberon el aroma
del odio de una mirada, del rencor de unos labios
de la brisa de la muerte que se acercaba a llevarlos.

Sangunario destino les esperaba, nisiquiera el perdón cabía
la ira se respiraba.

Las llagas abiertas del corazón ardian
en fuegos violentos que rondaban con ira,
consumiendo lo que encontraba,
consumiendo a quien lo observara.

Como apagar aquel fuego?,
como olvidar aquel odio?,
como volveran a florecer las rosas?,
como voolver a recuperar mi escencia?.


en proceso..