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Presidenta, secretaria y vocal de la “Sociedad de Censura por la Moral y las Buenas Costumbre”, ponía su oficina en una silla, y esta en la puerta de su casa, y esta ubicada en una plaza y esta a oscura en las noches, ideal para amantes. Su oficina abría al ocaso, tomaba apuntes de los visitantes, especulaba edades y caricias, identificaba a los infieles, enumeraba besos y grababa promesas, al oír un gemido de placer censuraba el acto por los decibeles emitidos, conocía la forma de caminar de una virgen, y de sentarse de una atrevida. Con papel y lápiz daba puntaje a la moralidad de cada visitante. Deseaba terminar el cuarto volumen de observaciones y censuras y se atribuyo el derecho que le daba la intachable moral de virgen de propinar correctivos a los improperios a las buenas costumbres a los con mayor puntaje - ósea el noventa y ocho por ciento de los nocturnos visitantes, el dos por cientos eran las monjitas que pasaban todas las noches hacia la iglesia – en su sistema de medición, para poder editarlos y dejar copias en las iglesias, colegios y oficinas del gobierno conservador para que hagan cumplir con la sentencia ya promulgada por su indiscutible autoridad moral.
Al terminar la jornada evaluativa guardaba en caja fuerte los volúmenes y la llave la acomodaba en medio de sus senos, con la seguridad que moriría antes que alguien intentara meter las manos entre o encima de sus pechos.
Dormía con paños blancos cubriendo de cuello a tobillo todo su cuerpo, pero desde hace un tiempo ya todas las noches se soñaba viéndose en medio de la plaza, desnuda, en eso se le acercaba un hombre de traje blanco, la tendía sobre el césped y la besaba del cuello hasta las rodillas, sentía la lengua gruesa que le rociaba de saliva y placer entre sus muslos rosados, sentía las manos que acariciaban sus pezones erectos como nunca antes los había visto, sentía húmedo el traje blanco como la resolana sobre la piel, sin mover los labios enrojecidos deseaba ser penetrada, ser rasgada en su interior, buscaba con las manos el falo debajo el blanco pantalón y cuando lo hallaba una gota de frió sudor se le escurría por el rostro en su cama solitaria y de un suspiro etéreo despertaba con la convicción de una día mas de censura contra la inmoralidad.
Una noche acababa la misa de un matrimonio en la iglesia mas cercana, la plaza se inundo de damas de honor con rosados trajes y jóvenes con grises corbatas, pero parado en medio de la plaza un hombre conspicuo de blanco, de levita la miraba, aun en la distancia sintió que la mirada recorrió todo su cuerpo, sintió olor a violetas y una pequeña ráfaga del poniente se llevo las feromonas y la visión. Se adivino por segundos violada, se sintió acariciada pero no se enfureció, no sabía lo que había ocurrido, pero por primera ves en su vida su piel se estremeció. Mas tarde el sueño se repitió, pero algo nuevo sucedió, pareció sentir en carne pura, viva y aullante una penetración, lo vivió con las manos cogiendo con fuerza las sabanas, inclinando la cabeza levemente hacia atrás al momento de elevar el pecho erguido y perfecto, contorsionando las caderas y abatiendo las piernas, una curva divina se formo entre su espalda y el colchón, curvilínea sintió el peso del amor con la penetración, sus cabellos se arremolinaron y en su boca se gesto un gran suspiro que desgarro la virginidad de su alma insensata y pura. De golpe despertó y quedo sentada, vio las cobijas por el suelo y la ropa de dormir metros mas ahí, con los brazos cruzados sobre el pecho libres y desprotegidos, quiso llorar en su persistente aun moralidad de inmaculada doncella, mas un golpe de las ventanas que se abrían de par en par le hizo ponerse de pie, ahora toda desnuda sencilla y esbelta quiso caminar pero un nuevo crujido en la cama le hizo girar la cabeza mientras sintió un desgarro en la piel, en el hombro derecho, como si fueran garras de ave sintió que la cogieron y levantaron por los aires y en dos movimiento ligeros vio como salía por la ventana, colgada, desnuda y callada. Por la plaza se vio como un ángel de alas blancas se la llevaba en libertad, donde la habrá llevado ni ella ni nadie lo sabrá por la eternidad.
Cuando en la mañana siguiente despertó, las piernas le flaqueaban, presintió su sexo húmedo y discreto, aun así camino sin reparar en su desnudes y se dirigió hacia el baño, en el corto trayecto quiso recuperar lo sucedido pero solo recordó que todo comenzó con un desgarro en la piel del hombro derecho, estiro la mano y busco heridas, pero ni sangre ni cicatrices hallo, se acerco por primera ves desnuda ante el espejo, conoció sus formas y perfil y al girar para ver el hombro se encontró nuevamente con sus formas y perfil, en un cuerpo alado tallado en su piel.
Cuando lo vio entendió todo, como si se tratase de algún código cuneiforme epidérmico oculto, entendió lo de los sueños, lo del hombre de blanco y lo del secuestro alado. Al verse ante el espejo desnuda sin sortilegios ni vergüenzas, sintió libertad, se sintió corpórea, sintió con plena conciencia el lenguaje de su cuerpo, examino sus manos, sus senos, acaricio su cavidad rosada, su monte de venus, sabia ahora que quien se ama y se conoce, ama y disfruta de la complementariedad: cóncavo y convexo, falico y hoyante. Entendió cual era su verdadera misión de vida y lo que debería hacer.
La ciudad le quedaba ahora pequeña para desplegar sus alas.


Las voces populares universales dicen que le vieron subir con los cabellos revueltos y un tatuaje en el hombro en una motocicleta, dicen que le vieron bañarse desnuda en los mares, caminar descalza por arenas, amar sin prisas en los montes, que va cantando por las colinas y carcajeando por los ríos, dicen que es la única alma libre después de haberse convertido en un ángel de amor.

Texto agregado el 20-06-2006, y leído por 223 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
11-12-2006 muy bello ,el dejar entrar y descubrir el amor es poesia dejarse amar por la vida es plenitud todo se puede sentir entre las sombras protectoras de las blancas sabanas que te desnudan polodislates polodislates
28-06-2006 Los que viven ,la plenitud del sexo sin culpas, sienten que sus alas se despliegan cada vez, en los brazos del deseo nos sentimos angeles del amor, seria maravilloso que la cultura no llene de prejuicios y culpas, la sagrada manera de demostrar y expresar lo mas profundo de nosotros mismos, en las alas del placer y el amor*****interesante texto, me gusto leerte monica-escritora-erootica
26-06-2006 Me atrapo desde el inicio y finalmente me gusto bastante. Donde es que puedo conseguir el telefono de esta chica???..Saludos... kurmos
26-06-2006 Muy buena prosa, gran logro en las imágenes pragmáticas y sensuales ***** SorGalim
23-06-2006 Precioso cuento a la vida, al placer, a la libertad de sentir, a la maravillosa sensación de poseer alas de ángel, las que tan sólo el amor y el cuerpo saciado otorgan.Hermosísimo ramiro. Vivan los pezones erectos, los muslos rosados y las cavidades húmedas.Preciosos diseños divinos. Gadeira
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