Tras encender la última vela del Shabat, mi hermana Raquel es recibida con el "Leja Dodi" por su amado y nuestra familia, después del cántico nos disponemos a cenar.
No puedo recordar con exactitud lo ocurrido, nuestra casa fue incendiada y mis padres y hermanos arrestados; yo me refugié tras un armario y nadie me vio. Creo recordar que fue en el 1418, yo era una niña pequeña y no podía comprender lo que estaba sucediendo.
Me crió una vecina católica de la que supe, con el tiempo, el destino de mi familia.
Me habló de una Sevilla teñida de rojo, salpicadas sus aceras por la sangre de los judíos no "conversos", me contó de Fray Ferrant Martínez, de "Isabel y Fernando" de "moros y cristianos".
Crecí junto a la yunta; campesinos, labradores, esclavos de un feudo simplemente; como tantos otros.
Llegan noticias, los reyes crean la "Inquisición española". Lo llaman Tribunal, una especie de juzgado donde no es necesario que exista denuncia ni acusación; pueden inquirir, investigar sin indicios; sólo buscando una "cabeza de turco" para darse prestigio. Estamos asustados, los campesinos no sabemos con certeza que buscan ni a quien.
Siguen las noticias, se dice que el confesor de la reina, Tomás de Torquemada se ha dedicado a predicar en la conveniencia de crear una Inquisición en Castilla.
En mi vejez, estos hechos me hacen recordar lo que viví de niña, y de nuevo se me encoge la piel y el alma.
Se crea el Tribunal y los primeros inquisidores llegan a Sevilla en septiembre de 1480; son nombrados por el rey y no por el Papa, por lo que están sujetos a la política española y no a la Iglesia. Ahora sé que eso era lo que quisieron hacernos creer.
Tomás de Torquemada, nacido en Valladolid en 1420, fue designado por el papa Sixto IV, primer inquisidor general de Castilla en 1483 a recomendación de Isabel.
Miguel de Morillo y Juan de San Martín se desplazan a Sevilla para formar parte del Tribunal, se añade el Cardenal Mendoza y la sede del Tribunal se desplaza a Toledo. La autoridad del Inquisidor Supremo es inapelable.
El papa Clemente VIII les otorga la facultad de revisar todo tipo de impresos y documentos y prohíbe la lectura y circulación de todos los libros y papeles que juzguen perjudiciales a la moral o contrarios a los dogmas ritos y disciplina de la iglesia.
Los inquisidores persiguen especialmente a los herejes, personas que tienen opiniones distintas a las de Cristo y su Iglesia; la palabra "hereje" es una derivación de un término griego que significa "escojo", "elijo", "quiero".
"Uno de los mayores males y pecados que hay en la Iglesia de Dios es la herejía. No disputo ahora si puede haber otro pecado mayor, porque, claro está, que el odio formal de Dios, mayor pecado sería. Pero esos pecados acá comúnmente no se hacen; allá en el infierno hay eso. Pues digo que de los pecados que comúnmente suele haber en los hombres, la herejía, con la cual se apartan de la Iglesia, dicen que es el mayor. Y con razón, porque fuera que destruye el fundamento de toda la Religión Cristiana, que es la fe, y otras razones que hay, ¿no os parece que es grandísima y extremada soberbia fiarse uno tanto de sí mismo y aferrarse tanto en su propio juicio, que venga a creer y tener por más verdadero lo que a él le parece y se le antoja, que lo que la Iglesia Católica Romana ha determinado que crea, y que se ha aprobado en tantos Concilios, donde se ha juntado la nata de todo cuanto bueno ha habido en el mundo, así en letras como en santidad, y se ha confirmado con la sangre de tantos millares de mártires que han muerto por ello, y con innumerables milagros que se han hecho en su confirmación? ¿Y que venga el otro a decir: pues creo yo en lo que he soñado esta noche, o lo que dice un Martín Lutero, hombre malo y perverso, apóstata, deshonesto y amancebado sacrílegamente? ¿Qué mayor soberbia y locura, qué mayor ceguedad y disparate puede haber?
Rodríguez Alonso.
Ejercicio de perfección y virtudes cristianas.
Tras Torquemada, el papa Alejandro VI nombró en 1494 como inquisidores generales adjuntos a:
-Martín Ponce de León, Arzobispo de Messina.
-Iñigo Manrique, Arzobispo de Sevilla.
-Alonso Suárez de Fuente el Saz, Obispo de Mondoñedo.
-Francisco Sánchez de la Fuente, Obispo de Ávila.
* Diego Deza (1498-1507) Arzobispo de Sevilla.
El cual RENUNCIÓ.
Tratados como a herejes:
-Diego de Susán.
Condenado a la hoguera en el primer auto de fe en Sevilla el 6 de febrero de 1481, en el quemadero de la Tablada. por su confesión bajo
TORTURA
-Elvira del Campo, Toledo, 1537-1569.
Quemada como hereje por su propia confesión, declarada bajo
TORTURA
-María Sánchez Viejatorre, Toledo, 1489-1569.
Quemada como hereje por su propia confesión, declarada bajo
TORTURA
-Susa Castro Campanario, Ourense, 1525-1570.
Quemada como hereje por su propia confesión, declarada bajo
TORTURA
-Jesús de León y León, Xixón, 1528-1570
Quemado como hereje por su propia confesión, declarada bajo
TORTURA
Después de leer y meditar sobre la historia, sólo puedo comprender que, si de verdad existiera ese “Dios” al que profanáis continuamente y al que llamáis Justo y Salvador, ya os habría aniquilado por herejes.
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