Inter “médium” de un día gris.
Ebrios de alcoholes y cáñamos prohibidos, nos encontrábamos en un sub mundo
creado por nosotros mismos, refugiados de las miradas indiscretas de los ignorantes y camuflados en la oscuridad de la tibia noche.
Como arrancados del letargo, por fuerzas que nunca comprendimos, volvíamos a encontrarnos.
Los temas de conversación parecían tener vida propia, eran indiferentes a nuestros razonamientos, y desafiándonos, hacían lo que ellos deseaban, brotaban como las burbujas de las cervezas y llegaban a la superficie para morir, como vanalidades destinadas al olvido, o mas bien transmutaban en otros tópicos, y así sucesivamente, sin respetar ningún tipo de orden lógico.
La noche agonizaba bajo los pies de un día gris, y como un presagio de lo inevitable, una frase se atornillaba en el aire –habrá que ir cerrando el telón del siempre penúltimo acto-
Ella esperaba algo más, siempre esperó algo mas, en todos los órdenes de la vida, pero nos separa un abismo de plano a plano, un abismo de tres por cuatro, un estúpido dilema de dimensiones.
Encendí un cigarrillo, y me interné en las fauces de la serpiente, - adiós fantasma errante-, su voz se desgarró en mil pesares.
Allá, (del otro lado de la serpiente)
Las casas eran todas iguales, grises, negras, y sin ventanas .De mármoles fríos traídos vaya uno a saber de donde.
Las veredas eran angostas y desprolijas, y no se escuchaban risas de niños jugando a “la mancha”.
Muchas cruces, muchos nombres, muchos tiempos, abrumaban mis pensamientos, eternidad tras eternidad.
Flores muertas, custodiadas por ángeles macabros que nunca sonreían. No sonreían por nada del mundo, (de este mundo).
Así y todo, a ella le gustaba ese lugar, mi lugar.
Yo no podía entender y me torturaba pensando, ¿por qué?, ¿por qué?, hijo de puta, ¿por qué?, hasta que creía estar llorando, pero luego recordaba que había olvidado como llorar, y como amar, pero ella no, ella no lo había olvidado.Y me daban ganas de morir, y ahí me daba cuenta, ni siquiera eso podía hacer.
Ni besarla, ni abrazarla, ni matarla.
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