Crónicas de Néuron
Néuron es una ciudad ficticia construida a base de circuitos eléctricos y químicos. Su característica principal es que es flexible, volátil, elástica, variable y acomodaticia a las diversas horas del día y a las estaciones de los años.
Sus habitantes son mutantes o no, de acuerdo con el caudal de misteriosos compuestos que bañen sus valles. Un día pueden ser sierpes y otro ángeles; ratas o bípedos… No existen reglas constantes en el interior de Néuron. Por ello lo que hoy se revela como cierto mañana puede constituir el mayor de los fiascos. Hablar de presente, pasado y futuro no deja de ser una convención inútil, ya que los tiempos se confunden. También lo próximo puede ser lo más lejano y viceversa, depende del capricho de quien gobierne la ciudad en ese momento.
Sus riquezas consisten en el deseo de sus moradores de ampliar sus límites que no son otros que los autoimpuestos y los de los días y horas.
Su ubicación es impredecible: puede encontrarse orbitando en las cercanías de Aldebarán o sumergida bajo la glacial superficie de Titán o, tal vez, flotando sobre esa nube espesa y bituminosa que ahora mismo atraviesa tu ventana.
Todo es inestable en Néuron y por ello la vida además de no ser fácil es siempre impredecible, lo que acarrea disfunciones de difícil cura para sus ciudadanos menos adaptables.
Quien ostenta hoy el armiño de Rey mañana lo podemos encontrar en la celda de una prisión de los gélidos aledaños suplicando clemencia al más miserable de los malhechores. Y lo contrario también es cierto. (O puede o podría serlo)
Para que sobreviva la ciudad es preciso que cada hora fallezcan millones de sus pobladores, por lo que a nadie sorprende la muerte propia o ajena sea cualquiera el momento o el lugar en que sobrevenga.
Néuron se construyó con un número limitado de personas. No pueden reproducirse; pero son suficientes para conseguir que la ciudad consiga alguno de sus logros, si todos se aplican metódicamente, lo que en la mayoría de las ocasiones no sucede.
Personalmente me agrada la idea de situar a esta extraña y enigmática urbe en la Transoxiana (Asia Central) donde también se encuentra la ciudad de Kesh, cuna de Temür, más conocido como Tamerlán, el Gran Conquistador.
A ella he sido enviado, ignoro por quien y el porqué, para que redacte unas crónicas sobre sus costumbres, gentes, organización, ejércitos y planes de expansión… Desconozco cómo y a quien remitirlas y qué cualidad poseo para haber sido yo el elegido.
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