Guardar el Secreto
Celeste paseaba por los jardines de su casa pensativa y triste. Un nudo de angustia se aferraba a su garganta.
Tenía en sus manos aquella carta que la redimiría de sus culpas y dejaría al descubierto aquella componenda.
Sin embargo algo la detenía, algo la obligaba a callar. Quien le diera esa carta le pidió que no revelara su identidad.
Sentada en la banca del jardín a la sombra de un naranjo, apretaba en su puño aquél papel mientras brotaban sus lágrimas.
-¡Nena! ¿Otra vez llorando, se puede saber qué te pasa? Es nuevamente por “Jo” ¿verdad?
- No mamá no es por “Jo”.
- ¿Qué tienes en la mano?
- Nada mamá.
- ¿Cómo que nada? Dame acá ese papel – Dice y me lo arrebata.
- ¡¡¡Tonta!!! ¿Por qué estas llorando? Esto pone a “esas” al descubierto. No llores y úsalo.
- No puedo usarlo mamá ¿No lees que dice que no revele su nombre? Me van a preguntar quién me lo dijo y no lo puedo decir.
- ¡¡¡AL DEMONIO, TIENES QUE USARLO, NO SEAS TONTA!!!
- No mamá, no puedo.
Mamá se queda pensativa, me mira, mira el papel, cierra los párpados y le brotan lágrimas.
- Eres igual a tu padre. ¿Sabes por qué te llamas Celeste Soledad? – Dice entre sollozos.
- Nunca me lo dijiste y no se me ocurrió preguntar.
- Tu papá y yo nos conocimos en la Universidad. Los dos estudiábamos medicina. Cuando egresamos él se asimiló a la Armada y al tiempo nos casamos. Yo estaba embarazada de vos.
Un día recibí una carta que decía: “Estamos en el Atlántico sur y anoche vi algo increíble. Era todo una inmensa “soledad” y nada importante acontecía hasta que el mar se puso “celeste”, brillaba con una luz fosforescente por todos lados. Llamé a un marinero y le pregunté. Me dijo que era Plankton, que cuando se sienten molestados brillan así. Mi amor, es lo más hermoso que he visto...
Cuando naciste él todavía no regresaba y vos eras lo más hermoso que yo había visto así que te llamé Celeste Soledad.
- No sabía la historia. Gracias por no ponerme “plankton molestado”. – Digo sonriendo.
Mamá seguía pensativa y triste, me miró y devolvió mi sonrisa por un instante...
- En la primer semana de mayo de 1982, faltaba un poco más de un mes para que cumplieras añitos, me enteré que el 2 de mayo habían hundido al General Belgrano y que había 323 muertos.
Como todas las esposas de los marinos que había en ese buque queríamos saber pero nos decían que todavía no tenían la lista de los desaparecidos.
Para antes de tu cumpleaños una amiga vino a casa con una carta de su esposo donde le contaba que el buque fue alcanzado por dos torpedos. Una a proa y otra a popa.
El de popa ocasionó incendios en la sala de máquinas y había muchos quemados. Tu papá cargó en sus hombros al esposo de mi amiga, lo sacó a cubierta y volvió a entrar pese al humo y a que habían dado la orden de abandonar el buque. Dice que sacó a varios hasta que no lo vio más. No volvió nunca.
Se cubre la cara con las manos y llora tanto - ¡Mamá! te va hacer mal ya no llores así ¡Por favor mamita!
La tengo abrazada, la acaricio y beso sus cabellos hasta que se calma.
- Sé que no vas a usar esta carta, eres como él, ¿La rompemos?
- Si mamá, la rompemos.
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