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El compendio de circunstancias que me llevó de regreso a la vereda de mi infancia, no fue casual; Convencido de haber dilucidado los hechos y siendo parte fundamental de los mismos, expongo como inobjetable prueba las caprichosas maniobras que obraron en mi contra.
Quizás no logre la imparcialidad que amerita el caso, sin embargo, comprenderán lo difícil que resulta tal empresa para quién vislumbra estos perversos designios.
Considero fundamental, para una mejor interpretación de los sucesos, una breve reseña de los primeros años de mi vida:
El conventillo de la calle Ayolas y Brown fue el refugio casual de mi niñez. Doña Matilde Reinoso, viuda de Genaro Paglione -a quién no conocí-, no escatimó esfuerzos en procurar, a su manera, la dicha de una existencia feliz.
Debo al enorme corazón de esta mujer, quien me acogió luego de aquella trágica mañana del año treinta, en que el tranvía de la línea 105 cayera al riachuelo llevándose consigo a Isabel Bermúdez y a Bernardo Salerno, la ventura de no peregrinar toda mi infancia por los orfelinatos de la ciudad.
Mas por falta de certezas, que por desidia, no ahondaré en detalles sobre mi adolescencia; los desventuras que socavan mi existir, develan su naturaleza mas cínica promediando la década del cincuenta.
Por aquel entonces rondaba los veinticinco años de edad. Los días transcurrían apacibles entre el taller de los Velásquez, los tugurios de la isla Maciel y el Cafetín de la calle Lamadrid, cita obligada de cada tarde. Sin duda alguna, confieso que aquellos tiempos, aunque ilusorios, fueron los mas felices de mi vida.
Por obra de la fatalidad, conocí una tarde de verano a don Goyo Pedernera. Su sobrina Perla, con quien noviaba en aquellos años, nos presentó en el velatorio de Rolando Ramírez, su ahijado; muerto en circunstancias poco claras, a la corta edad de catorce años, durante el resonado asalto al banco de la avenida Independencia.
Fue la secreta intervención de Perla –no cabe dudas- la que motivó, tiempo después, el ofrecimiento de don Goyo. La ruta de la zona Oeste aún no estaba cubierta, y conseguir viajantes de confianza, por aquel entonces, resultaba una tarea incansable.
Aquel itinerario, previsto para diez días aproximados de recorrido, era todo un desafió para alguien que pocas veces había dejado la ciudad. Caminos, hoteles, pueblos, y vagas promesas de aventura fueron, durante los días previos a la partida, temas excluyentes de conversación en el café. Quien mas, quien menos, resultaba ser todo un experto en este tipo de empresa; por supuesto, siempre atento a ofrecer buenos consejos a un amigo.
El polvo de los arenosos caminos, el húmedo calor de Febrero, los magros resultados obtenidos luego de las primeras visitas comerciales, y el malestar provocado en mis riñones por el duro asiento del Chevrolet, convirtieron a la exaltada emoción de los primeros kilómetros en una tediosa rutina de matices casi desesperantes. Debo confesar que durante largos trechos de camino, encontrar una buena excusa que me llevara de regreso a Buenos Aires, fue la tarea que ocupó la totalidad de mis pensamientos. Así transcurrió buena parte del trayecto recorrido, entre el barrio de la Boca, donde partí, y Estación La Niña, aquel pueblito de la provincia que hoy se devela como parte fundamental de mi vida.
Quizá, solo para mitigar la hosca idea de ir por rumbos equivocados, distraje mi atención para leer el cartel indicador; ese ínfimo instante bastó para presenciar la sorpresiva escena: El hombre rodó por la pendiente del terraplén hasta alcanzar el cañadón; luego, se fue sumergiendo bajo las aguas estancas para desaparecer por completo de mi vista en unos pocos segundos.
Supongo que debido al instinto heroico, que en muchas ocasiones nos lleva a cometer estupideces, pisé a fondo el freno del automóvil. Todo esfuerzo por mantener el control resultó vano; la alocada carrera terminó en el lecho mismo de la laguna.
Abandonar el vehículo e improvisar rápidas maniobras de rescate, fueron por cierto, tareas nada sencillas; sin embargo, descubrir un enorme corte sobre la zona yugular de aquel desdichado, fue sin duda alguna, el trance mas difícil que debí sortear.
Los sucesos posteriores no están del todo presentes en mi memoria; correr al pueblo en busca de ayuda, rostros consternados, el destacamento policial; todo es una película difusa, una cadencia desordenada de imágenes y palabras sueltas, que aún hoy, luego de denodados esfuerzos, no logro reconstruir de manera consistente.
La claridad de mis pensamientos cobra nueva vida, algunas horas después, en el destacamento policial. Entre mate amargo y galletas marineras, el temor de una acusación injusta comenzó a rondar mi cabeza. Tal era la premonición, que durante varias horas, no pude evitar un creciente temblor de manos secundado de una notoria tartamudez; por fortuna, el anuncio de la próxima llegada del comisario, prevista para esa misma noche, fue serenando los ánimos.
El comisario Malazotto, resultó distar de la imagen elaborada en las horas mas agobiantes. Amable, campechano, no escatimó esfuerzos en asegurar que todo se arreglaría y que, a mas tardar en dos días, estaría de regreso en casa. Si bien no me encontraba en calidad de detenido, por razones obvias – según fueron las palabras del comisario – sería aconsejable no abandonar el pueblo, al menos, hasta finalizar los trámites pertinentes.
Cerca de medianoche, el agente Ribero, a cargo del destacamento en ausencia del comisario, comentó de manera afable:
-Bueno..., bueno mi amigo; su semblante pide a gritos un descanso.
Reflexionó unos instantes, luego con enorme tranquilidad continuó:
-Si gusta, puedo ofrecerle una celda; no encontrará comodidades, pero es mas confortable que su silla- acodándose sobre el escritorio, en actitud pensativa prosiguió hablando:
– Tal vez, si la suerte lo acompaña, encuentre al jefe Ventancour; a estas horas suele matear por los andenes – dirigió su mirada a través de la ventana como en busca de alguna seguridad; luego, con expresión complaciente, afirmó:
- El furgón de los cuadrilleros, no es exactamente un hotel; sin embargo, encontrará considerables diferencias con respecto a una celda- acentuando la frase, remató diciendo:
- No cabe duda que el jefe lo recibirá con gusto-
Optar por una celda, solo por no cruzar una desierta calle en medio de la noche, hubiese sido un verdadero despropósito. Agradecí tan amable sugerencia y, a paso lento, caminé en dirección al edificio ferroviario.
El jefe, tal como refirió Ribero, mateaba en el extremo opuesto de la estación. Con un afable saludo a modo de bienvenida dijo:
- Buenas noches compañero –
- Buenas noches jefe - repliqué en tono cordial.
- Arrímese nomás..., aquí siempre encontrará mate amargo y techo decente – Con estas palabras, el jefe comenzó un interminable relato de vulgares personajes, que alguna vez. con distintas prisas, pasaron por el lugar. Tal vez, por gratitud fingí interesarme en sus relatos; lo cierto es que aquella historia, casi sin matices, se extendió hasta altas horas de la madrugada.
Cuando el cansancio gobernaba mi voluntad, sin mediar pedido previo, el jefe ofreció las comodidades del furgón, que según sus palabras, suplen de manera muy eficiente la falta de un hotel en el pueblo.
Quizá, debido a la tensión acumulada durante el día, el viejo vagón resultó en verdad acogedor. Luego de comprobar que la cama era por demás confortable, me entregue a un profundo sueño que se extendió hasta media mañana.
Estaba aún envuelto en una pesada soñolencia cuando una mujer joven, de contextura fuerte y rasgos prominentes, entro al furgón bandeja en mano.
- Buenas, nada mejor que un mate cosido y unas galletas para arrancar el día- dijo con voz un tanto maternal. Luego añadió:
- No deje que se enfríe, el mate caliente sienta mejor-
Con algunas palabras amables agradecí aquella deferencia. Antes de retirarse, la mujer se despidió comentando de modo casi autoritario:
- Yo soy la Mirta; cualquier cosa que necesite, me lo hace saber -
Refugiado en una embriagante soledad, acometí contra el desayuno de manera implacable. El fantasma del día anterior se encontraba, por fortuna, a siglos de distancia.
Mas tarde, bajo el fuerte sol del mediodía, crucé la calle en dirección al destacamento policial. Tras el escritorio, en postura idéntica a la que mantuviera durante toda la jornada anterior, el agente Ribero trabajaba inmerso en una marea de formularios. Debo confesar, que la afabilidad demostrada en el saludo termino por alejar los últimos resquicios del infundado temor.
- Póngase cómodo no mas...- Ordenó amablemente.
- Quiera Dios, que me esperen buenas noticias- comenté; debo aclarar que no soy creyente, sin embargo, la ocasión ameritaba el artilugio.
- Está todo aclarado mi amigo- se detuvo un instante en la tasa de té; la pena que denotaba su expresión era conmovedora. - El finado, dejó nota de sus desgracias antes de cometer tamaña locura-
Temiendo que la ansiedad jugara una mala pasada, permanecí en silencio; pasaron unos segundos antes de aventurar:
- ¿Cree Ud. que podré partir hoy mismo?
El agente Ribero trajo a mi memoria un detalle que había olvidado por completo, el automóvil estaba inutilizable, y seguiría en esa condición al menos hasta el día siguiente.
- Despreocúpese, está en buenas manos – acotó – Ud. mismo lo comprobará-
Desde la puerta del destacamento, disculpándose ante la imposibilidad de acompañarme, Ribero indicó el camino para llegar al galpón de los Bramajo; Según palabras del propio agente: - Los mejores mecánicos de la zona – intuí, con cierta malicia, que eran también los únicos.
Las primeras horas de la tarde transcurrieron entre explicaciones mecánicas, papeleos y telegramas; el Jefe Ventancour, aseguró que esa misma tarde, don Goyo, quien estaría preocupado debido a la falta de contactos, sería puesto al tanto de los inconvenientes.
- Los amigos telegrafistas, nunca le fallan a uno en situaciones como estas...- acotó.
Confieso, que a esta altura de los acontecimientos, todo cuadraba de manera perfecta en el estereotipo de viaje aventura; sin duda, estas historias, mas o menos adaptadas según la ocasión, alimentarían durante años las charlas de café con los muchachos.
Absorto en vagas ideas, con el propósito de comprar un periódico y tomar algún vermouth, llegué hasta el almacén de doña Matilde, un bodegón con aires del siglo dieciocho, ubicado frente a la estación.
Sin saberlo, fue este el lugar elegido por el destino para realizar su próxima jugada.
Debo aclarar, que por aquel entonces, era yo inconsciente de tan maquiavélico conjuro.
Promediaba el segundo Fernet cuando llegó al bodegón la Mirta. Calzada en un jeans ceñido, bastante sugerente por cierto, y una camisa con pocos botones abrochados, despertó en mí un notable interés; sin embargo, creo entrever la influencia del aperitivo en las proporciones de mi apreciación.
- Buenas, buenas – saludó al trasponer la puerta; cambió algunas palabras con doña Matilde, y luego, con aire fatigado, tomó asiento en una mesita contigua a la que yo ocupaba.
- Se lo ve mejor- observó esbozando una amplia sonrisa.
- Pasada la tormenta, la calma pueblerina sienta bien- respondí intentando congraciarme.
La intuición presagiaba una fácil conquista; en aquel momento, parecía el único antídoto contra el tedio que cargaba desde hacía ya varias de horas. La idea de una última aventura, antes de partir al día siguiente, cambió de manera notable mi estado de ánimo.
- Poca gente es capaz de hacer lo que Ud. ha hecho- comentó a modo de adulación. Luego, como si una avalancha de recuerdos la atrapara, comenzó a relatar la triste historia que llevo a don Caputo a tomar tan trágica decisión. Por increíble que parezca, hasta el momento, no conocía el nombre del desdichado por quien puse en riesgo mi vida.
El viejo arrastraba una vida signada por la desgracia. La pobreza y la mala suerte, compañeras inseparables de camino, no dejaban de golpear al hombre cada vez que una oportunidad se presentaba. Sin embargo, fueron las circunstancias en que murió su hijo, las que me dejaron tan sorprendido como perplejo.
- Vea Ud.- comentó la Mirta. – el Pipi Caputo, su hijo mayor, fue ultimado a balazos por la policía – luego, adoptando una expresión fatal, continuó:
- Al parecer, esto sucedió durante el asalto al banco; Recuerda?, ese que ocurrió allá en Buenos Aires, en la avenida Independencia...- Cielos!; el golpe tuvo su acuse; estuve absorto entre pensamientos durante varios minutos, al retomar la atención, la Mirta hablaba de la Celia, la finada esposa de don Caputo.
- ...La pobre, falleció al dar a luz a los gemelitos- se detuvo pensativa, luego acotó.
- Imagine Ud. el momento, quedar solo con dos niños pequeños, y dos bebes recién llegados...- Resaltando la trágica dimensión del relato, agregó:
-... y para mal de males, uno de los gemelos nació con los bracitos atrofiados -
Debo confesar, que la historia estaba conmoviendo mi humanidad, supongo que esta fue la razón por la que permanecí inmutable.
- A los bebes los dio en adopción...- Dijo, en actitud de quien devela un secreto, luego, retornando su habitual postura, observó:
– Tiempo después, con uno de ellos mantuvo algún contacto, sin embargo, nunca volvió a saber del otro - tomó un instante para beber un trago de agua, luego se embarcó en una detallada historia de rencores y desencuentros.
Al parecer, el Juan Carlos y el Pipi, los hijos mayores de don Caputo, jamás permitieron que se concretara el reencuentro con el Gervasio Domínguez, uno de los gemelos; quién, sin insistir demasiado, abandonó pronto la empresa. Con el tiempo, la esporádica correspondencia que mantenían se fue perdiendo. Por cierto, los hermanos nunca llegaron a conocerse.
- Ahora vea, mañana llega el Gervasio - exclamó, poseída por una exaltación que la desbordaba por completo.
El comisario Malazotto, – muy bicho- según palabras de la Mirta, había informado el deceso al Gervasio, quién ,con alguna indiferencia, anunció su arribo para el día de mañana en el tren de las dieciséis.
El hecho de arriesgar la vida por el viejo, trajo a mi cabeza una insensata responsabilidad por cierto inexistente: sin embargo, de vaga manera, asumí como personal la obligación recibir a Gervasio Domínguez.
La conversación siguió por rumbos previsibles. Vale aclarar, que los menesteres consabidos de todo cortejo, aunque con distinto tino, fueron ensayados -sin diferencias de bando- con la rigurosidad ameritada del caso.
Quizá, producto del alcohol, es la nebulosa que rodea el difuso despertar, en medio de la noche junto, a la Mirta. Por un momento, la dicha se ofreció en un vago esplendor; sin embargo, alguna incomodidad se vislumbraba en mi compañera.
- Prométeme que me llevarás – murmuró.
Fingí dormir, ella Insistió:
- Sácame de aquí; por favor, llévame contigo –
Durante unos minutos, el universo mismo estaba envuelto en una bruma de quietud total. De pronto, de manera imprevista, la Mirta saltó de la cama furiosa, gritando fuera de control.
- Que haces acá..., que haces de acá...- repitió fuera de sí.
Debo confesar, que la figura de aquel hombre en la habitación, me paralizó por completo.
- Salí..., salí de acá, no quiero que vuelvas... – gritaba entre golpes y empujones.
- Infeliz, nunca dejarás de ser un maldito infeliz- sentenció, al mismo tiempo que echaba fuera del cuarto al sujeto y colocaba el cerrojo. La dulce mujer con la que estaba hace instantes, era ahora una fiera sumida en un arrebato descomunal de ira.
El deseo de abandonar el lugar me ganó por completo. Sin embargo, la cordura indicaba que salir, en medio de la noche, era exponerse, inevitablemente, a una terrible suerte.
- Quien es- pregunté, fingiendo mantener la calma.
- El Juan Carlos – comento entre sollozos.
- ¡El hijo de don Caputo!- pregunte exaltado.
- El mismo – aseguró, antes de romper en llanto.
Me invadió un escozor general. Los límites de la aventura estaban llegando al umbral de lo tolerable. La idea de salir el pueblo, cuanto antes, comenzó a rondar mi cabeza en forma recurrente mientras la situación retomaba de a poco la normalidad.
- Es un idiota – sentenció la Mirta.
- Siquiera es capaz de pelear por lo que quiere – aseguró.
- Por favor, llévame contigo – volvió a insistir.
Pegar un ojo, fue una empresa imposible durante varias horas, sin embargo, esta vigilia dio paso a un profundo sueño que terminó en dos grandes tazas de café, bebidas en la cama, al promediar la mañana.
- Por favor, regresa por mí – fue el ruego de Mirta cuando abandoné su casa para ir en busca del automóvil.
Camino al taller de los Bramajo, tuve en varias ocasiones la premonición de una emboscada inminente; debo confesar, que la falsa seguridad de ser hombre muerto logró inquietarme durante todo el trayecto. Sin embargo, la pasible tranquilidad del pueblo siguió su rutina de manera inalterable.
Ya en el viejo galpón, mezcla de granero y deposito de chatarras, fue prevaleciendo la calma. El automóvil, listo para media tarde, permitiría un regreso sin inconvenientes – al menos, estas fueron las promesas de los Bramajo –
Si bien, un encuentro con el Juan Carlos representaba un obstáculo desalentador, la idea de recibir a Gervasio Domínguez rondaba aún mi cabeza. Sin dudas, el transcurrir de las horas clarificaría el panorama y ayudaría en la toma de decisiones.
Vislumbrarán Uds., que procurar un pasatiempos interesante en un poblado compuesto de una sola calle y tres cuadras de extensión, es una tarea complicada en extremo. Visitar al Jefe Ventancour o al Agente Ribero, eran las únicas alternativas razonables. Volver con la Mirta era, por cierto, una opción nada tentadora.
Quizás, el inconsciente deseo de reafirmar el buen estado de las cosas, me llevó al destacamento policial. Encontrar a varias personas reunidas, era sin duda, motivo de desgracia. La intuición, esta vez, no falló.
El Juan Carlos, al parecer por asuntos de polleras -según palabras del agente Ribero - amaneció colgado en el patio de su casa.
De pié, frente al grupo de consternados vecinos, la Susi, prima hermana del pobre infeliz, relataba su visión del trágico suceso.
- El pobre la quería, pero ella nunca correspondió su amor- contaba en actitud cabizbaja.
- Es sabido que el hijo que espera es del Juan Carlos...– afirmó.
- Pero él jamás la iba a sacar del pueblo, y Uds. saben lo que eso significa para ella- en medio de la expectativa general, la joven siguió con sus infidencias:
- La Mirta, quiere irse del pueblo desde que era chiquita, pero sola y con una criatura, adonde va a ir...- Fue demasiado, no tenia sentido seguir en aquel lugar; sin llamar la atención, en actitud de franca retirada, abandoné el destacamento.
Durante largo tiempo, medité sobre las consecuencias que hubieran obrado sobre mí de haber caído en tan burda trampa. Poco a poco la claridad fue prevaleciendo; No sería yo quien reciba a Gervasio Domínguez. Poco minutos después de las quince horas, emprendí el regreso a Buenos Aires.
El recibimiento de don Goyo me dejo perplejo. Debo confesar, que no sospechaba tan tiránica faceta en su persona; la andanada de reproches y acusaciones de la que fui objeto, todas ellas infundadas, no dejó otra alternativa que la inmediata renuncia – Entenderán Uds. que dicha decisión determinó, por consiguiente, el fin de los amoríos con Perla-.
Quizá, el hecho de creer perdida la reputación, y la vorágine de malintencionados rumores que se desataron sobre mi honestidad, me llevaron a emprender una ridícula huida. Tres semanas después de la frustrada incursión en los viajes de negocio, el mundo se circunscribió a un sucio hotel del barrio de Palermo. Prácticamente sin dinero, sin trabajo, y con la amarga sensación del fracaso a cuestas, viví meses de privaciones y consternación como nunca antes había experimentado.
Fueron varias las circunstancias que, años mas tarde, acercaron a mis manos una cámara fotográfica. El oficio de fotógrafo me a dado grandes satisfacciones a lo largo de quince años de profesión; entre ellos un puñado de muy buenos amigos. Debo confesar, que trabajar de manera independiente, es uno de los principios fundamentales a los que me he aferrado con gran decisión desde hace ya largo tiempo. Sin embargo, me permito afirmar sin duda alguna, que evidencio en esto otra de las quirúrgicas jugadas del destino. Comprenderán Uds. en breves instantes, los argumentos a los cuales hago referencia:
A primeras horas de la mañana, un llamado telefónico puso fin a una larga noche de difícil sueño. Como es costumbre en estos casos, Jorgito Lagore, jefe de redacción del semanario “Contracaras”, no perdía un minuto en detalles inútiles; las primicias – según sus propias palabras – no esperan todo el día.
La instrucciones para cubrir un crimen pasional, de seguro, titular obligado en los días venideros, no contrariaba la convencional rutina del oficio. Sin embargo, apuntar las calles Ayolas y Brown, me produjo un escozor generalizado que por algunos instantes colmó de lágrimas mis ojos.
Mucho tiempo había paso desde la última vez que estuve por el viejo barrio. La decisión de renunciar, por voluntad propia, a los lugares de mi infancia, fue transformando en algo abstracto a los recuerdos de mi niñez.
Movido por una melancólica ansiedad, mas que por la premura de mi amigo Jorgito, llegué a la esquina que, alguna vez, fue el lugar mas preciado de mi vida.
El caserón, devenido en hotel de paso, aún guardaba la majestuosidad de los buenos tiempos. De todas maneras, debo confesar que el parecido del barrio actual, con aquel de hace cuarenta y tantos años, era solo un capricho de mis emociones.
Entre los curiosos que se apiñaban en torno a la esquina, reconocí al gordo Merlino y a Pedrito Buena, abocados de seguro, a la infatigable tarea de aventurar suposiciones sobre lo sucedido -por increíble que parezca, hay costumbres que resisten endebles al paso del tiempo- me dije, infiriendo una buena dosis de sarcasmo. Fue en ese preciso instante, que el inspector Ordóñez, viejo amigo de profesión, se interpuso frente a mí con un rostro signado de perplejidad.
- Por favor- dijo, tomándome del antebrazo con evidente la intención de que lo acompañase.
Con alguna dificultad atravesamos el cordón de ocasionales espectadores y ganamos la vereda. Fue en ese momento, donde la siniestra confabulación orquestada por el destino, quedó al descubierto.
A metros de la esquina, con una expresión transfigurada por la tragedia y el revolver aún en su mano, yacía el cuerpo sin vida de don Goyo. En el extremo opuesto, una mujer cubría el cuerpo de un hombre; Ambos acreedores de la misma suerte.
Debo reconocer, que el inesperado encuentro del viejo, a quien guardaba aún rencores, me impactó de manera notable; sin embargo, el destino reservaba escondido bajo su manga un último golpe de gracia.
Sin soltar mi antebrazo, Ordóñez me llevó hasta el lugar mismo en que se encontraban las otras dos victimas; encontrar a la Mirta sobre el cuerpo de aquel hombre, de una extraordinaria semejanza física a mi persona, me arrojó al borde mismo de la locura. A excepción de los notorios defectos físicos, evidenciados en ambos brazos, los rasgos del desafortunado no presentaban diferencia alguna con el rostro que cada mañana me observa desde el espejo.
Aunque extrañas, fueron estas las dolorosas circunstancias que revelaron el génesis de mi vida. Expuestas las evidencias, queda en vosotros determinar el veredicto.

Atte. Rómulo.


Marcelo Rossi - Buenos Aires - 19/02/2006

Texto agregado el 20-02-2006, y leído por 880 visitantes. (47 votos)


Lectores Opinan
09-01-2015 Excelente... me perdí en su atmósfera lóbrega y creí enloquecer en su vorágine... turcoplier
17-06-2006 ¡Uff...! Lo seguire diciendo, no hay que poner fronteras a la imaginación de quien escribe. Marcelo,excelente tu trabajo. Desde caracas, un gran abrazo. bohemio5
01-06-2006 Fantástico!! Me encantaron las imágenes, las situaciones. Imaginé la historia en blanco y negro. Tiene fuerza y fácil lectura. Mis 5*s anyglo
30-04-2006 Me gustó mucho. Encuentro en tu escrito el estilo de la spelículas de Bogart, en las que todo se desarrolla tras un entramado tejido y urdido como una sutil telaraña. Hasta la "Guapa Mirta" mujer obsesiva de apariencias inofensivas en principio, pero que después acumula su dosis de peligrosisdad. En cuanto a tu vocabulario sureño, rico en términos y variantes debo decir que desbancó mis espectativas; pocas veces he visto textos tan ricos en palabras como el tuyo. Enhorabuena!! Un saludo y***** josef
30-04-2006 VALIOSO LaCumbreDeMiCatedra
29-04-2006 volvi a leerla,y encontré, muchas situaciones interesantes, con un clima muy especial en el relato, me gusto aun más***** monica-escritora-erotica
24-04-2006 La historia si bien es interesante se excede en su contenido, me han gustado los dialogos y en resumidas cuentas la historia tiene muchas aventuras y gran mistisismo, definitivamente tienes mucho que contar pero necesitas ser mas breve no en el sentido de amputar innecesatiamente la historia sino en darle calidad y facilidad al lector pues en resumidas cuentas los pasajes innecesarios terminan mareando, tienes una divertida narrativa y mucha facilidad prosistica, bueno un abrazo y no dude en avisarme para alguna novedad suya, saludos. Aramis
24-04-2006 Me gusto, solo que cuando vi que era tan largo, me asuste, pero esta interezante. Abrazos.... cecilis
24-04-2006 Hola Marcelo, me gustò el tema y escribes bien, la cosa que en un cuento hay cosas que vale la pena desarrollarlas y darles importancia y otras no, pues alargan la narraciòn sin ningùn sentido, no soy experta ni nada de eso pero quizà pudiste obviar algunas cosas para hacer el cuento mas àgil. En todo caso es bueno, saludos. tigrilla
23-04-2006 Desde mi otro ángulo mis estrellas***** impresa
22-04-2006 ESTA BUENISIMO!!! slygirl
21-04-2006 Tu invitación decia que te interesaba mi opinión, siempre he pensado que no debo decir nada a menos que sea algo bueno, porque para qué bajonear si no es necesario, pero como irrumpiste de ese modo mi calma asumo entonces que en verdad deseas mi opinión: la verdad no pude terminar de leer tu cuento: me aburrió. Debes corregir, además de errores de ortografías, mucho aspectos de sintaxis y de composición. Cuando entro a leer a alguien lo hago vouyeristamente no saben que estoy ahi, y veo lo que hacen: yo entro en sus mundos y entonces puedo leer y aceptar lo que buenamente encuentre, pero si alguien me pide verlo accedo suponiendo que su historia esta cuidada, y si pides mi opinión pues te la brindo. suerte y sé que seguiras intentando mejorar al igual que todos nosotros (...quienes quiéramos que seamoas "nosotros"). Dupasaem
21-04-2006 Gracias por invitarme a leer tu página, es magnífico lo que has escrito, me metí en la historia...espero cuando yo lo haga escribir como vos! Un abrazo! bets
21-04-2006 wuuuuaaauuuu tarde en llegar por aqui ...cuanto lo siento ahora...es una hstoria de esas que se te pega,imagenes,olores,gente todo lo tuve enfrente mientras la lei....cuando vendran mas historias de Romulo,mira que se esperan con ansias...gracias por la invitacion y espero otra pronto....*¨5 KARYNNA
20-04-2006 Shuuuuuuuuuuu, muy bueno, pa leerlo mil veces, amigo, qué decir "LA CAGO" MIL ESTRELLITAS DEL SUR DE CHILE. MARCELA. arcana37
20-04-2006 esta muy buena tu historia,gracias por invitarme a leerla sweetdany
18-04-2006 eres un HDP para escribir!!.. me encantó tu texto compañero, no suelo hacer caso a esas visitas al libro de visitas de gente que nunca me ha leido o si lo han hecho no me lo hacen saber.. la cuestión es que me enferman los "Hola te invito a leer" vayanse a la mierda con eso. Sin embargo me vine acá, le hice caso a tu visita, y me encuentro con tamaña obra que aprovecho de darte las gracias por invitarme. Nada que decir, no tengo comentarios que opaquen (aunque no debieran existir) o que malogren tu texto de exelencia. Mis más profundas felicitaciones y millones de estrellas. La historia es sublime y perfecta.. más felicitaciones. mateoroquesk
18-04-2006 esta bueno...me parecio estar leyendo una novela de las q leo normalmente, me agrado mucho.***** caroly
18-04-2006 Hola!!...parakultural...me agrado leer tu cuento, más allá que decirte que hay pedacitos omitibles, que no afectarían la estructura, pero claro eso ya lo mencionaron, el tema es muy interesante y entretenido, la narración me gusto en particular por ser adecuada para la lectura y la comprensión rápida... Besos y saludos, gracias por la invitación. aivLE
16-04-2006 Interesante y bien contado!!, sólo opino como _guerrera que repasándolo, quedaría mejor quitando algunas cositas que no le hacen a la historia en sí. Estrellas!!!***** MujerDiosa
16-04-2006 está muy bien furniello
16-04-2006 muy buen relato y al final encontrarse con el gemelo ADMIRABLE elidaros
16-04-2006 Un cuento muy bien realatado te felicito. gatelgto
16-04-2006 Es un gran texto, la historia es buena, los personajes bien creados, las imágenes claras, de lectura ágil y amena, no obstante podrás revisar la posibilidad de algunos pequeños recortes. Gracias por la invitación, lo disfruté. Un beso. Roxana. _guerrera_
16-04-2006 muy bueno! babyx
16-04-2006 EXCELENTE! Se nota un gran cuidado en cada frase, hasta en cada palabra! Es muy bueno. UN ABRAZO! elnegropablo
16-04-2006 parakul. no se puede uno detener en la lectura y -tal como dice vincho- habría que tenerlo impreso para mayor disfrute. un saludo con estrellas y gracias... hugo hugoprimero
16-04-2006 Minucioso relato Marcelo. Una historia muy interesante con una trama fluida. Debo felicitarte. joaqledo1
16-04-2006 mjuy bueno, historia completa, inteesante prosa, enterita, un cuento edondito, se llega a buen fin de manera facil***** curiche
16-04-2006 Verdaderamente es muy bueno, excelente texto, gracias por invitarme. Un beso y mil estrellas. arielariadna
05-04-2006 clap!, clap!, clap!, clap!, clap!, rcibe aplausos juntoconpegados con las estrellas, no pude detenerme de leerlo, incluso ya lo imprimí, merece una segunda revisión... --vINchO--
02-04-2006 Espectacular desarrollo textual, y de un momento a otro el inesperado , intigante y aterrador final... muy bueno (tenia que dejar un comentario, je!)... saludos LacrimaMosa
30-03-2006 sin palabras hermano buenisssssssssssssssimo osky
29-03-2006 Lo importante es no dejar que decaida el interes del que lee y tu lo consigues+++++saludos antoniana
28-03-2006 Estoy totalmente de acuerdo con Magdalena, mantienes el interes al pie de la letra!... Muy bueno...no...buenisimo!...Te dejo mis estrellas y un beso. Debbie
23-03-2006 muy bueno trotamundos
18-03-2006 Muy buena historia, fue un placer leerla. Realmente mantenés el interés del lector durante el desarrollo de toda la trama, hasta el fina. Felicitaciones. Besitos y estrellas. Magda gmmagdalena
17-03-2006 Hola paraku! que bueno es leerte: eres entretenido e interesante... mis felicitaciones y mis ***** turcoplier
17-03-2006 Muy bueno!!! me ha sorprendido. Felicidades! honeyrocio
17-03-2006 Excelsa obra, releerla varias veces, es muy buena, creativa en lo que tiene que vear a su lenguaje, tienes muchísimo talento, felicidades***** lapluma
17-03-2006 MUY ORIGINAL***** lagunita
15-03-2006 Deje este escrito tuyo para ser leido detenidamente, saborearlo, en toda su plenitud, sabia que me esperaba algo bueno de leer.. <Me alegra saber que mis expectativas se vieron superadas.*****talentoso parakultural besos buglione-escritora
14-03-2006 Debo confesar que cuando vi el tamaño del texto pensé que no ib a logra ni la mitad, pero no, todo lo contrario, a la primera me atrapó y cuando terminé ni cuenta me había dado. MUY BUENO. Cinco de las amarillas. Saludos cordiales jovauri
14-03-2006 Prosa de gran originalidad y muy bien construida. 5* sorgalim
13-03-2006 De a ratos se me escapaa algún detalle, pero vamos, está genial. Me ha gustado muchísimo en verdad. En especial el inesperado final. Un abrazo Ikalinen
12-03-2006 Me gusto en 5 estrellas. Todo lo que rodea el cuento, la investigación. A los amigos que no sean argentinos, les cuento que el accidente del tranvía es verídico, así como la mayoría de lugares y sucesos puestos acá, creo que eso hará mucho más interesante la lectura a los que vayan entrando, una buena muestra de cómo se vivía por aquellos años en Argentina. Tendría algunos comentarios para hacer, pero en verdad, en lugar de recortarlo, extendería algunas situaciones y lo haría en dos o tres partes... Para ir dejando más sabor en cada cosa que ocurre. Nos seguimos leyendo...***** panteras-regularis
11-03-2006 Tu obra,esta como el vino...Cada dia mejor!Lograr atrapar al lector,y nos transportas al interior de tus letras. ***** gonzoyar
10-03-2006 al principio me costo un poco enganchar, luego la hoistoria se hace interezante, divertida, creadora de espacio, me lo imaginaba.....creo que eso es bueno, por lo menos a mí me gusta esa magia de poder llevar al lector a la situación.....y lo lograste.......¿tendrá su segunda parte?...espero wara
10-03-2006 bene ...disculpa por no llegar antes a la lectura y ahora, luego de hacerlo, para abreviar te diria que coincido con la mayoria de los comentarios q califican tu texto con un buen argumento, integral, atractivo, adornado con diálogos q se manejan cómodamente y se leen igual. Pude sentarme cómodamente frente a la "pantalla" mintras imaginaba la trama corriendo en una película...eso es bueno. pero tambien coincido, modestamente y como gaviota lectora en q quizás un "recorte" aqui o allá, aumentaría la agilidad de la lectura..de todos modos, no implica q antes de irme te diga q este texto, me gustó mucho y por ende, gracias por invitarme a su lectura.. piquitos patagónicos y estrellitas veraniegas gaviotapatagonica
09-03-2006 A medida que te leía ,la palabra ágil, era la primera en instalarseme en la mente para calificar a tu texto,a ella le uno que su guión, su trama,escenarios y personajes, me ha llegado en imágenes totalmente cinéfilas.En mi modesta opinión no sobra en este texto palabra ni extensión alguna.Se hace ameno y creible.te felicito de todo corazón.Es tu primer cuento largo y te ha salido una dignísima obra.Un fuerte abrazo compañero.***** Gadeira
09-03-2006 Bueno, pero conicido con alguien que si lo recortaras un poco serías mas atractivo. isidoro
09-03-2006 magistral...a nivel de un grande cuyo nombre no menciono no vaya a ser que no sea de tu agrado, pero tu estilo narrativo que me sumerge en la situación misma, en el ambiente, en el sentir y traspirar de los personajes, las anotaciones culturales, folkloricas del pueblo chico (que por regla popular es casi siempre un infierno grande) es sin duda un ejemplo del dominio de la letra...no solo es la narración de sucesos quiza de vida, si no la mezcla atinada de suspenso, fantasia, realidad y probabilidad...mis ************ luzyalegria
04-03-2006 Me gustó, hay historias enlazadas y vas creando un suspenso, pero yo le suprimiría algunas partes , creo que más abreviado luciría más. Doy Goyo mi tocayo ¡caput! bueno yo aunque soy Goyo, en realidad como sabrás soy mujer. te dejo mis * Goyo
04-03-2006 Argumento que permite imaginarse una novela. Prosa agil, urbana, en la tradición de la literatura sureña... aukisa
02-03-2006 Con lenguaje sencillo, directo, sin rebuscamientos nos llevas de la mano por un camino de misterio que obliga a seguirte leyendo. Felicitaciones. 5* zepol
01-03-2006 Apasionante historia.Uno queda con gusto a poco.5***** gonzoyar
01-03-2006 excelente relato5* GEHENA
27-02-2006 Me pareció muy bueno. Bien llevado y bien narrado. 5 ***** si pudiera darte más no dudaría. _Alexiel_
25-02-2006 Buenísimo tocayo (por lo que leí de soymaru) alfredo_risso
25-02-2006 Me parece muy bueno, sencillo, entendible y muy bien escrito. Lastima que no se puedan dar más de 5 eslavida
24-02-2006 Me gustó mucho***** graju
23-02-2006 Muy bien narrado. Prolijamente escrito. Mis felicitaciones. bender3001
23-02-2006 Sabes mostrar todos los detalles de forma pacietne, eso es importate en la escritura,los diálogos no están forzados, son ligeros. La historia muestra la marginalidad urbana y evocaciones del protagonista que describen el decorado a la perfección. El final, a veces se intuyen pero esta vez me sorprendió y me recordó a la película Memento, la verdad que no sé porqué. La vida es azar o destino,no lo sé. Saludos y estrellas, por supuesto. iolanthe
23-02-2006 Marcelo todas mis ***********y+*****y+******+ tienes una forma muy bella de expresarte y con personajes creíbles y queribles. Un besote. soymaru
23-02-2006 El cuento está muy bueno¿para cuándo el próximo?10*para vos... MariaL
23-02-2006 Es un cuento muy bueno, eres un gran escritor tus personajes tan bien narrados hacen que todo sea mas llamativo clear
21-02-2006 Hola: Me gustó tu texto, sobre todo el personaje de Mirta, me pareció algo obsesiva. La historia está escrita con un lenguaje sencillo y con imagenes claras. Es interesante que a pesar de todos los conflictos que se generan en la historia, el protagonista conoce muchos personajes, cada uno con un mundo propio o con muchas historias por contar. Me gustó mucho tu texto, me parece que hizo falta la descripción física del protagonista, pero es sólo una idea. Te dejo mis estrellas, pero mereces más que cinco. ***** fabiangs
21-02-2006 Excelente, sabes nunca me cansare de decir que este tema tiene tantas caras y todas ellas innovadoras, como este relato... denada
21-02-2006 Una maravillosa forma de narrar, te felicito. uleiru
20-02-2006 Un notable cuento con estilo bien argentino, con relato ágil y entretenido. En cuanto al contenido estoy seguro que lo que llamamos destino, no es más que una cantidad probable y finita de probabilidades, y esto me pareció lo descollante en ese final que quizás no sea tan fantástico ni ilusorio como parece, sino más bien la condensación de los múltiples destinos, de la misma forma en que aparecen en el sueño. Mis 5* y un abrazo Osval espartako
20-02-2006 Muy interesante historia, contada con maestria. La eleccion de las palabras es muy justa para recrear un ambiente determinado, asi como los nombres. Perla, nos lleva inmediatamente a un tiempo pasado. Tal vez, lo unico reprochable sea el formato, creo que podrias escribir una novela, estoyu segura de que serias capaz. Felicitaciones moniquita
20-02-2006 Es excelente la forma, el léxico, etc, parece escrito por un profesional! Simplemente te pediría de ser posible y si así lo considerás, que reveas el asunto de dar tantas vueltas, o sea que abrevies el texto a lo esencial. Al menos así me lo parece, para darte mucho más que sólo 5 estrellas!! Te felicito!! MujerDiosa
20-02-2006 notable purpurinagirl
 
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