No sonríe la mar ante mi ventana.
Yo nací entre valles-
niña de la Galilea;
Verdes campos, floridas colinas
altos vientos,
y yo
en el silencio de estos crujidos-
viejos lugares pintados de hoy.

No hay muelles,
ni barcos
no suena a lo lejos un silbido del ayer;
pero sí escucho llantos
de viejos vientos,
tristes y cansados;
de un amor que marchita
a la llegada del otoño
como un lirio morado
como las mariposas…

Tanto silencio ante mi ventana
paz amarillenta, lasciva soledad-
sólo me queda abrazarte
sin abrazarte realmente;
susurrarte al oído
palabras que he traído
de los campos verdes de mi ingenuidad.

Ya mis lágrimas tejen silencios,
mi sangre ha perdido su color,
y mis labios- como un capullo,
han muerto antes que riegues con tu amor.

Di que me quieres
aunque sea una sola vez
deja que contemple tus labios
al decirlo.
Llévame en tu abrazo,
llámame mi amor
di que quieres a esta niña de la Galilea
de ojos tristes y pobre corazón.

Di que me extrañas
aunque sea una sola vez
y ve-
el océano te espera.

Acá no hay muelles,
ni barcos
no es un lugar para un viajero
pero ya te dije: existen flores
un lirio morado
violeta
blanco
negro
cansado.





© Natalie Najshomov, enero de 2006.


________

Éste poema siempre será especial para nosotros... espero que tengas grabado ese momento.