Me fundo en la estelas de tu cuerpo,
violando cada centímetro prohibido
traspasando oasis de vegetación tupida
moviéndome entre torrentes y olores intensos.
Con más denuedo emprendo nuevas marchas
para así quedar expuesto al rojo fulgor
del cielo que hoy asoma en los cuerpos
reflejado en el más puro deseo
de seguir viviendo,
de seguir bebiendo.
Volemos juntos al infinito,
ahí donde todo ya tiene límite
pues lo que abriga nuestros pechos es intenso
y la energía que brindamos
nos da suficiente embeleso
y carcome la médula hasta dejarnos
muertos.
Texto agregado el 08-11-2005, y leído por 135
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