Febrero 17: (Los espejos o los potros de la dignidad)
Los párpados se desatan, ora el derecho, ora el izquierdo. Me encuentro ahí, siento haber dormido años y aún así sé que he despertado sin haber dormido. Un rojo crepuscular baja hasta mi habitación; desde ahí pasa del carmesí fangoso de la tarde que cae con torpeza al turquesa de la noche que se aposenta. Un gran miedo a morir si me levanto me invade. Recuerdo ese ruido sordo, que venía desde el origen del mundo y que me hacía caminar de lado. Me levanto y comienza una larga espera. En las calles se escucha el rumor de los hombres que se pasean sin destino alguno, esperando el alba para dormir. El orden natural de las cosas parece haberse alterado. Me dirijo a la ventana a asomarme. Me detengo, no quiero ser visto, podrían llamarme, señalarme o venir por mí, para que los acompañe. No quiero estar con ellos pero me quiero ahorrar el esfuerzo de dar complejas excusas para no parecer descortés, no quiero parecer descortés, me quiero ahorrar las disculpas. Busco un espejo, lo ubico frente a la ventana y dispongo las cortinas para perderme en ellas. Miro a través del espejo, mi impunidad está asegurada desde este ángulo, puedo verlos sin que me vean, puedo escucharlos sin que me escuchen, la cortina y el espejo me esconden de todos. La gente murmura. En las calles hay un hombre, dicen, que va desandando sus pasos, y que, presto a ayudar a los demás, desanda los del que así se lo pida, hinchado siempre de buenos deseos y de una majestad divina. Es un santo, dicen también, y no ahorra sus milagros, no hay error que no pueda ayudar a enmendar ni culpa que no se olvide cuando él así lo quiera. Ahora todos callan, creo escuchar que alguien dice que se acerca. Todos se dan la espalda entre sí y se estrellan unos con otros buscándolo en todas las direcciones, cegados por la esperanza del perdón. Corren en círculos y tropiezan constantemente. Muchos mueren en el suelo, pisados por los demás, hasta hacer que su cuerpo se una con la tierra. Nadie lo ve y no tardan en desilusionarse. Todos se marchan en soledad y se preparan para dormir por siempre. Todos se marchan sin haberlo visto, cargando con los pecados que ya traían y ahora con la más grande decepción, que es un pecado dos veces más grande. Todos se marchan a dormir por siempre. Nadie lo vio. Pero el hombre está ahí, está ahí.
Noviembre 1:(-)
No pasa nada.
Noviembre 2: (Sentencia más allá del destino)
La cama a dejado de parecerme cómoda. No la dejo pero me reprocho no hacerlo. No pasa nada, sólo el tiempo. Los ojos me arden y mis párpados están tan atrofiados que se me dificulta unirlos. Llevo encima tantas noches eternas, tantos días que eran años, todos parte de un mismo suspiro que no cesa y no cesará, no con el sueño, tal vez con la muerte, pero no con el sueño.
Noviembre 3: (Centinela de su sombra)
Hay una pequeña silla sobre la puerta de mi habitación, no recuerdo haberla puesto ahí, pero ahora, cuando el crepúsculo del último sol caído ha quedado aislado en mi habitación, su utilidad se hace visible. Puedo sentarme en ella e impedir la entrada de cualquiera que intente llegar a mí. Seré mi guardián, seré inflexible, nadie entrará, nadie saldrá, al menos que yo lo permita. Y no lo permitiré.
Noviembre 4: (La esfera y el cubo)
Como una esfera atrapada en un cubo, mi habitación se hace larga, ancha y alta en proporciones exactas, y yo ruedo por ella, como el eco de un grito ebrio en una botella vacía. Mis aposentos, un cubo, una cámara en custodia, habitáculos desmemoriados, olvidan su forma, se construyen a sí mismos, en una mano un mazo en la otra un ladrillo que se sobrepondrá a otro, un cuarto que se hace y se deshace, y yo estoy en él, rodando, acelerando al agitarse mi respiración, escribiendo mi recorrido en las paredes, de rodillas, acostado, caminado en las manos, cayéndome, cayendo, caído.
Noviembre 5: (Don pirognóstico)
Mis manos. La fuente del dolor está ubicada fuera de mí. Mis manos saben hacer cosas. El fuego se alimenta del aire que respiro. Mis manos han hecho cosas. Soy el combustible de una hoguera que estalla cuando respira. Mis llamas son el futuro, son mis manos. Mis manos tocan y transforman, tocan crean, crean y destruyen. Me hago a la cama. Tomo posesión de ella. Es mía, es para mí, es mía. La cama arde al acostarme, su madera no se quema, mis llamas no queman, las llamas no queman. En mi cama está el futuro, su madera es resistente como la estructura que sostiene el tiempo. En mi cama está el futuro, mis llamas son el cristal que lo muestra, brillante, hecho de vidrio, frágil. En mi cama está el futuro, mis manos me transportan a él. En mi cama está el futuro, en mi cama pasarán las cosas que tengan que pasar, mis manos me llevarán a ellas, mis manos son fuego de vida. En mi cama está el futuro, mi cama es el futuro.
Noviembre 6: (Cosas que han quedado dispuestas del tal modo)
Ahora para mí amanece un día que no vi venir. Siempre había visto los amaneceres unidos a los despertares. Esta vez no fue así. Amaneció y no desperté, no podía hacerlo, es la consecuencia de no haber dormido, de no poder dormir, cosa que por otro lado no solucionaría las cosas. Luego, todo se ha dispuesto para favorecer los imposibles y, a su vez, esos imposibles una vez vencidos, cosa que nunca podría suceder, no remediarían nada. La solución no solucionaría nada. Yo estaría igual despierto si es de noche ,si es de día, sino es ni de día ni de noche, sino es nada, sea lo que sea yo también estaría despierto y lo estaría por siempre, mientras los demás duermen defraudados yo guardo vigilia cuidando algo que ya perdí, cuidando seres que no aprecio o no me importan. Soy responsable por las consecuencias. Pero yo mismo soy una consecuencia, entonces... soy responsable de mí mismo. Alguien me obliga a hacer estas cosas, alguien que es responsable por mi suerte y que parece no ser responsable ante esa obligación sino es para obligarme tareas que eran para él. En efecto, soy mi único amigo, de esto no gano nada, no conozco lo que la amistad es y no estoy dispuesto a aprender. Soy el que no duerme cuidándose a sí mismo de personas que nunca van a despertar. Así es, las cosas han quedado dispuestas de tal modo.
Noviembre 7: (Del polvo)
Entro de mi tierra al mundo. Los valles son de un color hermoso. Lo hermoso me hiere. En la escala de grises esto sería falso. Pero yo vengo de muy atrás y tengo que creer. Me veo obligado a justificar mi esfuerzo. He venido de muy lejos, del fondo de mi tierra. Tardé años en atravesarla. Vi civilizaciones desaparecer y nacer de los despojos de las anteriores. Vi como los cuervos dejaban sus alas y se hacían perros negros. Vi como las madres latían blasfemias, escurriendo una saliva pecaminosa desde los ovarios. Sentí el frío que mató a las bestias más grandes e hizo huir a los espíritus más poderosos. Resistí el fuego eterno, que creó las montañas y fundió las rocas de los acantilados. Vi llorar a Dios para crear los mares y los ríos y los lagos, ya que sus hijos morían de sed. Vi una mujer emerger de un pantano de semen, envuelta en la piel de un cerdo, enviada por esqueletos de niños abortados por mujeres vírgenes, desde el fondo del odio, tan majestuosa como un océano que se levanta y camina, de aguas grises y azafranadas, como la cresta de todas las olas. En la más oscura de las noches, esta mujer me dio un hijo, que era mi hijo y era el hijo de todos. Fui, vine, regresé, siempre moviéndome por una esfera, que se deslizaba de mano en mano, pagando favores que nadie hizo. Náuseas. Vomité un mundo, ancho y largo, redondo finalmente, hecho de bilis y recuerdos. Mis pies hicieron pedazos los caminos, los caminé con rabia, sin descanso, hasta no ver las partículas de polvo partirse en dos, en tres, en miles, duplicarse, triplicarse, coparlo todo, nublar, ahogar, cegar. Ahora la calle se me presenta como una novedad. Falso. Falso. Falso. Yo anduve por aquí cuando los primeros hombres aún dormían en los árboles, oponiéndose al hecho de caminar erectos. No vi estas alturas, ni estos fondos, antes prevalecía un sólo color, que devoraba a los demás. Tanto color lo hace todo hermoso. Lo hermoso me hiere la dignidad.
Noviembre 8: (Erosión del útero, cavernas en la crisálida)
Se mueve el suelo. Eso no es algo por lo que haya que preocuparse. Bajo él se hallarán otros tantos suelos que van a caer a su vez. Todo como parte del mismo movimiento. Hay que entender estas cosas de la mejor forma. Habrá que apartarse del primer lugar donde se estuvo, antes de todo, antes de estar, pero a cambio se obtendrá un nuevo lugar donde estar tan confortable y reconocile como el anterior y al que no habrá que adaptarse, será exactamente igual al anterior. Y es en esta condición que se funda toda la lógica del movimiento. No hay movimiento. No hay caída, sólo la sensación, sólo el impacto y el dolor. Al levantar la mirada, esto no se podrá hacer sin antes haber escupido sangre y respirar conmovido el nuevo aire, se podrá ver la abertura que se cierra y que nunca volverá abrir y de la que aún gotean algunos fluidos. Lo que sigue a esto se podrá confundir con oscuridad, pero no lo es, es sólo ceguera. Esto podrá molestar un poco al comienzo, pero la costumbre prevalecerá sobre el color y se hallarán nuevas formas de ver las cosas. Habrán tantas cosas que mirar como tiempo haya para hacerlo. Pero no habrá que alterarse, esto es pura apariencia, no es color, no es imagen, es el suelo que se abre y se traga el movimiento. Los recuerdos de esta parte pueden ser un poco confusos y terminan cuando se abren los ojos ciegos para constatar que el cielo se cierra por completo para no admitirnos nunca más. Esto puede ser molesto, pero para no acabar con toda esperanza existe la posibilidad de creer que ese cielo que se nos cerró es el mismo suelo que nos devorará tiempo más tarde. No. Es imposible, jamás podríamos pensar eso. El movimiento es demasiado rápido.
Noviembre 9: (La secta del único miembro)
Veré la luz cuando haga justicia. Seré el castigo de los santos que delataron el destino del universo. Mis ojos son teclas de un piano de carne que reacciona a la luz con una canción sorda. Seré la canción de la despedida. Seré el hombre, seré la placenta, seré el óvulo y la esperma. Me fecundaré y me daré a todos en proporciones iguales. Seré el equivalente a un juicio, daré por justo lo que considere justo. Mi palabra será la palabra exacta, la única. Recorreré por última vez la tierra, recogiendo los que se han quedado atrás, a la cabeza de una procesión tan larga que el primero podrá sostenerse con la espalda del último. Seré la sorpresa al doblar el camino, seré la curva cerrada que debilita, seré la dificultad. Seré el único en la última misa, en el último juicio. Juzgaré, juzgaré, juzgaré. Seré el último adiós, la canción de despedida.
Noviembre 10: (Sífilis)
Nadie me dará la mano sin pretender que le regale las uñas. Hay un interés oculto tras cada interés oculto. Las variables son infinitas. Se pueden portar tantas máscaras, una sobre la otra, que al final uno se da cuenta que carece de rostro. No he nacido para hablar de eso, aunque por otro lado no he nacido para nada y ni siquiera se hablar. Ahora, aún tengo autoridad para algunas cosas, aún soy la boca de algunas voces. Estaré libre de peligro, siempre que estas voces no sean mías y las tome como prestadas. Nada me pertenece, he profanado el verbo tener siendo un desposeído absoluto, despojado desde el útero del concepto de pertenencia. Mi condición se mostró así por consecuencia: no tengo donde guarecer objetos propios y los ajenos me son arrebatados en el momento exacto donde empiezo a encontrarles alguna utilidad. Nada tengo para arriesgar ante los hombres, no soy sensible al robo ni a la estafa, no haré parte de ningún juego y no se me incluirá en las rutinas de diversión. Soy el que nada puede poner para el objetivo común; si me admitiesen, se verían obligados a cargar con mi cuerpo, lo que sería un inconveniente, entonces sería abandonado al empezar las subidas o en los tramos más difíciles, cuando todos están cansados y la presión de la gravedad incluye el peso de los planetas y los soles. Me dejarán y algunos voltearán a verme, murmurándole a los otros que hubieran podido utilizar mi piel para llevar cosas. Pero ya irán muy lejos. A mi favor es bueno recordar que no es necesario alimentarme, carezco de estómago. Eso es algo que hay que valorar. Subsisto con lo mínimo, las cosas que me abastecen son irreducibles, ya que están dentro del cero. No se me puede restar nada, pero, sabiendo ya que me sostiene el contrpeso, nada de lo que tengo se pondrá multiplicar, sea el número que sea, aún el número más grande, el último, siempre será igual a nada. Nada.
Noviembre 11: (Caída. Objeto. Cielo abierto)
De mis ruinas conservo la habilidad de ser espejo cuando no tengo nada que mostrar. Puedo ser lo que mire, mi voz será la voz de quien escuche. Tal efecto es una tara. La disposición de las cosas se ha hecho respecto al desastre que se acerca. Los muros se han levantado cerca de los inválidos, para aplastarlos en la última caída cuando estos se arrastren hacia lugares más seguros. Algo de eso me pertenece. Aunque está claro que nada de eso le he suscitado yo, es dado como verdadero que yo sea el emisario. Nada he dicho, ya que voz no tengo, pero mi sola prescencia lo confirma todo. Ahora vivirán con el miedo, y ese es el primer paso hacia el desenlace final.
Noviembre 12: (La pantomima)
Blanco. Negro. Blanco. El hombre me habla... pero no tiene rostro.
Noviembre 13: (Disangelio de la palabra)
Soy un adjetivo. Me pondrán junto a las cosas para calificarlas. Doy matices. Soy el tono. Paso de agudo a grave en una lágrima, después al llanto y entonces seré un accesorio de la muerte. Siempre lo fui. Pero la memoria de los hombres carece de disciplina, de esa perversión llamada experiencia, el recuerdo martirizado, el error convertido en satisfacción, hecho soberbia. Así las costumbres se caen, y el llanto no se antepondrá a mi muerte, puedo prescindir de eso. Ahora debo esperar bajo otros supuestos, espero ante un destino diferente, incierto. Pero espero.
Noviembre 14: (La carcajada y la lágrima)
Puedo abstenerme de los placeres de la risa y el llanto a voluntad. Sufrimiento, compasión dividida en niveles de dolor por uno mismo. Alegría, extender la mano izquierda al que ha cortado la derecha, y hacerlo mostrando los dientes. Tristeza, superstición del tamaño de arrojar sal a las heridas para hacer el ardor más grande y la cicatriz más larga. Vicios todos, vicios. Amargan la sangre. He aquí el pecado original, la emoción, el sentimiento puro, primitivo, animal. Hay formas más complejas de caer, más dignas.
Noviembre 15: (El mundo visto a través de la sangre)
Mis ojos están a punto de colapsar, han dejado de profesarme obediencia. Se van. Afuera hay un mundo que recorrer, puedo hacerlo sin ojos, pero tropezaré, por cada paso tres golpes, me perderé, además, las sonrisas muecas de los niños que vuelven del mar y las palomas muertas frente a las iglesias. Me perderé el color. Entre el rojo y la ceguera, escojo el rojo.
Noviembre 16: (Génesis ó viendo la luz a través de mis párpados)
El sol está velado por una membrana peculiar, hecha de tejido y sangre.
Noviembre 17: (Extraña mitosis)
El sol es una célula preñada.
Noviembre 18: (Reproducción)
Hay tres soles.
Noviembre 19:
9 AM:
Hay un zumbido en mi ojo izquierdo, es luz. He matado. Recuerdo que a esta hora despertaba. Siento nostalgia por esas primeras horas. Ahora todas las horas son las últimas horas.
10 AM: Veo al estropeado y al leproso. Vienen bailando. Uno es torpe como un caballo que camina de espaldas y el otro se cae a pedazos. Me hacen sentir mejor. Sonrío. Nada me hace sentir mejor.
11 AM:
Soy el leproso.
12...
:01> No me muevo. Soy frágil. Mi cuerpo crece y se dilatada y amenaza con ser el vapor del agua que hierve. Soy agua hervida que se evapora y se pierde. Me desmaterializo. Soy una espora que fertiliza el viento, para hacerlo respirable. Me respiro a mí mismo. Vuelo sobre las praderas, me alojo en las flores de los pantanos, voy y vengo. Soy dador de vida, soy la semilla que ha lanzado el sembrador, soy una bacteria que se pega a la carne e incuba en los ojos, todo lo que se ve se ve a través de mí. Soy la muerte. Soy la muerte y he venido por mí.
:02> Veo un árbol. 105.527 hojas. 1.583 caerán hoy, serán carne de mi carne, serán mi tierra. Soy un profeta.
:03>Si las raíces que soportan nuestras ideas se hundieran tan profundo en la tierra como para poder sostener la más grande mentira, tendríamos que cavar muy hondo, llegar muy bajo para hallar la verdad. Y esto nunca pasará en un mundo que busca encontrar dicha verdad mirando hacia un cielo tan elevado que ni las copas de los árboles más altos que tales raíces sostienen podrían alcanzar. Sobra decir que entre nuestras desgracias se cuenta el hecho de vivir siempre engañados. De esas mentiras está hecha mi conciencia y mis raíces son la culpa y la lástima. Pero mis raíces se hunden en mí y, como poderosos brazos en venganza, se aferran a mi espíritu, lo inmovilizan retorciéndose a su alrededor, matándolo a medida que se hacen más fuertes para soportar más peso, más mentira; y mientras más crece el árbol, mientras más desea llegar al cielo, más aplastan mi alma, estrechando el círculo que me atrapa, desde adentro, desde mí mismo.
:04> Soy el árbol. He muerto. De mí harán estacas para clavar a los niños que nazcan. Siento. Pienso. Imagino. Imaginar es poner el cielo en el suelo. Caminar sobre él. Mirar hacia arriba y no ver nada. No hay nada, el cielo está en el piso. Ser difícil de ubicar es el último propósito antes de morir. Las miradas no se deciden, ¿Dónde estoy?, nadie lo sabe, yo lo sé, no lo recuerdo, pero lo sé. Nadie encontrará mi cuerpo. De mí no podrán sacar nada. Soy el árbol y acabo de recibir el primer golpe del hacha. Soy el árbol y mis raíces se pudren. Soy el árbol que quiso llegar al cielo y murió de frío, tan alto y tan solo.
:05> Sembraré en mis tierras el odio y vendré a mí mismo como un enemigo.
:06> De mi cuerpo caído se alimentará la tierra largos años. Las plantas rastreras me cubrirán los genitales y seré estéril. De mí no nacerá nada, mi cuerpo será abono, sólo eso. Seré madriguera de animales pequeños, mi esqueleto, un laberinto en el que es imposible perderse. Pasará un tiempo, mi forma no se alterará a sobremanera. Mi interior, abastecedor de prejuicios y carnes blandas, será visitado por muchos, algunos se hospedarán, pero nadie se quedará. Seré un lugar de paso y en mi vivirá un recuerdo que se transforma cada día, con cada llegada y cada abandono. Llegará el momento en el que me secaré, los animales que antes se aventuraban en mis vísceras dejarán de llegar y seré finalmente devorado por el matorral. Seré una planta trepadora y lanzaré mi semilla desde lo alto. Seré el águila de los mares, seré el pez que dicha águila cazó, seré el anzuelo y la carnada. Algún día de esos también, mientras me encuentre cambiando de forma, adaptándome a nuevo cuerpo, mi espíritu se secará como se secaron mis carnes y caeré definitivamente en un hoyo, en una profunda fosa común, junto a todos los cuerpos que ocupé, miles de ellos, millones, y yo, entre ellos, debajo de ellos, sobre ellos, rodeado, completamente rodeado. Solo.
:06> Los días se irán lejos, los veré en la distancia. Seré el ser que no envejece, el asesino de niños, el que se afirma en la vejez como se afirman los clavos a Cristo, que ahí a quedado, confinado al tiempo eterno, y no envejece, y no envejece. Me iré después a la tierra de los míos despojado de todas mis habilidades. Me arrastraré, caminaré, correré, volaré. Llegaré al tercer día, tal cual llegan todos lo castigos. Soy justicia. Tomo formas que los hombres desconocen, me hago sentir, toco, huelo, sueno, me veo. Soy un aroma policromático que se filtra por los oídos. Ahora me expando, nada me detiene, sólo lo vasto del espacio que he de ocupar, tardaré años, habrá tiempo para todo, incluso habrá tiempo para que los tiempos se acaben, para que descubramos cuál es el último número, para vernos obligados a tomar como referencia las palabras para medir la duración de nuestros actos; una sílaba se bastará a sí misma para vivir toda la vida de un hombre, palabras más extensas equivaldrán a generaciones enteras, con sus muertos, sus ritos y sus taras. Perfeccionaremos nuestro arte y habrán oraciones tan complejas que finalmente nos llevarán al momento exacto donde el tiempo sea un sólo instante.
:07> Pienso por instantes. Mi idea primera es un impulso de la segunda y causa de la tercera. Esto me plantea un problema. Me preocupa. Pensar no es un acto reflejo. Somos humanos. Nos vemos a los ojos y los párpados nos pesan siglos. No podemos mirar a nuestra madre a la cara. Imaginémonos como los herederos de una catástrofe, como el vestigio de una desgracia más antigua que la primera puta. Venimos del error original. Somos hijos de un equivoco, y somos lo que pensamos que somos. Somos, entonces, pensadores por consecuencia. Y a efecto de matar la duda movámonos en el plano de la incertidumbre. Dudemos de todo, dudemos hasta de que hay que dudar de todo. Estando así las cosas nos vamos de cabeza a la conclusión postrera. En los momentos en que no pensamos no somos, porque no podemos ser eso que no imaginamos. Existe el que imagina. La imaginación es sobreponer momentos sobre momentos, olores sobre dolores, cambiar el azul del cielo por el rojo de la sangre y ubicarlo en el piso. Pero construimos civilizaciones empeñadas en ver el cielo azul y la sangre corriendo por la venas y no por los causes de los ríos, edificamos un mundo de oficinas y creencias sin valor alguno, nos vemos obligados a repetir una y otra vez, hasta el vómito, la misma mierda que han hecho nuestros padres y los padres de nuestros padres. No imaginamos = no pensamos = no existimos. Pienso también, preso de la misma duda, que de aburrimiento no debería morirme, sería espantoso. Quiero ver algo, un color, un mar, un pájaro, quiero poder decir que he visto la decadencia, pero no puedo, cuando nací ya todo estaba en ruinas !no fue mi culpa!... Pero aquí estoy. Las cosas empeoran, y lo hacen precisamente porque no cambian... todo empeora, no sé por qué camino o por qué hago un brutal esfuerzo por no olvidar la mecánica de aquel acto primitivo de respirar. No respirar más, no será difícil de lograr.
:08>Quiero salir, quiero salir. Quiero poder quedarme cuando convenga quedarse y salir cuando convenga salir. Quiero poder decidir mi ubicación, quiero poder cerrar mis ojos y mantenerlos así mientras me anulo y me voy y sonrío y sueño y descanso. Quiero ser como una piedra abandonada a la orilla de un río, que descansa estática e ignorada, pateada a veces, es cierto, pero pateada con respeto, con temor, bajo la amenaza de romper los dedos y quebrar las uñas. Quiero ser un lago, pacífico y azul, que se mece con el viento y puede matar a quien lo invada con una ola inesperada, quiero ser la ola que quiere alcanzar la luna, quiero ser la luna y ver todo desde arriba, sin que nadie pueda tocarla. Nadie.
:09> De mi pasado queda una sospecha. Vengo de situaciones improbables, que pudieron pasar como pudieron no haber pasado. Hombre de recuerdos inciertos, puedo imaginar mi pasado, extenderlo sobre el presente, proyectarlo al futuro, y más allá. Nada le será negado a mi memoria. Cuando vea un hermoso monumento podré decir "eso lo hice yo" y mi memoria no opondrá protesta. Las buenas acciones también cabrán en este rango, habré amado a todos por siempre y desde siempre. Pero moriré, esta certeza se ha vuelto recurrente, y todos estos recuerdos falsos se quedarán aquí, enterrados hasta que alguien venga por ellos y sepa darles alguna utilidad. Adonde sea que vaya lo haré solo y con mis verdades, perderé la habilidad de mentirme, seré despojado de toda mi astucia y me veré reducido a lo que soy, sin las extravagancias que me he sabido dar, sin vestiduras, sin desnudez. Ya muerto no tendré a quien engañar, así que tal situación no representa, en apariencia, perjuicio alguno. Así las cosas nada temo respecto a esto después del último día. Nada temo excepto la nostalgia. !Ah! !Qué larga será la espera por una vida que ya se fue y no volverá más! !Cuán grande será mi esperanza! !Cuán grande la frustración y el desencanto! Extrañaré tantas cosas, tan pocas en verdad. Extrañaré algunas cosas:
*La mano que se estira, sucia y temblorosa, buscando mi amistad sincera.
*Mi irrefutable no ante tal propuesta.
*La gente que se acerca sin ofrecer la mano.
*La gente que da la espalda.
*Las espaldas, todas las espaldas, dadas o negadas.
*Los perros.
*El aliento de la gente que me odia
*El olor de los gritos de las mujeres heridas.
*Los animales que vuelan a ras pudiendo hacerlo sobre las nubes.
*Las nubes que no se derrumban, que se mantienen allá, firmes, con su forma de nube, sin perder la compostura, reteniendo el agua, viendo como abajo nos morimos de sed, disfrutándolo.
*Los niños y la soledad de sus almas inocentes, incapaces de amar, de sentir piedad, piedad.
*Mis manos.
*La nulidad, la paciente espera del alba.
*Despertar, sobretodo, extrañaré despertar.
:10> Noto que mi ventana no corresponde a ninguna forma geométrica por mí conocida. Desde mi lecho se ve que el espacio es suficiente como para que yo pueda salir por ella. Al acercarme ni siquiera puedo sacar la mano y los ojos empiezan a sangrarme. Roja es la mesa, rojas mis uñas, rojo el sol. Rojo.
:11> La melancolía, lejana a otras condiciones humanas deplorables, me arrulla en sus garras, me corta el cuello, me desangra. Mi cabeza me habla de eso, me cuenta sobre la hemorragia. No la escucho, no. Jamás lo haré. Pero tiene mis ojos y yo sólo puedo sentir. No lo haré, no. Jamás. Es una certeza. Pero mis ojos ven. Me desaré de ellos, sí, eso haré. No, no puedo. Los ojos continuan ahí, viendo.
:12> Sangre roja sangra, roja sangre roja sangra, roja sangre roja. Roja.
:13> No pasa nada. |