LAS CARRETAS
Las CARRETAS fueron el primer medio de transporte conocido en la Argentina en las zonas alejadas de los ríos navegables. Llevaban cargas y pasajeros entre ciudades, pueblos, postas, fortines y estancias. De forma rectangular, estrecha y larga, con techo de cuero o paja, estaban montadas sobre dos altas ruedas de hasta tres metros de diámetro que le permitían vadear ríos y arroyos. Eran arrastradas, por lo general por yuntas de bueyes. La cantidad de bueyes aumentaba conforme al tamaño de la carreta.
Estos antiguos carromatos recorrían hasta seis leguas -unos veinticinco kilómetros- en un día. En travesías extensas, se reunían en caravanas numerosas como una estrategia de protección recíproca. En los descansos o paradas nocturnas, se colocaban en forma de círculo para una mejor organización de la defensa contra los ataques enemigos, de animales feroces, o de las inclemencias del tiempo, principalmente del viento.
En sus largos itinerarios, fueron marcando huellas por el campo con admirable sentido de orientación y aprovechamiento de las mejores condiciones del terreno, de tal modo que mucho tiempo después, por esas mismas huellas, fueron trazadas las rutas que hoy surcan el país. Asimismo, fueron las precursoras de la fundación de las líneas de fortines, postas, poblados, ciudades de la actualidad, y posibilitaron en muchas zonas el trazado de las líneas del Ferrocarril.
Un problema a resolver por los viajeros era la provisión de alimentos durante los extensos viajes. Para ello, estos osados caminantes se valían de la fauna de cada lugar.Además, los cueros y pieles de guanaco, ciervo, huemul, zorro gris, hurón, chinchilla, nutria, puma, gato montés, fueron las preciadas mercancías de sus primeras manifestaciones comerciales.
Las carretas fueron testigos de los malones de las comunidades indígenas que intentaban infructuosamente defender sus tierras del avance de la colonización. Los pajonales representaban un lugar de refugio o escondite tanto para estos carros como para los gauchos cuando huían de la partida policial o del malón.
Tiempo después, el progreso trajo las veloces galeras, tiradas por caballos, y así fue llegando el fin de las carretas y los carreteros. Aún así, nadie puede desconocer su protagonismo en los comienzos de nuestra historia, en los viajes hacia todos los puntos cardinales del país y en el trazado de los caminos. Quizas con impotencia y dolor asistieron, más que al encuentro, al desencuentro entre dos etnias, entre dos culturas, que aún están buscando la manera de reconocerse.
-----------------------------------------------
_________________________________
Mi agradecimiento a "saraeliana" por su colaboración literaria en esta narraciòn.
_________________________________
LOS EJES DE MI CARRETA - Milonga
Letra: Romildo Risso
Música: Atahualpa Yupanqui
Porque no engraso los ejes,
me llaman abandonao;
si a mí me gusta que suenen,
¿pa’ qué los quiero engrasaos?
Es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella;
demasiao largo el camino,
sin nada que me entretenga.
No necesito silencio;
ya no tengo en qué pensar.
Tenía, pero hace tiempo:
ahora ya no pienso más.
Los ejes de mi carreta
nunca los voy a engrasar
|