La imagen Desafío Fue la fotografía “Metro de Santiago” de Italo Arriaza:
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Seleccionar "URBANO" Fotografía N° 84
GANADORES (empate):
ECCE_HOMO con el cuento “Lluvia de cicatrices”
THEONLYERATH con el cuento “regreso a casa”
SEGUNDO LUGAR:
DAININI
Gadeira
Guerrero_Azteca
TEXTOS GANADORES
Lluvia de cicatrices
Te pido que no me mires con esos ojos que lastiman. Aunque ni yo me lo crea o nada en este andén lo sugiera, estoy vivo. Vivo de esa vida que cada ser ha prefabricado. Soy uno más en este vagón de del subterráneo. Somos entes que deambulamos en las entrañas de nuestra urbe, escondiéndonos del sol.
Si, estoy en el ocaso. Tú me miras como si fuese un cúmulo de vivencias, de sacrificios y de rugosas cicatrices. La vida es una bendita mierda llena de túneles. Llena de viejos decrépitos que circulan sin rumbo. Que se sientan en un vagón de tren para ver pasar la vida como una película en cámara lenta.
Ríete ahora. Vamos, retrátame para tu efímera fama de joven artista en las fauces de la tierra. Soy tu antigua memoria. Soy lo que serás y, vendrá otro metro, otra vida, otro joven que te mire a ti. Que vea ese cúmulo en ti.
Lo que queda siempre, aunque aquí abajo no lo pareciera, es simplemente la lluvia, una grotesca lluvia de cicatrices. Te bajas? Ya te harté? Ya sientes la nausea del paso del tiempo, del estancamiento en este avance de andén en andén?. Te veré en el infierno querido amigo y, quizás ahí me comprendas y dejes de mirarme detrás del lente…
Ecce_homo
Regreso a Casa
Regresaba como todos los días de su trabajo, eran cuatro horas las que le tomaba recorrer la distancia desde la fonda donde trabajaba lavando platos hasta las afueras de la ciudad. Trabajaba 12 horas para poder mantener a sus cuatro hijos. La madre de los niños lo abandonó por otro hombre, tenía más de seis meses que se había ido, se llevó lo poco que tenían, le robó el corazón.
Esa noche hacía mucho frío, se imaginó a sus hijos durmiendo, Juan, Pedro, Anselmo y Carlitos, peleándose por la única frazada para taparse, una pequeña sonrisa se reflejó en su rostro, pero fue tan solo un instante. La tristeza lo volvió a inundar.
En la colonia que vivía no había electricidad, tampoco agua corriente. La mayoría de las casas era de palos con techos de lámina de cartón y estaban casi juntas. Las calles estaban llenas de lodo y suciedad.
Estaba absorto en sus pensamientos cuando el ruido de unas sirenas lo volvieron a la realidad. Ambulancias, carros de bomberos y de la policía rebasaban a gran velocidad el autobús donde viajaba. Tuvo un mal presentimiento.
El autobús se detuvo antes, como a un kilómetro de su destino. A lo lejos el brillo de llamas iluminaban los cerros. Un incendio de gran magnitud acaecía esa noche. Se horrorizó de tan solo pensar en la suerte de sus hijos. Bajó del transporte y corrió con todas sus fuerzas, burló la barrera de seguridad, varios guardias quisieron darle alcance sin suerte.
Llegó al lugar donde debería estar su casa. Los bomberos luchaban contra las llamas sin suerte. Intentaba gritar pero su garganta estaba seca con el calor. Cayó de rodillas al suelo enlodado, recuperó el aliento y se lanzó a las llamas. Un bombero intentó detenerlo, pero no tuvo suerte.
Esa noche murieron más de 100 personas. Pero alguien había muerto mucho antes de salir de su trabajo, regreso a casa.
Teheonlyerath
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