Lloré porque me acordé de ti. Lloré porque estoy sin ti.
Lo abracé, y mis lágrimas pude compartir.
¿Qué es este hondo pesar? ¿Acaso tú me lo puedes decir?
¿Cómo puedo dejar de sentir? ¿Cómo sé lo que debo decir?
¿Hay alguien aquí?
Porque me siento sola. Ha pasado una hora. Y sigo sintiéndome sola. ¿Qué hago ahora?
¿Ves aquellas olas? Están tratando de alcanzar una estrella, pero la arena no las deja.
El viento habla, la noche calla. Yo sigo sola.
Observo aquellas hojas, unas verdes otras rojas. Ya no caen. Ya no bailan. El viento ya no habla.
La noche salta, la luna revienta en las estrellas, el sol se enoja. Ya no brilla.
¿Por qué quería brillar? Para llegar a ser estrella, pero ya es estrella. Aún no es como ellas. Busca la felicidad, ya no aguanta la soledad.
Las sonrisas saben a humedad. La humedad del río ha comenzado a inundar todos los sentimientos que trato de ocultar.
Así fue como comencé a llorar. Y solamente el río te lo puede contar.
¿No le quieres preguntar?
Texto agregado el 13-09-2003, y leído por 221
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Lectores Opinan
24-09-2003
Cuántas veces ese río que es la existencia nos ha visto llorar a todos... imposible decirlo. Imposible también preguntarle. Saludos. Profugo
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