El cuidador de la leyenda.

A lo lejos ya se lo podía divisar,es más,hasta diría que era difícil imaginar que él no estuviera allí .Siempre lo había estado,como también lo habían estado su padre y el abuelo,quien recibió de su señor la orden de no permitir jamas que el pozo sea destapado.
La ladera de la montaña recordaba todavía aquello que los hombres ya habían olvidado.Terrazas cubiertas de olivares y campos de ondulantes trigales dorándose al sol que antaño fueron testigos de esa historia,que transformada en leyenda,les contaba a los viajeros que acampaban al pie de la montaña negra,antes de continuar su viaje atravesé del desierto
Ehsan,el viejo cuidador del pozo, contaba a los viajeros que:por aquellos años,en que su abuelo era todavìa un joven trabajador en estas tierras,su dueño era un rico mercader llamado Aibak
Aibak era dueño de todo el valle y del único pozo de agua que regaba a esos campos y en el cual los caravaneros llenaban sus odres del indispensable liquido en vísperas de su partida hacia más allá del horizonte.
Gentes de todos lados llegaban a esta comarca en busca de trabajo;entre otros tantos también Zinad y su hijo adolescente Gushan, que habían llegado de las lejanas montañas en busca de un nuevo porvenir,de un nuevo hogar. Su aldea había sido arrasada y saqueada por una orde de bárbaros asaltantes.La muerte de su padre ,asesinado en el ataque,dejo a Gushan al cuidado de su madre; para él las cosas eran distintas,siendo ahora el hombre de la casa,era él quien debía cuidar de su progenitora
La llegada de Zinad y Gushan no había pasado desapercibida para Aibak.Zinad era una bella y esbelta mujer que sobresaltaba entre las demás también por eso,pero no sólo por eso,era dueña de un fuerte carácter y muy buena trabajadora.-
La presencia de Aibak en los campos empezó a ser más asidua.Aparecía no solo en época de cosecha o de esquila como era su costumbre. Aibak y Zinad fueron conociéndose y llego a haber entre ellos una verdadero amor secreto.
Todas las noches Zinad bajaba al pozo a llenar los cántaros de agua ,allí se encontraban y pasaban largos momentos juntos,conversando y compartiendo esa soledad en que cada uno de ellos se sumergía cada noche en el silencio de su cama.
Una noche al ver que su madre se demoraba más que de costumbre Gushan bajo al pozo y los vio abrazados,bajo la luz de luna.En un arranque de celos se arrebato sobre ellos separándolos de un fuerte empujón.
Zinad trastabillo entre los trozos de un cántaro roto y cayó sobre una roca golpeándose en la nuca . Un hilo de sangre tejió entre sus cabellos una mortal tela de arañas .
Aibak atónito no logro evitar que Gushan al ver a su madre muerta se arrojara al pozo de agua.
Inertes fueron los esfuerzos por recuperar su cadáver .Dicen que Aibak ordeno a sus criados que también Zinad sea arrojada al pozo y que luego sea clausurado con una gran roca a modo de lápida. Sus consejeros le dijeron que de hacerlo los campos se secarían ,pero el no quiso escucharlos .
La roca fue traída desde las mismas montañas de donde llego ella.Y según lo ordenado el pozo quedo herméticamente cerrado.
Los campos y sembrados se fueron secando lentamente , como el corazón de Aibak .
Los criados y trabajadores abandonaron el lugar,salvo unos pocos que se quedaron hasta la muerte del señor.
Dicen que después que eso ocurrió la tierra lloro por su muerte en forma de manantial .Ese mismo manantial que desde entonces orada la roca en busca de su amada.

© Norberto Adrian Mondrik.