Una niña de pelos negros se posa en mi ventana,
Es pequeña y se ve muy frágil.
Siempre la veo peinarse o mirar al cielo
Muchas veces juega con mi pelo también,
Sé su nombre, se su edad, se de sus padres,
Pero no sé por que me acompaña sin dejarme jamás.
Su cara dibuja claramente su inocencia,
Cuando en el marco se posa, me regala siempre una sonrisa
Dolorosa, lastimosa, cual adivina me mira con pena y desolación
Su manitas tan pequeñas cada vez que se retira de mí visitada ventana
Deja sus huellas marcadas, como marcada a mi me dejo.
No quiero dejarla, pero pareciera que es hora que ella se vaya
Cuan bella su inocencia se posa al ver,
Danza muchas veces cuando la luna se entreteje,
Veo como me teme, y es que yo mas miedo tengo de verla crecer
Cuando se ríe, me estremece, vibro cual rama de sauce
Es que su ternura se quebra tan fácilmente,
Por que no soy yo, la que se puede posar en esa ventana,
Libre, inocente…
A ella la mataron, y siempre me pena, no se si es por que
Me cuesta ver la realidad, o conformarme con esta realidad.
Pero la lastima me corroe, su carita opacada,
Por que no pudo ser distinto, por que la destruyeron…
Solo la veo, pues no puedo ayudarla en nada.
Y eso solo me permite decir a los cuatro vientos
Que su vida no la vivirán mis hijos…
Por que mi vida, servio para que logre evitar tanto dolor,
Tanto fracaso ajeno,
Pues detrás de un mundo perfecto, que mis ojos veían,
Había un basural de pudrición estratosferita, que a las 13 lunas
No logras entender.
Ahora solo me queda decirle adiós. A esa inocencia destruida,
Para dar paso a la mujer con yagas que soy hoy.
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