Hoy de postre me he cogido un kiwi. Es la primera vez que lo hago desde que como en el self-service porque no se si seré capaz de pelarlo y comérmelo sin acabar toda llena de zumo, sucia y pegajosa.
Bien, vamos allá.
Aprendí a comerlo partiéndolo por la mitad y vaciándolo con una cuchara, pero si tengo tiempo en casa lo que hago es partirlo en rodajitas y ponerlo en un plato con azúcar por encima. Hoy tengo tiempo, pero no azúcar ni un plato limpio y no sé que tal cortará el cuchillo que me dan. Tengo la sensación de que no muy bien, así que será conveniente utilizarlo lo menos posible. Parto el kiwi por la mitad. Ahora necesito una cuchara pequeña. Me acercó a la caja de donde se cogen las cucharas pequeñas, la mayoría de los días cuando voy a por una ya se han acabado así que aprieto las manos fuertemente y deseo que aún quede alguna. Creo que no lo he deseado con demasiada fuerza. No hay. Miro en la caja de las cucharas grandes. Va a ser un poco complicado pero creo que me apañaré, lo importante es que he conseguido una cuchara.
Sigamos con el kiwi, ya lo tengo partido así que introduzco la cuchara, ......, esta duro, hago un poco más de fuerza, .... Rectifico, está durísimo y si al final consigo sacar algo creo que va a acabar en la cabeza de los de la mesa de al lado. Creo que lo de la cuchara no era un buen plan, porque además una cuchara grande es muy poco manejable.
Paso al plan B: quitarle la piel e irlo partiendo con el cuchillo en cachitos a la vez que lo voy comiendo. No es tan limpio como el plan anterior, pero servirá. Luego me lavaré las manos y ya está. Voy quitando la piel poco a poco. Tenia razón al pensar que el cuchillo no cortaría bien, pero más o menos me voy defendiendo con él. Ya tengo la primera mitad sin piel, me ha costado un poco pero lo he conseguido. Mis manos empiezan a estar un poco pegajosas pero no pasa nada, tengo servilletas de sobra. Voy a por el primer pedacito, ...., ¿esto es un kiwi o una piedra verde camuflada?, ... Ya sé, el cuchillo no es malo, es una mierda. Tendré que hacer una pequeña modificación en mi plan. Total, ya tengo las manos pegajosas.
OH!!! Que bueno, que dulce!!! Riquísimo!! Saboreo ese jugo ácido que recubre las paredes de mi boca. Pero ese jugo ácido y pegajoso empieza a chorrear por mi muñeca. Servilletas!!! Mi bandeja está llena de servilletas empapadas. Y todavía me queda la otra mitad!!
Repito la operación con la otra mitad del kiwi, aunque con las manos todas pegajosas se me resbala el cuchillo y no se si seré capaz de acabar la operación sin heridas de guerra, ¿heridas de guerra?... ¡que bien que tenga este mega cuchillo que no corta ná!! Apuesto a que por eso ponen estos y no unos que corten mejor, porque hay mucha más gente tan patosa como yo.
A cada mordisco que doy siento esa sensación ácida que te hace como estremecerte y lo admito, me encanta. De repente veo discurrir por mi brazo una gota verde que va directa a mi camisa. Veamos si queda alguna de esas finísimas, casi transparentes servilletas, vale, quizá he exagerado, pero por su capacidad de absorbencia se podría decir que lo son. Siiii, conseguí detener a la valiente gota antes de cumplir su misión. Y me doy cuenta de que yo si he conseguido la mía, aunque sólo en parte porque era comerme el kiwi lo más limpiamente posible y he acabado como una cerda. Pero da igual, estaba buenísimo.
Recojo la bandeja y la llevo al carrito que le corresponde y luego voy al baño para lavarme un poco. Es maravillosa la sensación de que toda tu boca sepa a kiwi. Hasta el rinconcito más pequeño tiene restos del delicioso néctar. Disfruto buscándolo con la lengua y saboreándolo una y otra vez. Y al pasarla por mis labios, descubro su sabor a kiwi y pienso en el placer de un beso en estos momentos.
Y en mi mente aparece un último pensamiento, pensar que hay gente que mata este sabor con el de un cigarrillo. Ni siquiera lo mataré con el de la pasta de dientes, esperaré a que se vaya, y luego entonces disfrutaré del sabor a menta.
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