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La estación de tren está vacía, a excepción del hombre que ocupa la banca más alejada a la entrada. El reloj con su infinita paciencia y su interminable andar trata de hacerle llegar el mensaje de la eternidad: no te impacientes, todo llega cuando tiene que llegar.
El hombre no lo escucha, permanece absorto, en espera del tren de las doce y media. Ahí tiene que venir, piensa. Y evoca los días en los que juntos recorrían el pueblo, sin destino fijo, sólo caminando. A veces, en verano, mojándose con la lluvia, libres de cualquier atadura. A veces, en invierno, buscando un lugar tibio para continuar con las charlas que comenzaban en nada y terminaban en grandes discusiones acerca de filosofías de vida, problemas existenciales o simplemente futbol y que parecía que nunca terminarían, hasta que el padre de ella salía a buscarla y que entonces dejaban en pausa, hasta la próxima vez que fueran recordadas.
A lo lejos el sonido del tren retumba como anunciando lo inevitable. Un dejo de esperanza no abandona la mirada ansiosa del hombre que, a pesar de todo, sabe que esos vagones - al igual que su vida - vienen vacíos.
La gente comienza a bajar y el hombre confirma su sospecha: el tren está vacío de Elena. Sólo gente y más gente, personas en las que la multitud trata inútilmente de individualizarse, rostros que se olvidan en el acto.
Pronto la estación del tren está vacía nuevamente, a excepción de un hombre con un dejo de esperanza en la mirada que espera el tren de la una y cuarto. |
Texto agregado el 27-08-2003, y leído por 2143
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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15-04-2004 |
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Buen relato, bien contado, bien cimentado, como para construirle un segundo piso, adornarlo y completar el rompecabezas, que así en una sola pieza tiene unidad y belleza. Felicidades. bartlebymex |
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10-10-2003 |
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Mis comentarios en el Taller. saludos pedromarca |
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26-09-2003 |
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Qué curioso. Coincidimos en nuestra fascinación por los trenes.
Buen relato. MARGARITA-ZAMUDIO |
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01-09-2003 |
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Bien logrado, un buen canto a la esperanza. "Pronto la estación del tren está vacía nuevamente, a excepción de un hombre con un dejo de esperanza en la mirada que espera el tren de la una y cuarto". Buena técnica esa de terminar con el principio y empezar con el final: asi es la esperanza, redonda y sion fin. juanramon |
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27-08-2003 |
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Profugo, una prosa limpia, pausada, sin prisas como rio que se desplaza lento por algun paraje solitario.
todos esperamos a alguien. " espero una mujer revuelta de mariposas"
me recordo este verso
felicidades y mi voto para tu prosa
ruben sendero |
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27-08-2003 |
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Qué relato más bonito. Lleno de nostalgia y de una espera que el personaje se empeña en mantener a pesar de todo. Con tu permiso lo imprimo y me lo llevo a casa para que sea parte de mi lectura cotidiana. Cuesta abandonar las maravillas. Saludos. MCavalieri |
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27-08-2003 |
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Estimado, este texto es de gran belleza.Ha sido estupendo comenzar la mañana con una página de esta calidad. Felicidades
hache |
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27-08-2003 |
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Ay Solís, su relato ha tocado mis cimientos. En terminos narrativos tambien me ha dejado con la boca abierta. Es una joya... y una gran casualidad con mi tocaya. Si la ve, dele un beso y saludela de mi parte. Cinco estrellas. Gabrielly |
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